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16 may 2016

DIOS Y EL ORDEN

DIOS Y EL ORDEN

 

Dios no es Dios de desorden ni confusión, sino de paz, a Él le gusta que reine la armonía en su iglesia.  1 Corintios 14:33.

 

Que todo lo que hagan ustedes, siempre sea de forma apropiada y ordenada. 1 Corintios 14:40.

 

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiera hacer debajo del cielo, tiene su hora. Eclesiastés 3:1.


Es importante saber y entender qué es el orden, porque ser ordenados nos ayuda a vivir bien, conforme a los propósitos y voluntad de Dios; el orden no es solamente tener todo en un sitio determinado, eso es parte de guardar el orden; tener orden significa vivir dentro del diseño y los parámetros de Dios, ya sea en tiempo, espacio, lugar, comprensión, organización, acceso, utilización y distribución de los recursos, claridad y coherencia de las cosas, llevando un estilo de vida limpia, santa, disciplinada, productiva y en paz, donde todo honre el nombre de nuestro Creador; el orden va de la mano con los mandatos de Dios, el éxito, la disciplina y las reglas de comportamiento que ordenan nuestros pasos, con el Dios de orden, porque si en nuestra vida no hay orden, no damos fruto. Así debe hacerse, porque tenemos que cumplir con todo lo que Dios ordena…Mateo 3:15.


Dios es SEÑOR de orden. Vemos que al principio, antes de los seis días de la creación, la tierra estaba desordenada, vacía y en oscuridad, pero cuando Dios vio el caos, l oscuridad y el desorden, habló y ordenó todo con el poder de su palabra, Génesis 1:2; así como estaba la tierra, la vida humana en lo personal, familiar y social anda desordenada, vacía y en oscuridad a causa del pecado y como consecuencia de llevar vidas desordenadas y sin Dios; pero cuando llega el SEÑOR Jesucristo con su salvación, todo se empieza a organizar, todo cobra vida y sentido, porque se llena de luz, Dios con su amor y poder transformador pone todo en orden, por eso el salmista clama a Dios por ayuda para abandonar el pecado y poner orden a su vida. SEÑOR, ordena mis pasos con tu palabra; y ninguna iniquidad se enseñoree de mí. Salmos 119:133.


Bíblicamente el orden hace referencia a la grandeza, omnipotencia, y sabiduría de Dios sobre su creación y la raza humana, revelándonos orden y perfección en los procesos, especialmente en el proceso salvador en Cristo; Dios en su momento oportuno a través de la historia, vino para dar vida a lo que estaba muerto, puso luz donde habían tinieblas y ordenó lo que estaba en el caos, arreglando y organizando todo con disposición correcta, armoniosa y lógica, colocando las cosas en el lugar correcto y a su debido tiempo, porque Él es SEÑOR de orden y propósito. Por YHVV son ordenados los pasos del hombre, y Él es quien aprueba nuestro camino. Salmos 37:23. Por tu ordenación, oh Dios, subsisten todas las cosas hasta hoy, Pues todo está para servirte. Salmos 119:91.

 

Sabemos que a Dios le agrada el orden y es SEÑOR de orden, por eso sus hijos hemos de vivir en orden espiritual, emocional, familiar, laboral, material y social, guiados por principios claros, prioridades correctas y disciplina acertada, preparándonos y alistándonos para recibir en las nubes al SEÑOR en el momento oportuno; orden y espera son dos virtudes que van unidos, a la secuencia en los procesos y trato de Dios, con lo cual la fe se fortalece, mientras el alma aprende a esperar en Dios sin agitarse. Bueno es el SEÑOR con los que en Él esperan, y con el alma que lo busca; bueno es esperar la salvación del SEÑOR. Lamentaciones 3:25-26.

