DIOS Y EL ORDEN
Dios no es Dios de
desorden ni confusión, sino de paz, a Él le gusta que reine la armonía en su
iglesia. 1 Corintios 14:33.
Que todo lo que
hagan ustedes, siempre sea de forma apropiada y ordenada. 1 Corintios 14:40.
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiera hacer debajo del cielo, tiene su hora. Eclesiastés 3:1.
Es importante saber y entender qué es el orden, porque ser ordenados nos ayuda a vivir bien, conforme a los propósitos y voluntad de Dios; el orden no es solamente tener todo en un sitio determinado, eso es parte de guardar el orden; tener orden significa vivir dentro del diseño y los parámetros de Dios, ya sea en tiempo, espacio, lugar, comprensión, organización, acceso, utilización y distribución de los recursos, claridad y coherencia de las cosas, llevando un estilo de vida limpia, santa, disciplinada, productiva y en paz, donde todo honre el nombre de nuestro Creador; el orden va de la mano con los mandatos de Dios, el éxito, la disciplina y las reglas de comportamiento que ordenan nuestros pasos, con el Dios de orden, porque si en nuestra vida no hay orden, no damos fruto. Así debe hacerse, porque tenemos que cumplir con todo lo que Dios ordena…Mateo 3:15.
Dios es SEÑOR de orden. Vemos que al principio, antes de los seis días de la creación, la tierra estaba desordenada, vacía y en oscuridad, pero cuando Dios vio el caos, l oscuridad y el desorden, habló y ordenó todo con el poder de su palabra, Génesis 1:2; así como estaba la tierra, la vida humana en lo personal, familiar y social anda desordenada, vacía y en oscuridad a causa del pecado y como consecuencia de llevar vidas desordenadas y sin Dios; pero cuando llega el SEÑOR Jesucristo con su salvación, todo se empieza a organizar, todo cobra vida y sentido, porque se llena de luz, Dios con su amor y poder transformador pone todo en orden, por eso el salmista clama a Dios por ayuda para abandonar el pecado y poner orden a su vida. SEÑOR, ordena mis pasos con tu palabra; y ninguna iniquidad se enseñoree de mí. Salmos 119:133.
Bíblicamente el orden hace referencia a la grandeza, omnipotencia, y sabiduría de Dios sobre su creación y la raza humana, revelándonos orden y perfección en los procesos, especialmente en el proceso salvador en Cristo; Dios en su momento oportuno a través de la historia, vino para dar vida a lo que estaba muerto, puso luz donde habían tinieblas y ordenó lo que estaba en el caos, arreglando y organizando todo con disposición correcta, armoniosa y lógica, colocando las cosas en el lugar correcto y a su debido tiempo, porque Él es SEÑOR de orden y propósito. Por YHVV son ordenados los pasos del hombre, y Él es quien aprueba nuestro camino. Salmos 37:23. Por tu ordenación, oh Dios, subsisten todas las cosas hasta hoy, Pues todo está para servirte. Salmos 119:91.
Sabemos que a Dios le
agrada el orden y es SEÑOR de orden, por eso sus hijos hemos de vivir en orden
espiritual, emocional, familiar, laboral, material y social, guiados por
principios claros, prioridades correctas y disciplina acertada, preparándonos y
alistándonos para recibir en las nubes al SEÑOR en el momento oportuno; orden y
espera son dos virtudes que van unidos, a la secuencia en los procesos y trato
de Dios, con lo cual la fe se fortalece, mientras el alma aprende a esperar en
Dios sin agitarse. Bueno es el SEÑOR con los que en Él esperan, y con el alma que lo busca;
bueno es esperar la salvación del SEÑOR. Lamentaciones 3:25-26.
