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10 abr 2016

INTERCEDER ES LLENARNOS DE DIOS



INTERCEDER ES SER LLENOS DE LA PLENITUD DE DIOS

Por esta razón me arrodillo delante del Padre, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra. Le pido que, por medio del Santo Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo más íntimo de su ser, para que por la fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo; que conozcan ese amor, que sobrepasa todo conocimiento, para que seamos llenos de toda la plenitud de Dios. Efesios 3: 14-19.

Este maravilloso texto de las Escrituras debe ser clave y fundamento del cuerpo de Jesucristo para que la Iglesia se mantenga fijamente enraizada en el Primer Amor y la palabra de Dios no adulterada intercediendo por muchos. Lo cual nos ayudará a proyectar la plenitud de Dios que debe ser reflejada en el amor pleno dentro del ser humano.

Es una palabra que debiera predicarse continuamente hasta que llegue a ser efectivamente visible. Que se trasmita de manera sencilla pero profunda para que transforme nuestra manera de pensar, de vivir y de orar, con el propósito de que esa transformación cambie a la Iglesia y la iglesia cambie a la sociedad con el poder del Espíritu Santo a través de la oración y el testimonio del amor.

Al mirar Efesios 3:4 podemos hacer una gran reflexión y leerla cuidadosamente a la vez que con agudeza espiritual, usando correctamente el discernimiento, porque Pablo se está refiriendo a la INTERCESIÓN al decir que se arrodilla ante el Padre para orar por todas familias en los cielos y en la tierra, es decir que hay que orar sin hacer excepción de persona, sin centrarse solamente en la propia familia, sino que es necesario orar por todos los grupos humanos y por todas las naciones porque eso es importante para Dios.

Recomiendo ante todo que se hagan, plegarias, oraciones, suplicas, y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes  por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, pues Él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad. 1 Timoteo 2:1-4.

Estamos en la responsabilidad de estar orando absolutamente por todos. Porque la intercesión por otros, es intercesión por nosotros, es un buen negocio espiritual interceder por otras personas. Un claro ejemplo que nos da la Biblia del beneficio propio de la intercesión es Lot, quien intercedió por Sodoma y Gomorra y Dios lo preservó y salvó junto con su familia, porque la intercesión por otros es oración por nosotros, y hay muchos más ejemplos del beneficio personal al interceder por otros. Así que interceder nos produce resultados muy grandes:

1. GLORIOSAS RIQUEZAS. Por medio del Santo Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, Efesios 3:16a. Recibimos no cualquier clase de riquezas, sino riquezas de la gloria de Dios, del Dios infinitamente rico, dueño de todos los tesoros del universo visibles e invisibles. Riquezas del Dios infinitamente glorioso, es decir una riqueza gloriosa y una gloria llena de riquezas infinitas como el propio Señor. Dios nos da las riquezas de su gloria y la gloria de sus riquezas.

2. FORTALEZA, los fortalezca a ustedes, Efesios 3:16b. Es muy claro y preciso al decir que nos fortalezca en lo más íntimo de nuestro ser interior, podemos entender lo que es ser fortalecidos cuando hemos sido débiles, porque recibimos de parte de Dios vigor, energías, nueva vitalidad y ánimo para resistir en medio de la debilidad, es algo determinante para los hijos de Dios ser fuertes en el poder del Espíritu Santo; y seremos fuertes ante todo lo que nos quiera debilitar, sólo por interceder, el Señor nos hace fuertes.

3. CRECIMIENTO ESPIRITUAL, en lo más íntimo de su ser, Efesios 3:16c. Se efectúa en el hombre interior modelado y formado por el Espíritu Santo, aunque hay algunos enanos espirituales que aparentan por fuera ser gigantes. Cuando intercedemos ponemos en práctica la palabra de Dios, así alimentamos nuestro espíritu, y nutrimos nuestra alma, enseñándonos a vivir saludables en el cuerpo, equilibrados en lo psicológico, y controlados en lo emocional, ya que sin la palabra de Dios seriamos raquíticos y enclenques sin espíritu en crecimiento. Humanamente no podemos crecer espiritualmente, pero si el Señor lo hace en lo íntimo de nuestro ser, brotarán ríos del agua viva desde adentro y nos inundará, como dice Ezequiel 47:5. Y mientras voy intercediendo, mi espíritu va creciendo.