 

Dios todo lo hizo dentro de los parámetros del orden y la perfección, formó la creación en una secuencia de seis días, para descansar el séptimo; y en su orden os cuerpos celestes funcionan con previsibilidad perfecta y precisa, así como también el cuerpo vivo del ser humano y los animales son un claro ejemplo del orden perfecto de Dios en cada una de sus criaturas dentro del funcionamiento de sus órganos del cuerpo, corazón bombeando sangre, el cerebro enviando miles de mensajes por segundo a todos los órganos, la temperatura de la sangre a nivel en el cuerpo, la rapidez de los pensamientos, la armonía en la respiración, y miles de reacciones químicas y físicas que trabajan perfecta y simultáneamente dentro de nosotros, alineados ordenadamente y con precisión. Tú, Dios omnipotente has ordenado nuestra fuerza, confirma SEÑOR, lo que has hecho para nosotros. Salmos 68:28.

 

Fijémonos que en Génesis 1, después que Dios separó la luz de las tinieblas, ordenándolo todo, hubo belleza y organización en todo lugar, ese orden provocó multiplicación, recursos, y éxito con progreso como lo vemos hasta hoy en la creación, luego Dios dio autoridad y poder al hombre sobre todo lo creado, porque el orden abre puertas para lo que Dios va a hacer en lo sucesivo, y nuestra vida se pone en orden cuando nacemos de nuevo, pues Dios nos hermosea y regenera por dentro y por fuera, nos muda en nuevas personas y nos transforma para tener orden en lo físico, lo mental, lo emocional, lo espiritual, lo moral, lo social, lo financiero, en el tiempo y en los procesos y tareas. Pensar en todo lo que es verdadero, honesto, justo, puro, y amable...en esto pensamos. Filipenses 4:8.

 

Dios no se relaciona con el caos ni está donde hay desorden; cuando Pablo hace referencia a que Dios es Dios de orden produciendo paz, y que debemos hacer todo decentemente, planificado y con orden, Pablo estaba dando una fuerte exhortación a la Iglesia de Corinto, porque se hacían celebraciones de adoración en forma descontrolada, caóticas e inclusive, ofensiva para los inconversos e incrédulos que visitaban la congregación, especialmente con relación al don de lenguas.1 Corintios 14:23, 33 y 40. Pablo da instrucciones acerca del orden que se debe tener en el servicio de la iglesia, puesto que Dios habita y se manifiesta en el orden, no en el caos, y el orden en la iglesia permite el mover poderoso del Espíritu Santo, de manera clara y lógica de la ministración y lo que se hace. Que todo lo que ustedes hagan, sea siempre de forma apropiada y ordenada. 1 Corintios 14:40.

 

Dios trajo orden y plenitud cuando envió a su Hijo para salvarnos, quitando el caos de nuestra vida y llenando el espacio vació de nuestro corazón que solo puede ser ocupado por Cristo, es ahí donde el Padre nos pone en cintura y orden para un nuevo comienzo de vida con ricas bendiciones; aunque en la realidad nadie carece de lo necesario, pues la palabra lo dice:  En la casa del pobre hay comida abundante, pero mucho se pierda por falta de juicio  Proverbios 13:23. Aquí la palabra juicio equivale a orden y justicia. Esa es la razón por la cual debemos ejercer bien la mayordomía, y que cada uno de los hijos de Dios lleguemos a ser esa tierra fértil de la cual habla la Biblia en Jeremías 2:7, Salmos 107:34 y Mateo 13:8.

 

Nuestra vida se mueve en muchas facetas que requieren orden y autoridad a la manera de Dios, porque todo tiene una razón lógica, una estructura y un propósito en nuestra existencia, y fue Dios quien estableció el principio del orden como parámetro hacia la santidad, aprendiendo obediencia, organización, disciplina, moderación, equilibrio, corrección y el paso a paso en  la transformación y modelación de nuestro carácter para lograr una vida productiva que de abundante fruto para el reino; Dios trajo orden en autoridad no para subyugar ni dominar, sino para saber vivir en amor, protección, cuidado, guía y dirección con sabiduría divina. Dios mismo nos estableció roles específicos que enrumben bien nuestro destino hacia la salvación plena de la santificación, ciñéndonos al diseño de Dios. Cada parte del cuerpo de Cristo cumple su función y así todo el cuerpo crece y se fortalece por el amor. Efesios 4:16b.