Dios
todo lo hizo dentro de los parámetros del orden y la perfección, formó la
creación en una secuencia de seis días, para descansar el séptimo; y en su
orden os cuerpos celestes funcionan con previsibilidad perfecta y precisa, así
como también el cuerpo vivo del ser humano y los animales son un claro ejemplo
del orden perfecto de Dios en cada una de sus criaturas dentro del
funcionamiento de sus órganos del cuerpo, corazón bombeando sangre, el cerebro
enviando miles de mensajes por segundo a todos los órganos, la temperatura de
la sangre a nivel en el cuerpo, la rapidez de los pensamientos, la armonía en
la respiración, y miles de reacciones químicas y físicas que trabajan perfecta
y simultáneamente dentro de nosotros, alineados ordenadamente y con precisión. Tú, Dios omnipotente
has ordenado nuestra fuerza, confirma SEÑOR, lo que has hecho para nosotros.
Salmos 68:28.
Fijémonos
que en Génesis 1, después que Dios separó la luz de las tinieblas,
ordenándolo todo, hubo belleza y organización en todo lugar, ese orden provocó
multiplicación, recursos, y éxito con progreso como lo vemos hasta hoy en la
creación, luego Dios dio autoridad y poder al hombre sobre todo lo creado, porque
el orden abre puertas para lo que Dios va a hacer en lo sucesivo, y nuestra
vida se pone en orden cuando nacemos de nuevo, pues Dios nos hermosea y regenera
por dentro y por fuera, nos muda en nuevas personas y nos transforma para tener
orden en lo físico, lo mental, lo emocional, lo espiritual, lo moral, lo
social, lo financiero, en el tiempo y en los procesos y tareas. Pensar en todo lo
que es verdadero, honesto, justo, puro, y amable...en esto pensamos. Filipenses
4:8.
Dios
no se relaciona con el caos ni está donde hay desorden; cuando Pablo hace
referencia a que Dios es Dios de orden produciendo paz, y que debemos hacer
todo decentemente, planificado y con orden, Pablo estaba dando una fuerte
exhortación a la Iglesia de Corinto, porque se hacían celebraciones de
adoración en forma descontrolada, caóticas e inclusive, ofensiva para los
inconversos e incrédulos que visitaban la congregación, especialmente con
relación al don de lenguas.1 Corintios 14:23, 33 y 40.
Pablo da instrucciones acerca del orden que se debe tener en el servicio de la
iglesia, puesto que Dios habita y se manifiesta en el orden, no en el caos, y
el orden en la iglesia permite el mover poderoso del Espíritu Santo, de manera
clara y lógica de la ministración y lo que se hace. Que todo lo que
ustedes hagan, sea siempre de forma apropiada y ordenada. 1 Corintios 14:40.
Dios
trajo orden y plenitud cuando envió a su Hijo para salvarnos, quitando el caos de
nuestra vida y llenando el espacio vació de nuestro corazón que solo puede ser ocupado
por Cristo, es ahí donde el Padre nos pone en cintura y orden para un nuevo
comienzo de vida con ricas bendiciones; aunque en la realidad nadie carece de
lo necesario, pues la palabra lo dice: En la casa del
pobre hay comida abundante, pero mucho se pierda por falta de juicio
Proverbios 13:23. Aquí
la palabra juicio equivale a orden y justicia. Esa es la razón por la cual
debemos ejercer bien la mayordomía, y que cada uno de los hijos de Dios
lleguemos a ser esa tierra fértil de la cual habla la Biblia en Jeremías
2:7, Salmos 107:34 y Mateo 13:8.
Nuestra
vida se mueve en muchas facetas que requieren orden y autoridad a la manera de
Dios, porque todo tiene una razón lógica, una estructura y un propósito en
nuestra existencia, y fue Dios quien estableció el principio del orden como parámetro
hacia la santidad, aprendiendo obediencia, organización, disciplina, moderación,
equilibrio, corrección y el paso a paso en la transformación y modelación de nuestro
carácter para lograr una vida productiva que de abundante fruto para el reino;
Dios trajo orden en autoridad no para subyugar ni dominar, sino para saber vivir
en amor, protección, cuidado, guía y dirección con sabiduría divina. Dios mismo
nos estableció roles específicos que enrumben bien nuestro destino hacia la salvación
plena de la santificación, ciñéndonos al diseño de Dios. Cada parte del cuerpo de Cristo cumple
su función y así todo el cuerpo crece y se fortalece por el amor. Efesios 4:16b.
