¡CUÁNTO NECESITAMOS A DIOS!
Atrapen las zorras, las
zorras pequeñas que arruinan grandes viñedos en flor, Cantares 2:15
No temas, porque YO estoy
contigo; no desmayes, porque YO SOY tu Dios que te esfuerzo; siempre te
ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicias, Isaías 41:10.
Fuimos
creados para andar en la presencia de Dios, apartarnos de Él crea un gran vacío
espiritual que destruye toda nuestra vida. La ausencia de Dios en la vida del
ser humano es lo que lleva a los vicios que encarcelan y el sexo torcido y
fuera del orden de Dios que corrompe el alma. Los creyentes quizá no caigan de
esa manera pero crean dependencia de sus labores, sus estudios, sus amigos,
etc, dejando a Dios de lado, Moisés entendía muy bien cuánto necesitaba al
Padre, por eso dijo: Si tu presencia no va conmigo yo no
iré, Éxodo 33:15.
Ser conscientes de la presencia de Dios y caminar en y con su presencia, desde
la mañana hasta la noche, es nuestro seguro de vida y bendición.
El verbo
sustentar en hebreo es saad, significa tener un fundamento
firme que nutre, sostiene, sujeta, alimenta y hace crecer fuerte el árbol
desde la raíz; de
igual manera toda nuestra vida se sustenta y soporta firmemente, solo en Dios,
sus poderosas y tiernas manos no solo nos sostienen sino que nos alimentan y
consuelan, Tú, Señor, eres mi todo; Tú me colmas de bendiciones; mi
vida está en tus manos, Salmos 16:5.
Necesitamos
entender cuán valiosa e importante es la presencia de Dios en nuestro diario
vivir, fue por eso el Eterno se manifestaba a su pueblo en la nube de sombra
del día y la columna de fuego en la noche. Necesitamos
examinarnos diariamente para descubrir cuán necesitados somos de su presencia para
fortalecer nuestra fe y confianza en el Amado y no rayar en la desobediencia y
la soberbia en que cayó Saúl. Y el
Espíritu del YHWH se apartó e Saúl, y lo atormentaba un espíritu malo de parte
del Eterno, 1 Samuel 16:14.
En realidad, no podemos pasar un segundo sin Dios ni un día sin
examinarnos para conservar nuestra santidad. Si somos cristianos, no podremos
crecer en espiritualidad y dependencia de Dios, ni ver respuestas a nuestras
oraciones, ni solución a nuestros problemas, reconozcamos: ¡cuánto necesitamos a Dios!
He aquí, Dios es grande, y
nosotros no lo conocemos, Job 26:26.
En las áreas que creemos ser más fuertes es quizá donde
necesitamos más a Dios, la autoconfianza hace que nos descuidemos y muchas
veces el enemigo entra sutilmente a robar, matar, sin darnos cuenta nos hemos
debilitado en la fe, y de pronto el alma se siente vacía sin saber por qué,
El Señor está con ustedes, si ustedes están con Él. Si ustedes lo buscan, lo
encontrarán, pero si lo abandonan, Él también lo abandonará, 2 Crónicas 15:2.
Requerimos
continuamente fortalecernos en la Roca de los siglos, Él siempre está atento por
más pequeñas o simples que parezcan nuestras necesidades; todos los días no
tenemos el mismo nivel de fe ni la misma fortaleza, Busquen
al Señor y su fuerza; busquen el rostro del Señor continuamente, 1 Crónicas
16:11.
En estos tiempos de peligro y aumento de la maldad debemos estar
ligados en cuerpo, alma y espíritu a la poderosa persona del Espíritu Santo,
necesitamos recordar sus promesas permanentemente y confiar en Jesús todo el
tiempo; solo en Él encontramos refugio seguro, Él es nuestra torre fuerte, y razón
única para vivir sin dudar, Él no se duerme como nosotros solemos hacerlo.
En Ti confían los que conocen tu nombre, porque Tú, Señor, jamás abandonas a
los que te buscan, Salmos 9:10.
La presencia del
Eterno está dentro de nosotros en la persona del Espíritu Santo, y Él nos mueve
a lo perfecto de Dios cuando tenemos los sentidos ejercitados en Dios, pero
cuando apagamos el Espíritu corremos grandes riesgos porque perdemos la
tranquilidad y la seguridad; actuamos por nuestra propia cuenta,
olvidándonos de consultar al Señor, eso obstaculiza nuestras bendiciones; nos volvemos
fluctuantes; en hebreo es tamid y
significa tambalear continuamente; esto nos advierte y nos hace ver que somos
vulnerables todo el tiempo debido a la naturaleza humana y carnal, Mantengamos firmes, sin
fluctuar en la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió,
Hebreos 10:23.