4. FE EN EL CORAZÓN. Para que por la fe Cristo habite en sus corazones Efesios 3:17a. Interceder es un aspecto que muchos cristianos lo toman a la ligera, no se dan cuenta que la realidad de hijos de Dios es que somos templos ambulantes de Él, YO estoy a la puerta y llamo, si alguno abre la puerta, YO entraré a él y cenaré con él, y él conmigo Apocalipsis 3:20. Jesús dijo: el que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él, Juan 14:23. Y si nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo debemos estar orando por otros, 1 Corintios 3:16, por lo tanto interceder es una realidad divina que no la podemos tomar a la ligera ni livianamente, sino con responsabilidad y seriedad.

Esa morada interior a que se refiere, en el griego el NT es catalimamou, refiriéndose al yo, a lo que somos internamente, al asiento del ego, donde somos los que somos sin disfraces ni máscaras de apariencias. Lo que somos realmente nosotros mismos ante el espejo de nuestra propia conciencia, allí en nuestro yo, es donde se cree para justicia, Romanos 10:10, con la boca solo se confiesa pero con el corazón se cree, por lo cual nuestra intercesión debe ser por fe como algo que sale del corazón, no sólo de labios para aparentar ser espirituales.

La fe es desde las entrañas, porque es asunto del corazón, no es asunto de la mente por cumplir con algo. Interceder y ser cristianos es algo serio, sin embargo hay cristianos que no dan buen testimonio, porque solo son cristianos mentalmente, son mentalistas pero poco espirituales; otros son emocionales, pero no espirituales, por ello no pueden darse cuenta de la necesidad de otros.

La mente y las emociones están en la psiquis, la fe está en el yo interno que es el espíritu. Yo confieso con mi boca porque creo en mi corazón. La fe no está en los labios está en el corazón donde el Padre, El Hijo y el Espíritu Santo habitan dentro de nosotros. Fe no es cuestión de apariencia, sino de esencia, no es parecer, sino ser íntimamente e interiormente. La fe no es apariencia, sino esencia, de igual modo es interceder por otros.

5. ARRAIGO Y CIMENTACIÓN EN AMOR. Y pido que arraigados y cimentados en amor, Efesios 3:17b. Arraigar es echar raíces, tener raigambre para que el árbol crezca sano, cimentar es poner los fundamentos a un edificio en amor unos por otros, así que cuando intercedemos estamos entregando amor.

Es el amor de Dios el que debe arraigarnos y dar raíces de amor en la intercesión, lo cual nos ayuda a cimentar la fe y la vida cristiana, amando a Cristo poniéndonos a favor de otros en oración, eso es preeminencia en el Autor y consumador de la fe para que nuestra casa no caiga. Ser intercesores es ser el grano que cae en tierra y muere, pero echa raíces tan profundas, que se hace grande y frondoso, y hasta las aves hacen nido y cantan alabanzas a nuestro Creador. Así es la profundidad de la intercesión, alcanza para mucho y muchos.

La esencia de una vida cristiana firme, de fe y de crecimiento, es aquella que cava sus fundamentos con arraigo y cimentación sobre la roca sólida del amor en Cristo Jesús, es decir que al interceder, el amor de Dios echa raíces y cimientos en su casa que somos cada uno de nosotros. El cristiano de poder y de testimonio basa su vida en el cimiento del amor enraizado en Cristo para crecimiento.

6. PLENA CAPACIDAD DE COMPRENSIÓN, puedan comprender, junto con todos los santos, la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo; Efesios 3:18. No se puede confundir crecimiento con comprensión, podemos conocer pero no comprender.

Hay muchos eruditos que conocen, pero son pocos los que comprenden, es decir son pocos los que son sabios, ya que el conocimiento es información archivada, la comprensión es aplicación en la práctica. Cuando intercedemos somos plenamente capaces de comprender con inteligencia, lo que Dios nos habla y enseña en su palabra, es decir, ponemos a funcionar el cerebro espiritual mientras oramos por otros, amarás al Señor tu Dios con toda tu mente y con todas tus fuerzas, Marcos 12:30.

El cristiano no es un almacenaje de datos, sino que somos verdaderos procesadores con capacidad para comprender; porque sin lograr la comprensión, se pierde la información, y el mayor gesto de amor cristiano es orar por otros sin esperar ninguna recompensa humana.