Nuestra vida debe guardar el orden en todas las áreas para no desviarnos
ni perdernos, porque no sabemos el día ni la hora, Dios no corrige y procesa
para producir una conciencia limpia, libre de culpas y remordimientos que roban
la paz y serenidad interior; por eso debemos respetar los procesos de Dios en
su trato con nosotros porque nos está preparando para caminar en la voluntad y
propósitos de Él para provecho, lo cual redundará en grandes bendiciones, en el
paso a paso ordenado de Dios, perfeccionándonos y quitando todo lo que estorba
y está mal; así Él va formando nuestro carácter y nos ayuda a saber esperar los
tiempos de Dios, corrigiéndonos y direccionando con claridad nuestra vida
espiritual e integral. Porque todo fue creado por Dios, y todo lo que
existe en por Él y para Él, para gloria de su nombre, Amén, Romanos 11:36.
No basta con saber y
tener conocimiento, debemos aprender el orden en la espera paciente para tener éxito
y progreso en toda nuestra manera de vivir, obedeciendo y reverenciando a Dios
y en intimidad con Él para eliminar esa constante sensación de zozobra, a causa
de una conciencia contaminada que endurece el corazón, impidiendo oír la voz de
Dios con claridad y debilitando nuestra fe, por eso el orden empieza con la limpieza
de corazón para producir pureza de intenciones y renovación de la mente, esto
es orden a la manera de Dios, que añadido al sometimiento aprendemos a ser
humildes, genuinos y mansos para saber recibir las bendiciones de Dios, y estar
siempre listos y dispuestos para que Él nos promocione. Por esto, siempre trato de mantener una
conciencia limpia delante de Dios y de toda la gente. Hechos 24:16.
Los
cristianos vivimos y nos movemos sobre la base de mandatos superiores, donde
Dios y su reino son nuestra prioridad entrenados para aprender a ser organizados
en todo lo que es verdaderamente importante, como la familia, el trabajo, la
salud, el servicio y el descanso con paz interior en la comunión con el SEÑOR. Rendición
a Dios y obediencia son orden que nos permite tener relaciones personales
sanas, en cumplimiento de deberes y obligaciones organizadas y planificadas con
tiempo y lógica: primero lo espiritual que afecta lo natural, orando y
escudriñando la Biblia sin excusas, ni procrastinación, siempre con espíritu dispuesto,
puntuales, responsables y atentos, porque lo espiritual es preparación para
estar listos para el SEÑOR en aquel gran día, y que ojalá ninguno se quede por
su desorden de vida ni descuido espiritual. Mirando con
diligencia cómo andamos, como sabios y no como necios, aprovechando bien el
tiempo porque los días son malos. Efesios 5:15-16.
La
Biblia nos enseña el orden, porque con ella Dios ordena nuestra manera de vivir
y nos enseña cómo gobernar la casa con paz y armonía familiar bajo la presencia
de Dios; así que reprendamos el desorden que es indisciplina y desobediencia, amando
el orden que nos proporciona unidad, progreso y espíritu de servicio haciendo
bien las cosas, siendo cumplidos, recordando los compromisos para no tratar a
las personas y las cosas de cuáquer manera sino significativamente; porque todo
esto son actos de orden social, haciendo todo de manera correcta, sujetos a las
leyes de Dios y de los hombres, trabajando y viviendo reposadamente según sea
el momento. Unos predican la palabra, otros sirven a las mesas.
Hechos 6:2-4, esto es orden y organización, y cuando el pueblo
de Israel salía a la guerra marchaba según el turno de cada tribus. Y ese era el
orden de marcha de los hijos de Israel por sus ejércitos cuando partían.
Números 10:28.
El
orden nos permite ocupar lugares de privilegio pero primero debemos ser
tratados y formados por Dios para hacer lo que Él espera de nosotros, porque el
orden se aplica a todo: en lo que hacemos y decimos a diario, obrando correctamente
para hacer justicia, siendo puntuales, organizados, disciplinados, limpios y
serenos, en todo nuestro comportamiento, y así conservar el diseño original de
Dios dado a hombres y mujeres de fe que dan testimonio de Cristo y el reino; porque
el orden es importante en lo espiritual y lo natural, aunque muchos lo pasen
por alto y no le den el lugar que le corresponde, pero somos siervos diligentes
de Dios, pues somos un reino de reyes, sacerdotes y mayordomos en el cuerpo de
Cristo, y hemos sido llamados al orden. Porque se requiere
que los administradores que sean hallados fieles. 1 Corintios 4:2.