¿Cómo demostramos que somos cristianos genuinos si no tenemos
certeza de fe, firmeza de espíritu y dependencia del Señor cada vez que
respiramos? No podemos vivir ni estar sin Él ni un solo instante, entender
esto es lo que nos ayuda a ser hijos obedientes, Jesús lo advierte en Juan 15:5 que separados de Él nada podemos hacer.
Y es lo que muchos no han querido entender, por eso reinciden y caen.
Nuestra dependencia
a la presencia de Dios debe manifestarse todo
momento, si actuamos
solos, el enemigo se dará cuenta y vendrá en contra para hacernos caer y
fallar; cuando Jesús dijo que separados de Él nada podemos hacer, se refería a que nada
apropiado, bueno y sabio podemos hacer por nuestra propia cuenta; la
dependencia en su presencia es fe práctica, No te apresures en
salir de la presencia del Rey, ni persistas en las cosas malas; porque Él tiene
el poder para hacer todo lo que quiera. Pues la palabra del Rey es con
autoridad, y ¿Quién le dirá: qué haces? Eclesiastés 8:3-4.
Sin fe es imposible ser cristianos genuinos y mucho menos discípulos
y soldados de Cristo para arrebatar las almas del mundo y traerlas a su reino,
Él que quiere ver maravillas debe vivir fe dependiente, yo también sé que les irá bien a los a Dios
temen ante su presencia, Eclesiastés 8:12b.
Por lo general buscamos a Dios cuando estamos enfermos o tenemos
una necesidad muy grande, esa es la clase de cristianos de los que está llena
la iglesia: buscan a Dios, se arrodillan, lloran y oran cuando están hasta el
cuello y necesitan un milagro, algo grande y urgente de parte de Dios. Debemos
ser coherentes y consistentes con nuestra fe, si en verdad amamos a Dios.
Nuestra confianza en Dios se manifiesta desde los detalles y pequeñas cosas que
hacemos diariamente; Él siempre nos ve, nos oye, nos habla y nos bendice, por
eso dice: YO sé
todo lo que haces…Apocalipsis 2:2.
Dejemos ya la independencia de Dios y la tibieza en la fe para
reconocer ¡Cuánto necesitamos a Dios! Independizamos de
Dios es una tragedia, nos convertimos en nuestro propio dios, por eso muchas
respuestas no llegan, milagros no se ven pero si abundan los problemas; nuestro
amoroso y sabio Dios quiere que nos abandonemos en su regazo y nos mantengamos
adheridos a Él. Rechacemos esos viejos y gastados hábitos de imaginar que para
levantarnos, salir y entrar no necesitamos a Dios, no sigamos equivocados,
Jesús lo dijo claramente, el que permanece en Mi y YO en él, ese
lleva mucho fruto, Juan 15:5.
No somos omniscientes ni tenemos las fuerzas suficientes para
hacer todo bien sin Dios.
Salir de la presencia de Dios es como estar muertos y no podemos dar fruto, Él
Señor es quien da el crecimiento. La
vida espiritual en la presencia de Dios se manifiesta en las oraciones, en las
acciones, en las palabras y en las actitudes que dan testimonio de nosotros, Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi
collado, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán,
Ezequiel 34:26.
Cuando reímos, cuando vamos de un lugar a otro, debiéramos decir,
muchas gracias Padre por todo esto que nos permites hacer, pero hacemos lo
contrario ignorando al Señor de los detalles, a nuestro Ayudador maravilloso.
Lo hemos estado dejando de lado, por eso no avanzamos como es el plan de
nuestro Hacedor para sus hijos, muchas bendiciones que Dios nos ha prometido no
nos han alcanzado. Reconozcamos urgentemente: ¡Cuánto necesitamos a
Dios!
Necesitamos al Señor aun para bañarnos, ¿cuántos han resbalado en
el baño y han muerto? Dios es indispensable para todo, reconozcamos que Dios
está a nuestro lado y hablemos con Él mientras hacemos cada cosa; es increíble,
pero incluso para saludar y entablar una conversación con alguien necesitamos a
Dios para hallar gracia e impactar a alguien con su palabra, un mensaje
propicio, perfecto y apropiado para el momento.
