Dale educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la olvidará. Proverbios 22:6.
Los hijos que nos nacen son una rica herencia de Dios, los hijos que nos nacen cuando somos jóvenes, son como flechas en manos de guerrero; ¡Dichoso el hombre que tiene muchas flechas como esas! No será avergonzado por sus enemigos cuando se defienda de ellos ante los jueces. Salmos 127:3-5.
Corrige a tu hijo y te dará descanso, al final te dará muchas satisfacciones. Proverbios 29:17.
Dios enseña en su palabra que los hijos son una herencia, una recompensa y bendición del cielo que nos llegan por voluntad divina como regalo y corona para la vida de los padres, pues el Dios Creador es el único que da la vida, por eso no se equivoca al darnos hijos; Él quiere que los justos tengan hijos para ensanchar su reino, y sean mañana un apoyo para la vejez de los padres, los cuales deben cuidar, criar y educar esos hijos desde temprana edad, para perpetuar en Dios vidas correctas de generación en generación, y que todos conozcan al Salvador, a través de la palabra que hace lo suyo en los corazones tal como lo dice la Biblia, Salmos 147:15, Dios envía sus mandamientos a la tierra, porque velozmente corre su palabra, Dios da órdenes a la tierra, y ella obedece inmediatamente, con el fin de poner límites y mantener a la humanidad en orden, justicia y equilibrio bajo los parámentros, fundamentos y principios de Dios. Dios es quien ordena los pasos del hombre, y lo pone en el camino que a Dios le agrada. Salmos 37:23.
Los hijos, fruto de nuestro vientre vienen a ser como flechas en nuestras manos, por eso trabajamos valerosamente para criarlos, y los guardamos en la aljaba del hogar bajo la protección parterna, para que un día salgan al mundo cuando tengan la edad y hayan aprendido responsabilidad para abandonar el nido; Dios ecanga los hijos a los padres para que les enseñen justicia y temor de Dios, por eso los hijos nunca son una carga, sino un regalo que debemos disfrutar compartiendo con ellos, y creciendo todos en todo tiempo. Padres, eduquen a sus hijos con suavidad y amor, criénlos con disciplina, pero instrúyanlos a la manera de Dios. Efesios 6:4.
La valentía de los padres consiste en ser esforzados para conservar el hogar tal como Dios lo ha establecido, educando con paciencia y corregiendo con amor, para formar hijos que respeten a Dios, se respeten así mismos y sean ciudadanos de bien, entendiendo que el propósito del SEÑOR es que lo tengamos en cuenta, obrar con rectitud e integridad, lo cual se logra con padres creyentes en Jesucristo y proclamadores del Evangelio, que con fe obediente y testimonios vivientes del reino de Dios y su justicia, forman hijos como Dios lo ordena, padres que buscan en oración la presencia, intervención, dirección y ayuda del Espíritu Santo dentro del hogar, mientras ellos dan lo mejor de su vida a los hijos. Cuando un hijo alcanza la sabiduría, no hay nadie más feliz que sus padres; ellos sentirán una profunda satisfacción de escucharlos hablar como es debido. Proverbios 23:15-16.
Un hijo que se educa y se forma conociendo la historia biblica y viendo a sus padres vivir como Dios enseña, será como un escudo que defiende la fe que sus padres le enseñaron, serán hijos como flechas que cargamos por un tiempo en la aljaba de la familia, pero cuando crecen vuelan y toman el rumbo de su propia vida, pero nunca olvidan que en el tiempo de su formación los padres les mostraron el amor del Padre celestial, los rodearon de ternura y de bien para llegar a ser las personas decentes y rectas que hoy son; llevarán en su alma y en su corazón la riqueza de la herencia espiritual, moral y personal que inculcaron los padres fieles a Dios, y que lo honraron con su afecto y testimonio. El padre de un hijo bueno y sabio, tiene razón para estar feliz y orgulloso; El hijo bien educado, hará que sus padres, se sientan felices y realizados como padres. Proverbios 23:24-25.
Es en casa donde se aprende a amar, orar, adorar, alabar y honrar, tanto a Dios como a los mayores, valorando la familia que nos enseñó a ser personas virtuosas, esto es un tesoro invalueble y una herencia de vida; padres valientes que consolidan su hogar sin abandonar ni despreocuparse de los hijos por más difícil que sean las circunstancias, sino que los cargan en la aljaba de su corazón y colgados a su cuello, para protegerlos, y darles seguridad, preparándolos como hombres de gallardia y mujeres de honor, para que mañana sean fieros soldados en la batalla de la vida. Si alguno prevalece contra uno, dos le resisten, porque cordón de tres dobleces no se rompe fácil. Y mejor es el muchacho pobre, pero sabio, que un rey viejo y necio que no admite consejo. Eclesiastés 4:12-13.
Tener hijos cuando somos jóvenes es una ventaja y una bendición porque ellos crecerán a tiempo, para apoyar a los padres en su debido tiempo y edad adulta, ahí se verán las saetas que salieron de la mano de valiente, pues crecieron en el seno de un hogar no perfecto, pero unido, asi tanto padres como hijos son como un escudo protector donde todos llevan la presencia de Dios, y nadie se aprovecha de los niños en su niñez, ni de los padres en su vejez; padres que llegarán a ser abuelos, pero al final estarán rodeados de hijos, nietos, bisznietos y hasta tataranietos, todos juntos, saludables y vigorosos en manos de Dios, y entre más grande sea una familia, menos vulnerable será ante los enemigos. Mejor son dos que uno, porque tienen mayor paga por su trabajo. Porque si cae uno, el otro levantara a su compañero, pero, ¡ay del que está solo!, porque cuando caiga no habrá otro que lo levante. También si dos duermen juntos, se calentarán mutuamente, pero ¿cómo se calentará el que está solo? Eclesiastés 4:9
Una familia unida en el amor y el respeto a la manera de Dios, es como lazo fuerte que no se rompe, sino que prevalece contra la fuerza de los embates del mundo, y se conservan unidos, y mejor aún si Dios es el centro del hogar, Él dará los recursos, la sabiduría, la salud y la fuerzas para permanecer firmes en los caminos de Dios hasta el final. Dale educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la olvidará. Proverbios 22:6.