Tenemos
que ser ordenados en lo mucho y en lo poco, lo cual involucra poner cada cosa
en su lugar y encontrar un lugar para cada cosa, para que el orden produzca una
agradable atmósfera y buenos resultados en nuestro diario vivir, alineados a
los propósitos de Dios, obrando de acuerdo a sus mandamientos e instrucciones
que nos proporcionan sentido y satisfacción de vida, tanto en lo personal como
en lo social; si guardamos el orden a la manera de Dios, Él nos garantiza el
éxito, la paz y la seguridad, ya que una vida sin orden no cumple ni la
voluntad ni el propósito de Dios de hacer justicia para que el bien avance. Y el efecto de la
justicia será paz; y la labor de la justicia, producirá reposo y seguridad para
siempre. Isaías 32:17.
Todo
tiene un orden y una estructura adecuada que nos da equilibrio y plenitud; en lo
que hacemos, para tener vida saludable, conservar la libertad, poniendo luz y
claridad para salir del caos del pecado, la oscuridad de la muerte y la
ineptitud, en que vive ahora la humanidad desordenada y sin Cristo; pero vivir en
orden nos guía hacia la eternidad, en el propósito de vida otorgado por Dios
para su pueblo en Cristo, porque poniendo nuestra vida en orden encontraremos
fuerza y dirección en Dios por su palabra y su Espíritu que nos acompañan en
cada paso de fe que damos, porque confiamos siempre en el favor de Dios, no en
nuestra sagacidad, por eso el orden, la obediencia y la organización deben gobernar
nuestra casa, construyendo paso a paso, con disciplina, constancia, esfuerzo y
sabiduría de lo alto. Ustedes deben gobernar bien su
casa, teniendo a sus hijos sujetos con toda dignidad. 1 Timoteo 3:4.
Todo
en Dios tiene un propósito y una estructura de orden para que las cosas
prosperen y las personas den fruto, por lo tanto, la vida cristiana debe
guardar el orden, individualmente, en el hogar y colectivamente en la iglesia y
la comunidad, pues el orden siempre traerá los mejores resultados para
convivencia, pues si hay orden en todas las facetas de la vida, el alma humana
encuentra equilibrio y bienestar para aprovechar bien el tiempo, los recursos y
vivir conforme a la voluntad de Dios; el orden es un principio eterno y un tema
muy importante que debemos valorar, pues en el orden se refleja el carácter de
Dios y el nuestro, para evitarnos problemas; y si no hay paz ni justicia en la
tierra, es porque el hombre ha quebrantado el principio del orden divino. Cuando tienen
algún problema entre ellos, vienen y yo decido quién tiene la razón; entonces
yo doy a conocer las leyes y el orden de Dios. Éxodo 18:16.
El orden tiene
un trasfondo espiritual, que
no solo hace sentir la presencia de Dios en el hogar y la paz interior, sino
que del orden se desprenden las ordenanzas y leyes de Dios para que las
obedezca el hombre; Dios no improvisa, Él todo lo planea con tiempo y orden,
así también el ser humano debe ser ordenado en todas las áreas de su vida, para
que goce de bendiiones, paz, armonía y equilibrio en todo; la humanidad debe
ajustarse al orden de Dios, en su accionar diario, viviendo la palabra, y
siendo llenos del Espíritu Santo, para ser cada día más parecidos al salvador,
Jesucristo. La palabra de Dios relaciona la justicia, la perfección y el orden
porque son virtudes y principios que van de la mano, mostrando que Dios es el
garante de los principios y que sus caminos deben seguirse para lograr un mundo
mejor, justo y en paz. Dios guarda las sendas del juicio, y preserva el
camino de sus santos; solo Él nos dará discernimiento para que guardemos
justicia, juicio, equidad y todo buen sendero. Proverbios 2:8-9.