 

Nuestra vida debe guardar el orden en todas las áreas para no desviarnos ni perdernos, porque no sabemos el día ni la hora, Dios no corrige y procesa para producir una conciencia limpia, libre de culpas y remordimientos que roban la paz y serenidad interior; por eso debemos respetar los procesos de Dios en su trato con nosotros porque nos está preparando para caminar en la voluntad y propósitos de Él para provecho, lo cual redundará en grandes bendiciones, en el paso a paso ordenado de Dios, perfeccionándonos y quitando todo lo que estorba y está mal; así Él va formando nuestro carácter y nos ayuda a saber esperar los tiempos de Dios, corrigiéndonos y direccionando con claridad nuestra vida espiritual e integral. Porque todo fue creado por Dios, y todo lo que existe en por Él y para Él, para gloria de su nombre, Amén, Romanos 11:36.

 

No basta con saber y tener conocimiento, debemos aprender el orden en la espera paciente para tener éxito y progreso en toda nuestra manera de vivir, obedeciendo y reverenciando a Dios y en intimidad con Él para eliminar esa constante sensación de zozobra, a causa de una conciencia contaminada que endurece el corazón, impidiendo oír la voz de Dios con claridad y debilitando nuestra fe, por eso el orden empieza con la limpieza de corazón para producir pureza de intenciones y renovación de la mente, esto es orden a la manera de Dios, que añadido al sometimiento aprendemos a ser humildes, genuinos y mansos para saber recibir las bendiciones de Dios, y estar siempre listos y dispuestos para que Él nos promocione. Por esto, siempre trato de mantener una conciencia limpia delante de Dios y de toda la gente. Hechos 24:16.

 

Los cristianos vivimos y nos movemos sobre la base de mandatos superiores, donde Dios y su reino son nuestra prioridad entrenados para aprender a ser organizados en todo lo que es verdaderamente importante, como la familia, el trabajo, la salud, el servicio y el descanso con paz interior en la comunión con el SEÑOR. Rendición a Dios y obediencia son orden que nos permite tener relaciones personales sanas, en cumplimiento de deberes y obligaciones organizadas y planificadas con tiempo y lógica: primero lo espiritual que afecta lo natural, orando y escudriñando la Biblia sin excusas, ni procrastinación, siempre con espíritu dispuesto, puntuales, responsables y atentos, porque lo espiritual es preparación para estar listos para el SEÑOR en aquel gran día, y que ojalá ninguno se quede por su desorden de vida ni descuido espiritual. Mirando con diligencia cómo andamos, como sabios y no como necios, aprovechando bien el tiempo porque los días son malos. Efesios 5:15-16.

 

La Biblia nos enseña el orden, porque con ella Dios ordena nuestra manera de vivir y nos enseña cómo gobernar la casa con paz y armonía familiar bajo la presencia de Dios; así que reprendamos el desorden que es indisciplina y desobediencia, amando el orden que nos proporciona unidad, progreso y espíritu de servicio haciendo bien las cosas, siendo cumplidos, recordando los compromisos para no tratar a las personas y las cosas de cuáquer manera sino significativamente; porque todo esto son actos de orden social, haciendo todo de manera correcta, sujetos a las leyes de Dios y de los hombres, trabajando y viviendo reposadamente según sea el momento. Unos predican la palabra, otros sirven a las mesas. Hechos 6:2-4, esto es orden y organización, y cuando el pueblo de Israel salía a la guerra marchaba según el turno de cada tribus. Y ese era el orden de marcha de los hijos de Israel por sus ejércitos cuando partían. Números 10:28.

 

El orden nos permite ocupar lugares de privilegio pero primero debemos ser tratados y formados por Dios para hacer lo que Él espera de nosotros, porque el orden se aplica a todo: en lo que hacemos y decimos a diario, obrando correctamente para hacer justicia, siendo puntuales, organizados, disciplinados, limpios y serenos, en todo nuestro comportamiento, y así conservar el diseño original de Dios dado a hombres y mujeres de fe que dan testimonio de Cristo y el reino; porque el orden es importante en lo espiritual y lo natural, aunque muchos lo pasen por alto y no le den el lugar que le corresponde, pero somos siervos diligentes de Dios, pues somos un reino de reyes, sacerdotes y mayordomos en el cuerpo de Cristo, y hemos sido llamados al orden. Porque se requiere que los administradores que sean hallados fieles. 1 Corintios 4:2.

