UNIDAD
Y COMPAÑERISMO EN LA IGLESIA
Mejor son dos que uno,
porque tienen mejor paga de su trabajo, porque si cayeren, el uno levantará a
su compañero; pero ¡ay del solo! Que cuando cayere no habrá segundo que lo
levante. Eclesiastés 4:9-10.Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su
vida por sus amigos, Juan 15:3.
¡Mirad cuán bueno y cuán
delicioso es habitar los hermanos juntos y en armonía, salmos 133:1
Padre santo, a los que me
has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno así como
nosotros…Santifícalos, (apartados para uso sagrado), en tu verdad; tu palabra
es verdad…para que todos sean uno; como Tú, oh Padre, en mí, y YO en ti, que
ellos también sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
Juan 17:11-21.
Jesús sabía que sin compañerismo en amor fraterno en su Iglesia el
mundo no podría creer en Él, por eso oró por la unidad en Juan 17. Jesús
rogó al Padre para que guardara a sus discípulos en unidad. El amor de hermanos
en el corazón del cristiano es el motor que mueve a la compasión solidaria y la
empática hacia los demás en el fruto del Espíritu. Para que
no hayan desavenencias en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen
los unos por los otros,1 Corintios 12:25-26 y Gálatas 5:13b.
Para que el mundo crea, debe palpar evidencias de unión y
fraternidad entre los cristianos. Donde se exprese correctamente la comunión
cristiana, allí está el amor de Dios y donde está el Espíritu de Dios, allí hay
libertad, allí enviará Jehová bendición, y vida eterna. ¡Esta es una realidad
espiritual que hoy toda la Iglesia necesita desesperadamente! 1 Juan 1:3 y 1
Corintios 1:10-17.
La sociedad actual afronta una gran crisis relacional, carecemos
de fraternidad y unión de hermanos en paz, solidaridad, acuerdo y armonía
debido al individualismo, la competencia, el egoísmo, la envidia, la codicia,
el afán de riquezas fáciles, el legalismo, la religiosidad y el deseo desmedido
de poder y fama; nos cuesta hallar una verdadera amistad, en muchos casos nos
aislamos de la gente, nos volvemos solitarios y nos elevamos de la realidad en
vez de hacernos bien, lo cual produce grandes males, no solo a nivel personal,
sino familiar y social.
Es de suma urgencia rescatar el diálogo entre hermanos para
cultivar relaciones significativas porque definitivamente nos necesitamos unos
a otros. El plan de Dios es que fomentemos la unidad y el compañerismo en amor,
para que podamos ayudarnos, sostenernos y progresar en equipo como un todo, si
procuramos el bienestar ajeno, el nuestro ya estará asegurado, porque El que da
al pobre, no tendrá falta de nada, Proverbios 28:27, A YHWH presta, el que da
al pobre, Proverbios 19:17.
Fundamentándonos en las raíces hebreas en que está escrita la
biblia, la unidad se basa en hermandad, compañerismo armonioso, intimidad de
familia y asociación de colegas unidos con la finalidad de trabajar juntos para
cumplir una misión y propósito comunitario, en lazos de amistad y afecto
estrecho que se respetan, se protegen y se ayudan como pares inseparables.
El compañerismo que Dios anhela en su iglesia es esa clase de relación
especial donde predomina su amor, un amor que valora y reconoce al otro como
parte de un todo unido, que sigue el ejemplo de Jesucristo por la humanidad: es
unidad es un vínculo correlacional de cordialidad y cooperación para generar un
impacto superior en medio de diferencias y particularidades de los miembros del
cuerpo, manteniendo un ambiente de paz y alegría, para llevar a cabo su encargo
con excelencia. El amor entre hermanos es un asunto de santas, buenas y sanas
relaciones, entre personas que han sido salvadas y lavadas en la sangre del
Cordero y ahora tienen vidas renovadas en el sacrificio de la cruz y el poder
del Espíritu Santo con que cada uno ha sido sellado como propiedad del Creador.