Para
que haya verdadera paz y justicia, hay que ceñirnos al orden de Dios en sus
instrucciones y mandatos establecidos en su palabra, porque de ello depende
nuestra sana espiritualidad y balance moral; las leyes como normas generales de
Dios, son dadas para gobernar con recta conducta, promoviendo la verdad, la
justicia y la libertad que producen libertad y paz, y al aplicarlos de forma
práctica el resultado será una sociedad organizada y en orden, así las guerras
y las divisiones se reducirían al mínimo guerras, porque todo lo bueno se
expresaría libremente desde muchos corazones limpios, humanos que respetan a
Dios, y la gran mayoría sometidos a su voluntad mostrado el carácter de Cristo
en nosotros. Cumplan mis leyes, pongan en práctica mis
ordenanzas; y vivan en orden conforme a ellas, porque YO SOY el SEÑOR. Levítico
18:4.
El orden es
fundamental, especialmente en
la vida de los cristianos en todo lugar, unidos en compañerismo y fraternidad como
la iglesia, para que haya una sociedad en paz, dentro de parámetros de respeto,
bondad y unidad; por eso el orden empieza y se aprende en el hogar, poniendo a
Dios como prioridad, Él es el primero en nuestra vida de oración, relaciones,
decisiones y educación de los hijos, porque cuando Cristo es el fundamento de
la familia y reina en el centro del hogar, habrá orden y progreso. El marido
ama a la esposa, la esposa respeta al esposo y los hijos honran y obedecen a
los padres, porque donde hay amor, respeto y orden, los conflictos se
solucionan a la luz de la presencia de Dios. Porque si el SEÑOR
no edifica la casa, de nada sirve que trabajen los constructores; si el SEÑOR
no protege la ciudad, de nada sirve que vigilen los guardias. Salmos 127:1.
El
orden en el hogar se mantiene cuando cada uno de los miembros de la familia
cumple sus roles con responsabilidad y buena voluntad, según el orden funcional
establecido por Dios para cada miembro en la familia, para que todos se sirvan
y contribuyan en la edificación y conservación de la familia, así el padre es
el jefe espiritual que protege y provee, la madre es la ayuda y complemento
apropiado para el esposo, y guía perfecta para los hijos en la edificación de
la casa conforme al diseño y orden divino; hijos obedientes y respetuosos que
se someten al gobierno de los padres, todos cumpliendo sus funciones con amor y
esmero; en este orden de cosas, hay equilibrio, comunicación, disciplina y
funcionalidad en la familia. Los padres que no usan la vara
de la disciplina para corregir a sus hijos, no los aman en verdad; porque el
padre que ama, disciplina con diligencia. Proverbios 13:24.
La
comunicación sincera y oportuna son parte del orden para ejercer disciplina
justa y apropiada, son padres organizados los que corrigen con amor y enseñan
con el ejemplo, no con ira ni gritos, sino que dan tiempo al diálogo familiar para
evitar la confusión y el distanciamiento; un hogar ordenado estrecha los
vínculos, administrando tiempo de calidad para estar juntos, pues Dios nos da
espacio para todo, y orden es sacar tiempo para Dios, para la familia, el
trabajo y el descanso; pues en el desorden se alteran las prioridades, los
roles y las tareas que dan equilibrio a la familia; por lo tanto, debemos
enarbolar la bandera del orden, entendiendo que el orden no es rigidez de carácter
ni dureza de corazón, sino afecto, suavidad, comprensión y ternura con
autoridad y balance, donde la familia es un altar que refleja el reino de Dios
en su casa. Y aunque no estoy presente en persona entre
ustedes, lo estoy en espíritu, y me alegra ver que tienen orden y se mantienen
firmes en la fe de Cristo. Colosenses 2:5.
