Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro
nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos, Hechos 4:12.
Somos justificados gratuitamente por su gracia,
mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien el Padre puso como
propiciación por medio de la fe en su sangre para manifestar su justicia…El
cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra
justificación…Y nos gloriamos en Dios por el SEÑOR Jesucristo por quien hemos
recibido ahora la reconciliación. Romanos 3:24-25, 4:25, y 5:11.
¿Cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan
grande? ...Hebreos 2:1-3.
La grandeza del poder Salvador de nuestro SEÑOR Jesucristo en su sacrificio de la cruz, nos revela la profundidad del amor del Padre para salvarnos de la condenación eterna; el sacrificio del SEÑOR en la cruz posee extraordinarios beneficios para los redimidos hijos de Dios en la consumación del Nuevo Pacto que nos reconcilia con el Padre celestial, el Padre Bueno ha dado el mayor y más valipso regalo de vida, extendido a toda la raza humana, para que permanezcamos unidos a Dios hasta el día que lleguemos a su Reino eterno; dicho pacto de amor fue ratificado por Jesús mientras agonizaba en el propiciatorio de la cruz: Consumado es. Juan 19:30.
Cada año se celebra la Semana Mayor como el mundo la llama, lo cual es Pesaj en hebreo y Pascua en Español, es la celebración que nos recuerda cada año que Dios pasó por alto todo pecado y toda ofensa del hombre hacia su Creador y Salvador con el sacrificio de la cruz de Cristo; la persona de fe entiende que la Pascua no es tiempo de juerga ni diversión al estilo del mundo, es tiempo para reverenciar a Dios y darle gracias por salvarnos, habiendo pagado el alto precio del sacrificio de su vida para reconcimiarnos con el Padre y para estar en comunión con Cristo, en unidad de hermanos alredor de Él, adorando con gratitud por tan grande muestra de amor sacrificial. ¡Cuán valiosa es nuestra salvación! por eso, debemos apartar tiempo dejando de lado los afanes y costumbres del mundo para volver la mirada y el corazón al Autor y Dador de la vida abundante y eterna. Porque la palabra de la cruz es locura para los que se pierden, pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios...1 Corintios 1:18 y 23.
Jesucristo bajó a la tierra, no para disfrutar la estadía ni la temporada, sino para cumplir su misión redentora, mueriendo crucificado, siendo sepultado y resucitar al tercer día para luego ascender en victoria al lado del Padre; Cristo nos ha vuelto a unir al Padre Dios para que nosotros disfrutemos de amistad y libertad integral con el SEÑOR del universo; pascua es remembranza del Dios hecho Hombre que trajo su reino a la tierra y nos introdujo a una nueva vida de santidad al limpiarnos de pecado con su sangre. Porque ejemplo les he dado, para que como YO he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan...Juan 13:15-17.
Entendamos y reflexionemos lo extraordinario de la SALVACIÓN, escudriñemos y estudiemos la Escritura para identificar los aspectos que contempla, para así comprender mejor, seria y reverencialmente la altura, anchura, profundidad del amor de Dios, el poder y valor de la redención que el Padre hizo al ceder a su Hijo y del Hijo al ponerse en nuestro lugar en esa cruz, para liberarnos de la condenación y manipulación de satanás, anulando todo decreto que había contra nosotros, y dándonos vida espiritual; los doce términos que involucra la Grandeza Salvadora los veremos a continuación. Asi que si el Hijo nos libera, nosotros somos verdaderamente libres. Juan 8:36.
Recordemos y respetemos la celebración de la Pascua cada año, para que nuestros familiares, nuevas generaciones y otras personas que nos rodean, tengan la oportunidad de conocer acerca del sacrificio de Jesús y con esta profunda enseñanza todos podamos dimensionar el Mayor regalo de Dios para la humanidad en nuestro SEÑOR Jesucristo. Aunque el hombre sin Dios hace
sus propios planes, Dios llevó a cabo el más valioso plan de vida. Juan 5:39-47.
Cultivemos día a día la comunión y amistad con Jesucristo, porque al desligarse de Dios el corazón humano se endurece con desamor e insatisfacción constante, por el vacío cósmico que solo Jesucristo puede llenar a plenitud cuando creemos y lo aceptamos como único Dios, SEÑOR y Salvador personal; meditemos en el sacrificio de Jesús cada dia, especialmente en la Pascua. Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron Miriam de Magdala y la otra Miriam a ver el sepulcro.Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del SEÑOR, descendió del cielo y llegando removió la piedra, y se sentó sobre ella...Mateo 28:1-10.