 

Tenemos que ser ordenados en lo mucho y en lo poco, lo cual involucra poner cada cosa en su lugar y encontrar un lugar para cada cosa, para que el orden produzca una agradable atmósfera y buenos resultados en nuestro diario vivir, alineados a los propósitos de Dios, obrando de acuerdo a sus mandamientos e instrucciones que nos proporcionan sentido y satisfacción de vida, tanto en lo personal como en lo social; si guardamos el orden a la manera de Dios, Él nos garantiza el éxito, la paz y la seguridad, ya que una vida sin orden no cumple ni la voluntad ni el propósito de Dios de hacer justicia para que el bien avance. Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, producirá reposo y seguridad para siempre. Isaías 32:17.

 

Todo tiene un orden y una estructura adecuada que nos da equilibrio y plenitud; en lo que hacemos, para tener vida saludable, conservar la libertad, poniendo luz y claridad para salir del caos del pecado, la oscuridad de la muerte y la ineptitud, en que vive ahora la humanidad desordenada y sin Cristo; pero vivir en orden nos guía hacia la eternidad, en el propósito de vida otorgado por Dios para su pueblo en Cristo, porque poniendo nuestra vida en orden encontraremos fuerza y dirección en Dios por su palabra y su Espíritu que nos acompañan en cada paso de fe que damos, porque confiamos siempre en el favor de Dios, no en nuestra sagacidad, por eso el orden, la obediencia y la organización deben gobernar nuestra casa, construyendo paso a paso, con disciplina, constancia, esfuerzo y sabiduría de lo alto. Ustedes deben gobernar bien su casa, teniendo a sus hijos sujetos con toda dignidad. 1 Timoteo 3:4.

 

Todo en Dios tiene un  propósito y una estructura de orden para que las cosas prosperen y las personas den fruto, por lo tanto, la vida cristiana debe guardar el orden, individualmente, en el hogar y colectivamente en la iglesia y la comunidad, pues el orden siempre traerá los mejores resultados para convivencia, pues si hay orden en todas las facetas de la vida, el alma humana encuentra equilibrio y bienestar para aprovechar bien el tiempo, los recursos y vivir conforme a la voluntad de Dios; el orden es un principio eterno y un tema muy importante que debemos valorar, pues en el orden se refleja el carácter de Dios y el nuestro, para evitarnos problemas; y si no hay paz ni justicia en la tierra, es porque el hombre ha quebrantado el principio del orden divino. Cuando tienen algún problema entre ellos, vienen y yo decido quién tiene la razón; entonces yo doy a conocer las leyes y el orden de Dios. Éxodo 18:16.

 

El orden tiene un trasfondo espiritual, que no solo hace sentir la presencia de Dios en el hogar y la paz interior, sino que del orden se desprenden las ordenanzas y leyes de Dios para que las obedezca el hombre; Dios no improvisa, Él todo lo planea con tiempo y orden, así también el ser humano debe ser ordenado en todas las áreas de su vida, para que goce de bendiiones, paz, armonía y equilibrio en todo; la humanidad debe ajustarse al orden de Dios, en su accionar diario, viviendo la palabra, y siendo llenos del Espíritu Santo, para ser cada día más parecidos al salvador, Jesucristo. La palabra de Dios relaciona la justicia, la perfección y el orden porque son virtudes y principios que van de la mano, mostrando que Dios es el garante de los principios y que sus caminos deben seguirse para lograr un mundo mejor, justo y en paz. Dios guarda las sendas del juicio, y preserva el camino de sus santos; solo Él nos dará discernimiento para que guardemos justicia, juicio, equidad y todo buen sendero. Proverbios 2:8-9.