Donde
hay guía bajo la dirección del Espíritu Santo, con Cristo en el centro, allí
fluye el amor espontáneo y sincero, las decisiones se toman serenamente y en
conjunto con todos los miembros cumpliendo su papel con disposición y alegría,
algo propio de cristianos llenos de la luz de Dios, pues en un hogar ordenado
emana la luz de Cristo, ya que el orden brota de la naturaleza de Dios, Él no
obra súbitamente, sino que toma tiempo para actuar y hacer claros sus
propósitos, esperando de nosotros disposición y entrega; y el desorden espiritual,
personal, familiar y emocional son consecuencia de apartarse de Dios saliéndose
de sabia dirección. Mis disposiciones y normas de derecho, serán para
ustedes una ley que pasará de padres a hijos, dondequiera que ustedes vivan.
Números 35:29.
El
orden también está en el lugar que ocupan las cosas en el hogar, aunque para
algunos esto no tenga importancia por ser algo cotidiano, pero tiene su
fundamento bíblico espiritual, porque Dios no solo se interesa en el corazón
humano, sino que también le importa nuestro entorno y manera de vivir, porque
el orden y el desorden exterior de cada persona y cada casa refleja el interior
de los corazones y el estado de las almas, y Dios estableció el orden como
modelo de vida organizado, siempre con propósito superiores, para todas sus
criaturas en todo lugar. Así vio Dios que todo lo que
había creado era bueno en extremo. Génesis 1:31.
El
orden de la casa incluye limpieza, acomodo físico de las cosas, que cada quien
haga lo que le corresponde, que todos sean ayuda unos de otros, y se comparta
tiempo donde todos crezcan, estableciendo una atmósfera espiritual práctica, de
vidas limpias y en libertad, rodeados del orden y el aseo, lo cual es totalmente
bíblico y sabio; en un hogar ordenado, limpio y organizado fluye la presencia y
la paz del Espíritu; asi cada día todos se sienten plenos y a gusto con las
tareas a realizar y como dice un dicho popular que recuerdo desde mi infancia,
con cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa, el hogar será nuestro
mejor refugio donde está la presencia de Dios. Miren que bueno y
delicioso es que los hermanos habiten juntos y en armonía...Salmos 133.
Los
padre deben fijar y definir un lugar para cada objeto, tomando con respeto y
tacto la opinión de los hijos, enseñando a poner un orden para la ropa, los
utensilios, documentos y herramientas, y una vez que hayan sido usados, que vuelvan
al lugar que les corresponde, evitando asi el desorden, la acumulación y el
caos, lo cual crea desavenencias que roban la armonía y la paz de la familia; para
hacer orden usemos canastas, cajas, estantes y etiquetando todo debidamente
para identificarlo al momento que se vaya a usar, que todo esté visible y de
fácil alcance. porque, así como cada miembro del cuerpo de Cristo tiene su
lugar, función y su oficio, en cada miembro de la familia es igual.1
Corintios 12.
Limpiamos
no por apariencia sino como un acto que honra a Dios, en lo cual toda la
familia está involucrada, como principio de responsabilidad compartida; porque
la limpieza en el hogar tiene que ver con la limpieza del alma y el orden de
cada alcoba refleja a su huésped; la casa debe dividirse en secciones asignando
a cada quien un área para ordenar y asear, empezando por la alcoba de cada uno;
esto debe ser una tarea diaria, constante y visible, se puede asignar un día
semanal o mensual para que cada uno tenga su parte en el orden de la casa, cada
día colocando lo limpio y lo sucio donde corresponde así se lleva a cabo una
buena organización, y Dios bendecirá ese hogar, viendo la obediencia
responsabilidad, constancia y esfuerzo de todos. En aquellos días
Ezequías enfermó gravemente y estuvo a punto de morir. Entonces el profeta
Isaías, hijo de Amoz fue a visitarlo y le dijo: el SEÑOR te dice que pongas tu
casa en orden…2 Reyes 20:1.
El
principio del orden como trasfondo espiritual, incluye la limpieza del alma,
soltando cargas que hacen daño a la familia, como la falta de perdón, el
resentimiento, la desobediencia, la queja, el desánimo, la grosería y las malas
intenciones y la falta de comunicación, porque si todos en la familia están
libres de cargas, y hay limpieza en su corazón, habrá comprensión y el hogar
brillará con la santidad y la práctica del amor sincero. No seas fariseo,
limpia primero lo de adentro del vaso y el plato, para que lo de afuera también
quede limpio. Mateo 23:26.
