ÉXAMÍNAME SEÑOR, QUITA DE MI TODO LO QUE NO ES TUYO
Júzgame, oh YHWH, porque yo en mi
integridad he andado; he confiado a sí mismo en Ti sin titubear. Escudríñame,
oh Padre, y pruébame: examina mis íntimos pensamientos y mi corazón, Porque tu
misericordia está delante de mis ojos, y ando en tu verdad.
No me he sentado con hombres
hipócritas, ni entré con los que andan sumuladamente. Aborrecí la reunión de
los malignos, y con los impíos nunca me senté. Lavaré en inocencia mis manos, y
así andaré alrededor de tu altar, oh Dios mío, para exclamar con voz de acción
de gracias, y para contar todas tus maravillas.
YHWH, la habitación de tu casa he
amado, y el lugar de la morada de tu gloria. No arrebates con los pecadores mi
alma, ni mi vida con hombres sanguinarios, en cuyas manos está el mal, y su
diestra está llena de sobornos.
Pero yo andaré en mi integridad;
redímeme, y ten misericordia de mí. Mi pie ha estado en rectitud, y en las
congregaciones bendeciré a YHWH. Salmos 26.
La
pregunta que surge después de leer este hermoso salmo es: ¿Podemos declarar esto con sinceridad para sí mismos? Cuando el salmista lo escribió, en su
época, con seguridad que habían muchas personas honestas que podían
describirse en esos términos para sí mismas. Hoy, con gran tristeza, lo digo,
que serían muy pocos los que podrían hacerlo, teniendo en cuenta la carga del
mundo, el movimiento de las fuerzas del mal, la intromisión de los medios y la invasión de los noticieros que hacen
de la vida de las personas el centro de su información. Por otra parte,
el ritmo de vida, la dureza de los corazones, la incredulidad y el libertinaje tan
profundo de la sociedad roban mucho del tiempo y la atención de los creyentes poco consagrados a Dios.
Pero
también es seguro que muchos cristianos, se ven correctamente a sí mismos, como
lo mejor de estos tiempos, sin embargo les costaría mucho asemejarse a las
personas de los tiempos del salmista o de la Iglesia del primer siglo, en cuanto a un comportamiento santo e íntegro se
refiere. En esos tiempos no existían las distracciones ni entretenimientos que
hoy tenemos, y era más fácil apartarse del mundo; aunque claro, eso no era lo
importante para cumplir con las instrucciones y mandatos del SEÑOR.
Hoy
damos gracias a nuestro Elohim, por todo lo que ha hecho, está haciendo y sigue obrando en nosotros a través de Jesucristo Rey, por rodearnos de su gracia para corregirnos de nuestros defectos y debilidades; Jesús se sacrificó por cada uno de nosotros una vez y para siempre, y sin embargo no deja de trabajar en nuestro carácter para que seamos verdaderamente santos, mansos y humildes de corazón como Él lo es, porque Si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; ahora todas han sido hechas nuevas. Y
todo esto proviene de Dios que nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos
dio el ministerio de la reconciliación, que el Padre estaba en Cristo
reconciliando consigo mismos al mundo, no tomándonos en cuenta nuestros
pecados, 2 Corintios 5:17-19.
Hoy
reflexionemos acerca del momento cuando nos acerquemos al Trono de Dios, y pensemos en el momento cuando nuestro Amado Jesús se ponga de pie entre el Padre y cada uno de nosotros, cuando el Santo vuelva su mirada hacia ti y hacía mi, El Padre nos observará a través del Hijo, y verá solo aquella parte que nos conforma perfectamente en Jesús por ser sus redimidos, y si realmente hemos nacido de nuevo y guardado la salvación, estaremos con Cristo por la eternidad, porque
a los que Dios antes conoció, también nos predestinó para que fuéramos hechos
conforme a la imagen de su Hijo, porque Él es el primogénito entre muchos
hermanos, Romanos 8:29.