La amistad con Dios y las sanas relaciones entre el pueblo de Dios
son el resultado de nuestro compañerismo con
Cristo, al conocerlo íntima y personalmente podremos compartir
experiencias divinas con quienes nos rodean.
Hay
la necesidad latente en el corazón humano de que Dios nos hable, nos aconseje,
nos ofrezca su opinión y podamos movernos en su perfecta voluntad con respecto
a la vida y lo que Él espera de cada uno, y eso puede lograrse teniendo unidad
entre hermanos.
La
vida cristiana es primeramente compañerismo con
Dios, luego con los hermanos, esto nos permite pertenecer a su familia
e identificarnos con Cristo, El compañerismo cristiano como un estilo de vida de fe nos
capacita para permanecer cerca unos de otros sea en tiempos felices o de
dificultad, para llamarnos, visitarnos, colaborarnos y darnos cuenta que todos
navegamos en el mismo barco, es así como podremos crecer integralmente, juntos, para
que sean consolados sus corazones, unidos en amor,..Colosenses 2:2a.
Para poder
estar unidos requerimos tener a Cristo como el centro de cada una de nuestras
vidas, creer y estar firmes en sus instrucciones con el fin de practicarlas en la
amplia esfera de los vínculos relacionales y la comunicación dentro del cuerpo
de Cristo en la esencia del evangelio que es el amor que brota del corazón de
Dios, con una actitud correcta de templanza y misericordia ante cada situación
que se nos presenta a diario, sean pruebas o bendiciones, Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en
todas nuestras tribulaciones para que también nosotros podamos consolar a los
que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que
nosotros somos consolados en Dios, 2 Corintios 1:3-4.
Unidad
y compañerismo nos obliga a conservar una actitud sabia e inteligente de consideración
a nuestro prójimo, lo cual se refleja en palabras amables, gestos cordiales y
un espíritu de servicio disponible e incondicional hacia los otros…que
ninguno pague a otro mal por mal…procuren hacer siempre el bien, tanto entre
ustedes mismos como a todo el mundo, 1 Tesalonicenses 5:15.
Jesús
es nuestro mayor ejemplo de trasparente compañerismo, Seis días
después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a
un monte alto; y se trasfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como
el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz, Mateo 17:1-3. Jesús se les reveló de
tal manera que ellos pudieran conocerlo y entender realmente quién era Él.
El compañerismo cristiano debe producir unanimidad de intenciones
puras, acciones sanas, relaciones limpias y trasparentes de verdad y afecto,
que nos permitan ponernos en el lugar del otro para socorrerlo como familia, Entonces
llegó Jesús con ellos a un lugar que se llamaba Getsemani, y dijo a sus
discípulos: Siéntense aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro,
y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran
manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte;
quédense aquí y velen conmigo, Mateo 26:36-38. Vemos a Jesús que
nuevamente buscó compañía y apoyo de sus más cercanos compañeros y amigos, a
quienes les expresó sin sentir vergüenza la angustia que estaba sintiendo en el
momento más difícil de su misión.
Nuestra unidad debe redundar en la fraternidad de los hermanos,
caracterizada por la comprensión y el respaldo ante la necesidad y el dolor del
otro, para que sea un compañerismo que empieza en casa y llegue hasta lo
último de la tierra. Con el misericordioso te mostrarás misericordioso,
y recto para con el hombre íntegro. Limpio te mostrarás para con el limpio, y
severo serás para con el perverso. Porque tú salvarás al pueblo afligido, y
humillarás los ojos altivos, Salmos 18:25-27. Y todo esto se fortalecen en
la medida que cultivamos la comunión con Dios, Filipenses 1:3-5.
Nuestra condición de redimidos en Cristo y sellados con el
Espíritu Santo, nos responsabiliza para ser esforzados, manejar con seriedad y
compromiso nuestra vida relacional en el lugar donde nos desarrollamos a
diario, y como embajadores del reino de Dios poder ser verdadero reflejo de
Cristo, “Si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos
con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado, 1 Juan
1:7.