El
orden produce momentos de refrigerio que estrechan las relaciones, pues dentro
del orden, se ama, se ora, se lee la biblia, se adora diariamente en el Altar
familiar y hay tiempo para el ocio y la diversión juntos, y todos son
edificados, transformados y perfeccionados, aprendiendo a depender de Dios en
todo lo que se hace, con Cristo reinando en el primer lugar de toda la familia,
así todo lo demás funcionará; así, toda ofensa familiar debe perdonarse rápido
no dejando que el enojo dañe nuestras buenas relaciones ni sentimientos, mucho
menos que todo lo negativo haga presa del hogar, mejor programando tiempos en
familia. Porque si alguno no provee para los suyos, y
mayormente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo. 1
Timoteo 5:8.
¿POR QUÉ OFRENDAMOS Y DIEZMAMOS, PERO NO PROSPERAMOS? Esta es una pregunta que nadie se atreve a hacer, pero todos los creyentes sienten por dentro: “Si diezmo, si doy, si obedezco, ¿por qué no prospero? La respuesta es simple y profunda a la vez: Dar para la obra de Dios es obediencia, pero la prosperidad viene del ORDEN.
Muchos creyentes oran, diezman ofrendan, sirven y dan con un corazón sincero, pero siguen: endeudados, ansiosos, sin control, sin paz y sin dinero que les sobre. ¿Por qué? Porque Dios no nos pidió solo ofrendar, Él nos ordenó ser buenos mayordomos y saber ADMINISTRAR, guardando el orden de Dios; por eso la Biblia está llena de principios prácticos de administración que casi nadie practica porque no los conoce:
✔ buena mayordomía, abarca todas las áreas de la vida, Dios es Dueño de todo y nosotros solo somos administradores. Mateo 25:21.
✔ ley de la quinta parte, redimir, Levítico 6:1-5.
✔ ley de la multiplicación, un mandato desde Génesis, 1:28, fructificar y multiplicar, entregando todo en las manos de Dios, empezando por nosotros mismos, y multiplicación responde a la obediencia de trabajar y sembrar. Juan 12:24, 2 Corintios 9:6..
✔ principio del orden, disciplina espiritual establecida por Dios, 1 Corintios 14:40.
✔ Ley del dominio propio, para controlar impulsos, ordenar los pensamientos y las emociones caminando con sujeción y obediencia. Gálatas 5:22-23.
✔ Ley de la planificación, vivir con dirección, sabiduría, programando cada día con fe, según la voluntad de Dios. Proverbios 16:9 y Efesios 1:11
✔ Cerrar puertas espirituales, resistiendo al enemigo, dejando malos hábitos, identificando la tentación y el engaño para no pecar. Provetbios 28:13.
✔ Reservar y tener prudencia con los gastos. La prudencia financiera va unida a la mayordomía, viviendo en obediencia y con orden, Proverbios 21:20.
Si solo aplicamos el principio del diezmo pero dejamos por fuera todo lo demás, la puerta de la prosperidad NO se abrirá. Por eso tantos creyentes dan, oran y sirven, pero no avanzan, No es falta de fe, No es falta de dar, No es falta de oración. Es falta de ORDEN BÍBLICO. Así que cuando vuelvamos al orden, la paz volverá primero, y después el dinero dejará de escaparse.
Por
último, forma parte del orden, un hogar lleno de cariño, reconocimiento y
gratitud, donde todos deseen permanecen, escapando de lo urgente para darle
prioridad a lo importante que es Dios y la familia, luego al trabajo, los
estudios y todo lo demás, sin descuidar el descanso con propósito, todo como
para el SEÑOR, no como si fuera obligación ni rutina aburrida; si tu corazón
está en orden y abandonas la pereza siendo diligente y lleno de contentamiento
para con Dios, obrando con fe obediente, todos seremos edificados desde adentro
hacia el exterior. Cuida tu corazón y tu mente más que nada en el
mundo, porque de allí brotan manantiales de vida. Proverbios 4:23.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.