Nunca estamos listos ni tenemos la suficiente experiencia para ser padres, pero si hay fe y le creemos a Dios, seguimos a Cristo y vivimos su palabra, Él nos sostendrá, guiará, enseñara y fortalecerá en la jornada, por eso los matrimonios deben sacar el miedo de ser padres o imaginar que afectarán negativamente a los hijos, para esta tarea, los primeros que no pueden ayudar son nuestros propios padres, también ellos lucharon y aprendieron en el camino, leyendo, investigando y preguntando a los expertos, amigos y allegados, a gente madura y con experiencia, porque aunque la Biblia no es un manual para construir familia, ella posee los ejemplos y textos necesarioa al respecto, como los Proverbios y las historias de vida del pueblo hebreo, ya que la Biblia también expone malos ejemplos, para que los evitemos. No tengo mayor gozo que este, oír que mis hijos andan en la verdad. 3 Juan 1:4.
Somos padres mientras tengamos vida, asi que ayudamos, aconsejamos y acompañamos a los hijos en todo momento y en todas las edades, por eso hay que enseñarles, instruirlos y mostrarles que deben valorar y apreciar lo bueno, rechazar y corregir lo que no aprovecha es decir, hacerles ver el bien y el mal, y cuando cometen un error o hacen algo incorrecto deliberadamente, modelar su carácter con disciplina, consejo y ejemplo, esto es corregirlos desde pequeños, siendo jóvenes y aun hasta adultos, rodeándolos de la gracia, la verdad y el perdón así como Dios lo hace con nosotros; amándolos a todos sin tener consentidos ni privilegiados, porque todos son hijos, tal como el SEÑOR le dijo a Moisés,. Repetirás a tus hijos estas instrucciones continuamente; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. Deuteronomio 6:7.
Aprovechemos cada momento y experiencia del entorno que vivamos para formar a los hijos emocional y espiritualmente, especialmente con el altar familiar, orando con los hijos, leyendo con ellos diariamente la Palabra del SEÑOR, una labor que requiere disciplina y organización del tiempo para explícales lo que leemos con ellos, así aprenderán a conocer y amar a Dios apreciar la vida y dar el valor debido a las cosas; mientras enseñamos a los hijos principios cristianos y fundamentos bíblicos, el valor y la unidad de la familia será más fuerte, respetar para ser respetados será un lema, todo eso lo complementamos siendo padres piadosos. Padres no hagan enojar a sus hijos, sino más bien críenlos con disciplina y con el amor de Dios. Efesios 6:4.
La lectura de las Escrituras será una oportunidad para practicar con los hijos la conversación y el diálogo, escuchándonos mutuamente y haciendo preguntas para dar respuestas claras y sencillas de acuerdo a la edad, así aprendemos todos en casa a establecer prioridades; además de trabajar, debemos darles tiempo en cantidad y calidad, porque lo más importante y la prioridad para tus hijos eres tú padre y tú madre, pues lo más importante para nosotros después de Dios, es la familia. Todo lo que está escrito en la Biblia es mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirse, y para mostrarle cómo debe vivir. 2 Timoteo 3:16.
Los hijos no son un problema por resolver, son un patrimonio para invertir en el reino de Dios, en beneficio de sí mismos y de todos; criar hijos requiere darles equilibrio y seguridad en todas las áreas, despertando sus sueños y potenciando sus dones para que sean exitosos, útiles en las manos de Dios y con un estilo de vida acorde a los principios divinos. Que lleguen a ser personas maduras, serias, sencillas y sociables, que trabajan en pro de la vida, la verdad y la justicia; personas con carácter y criterios firmes para lo bueno y lo correcto según lo enseña la Biblia. Sujetos a la autoridad, respetuosos, prudentes, alegres y bondadosos; con un permanente deseo de superación para seguir avanzando cada vez más, para que mañana sean profesionales y trabajadores responsables comprometidos con sus roles y convicciones espirituales. Manoa padre de Sansón pregunto a Dios: ¿cómo debemos criar al niño? Y ¿Qué tendremos que hacer con él? Jueces 13:12.
Los hijos serán nuestro espejo mañana, lo que hoy somos como padres, lo serán los hijos en un futuro no muy lejano; padres seamos reverentes a cerca de Dios y creyentes en Cristo; exhortemos y dirijamos a los hijos con paciencia, buen animo y en los mejores términos, pues la paciencia con los hijos es una forma de practicar la bondad y misericordia que el Padre Dios hace con nosotros amándonos y perdonándonos N veces a pesar de tantas fallas que tenemos; aprendamos el arte de saber escuchar, hagamos que los hijos se sientan cómodos y en confianza con nosotros para que así puedan expresar lo que sienten, les gusta y les disgusta, así habrán acuerdos y soluciones en la familia. Con benignidad y misericordia se corrige el pecado, y con el temor de Dios la gente se aparta del mal. Romanos 2:4.
Que Dios nos ayude a dar lo mejor como personas temerosas de Dios y como padres responsables de nuestra misión formadora con los hijos, porque un día daremos cuenta de nuestra encomienda, y que a nadie le pase como a la familia del sacerdote Elí que no cumplió con su deber paternal de corregir a sus hijos y tuvieron todos final muy triste. 1 Samuel 3:12-14.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.