La vida de oración, el conocimiento de la biblia y la dependencia
de Dios nos afina el alma, nos madura y nos transforma el carácter, para
comprender a los demás con bondad, movernos con generosidad, desarrollar la fe,
ser trasparentes y agradecidos en la convivencia, mejorando nuestra capacidad
de dar-recibir y facilitando el camino de la amistad y la fraternidad, “Ustedes
mismos son la carta de recomendación que necesitamos: una carta escrita en
nuestro corazón, la cual todos conocen y pueden leer. Y se ve claramente que
ustedes son una carta escrita por Cristo mismo y entregada por nosotros; una
carta que no ha sido escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente,
una carta que no ha sido grabada en tablas de piedra, sino en corazones
humanos.” 2 Corintios 3: 2-3. DHH.
El salmista nos enseña en Salmos 133, que cuando
el pueblo de Dios habita unido y en armonía, Dios los bendice, porque es la
intervención Divina lo que hace que la integración y lo relacional en la
congregación sea especial. David describe amistad entre creyentes como algo
“bueno” y “delicioso”. Esta expresión de unidad armoniosa es lo que
llamamos compañerismo entre hermanos que participan de
una fe común que va de la mano con nuestro amor a Dios. El compañerismo y
la unidad son importantes porque es el fruto de la comunión entre los hijos de
Dios que se describe en las Escrituras con la frase: unos a otros,
implicando:
a. Unidad posicional dentro del cuerpo de Cristo, guardando
la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.” Efesios 4:3. Es como un gran árbol
que crece en el campo poco a poco echando sus ramas, enfrentando sacudidas,
adversidades e inclemencias del tiempo para que se fortalezca y se enraíce
firme y fuertemente. Esta cohesión unánime de amor entre hermanos la produce
sólo el Espíritu de Dios. Y debe ser una realidad de afecto y aceptación, una
tarea posible cuando Dios gobierna la Iglesia, Y el Dios
de toda gracia que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que
hayamos padecido un poco de tiempo, Él mismo nos perfeccione, afirme,
fortalezca y establezca, 1 Pedro 5:10, Efesios 5:21 y 30.
b. Una buena y deliciosa fraternidad en humildad, soportándoos con paciencia
los unos a los otros en amor” Efesios 4:2. Los hermanos deben ser unidos con humildad para llevarse bien, con
base en la verdad, alimentada por la honestidad y sustentada en el amor genuino.
La vida de la
Iglesia es mucho más que asistir a las reuniones dominicales, implica cultivar
una bella relación en conjunto, sabiéndonos escuchar con interés, atentos los unos de los otros,
orando unánimes e intercediendo, supliendo necesidades puntuales, visitando a
los que están enfermos, sentándonos para aprender juntos, unirnos para adorar y
cantar himnos, etc., crucificando el ego, con sinceridad, Y dijo Isaí a su hijo David:
lleva ahora a tus hermanos un efa de grano tostado y estos diez panes, y corre
al campamento a donde están tus hermanos. Lleva también estos diez quesos al comandante
de los mil, y mira a ver cómo están tus hermanos y trae noticias de ellos, 1
Samuel 17:17-18.
c. Una solo familia a futuro: Él mismo
constituyó a unos apóstoles; a otros profetas; a otros evangelistas, a otros
pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos
a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto,
a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.” Efesios 4:11-13. Esta unidad es el objeto
principal por la cual debemos trabajar como miembros de un organismo vivo que
es el Cuerpo de Cristo. Esta debe ser la meta que guíe todo el servicio en la
obra del Señor.
d. Unión tácita y práctica, Preocúpense
los unos por los otros, a fin de estimular el amor y las
buenas obras…animándose unos a otros, y con mayor razón, ahora que vemos que
aquel día se acerca, Hebreos 10:24-25; nuestro amor de hermanos evidencia desarrollo y progreso Aquí y
Ahora. El amor entre los hermanos no se dice, sino que se debe notar y expresar
como un sonido musical que se compone de muchas notas diferentes y sin embargo
emite una agradable y armoniosa melodía compuesta en medio de la variedad y
singularidad de personas diferentes que se sirven mutuamente, Gálatas
5:13-15.