Necesito a Dios mirando a un lado y a otro para huir del mal y no
hacer movimientos en falso que nos causen algún dolor, daño o torcedura. NO
pasemos por alto a Dios, no nos atrevamos a decir que servimos a Dios si no lo
reconocemos a cada instante. No tener en cuenta a Dios es cederle terreno a
satanás para que nos azote, nos haga tropezar, nos robe y nos haga toda clase
de males, creo que a esto se refiere el apóstol cuando escribe: Sométanse a Dios, resistan al diablo, y el
diablo huirá de ustedes, Santiago 4:7.
Entreguemos todas las áreas de nuestra vida al gobierno y soberanía del Eterno Rey y no nos sigamos acomodando a nuestra voluntad y a la maldad de nuestro corazón; cerremos todas las puertas que hemos abierto al mal. Ahora puedo entender muchas cosas, cuando me siento a trabajar, cuando permanezco un buen tiempo de pie, comienzan los dolores y parece que todo se confabulara en mi contra y no salen bien las cosas: lo estoy haciendo sola, me olvidé de mi Amado Dios, no los invité ni le di gracias. Allí donde no cuento con Dios mis fuerzas son cero, yo no puedo controlar mi cuerpo, pero Dios si puede tomar el control de todo lo que ponemos en sus manos.
En repetidas ocasiones expresamos muchas cosas sin invocar a Dios,
pensamos, hablamos y actuamos sin damos cuenta que necesitamos a Dios; lo
necesitamos desde que nace la intención hasta que culmina la acción, porque
satanás vez tras vez nos estorba, nos impide orar, alabar, adorar, hablar con
Dios y obrar. El Señor permitirá muchas cosas hasta que entendamos ¡cuánto
lo necesitamos!
Es tiempo de acabar con las tibiezas y la mediocridad de una vida
de religiosidad para empezar a vivir como verdaderos hijos, discípulos y amigos
de Dios, desarrollando una actitud de dependencia a Dios, 24/7 así como
respiramos. Es imperativo permanecer ligados a Aquel que nos conoce al dedillo
y ve todo lo que rodea nuestra vida. Lo pequeño, sencillo y simple sucede todo
el tiempo, pero las grandes situaciones, lo complejo y difícil suceden
ocasional y paulatinamente, evitemos grandes crisis orando anticipadamente en
dependiendo a la presencia de Dios.
Si nos renovamos a este nivel de espiritualidad, la fe se
manifestará ante nuestros ojos; veremos respuestas, milagros y maravillas que
sucederán e iremos de poder en poder y de victoria en victoria en Cristo.
Aún antes de sentarnos en la cama, ya debemos mirar a Dios, cuando
tumbemos la cabeza en la almohada meditemos en Jesús hasta que quedemos dormidos. Porque he
aquí, no se adormecerá ni se dormirá el que guarda a su pueblo, Salmos 1212. Dios vela por nosotros
24/7 y nos habla todo el tiempo, ¿por qué nosotros lo ignoramos? Porque
Tú guardarás en completa paz, a aquel cuyo pensamiento en Ti
persevera, porque en Ti ha confiado, Isaías 26:3.
Cuando estemos ligados a Dios al 100%, empezaremos a vivir los momentos
más maravillosos, aún en los días grises, tendremos una vida llena de
contentamiento, de bendiciones y vida abundante; en ese momento descubriremos
que podemos hacer lo que Dios dice que podemos y somos lo que Dios dice que
somos. Cuando no olvidarnos de la presencia de Dios miramos a alguien sin
darnos cuenta que ellos necesitan oír de Jesús, por eso Él dijo; que
somos ciegos guías de ciegos y cayendo todos en el mismo hoyo, Mateo 15:14.
¡Oh Dios mío, abre mis ojos para ver lo que Tú quieres que yo vea
y a quién quieres bendecir! Mucho de lo que hacemos es solo nuestra elección,
pero Dios debe ser el centro de nuestra acción.¡Cuánto necesitamos a Dios!
Padre yo quiero ser como Cristo, ayúdame a no volver a ignorarte
jamás, sino a tenerte en cuenta en absolutamente todo en mi vida, así como
respiro, vivo y me muevo en ti, en el nombre de Jesús, Amén.
Mg. MEHC, sierva del Dios vivo, real
y verdadero.