El
Salmista tenía solo su pasado para ser elogiado y juzgado, pero nosotros en
Cristo hemos dejado el pasado en Él, tenemos el presente para permanecer en su presencia y ser hallados santos y
limpios en el futuro próximo delante del Padre, Él nos llama a mantener y cuidar nuestra posición de apartados para Dios, porque la obra de la cruz fue completa y suficiente para que permanezcamos santos y limpios de toda maldad. Pero si resbalamos y caemos, debemos levantarnos de inmediato para ir corriendo al lado del Padre, ir con corazón arrepentido, pidiendo su perdón, lavándonos por fe en la sangre de su Hijo y
reconciliarnos para seguir adelante viviendo bajo el fuego de su mirada purificadora y moviéndonos con libertad y paz en las moradas de su gloria, guiador por el Ayudador y caminando por los pasillos de la rectitud,
la verdad y la santidad de su casa, Si confesamos nuestros pecados, El Padre es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad, 1
Juan 1:9, y la santidad conviene a tu casa, Salmos 93:5.
Necesitamos hacer lo del hijo pródigo cuando se vió lejos de su padre y distante de su casa: reflexionar para dejar de comer las algarrobas del mundo, recordar el amor del Padre y el bienestar de su casa, levantarnos para salir del muladar; limpiarnos de toda clase de basura de mezquindad e injusticia, para reconocer que somos hijos muy amados, que tenemos un hogar celestial como lo dice Efesios 2:4-8, allí pertenecemos en Cristo; por lo tanto debemos purificarnos para estar firmes rn la fe, habitando en el reino celestial; porque solo el amor, la cercanía y el abrigo del Padre podrán sostenernos y manternos seguros, saciados y salvos hasta el final. Solo permaneciendo en Cristo podemos degustar los manjares de su reino, sin que el mundo nos atraiga, la carne nos esclavice ni el maligno nos envuelva en sus engaños; Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida, solo Él es nuestra segura protección y justicia, Al que no conoció
pecado, por nosotros el Padre lo hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos
justicia de Dios en Él, 2 Corintios 5:21.
Este
es el tiempo en que el Padre está llamando a muchos pródigos para que salgan de su muladar y vengan a su verdadero hogar, aquellos que han sido hechos hijos del Eterno en su Hijo, para que abandonen su falsa libertad, imaginando que sin Cristo y alejados de su presencia podrán estar mejor; el Buen Padre espera con límite de tiempo, para que el regreso de muchos hijos y su entrega a Cristo, sea total, para que la realización de los propósitos
de su redención sean una realidad; solo los hijos consagrados podrán ser parte de la vida nueva que el Padre ofrece, para ser parte del despertar y del avivamiento que vendrá sobre las naciones en estos últimos tiempos, pero en total dependencia del Padre, de lo contrario, muchas vidas se complicarán y difícilmente prevalecerán, Y
como Aquel que nos llamó es santo, también nosotros debemos ser santos en toda
nuestra manera de vivir; porque escrito está: Sean santos, porque YO SOY Santo,
1 Pedro 1:14-15. Así que sigan la paz con todos, y la santidad, sin la cual
nadie verá al Señor, Hebreos 12:14.
Requerimos
YA, AQUÍ y AHORA, que el Señor arranque de nuestro corazón todo prepucio de pecado y saque de
nuestra vida toda la basura, que su mano poderosa nos aleje de todo aquello que nos es tropiezo y nos hace caer continuamente; necesitamos ser radicalmente santos para permanecer libres de todo lo que nos impide
crecer espiritualmente, y nos roba intimidad con
nuestro Salvador; necesitamos buscar su presencia con tesón y ahinco para que se cumplan sus promesas y Él coloque su herencia espiritual en nuestras almas que son eternas, debemos hacer visible su gloria, mostrar que en realidad somos su morada y su novia, para que cuando
regrese, nos encuentre sin mancha y sin arruga. ESTE ES EL TIEMPO;
santifícate pueblo del Dios vivo, vuelve a tu Padre, conságrate en su casa y disfruta de sus abundantes bendiciones, sus manjares de amor, su gracia y bendiciones. Amén.
Examinen su manera de vivir y vean si de verdad siguen confiando en Cristo. Hagan la prueba, y si la pasan, es porque Él vive en ustedes. Pero si no confían en Él de verdad, es porque Él no está en ustedes, 2 Corintios 13:5.
Examinen su manera de vivir y vean si de verdad siguen confiando en Cristo. Hagan la prueba, y si la pasan, es porque Él vive en ustedes. Pero si no confían en Él de verdad, es porque Él no está en ustedes, 2 Corintios 13:5.
Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.