 

Para que haya verdadera paz y justicia, hay que ceñirnos al orden de Dios en sus instrucciones y mandatos establecidos en su palabra, porque de ello depende nuestra sana espiritualidad y balance moral; las leyes como normas generales de Dios, son dadas para gobernar con recta conducta, promoviendo la verdad, la justicia y la libertad que producen libertad y paz, y al aplicarlos de forma práctica el resultado será una sociedad organizada y en orden, así las guerras y las divisiones se reducirían al mínimo guerras, porque todo lo bueno se expresaría libremente desde muchos corazones limpios, humanos que respetan a Dios, y la gran mayoría sometidos a su voluntad mostrado el carácter de Cristo en nosotros. Cumplan mis leyes, pongan en práctica mis ordenanzas; y vivan en orden conforme a ellas, porque YO SOY el SEÑOR. Levítico 18:4.

 

El orden es fundamental, especialmente en la vida de los cristianos en todo lugar, unidos en compañerismo y fraternidad como la iglesia, para que haya una sociedad en paz, dentro de parámetros de respeto, bondad y unidad; por eso el orden empieza y se aprende en el hogar, poniendo a Dios como prioridad, Él es el primero en nuestra vida de oración, relaciones, decisiones y educación de los hijos, porque cuando Cristo es el fundamento de la familia y reina en el centro del hogar, habrá orden y progreso. El marido ama a la esposa, la esposa respeta al esposo y los hijos honran y obedecen a los padres, porque donde hay amor, respeto y orden, los conflictos se solucionan a la luz de la presencia de Dios. Porque si el SEÑOR no edifica la casa, de nada sirve que trabajen los constructores; si el SEÑOR no protege la ciudad, de nada sirve que vigilen los guardias. Salmos 127:1.

 

El orden en el hogar se mantiene cuando cada uno de los miembros de la familia cumple sus roles con responsabilidad y buena voluntad, según el orden funcional establecido por Dios para cada miembro en la familia, para que todos se sirvan y contribuyan en la edificación y conservación de la familia, así el padre es el jefe espiritual que protege y provee, la madre es la ayuda y complemento apropiado para el esposo, y guía perfecta para los hijos en la edificación de la casa conforme al diseño y orden divino; hijos obedientes y respetuosos que se someten al gobierno de los padres, todos cumpliendo sus funciones con amor y esmero; en este orden de cosas, hay equilibrio, comunicación, disciplina y funcionalidad en la familia. Los padres que no usan la vara de la disciplina para corregir a sus hijos, no los aman en verdad; porque el padre que ama, disciplina con diligencia. Proverbios 13:24.

 

La comunicación sincera y oportuna son parte del orden para ejercer disciplina justa y apropiada, son padres organizados los que corrigen con amor y enseñan con el ejemplo, no con ira ni gritos, sino que dan tiempo al diálogo familiar para evitar la confusión y el distanciamiento; un hogar ordenado estrecha los vínculos, administrando tiempo de calidad para estar juntos, pues Dios nos da espacio para todo, y orden es sacar tiempo para Dios, para la familia, el trabajo y el descanso; pues en el desorden se alteran las prioridades, los roles y las tareas que dan equilibrio a la familia; por lo tanto, debemos enarbolar la bandera del orden, entendiendo que el orden no es rigidez de carácter ni dureza de corazón, sino afecto, suavidad, comprensión y ternura con autoridad y balance, donde la familia es un altar que refleja el reino de Dios en su casa. Y aunque no estoy presente en persona entre ustedes, lo estoy en espíritu, y me alegra ver que tienen orden y se mantienen firmes en la fe de Cristo. Colosenses 2:5.

 

Donde hay guía bajo la dirección del Espíritu Santo, con Cristo en el centro, allí fluye el amor espontáneo y sincero, las decisiones se toman serenamente y en conjunto con todos los miembros cumpliendo su papel con disposición y alegría, algo propio de cristianos llenos de la luz de Dios, pues en un hogar ordenado emana la luz de Cristo, ya que el orden brota de la naturaleza de Dios, Él no obra súbitamente, sino que toma tiempo para actuar y hacer claros sus propósitos, esperando de nosotros disposición y entrega; y el desorden espiritual, personal, familiar y emocional son consecuencia de apartarse de Dios saliéndose de sabia dirección. Mis disposiciones y normas de derecho, serán para ustedes una ley que pasará de padres a hijos, dondequiera que ustedes vivan. Números 35:29.

