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3 mar 2017

ALABANZA Y ORACIÓN CAMBIAN LA ATMÓSFERA


ORACIÓN Y ALABANZA DESATAN PODER Y RESPUESTA

Cuando Salomón terminó la oración, cayó fuego del cielo y consumió el holocausto y los sacrificios, y la gloria del SEÑOR llenó el templo. 2 Crónicas 7:1.

Y clamó Asa a YHWH, su Dios, y dijo: ¡Oh SEÑOR, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh SEÑOR, Dios nuestro, porque en Ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh YHWH, Tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra Ti el hombre. Y el SEÑOR deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá. Y huyeron los enemigos. 2 Crónicas 14:11-12.:

Josafat humilló su rostro para consultar al SEÑOR, e hizo pregonar ayuno a todo el pueblo... Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, el SEÑOR puso contra los hijos de Amón, y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismo que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros,2 Crónicas 20:3 y 22.

Cuando estamos en problemas, cuando enfermamos y somos asaeteados por el mal, por lo general nos desanimamos, lloramos, nos angustiamos, nos sentimos solos, tristes y vencidos, imaginando que vamos a ser destruidos y quizá moriremos; yo lo he experimentado, he tenidos tiempos en mi vida de hija de Dios que la enfermedad, las dificultades y los problemas económicos me han casi derrumbado, pero como pueblo de Dios, esa no debe ser nuestra actitud, necesitamos cambiar de actitud. Entonces Ezequias volvió su rostro a la pared y oró al SEÑOR y dijo: te ruego, oh YHWH, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de Ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan, y lloró Ezequias con gran lloro. 2 Reyes 20:2-3.

En vez de envolvernos en dolor y la pena, debemos volver nuestro ser entero al SEÑOR, hablar con Él, orar, alabar y si es posible adorar; no es nada fácil llegar a este punto cuando estamos embargados por la angustia, pero se puede. Y antes que Isaías saliera hasta la mitad del patio, vino palabra de YHWH a Isaías diciendo: Vuelve y di a Ezequias, príncipe de mi pueblo. Así dice YHWH, el Dios de David tu padre: YO he oído tu ración, y he visto tus lágrimas; he aquí, YO te sano…y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti, y a esta ciudad de mano del rey de Asiria;; y ampararé a esta ciudad por amor a MI mismo, y por amor a David mi siervo. 2 Reyes 20:4-6.

Muchas personas toman a la ligera la oración y la alabanza, otros lo ignoran, pero si todos supiéramos el gran poder que hay en una oración salida del corazón, un clamor con lágrimas y gran dolor en las entrañas, oraríamos diferente de Dios; por su parte, la alabanza es más que un aplauso, es algo más que entonar una canción emocional, tanto la oración como la alabanza cambian las circunstancias, cambia la atmósfera, transformar la adversidad en bendición porque se manifiesta el poder de Dios a favor de quien ora y alaba con el alma. SEÑOR, Tú eres mi Dios; te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas. Desde tiempos antiguos tus planes son fieles y seguros. Isaías 25:1.

La oración que brota de un corazón acongojado y sincero tiene respuesta casi instantánea, y vaya que sí lo sé; con la alabanza salen palabras extraordinarias al SEÑOR, expresando nuestro amor, admiración y agradecimiento, al cantar alabanzas profetizamos cosas grandes, desatamos sanidad y liberación y los espíritus malos huyen; muchas veces sin saberlo cantamos, y la tierra tiembla, porque la alabanza en un medio con el cual exaltamos la grandeza y el poder del Creador, expresándole nuestro amor sincero, porque su amor nos ha inundado. Quiero alabarte, SEÑOR, con todo mi corazón, y contar todas tus maravillas. Salmos 9:1.

La oración y la alabanza deben ser con disposición y entrega total a Dios, donde nuestra mente se concentra en su majestad y su presencia, con fe y confianza que Dios nos dará la victoria, sobre el dolor, la enfermedad y la necesidad que estemos atravesando; recordemos el gran poder de la oración primero y luego la alabanza cuando el pueblo conquistó a Jericó. Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas, y cuando el pueblo oyó el sonido de la bocina, gritaron con gran vocerío, y el muro se derrumbó. Y el pueblo subió y tomó la ciudad. Josué 6:20.

Los gritos y los sonidos de los instrumentos son parte de la oración y la alabanza, son acciones que glorifican a Dios, ensalzan y bendicen su nombre, mucho más cuando seguimos las instrucciones que Él nos da, porque la alabanza no es a nuestro estilo sino a la manera de Dios, esa fue la diferencia entre la ofrenda de Caín y la de Abel, el uno lo hizo a su manera, el otro lo hizo según la instrucción del SEÑOR; al ofrecer frutos de la tierra, está simbolizando dar de nuestra carne y lo que da el mundo, un acto según nos parece, pero ofrendar un cordero, estaba simbolizando un ofrenda que sale desde lo profundo de nuestro ser, un sacrificio, algo que nos cuesta. Pero el rey David respondió: Te lo agradezco, pero tengo que comprarlo y pagar todo lo que vale, pues NO ofreceré al SEÑOR, un holocausto que no me cueste nada. Entonces David compró la era de Arauna y los bueyes del sacrificio por cincuenta siclos. 2 Samuel 24:24.

Nuestra oración y alabanza a Dios debe ir llena de disposición, buena voluntad y fuerza, porque si son verdaderas son sacrificio a Dios; sacrificamos tiempo de calidad. devoción, entrega y meditación en su presencia; las palabras que salen de nuestra boca y el sonido de los instrumentos son muestras de reverencia y adoración al SEÑOR, es por eso que con la oración y la alabanza le logran grandes cosas, grandes resultados que engrandecen el nombre de Dios y traen gran bendición a nuestra vida cambiando la atmósfera de prueba, por cielos de gloria. A eso de la media noche, Pablo y Silas se pusieron a orar ya cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban, entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas de la cárcel, y las cadenas de todos se soltaron.

Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas, sacó la espada y se iba a matar, pesando que los presos habían huido. Pero Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal pues todos estamos aquí. Entonces, pidiendo luz, , se precipitó adentro, y temblando se postró a los pies de Pablo y Silas ; y sacándolos les dijo: señores, ¿ Qué debo hacer para ser salvo? Hechos 16:25-30.

Sucesos extraordinarios nos narra la Escritura cuando alguien oró, cantó y adoró; el fuego del Espíritu Santo se desata en sanidad, en vida larga, en derrota de los enemigos, en cadenas rotas, en liberaciones y en conversión a Cristo de los que estaban en nuestra contra. ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi salvador y mi Dios. Salmos 42:11.

Entonces si la oración y la alabanza funcionaron en la antigüedad, y Dios es el mismo de ayer, de hoy y de siempre, es imprescindible que el Cuerpo de Cristo, la Novia del Cordero y congregación del Padre intensifiquemos la oración, alabemos ya doremos mucho más para ver victorias en nuestra propia vida, en la familia, en la Iglesia, en las naciones y en toda la tierra. Necesitamos ser más espirituales orando, alabando y adorando en la presencia del SEÑOR,, solo así lograremos cambios poderosos en este mundo. Aleluya!

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero, y servidora de su reinO.