El compañerismo cristiano hace referencia a una relación franca y
abierta de pureza, fidelidad y rectitud donde podemos refugiarnos unos a otros
para consolarnos, nutrirnos, exhortarnos y reconocer la importancia y el valor
de cada miembro del cuerpo.
Compañerismo cristiano es algo que la Iglesia de hoy debe rescatar y cosechar porque es un mandato divino que permite experimentar las circunstancias de la vida, dentro de un marco de desprendimiento y apoyo incondicionalidad a corazón abierto, “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavar los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.” Juan 13:14-15. Este texto nos enseña la disponibilidad de darnos a los demás como lo hizo Cristo para salvar, sanar, consolar, ayudar y bendecir. “Un mandamiento nuevo os doy; Que os améis unos a otros; como Yo os he amado, que también os améis unos a otros”. Juan 13:34.
Cuando
la gente se relaciona ética y moralmente, hay justicia, orden y paz en el
ambiente. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua
edificación.” Romanos 14:19; Se impulsa el progreso, el avance y
crecimiento personal y social donde todos se complementan y sostienen. Es la
sinergia y empatía celestial trayendo el reino de Dios a la tierra, Efesios
4:24-25.
El compañerismo comprende el dolor ajeno, cada vez que se
entienden y aprecian los sentimientos de alguien hay amistad y vida, Gálatas
6:2. Dios ha planeado que sus hijos hagan y den lo mejor de sí. El
Señor manda en su Palabra la ayuda mutua porque todo ser humano necesita
de alguien cuando tropieza y cae, y en algún momento todos necesitamos el
apoyo de alguien que nos extienda la mano para levantarnos.
Si no hay humildad ni sentido de servicio, la
arrogancia, la autocomplacencia y el orgullo destruirán rápidamente la fraternidad
de la Iglesia, 1
Pedro 5:5. El Señor es sabio al
ordenar el equilibrio de nuestro propio auto concepto. Romanos 12:16. Así que la amabilidad, la buena voluntad y
los buenos modales deben ser el común denominador entre el pueblo de Dios, Tito
3:2. Por lo tanto no debemos
participar de las costumbres del mundo que discrimina, o solo acepta a algunos,
debemos recibir a todos por ser creados a la imagen de Dios, Romanos
12:10. Tampoco estamos llamados a la cruel competencia, la envidia,
los celos ni a la rivalidad, Efesios 2:18-19.
Un factor importante del compañerismo cristiano es la
confidencialidad y el cuidado al guardar un secreto, en una confesión que se
nos haya conferido; es un pacto de silencio y de boca cerrada,
especialmente cuando se forma parte de un grupo de apoyo, ministerio,
seminarios, consejerías, asesorías, etc. “El hombre perverso levanta
contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos”. Proverbios 16:28.
El compañerismo
en la Iglesia es más importante que cualquier individualidad mal sana, que
lleve a la división por ambicionar fama, “no nos hagamos vanagloriosos,
irritándonos unos a otros, ni envidiándonos unos a otros, Gálatas 5:26.
Para ser tenidos por dignos discípulos de Cristo, debemos pasar tiempo unidos,
comer, orar, jugar, reír, estudiar la Biblia, y amarnos unos a otros en pureza
y santidad porque somos sal y luz de la tierra. Eso anhela el Señor entre los
suyos, “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y
mayormente a los de la familia de la fe, Gálatas 6:10.
Mg.
MEHC hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino
Satanás a esos que se apacientan dentro de
los templos, le teme a esos anónimos grupos de hermanos constantes en el amor,
la unidad y la oración, -Anónimo.
Si el pueblo se mantiene unido, siempre vencerá al 1% de corruptos tiranos y avaros.