 

El orden también está en el lugar que ocupan las cosas en el hogar, aunque para algunos esto no tenga importancia por ser algo cotidiano, pero tiene su fundamento bíblico espiritual, porque Dios no solo se interesa en el corazón humano, sino que también le importa nuestro entorno y manera de vivir, porque el orden y el desorden exterior de cada persona y cada casa refleja el interior de los corazones y el estado de las almas, y Dios estableció el orden como modelo de vida organizado, siempre con propósito superiores, para todas sus criaturas en todo lugar.  Así vio Dios que todo lo que había creado era bueno en extremo. Génesis 1:31.

 

El orden de la casa incluye limpieza, acomodo físico de las cosas, que cada quien haga lo que le corresponde, que todos sean ayuda unos de otros, y se comparta tiempo donde todos crezcan, estableciendo una atmósfera espiritual práctica, de vidas limpias y en libertad, rodeados del orden y el aseo, lo cual es totalmente bíblico y sabio; en un hogar ordenado, limpio y organizado fluye la presencia y la paz del Espíritu; asi cada día todos se sienten plenos y a gusto con las tareas a realizar y como dice un dicho popular que recuerdo desde mi infancia, con cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa, el hogar será nuestro mejor refugio donde está la presencia de Dios. Miren que bueno y delicioso es que los hermanos habiten juntos y en armonía...Salmos 133.

 

Los padre deben fijar y definir un lugar para cada objeto, tomando con respeto y tacto la opinión de los hijos, enseñando a poner un orden para la ropa, los utensilios, documentos y herramientas, y una vez que hayan sido usados, que vuelvan al lugar que les corresponde, evitando asi el desorden, la acumulación y el caos, lo cual crea desavenencias que roban la armonía y la paz de la familia; para hacer orden usemos canastas, cajas, estantes y etiquetando todo debidamente para identificarlo al momento que se vaya a usar, que todo esté visible y de fácil alcance. porque, así como cada miembro del cuerpo de Cristo tiene su lugar, función y su oficio, en cada miembro de la familia es igual.1 Corintios 12.

 

Limpiamos no por apariencia sino como un acto que honra a Dios, en lo cual toda la familia está involucrada, como principio de responsabilidad compartida; porque la limpieza en el hogar tiene que ver con la limpieza del alma y el orden de cada alcoba refleja a su huésped; la casa debe dividirse en secciones asignando a cada quien un área para ordenar y asear, empezando por la alcoba de cada uno; esto debe ser una tarea diaria, constante y visible, se puede asignar un día semanal o mensual para que cada uno tenga su parte en el orden de la casa, cada día colocando lo limpio y lo sucio donde corresponde así se lleva a cabo una buena organización, y Dios bendecirá ese hogar, viendo la obediencia responsabilidad, constancia y esfuerzo de todos. En aquellos días Ezequías enfermó gravemente y estuvo a punto de morir. Entonces el profeta Isaías, hijo de Amoz fue a visitarlo y le dijo: el SEÑOR te dice que pongas tu casa en orden…2 Reyes 20:1.

 

El principio del orden como trasfondo espiritual, incluye la limpieza del alma, soltando cargas que hacen daño a la familia, como la falta de perdón, el resentimiento, la desobediencia, la queja, el desánimo, la grosería y las malas intenciones y la falta de comunicación, porque si todos en la familia están libres de cargas, y hay limpieza en su corazón, habrá comprensión y el hogar brillará con la santidad y la práctica del amor sincero. No seas fariseo, limpia primero lo de adentro del vaso y el plato, para que lo de afuera también quede limpio. Mateo 23:26.

 

El orden produce momentos de refrigerio que estrechan las relaciones, pues dentro del orden, se ama, se ora, se lee la biblia, se adora diariamente en el Altar familiar y hay tiempo para el ocio y la diversión juntos, y todos son edificados, transformados y perfeccionados, aprendiendo a depender de Dios en todo lo que se hace, con Cristo reinando en el primer lugar de toda la familia, así todo lo demás funcionará; así, toda ofensa familiar debe perdonarse rápido no dejando que el enojo dañe nuestras buenas relaciones ni sentimientos, mucho menos que todo lo negativo haga presa del hogar, mejor programando tiempos en familia. Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo. 1 Timoteo 5:8.