7. CONOCIMIENTO DEL AMOR DIVINO, que conozcan ese amor, que sobrepasa todo conocimiento humano, para que seamos llenos de toda la plenitud de Dios. Efesios 3:19. No se confunda creyendo que se deba eliminar el conocimiento, lo que se requiere es complementar el conocimiento con la comprensión, conoces a Dios en su palabra, entonces puedes comprender el amor de Dios al interceder, es algo incomprensible, Dios es incomprensible, porque nadie puede entender la mente de Dios, Porque ¿quién conoció la mente del Señor? 1 Corintios 2:13-16. Así tampoco podemos comprender los grandes resultados de la oración por otros.

En eso consiste la fe, podemos conocer las cosas de Dios, pero no las podemos comprender. Conocemos a la Santísima Trinidad, pero no la comprendemos. Igual pasa con las mujeres, el hombre puede conocer a su mujer, pero no la puede comprender. Las mujeres somos como un crucigrama, el hombre vive descifrando, pero nunca termina de borrar y llenar casillas, porque las mujeres nacimos para ser amadas no comprendidas. Interceder es incomprensible a la mente humana, pero poderosa e incomprensible en Dios por la profundidad de los beneficios.

No comprendemos por qué Dios nos ama, su amor nos asombra y nos causa incomprensión porque tiene muchas razones para no amarnos, pero nos ama gratuitamente; no comprendemos su amor, pero lo conocemos, porque conocemos a Jesús de Nazaret, y Jesús es conocido pero no es comprendido y Él es el arraigo y cimiento que nos lleva a orar y ponernos a favor de otros.

Como dijo Eninem Till´l Yo no se qué es un milagro, pero sé que es Dios, si supiera que es Dios, sabría que es un milagro. Interceder es amor incondicional semejante al amor de Dios, es misterioso y excede todo conocimiento. El que conoce el amor de Dios, no necesita conocer ningún otro amor, porque todos los demás amores, son derivaciones del amor de Dios y Dios es amor, así nos resulta más fácil amar a otros y poner nuestra vida por ellos al orar por sus necesidades.

8. LA PLENITUD DE DIOS, para que sean llenos de toda la plenitud de Dios, Efesios 3:19. Estar llenos es estar rebosantes, colmados, henchidos, repletos y completos, que no les falta nada, eso es la plenitud de Dios. Plenitud del griego pleroma es casi intraducible, pero que se entiende como algo que rebasa todas las medidas posibles eso es Dios para la vida del creyente, y cuando intercedemos se desborda el amor de Dios a favor de otros y través de nosotros, por eso Pablo utiliza las medidas.

La oración que intercede pone de manifiesto el ancho, largo, alto y profundidad del amor divino. Que sean capaces de comprender con todos los santos, la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Dios, Efesios 3:18.  

a. La anchura. Como está lejos el oriente del occidente, así alejó Dios nuestras rebeliones, Salmos 103:12. Se puede medir la tierra de norte a sur porque son puntos fijos, pero resulta imposible medirla de oriente a occidente porque son puntos relativos e imaginarios porque la tierra gira continuamente sobre su eje. Por eso para cada país es diferente su sentido de orientación en cuanto a oriente y occidente, del mismo modo la oración por cada persona, familia o país es diferente. No podemos medir la anchura del amor y el poder de Dios, ni la anchura de su corazón para perdonar. Es algo infinito, nuestra oración debe ser infinita, que no para, que no se cansa, que no cesa.

b. La longitud es lo largo…El que extiende los cielos como una cortina, Salmos 104:2. El cosmos es un velo que Dios va descorriendo continuamente, ¿cómo se va a poder medir la longitud del cielo que nunca deja de extenderse y de crecer? Así tampoco podemos medir la longitud del amor de Dios.

c. La altura que es la latitud, El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del omnipotente, Salmos 91:1. Para altísimos se usa en el hebreo la palabra El Elyon, y significa, Aquel, cuya estatura no se puede medir. Es algo tremendo el amor y el poder de Dios que nos da.

d. La Profundidad, Un abismo llama a otro abismo cuando el Señor habla, Salmos 42:7. Entonces, debemos comprender, la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de Dios hacia nosotros en Cristo Jesús, eso es llenarse la plenitud de Dios, y esto se da cuando intercedemos por todas las familias de la tierra. Todo lo anterior nos enseña que la oración intercesora debe abarcar todos los estadios de la vida humana y todos los lugares de la tierra. Amén.


Lea los capítulos 4 y 5 de Efesios para poder entender la magnitud del amor de Dios y ser sabios para comprender, orar y llevar a la práctica estas escrituras.