¿POR QUÉ OFRENDAMOS Y DIEZMAMOS, PERO NO PROSPERAMOS? Esta es una pregunta que nadie se atreve a hacer, pero todos los creyentes sienten por dentro: “Si diezmo, si doy, si obedezco,  ¿por qué no prospero? La respuesta es simple y profunda a la vez: Dar para la obra de Dios es obediencia, pero la prosperidad viene del ORDEN.


Muchos creyentes oran, diezman ofrendan, sirven y dan con un corazón sincero, pero siguen: endeudados, ansiosos, sin control, sin paz y sin dinero que les sobre. ¿Por qué? Porque Dios no nos pidió solo ofrendar, Él nos ordenó ser buenos mayordomos y saber ADMINISTRAR, guardando el orden de Dios; por eso la Biblia está llena de principios prácticos de administración que casi nadie practica porque no los conoce:


✔ buena mayordomía, abarca todas las áreas de la vida, Dios es Dueño de todo y nosotros solo somos administradores. Mateo 25:21.

✔ ley de la quinta parte, redimir, Levítico 6:1-5.

✔ ley de la multiplicación, un mandato desde Génesis, 1:28, fructificar y multiplicar, entregando todo en las manos de Dios, empezando por nosotros mismos, y multiplicación responde a la obediencia de trabajar y sembrar. Juan 12:24, 2 Corintios 9:6..  

✔ principio del orden, disciplina espiritual establecida por Dios, 1 Corintios 14:40.  

✔ Ley del dominio propio, para controlar impulsos, ordenar los pensamientos y las emociones caminando con sujeción y obediencia. Gálatas 5:22-23.  

✔ Ley de la planificación, vivir con dirección, sabiduría, programando cada día con fe, según la voluntad de Dios. Proverbios 16:9 y Efesios 1:11 

✔ Cerrar puertas espirituales, resistiendo al enemigo, dejando malos hábitos, identificando la tentación y el engaño para no pecar. Provetbios 28:13.  

✔ Reservar y tener prudencia con los gastos. La prudencia financiera va unida a la mayordomía, viviendo en obediencia y con orden, Proverbios 21:20.

  

Si solo aplicamos el principio del diezmo pero dejamos por fuera todo lo demás, la puerta de la prosperidad NO se abrirá. Por eso tantos creyentes dan, oran y sirven, pero no avanzan, No es falta de fe, No es falta de dar, No es falta de oración. Es falta de ORDEN BÍBLICO. Así que cuando vuelvamos al orden, la paz volverá primero, y después el dinero dejará de escaparse.

 

Por último, forma parte del orden, un hogar lleno de cariño, reconocimiento y gratitud, donde todos deseen permanecen, escapando de lo urgente para darle prioridad a lo importante que es Dios y la familia, luego al trabajo, los estudios y todo lo demás, sin descuidar el descanso con propósito, todo como para el SEÑOR, no como si fuera obligación ni rutina aburrida; si tu corazón está en orden y abandonas la pereza siendo diligente y lleno de contentamiento para con Dios, obrando con fe obediente, todos seremos edificados desde adentro hacia el exterior. Cuida tu corazón y tu mente más que nada en el mundo, porque de allí brotan manantiales de vida. Proverbios 4:23.


Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.



Cada fruto podrido en tu vida tiene una raíz que lo alimenta: fracasos repetidos, falta de energía, metas sin cumplir, etc. Todo eso proviene de raíces ocultas: procrastinación, pereza, miedo, indisciplina desorden en la vida. Hasta que no transformes esas raíces, seguirás cosechando los mismos resultados, la bendición y éxito no son magia, es dependencia a Dios, conocimiento, obediencia y práctica de los principios y mandatos de Dios en la Biblia; la biología del éxito está en cambiar tus raíces que son hábitos, asi cambias el árbol de tu vida. Debes
Transformarte de adentro hacia afuera para dejar de cosechar frutos podridos.