La Pascua es para estar en familia a,los pies de Cristo, agradeciendo gozos su sacrificio, y como familia yendo al templo, leyendo la Biblia, orando, cantando a Dios y compartiendo el pan alrededor del altar familiar, especialmente para que los niños y los jóvenes aprendan la historia sagrada y conozcan a Dios; si así lo hacemos, habrá gran bendición en el hogar y se transmitirá la palabra de Dios de generación en generación, entendiendo cada momento que vivimos; cada dia tenemos la oportunidad de impactar espiritualmente la atmósfera, para que haya bendición y esperanza en el mundo natural, que haya menos tristeza, menos dolor, menos división, enojo, amargura, enfermedad y menos distanciamiento en las familias, creando así un ambiente de paz y unidad social. Juan 14:26-27.
Solo en Cristo superamos toda sombra de maldad si el hombre se reconcilia con su Creador empezando desde el seno del hogar para desarrolar fe, vida, justicia y orden en la tierra, y que muchos se convirtan de corazón a Dios para ser salvos, es decir: sanos del cuerpo, preservados
del alma y avivados en el espíriru. Porque Jesucristo es el Evangelio viviente, la palabra
hecha carne que nos da plenitud de vida. Porque YHWH ha saciado el alma sedienta, y
ha llenado de bienes al corazón hambriento, Salmos 107:9.
La pascua no es celebración judía, es una fiesta bíblica para todo el pueblo del Altísimo, y fue establecida por YHWH, cuando se le ordenó al pueblo hebreo salir de la esclavitud Egipcia para ser libres del yugo de faraón; mientras Moisés los llevaba por el desierto bajo la nube de la presencia de Dios, que hablaba y guiaba al pueblo hacia la tierra prometida, alimentándolos e instruyéndolos con el Dabar de su palabra y los mandamientos repletos de principios de vida que son por la eternidad para que los obedezcamos; la Pascua es la celebración que Jesucristo ratificó con sus discípulos en la última Cena, anunciando su sacrificio, muerte y resurrección: Él tomó vino libre de alcohol, es decir, el jugo directo de la uva y pan sin levadura, indicando la pureza y santidad de su cuerpo en su entrega como el Cordero de Dios a favor de la humanidad. Isaías 53:1-12.
Hoy no comemos ni celebramos la Pascua a la manera judía, porque Jesucristo vino a ser El Pan vivo que bajó del cielo para saciar toda clase de hambre humana, Juan 6:48; tambien Jesucristo es el agua viva que calma toda sed, Juan 4:14; Él es la resurrección y la vida, Juan 11:25; Él es el Mediador del mejor pacto, Él es nuestro Todo,1 Timoteo 2:5-6. La iglesia del SEÑOR celebra la cena cada vez que se reune en el templo o cuando se estime conveniente, pero la Gran Cena del SEÑOR es dada cada año en la Pascua en cumplimiento a lo ordenado por el SEÑOR Jesús. Habiendo tomado el pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio diciendo: esto es mi cuerpo que por ustedes es dado; hagan esto en memoria de Mi. Lucas 22:19. Pablo lo recordó: Todas las veces que coman este pan, y beban de la copa, la muerte del SEÑOR proclaman hasta que Él vuelva.1 Corintios 15:26.
El Hijo de Dios proveyó la propiciación expiatoria cumpliendo en sí mismo la ley
que nos era imposible cumplir en su totalidad; Cristo tomó nuestro lugar acercándonos al Padre con su cruz, renovando nuestra manera de pensar, Él nos recuperó como su propiedad con su sangre, para que vivamos en santidad, aguardando con fe y esperanza su regreso. Entonces Jesucristo,
les dijo: YO SOY la resurrección y la vida. El que cree en Mí vivirá, aunque
muera; y todo el que vive y cree en Mí no morirá para siempre. ¿Crees esto?
Juan 11:25-26.
No había otra manera de erradicar el efecto del pecado desde la rebelión del Edén, no podíamos vencer la carga insoportable de la culpa, ni la
deuda impagable para evitar ser lanzados al fuego eterno, únicamente con el sacrificio vivo del Hijo de Dios, ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el
cual por el Espíritu eterno se ofreció así mismo sin mancha a Dios, limpiará
nuestras conciencias de las obras de muerte para que sirvamos al Dios
vivo? Así que, por eso Él es mediador del nuevo pacto, para que
interviniendo muerte para remisión de las rebeliones que había bajo el primer
pacto, y que los que somos llamados recibamos la promesa de la herencia
eterna. Hebreos 9:14-15.
La única solución de rescate era la vida del Santo Cordero a favor de los sucios pecadores. Una salvación espiritual y sobrenatural pero sencilla al entendimiento humano, si conocemos al Hijo de Dios a través del Manual de Vida, la Biblia, allí Dios nos enseña a desarrollar fe obediente con Él, integridad para con todos y santidad salvadora, porque solo en Jesucristo hay oportunidad de vida nueva, transformación y eternidad bienavebturada en el Amado. Porque así como
por la desobediencia de un hombre (Adán) los muchos fueron constituidos
pecadores, así también por la obediencia de uno (Jesucristo), los muchos somos
constituidos justos, Romanos 5:19.
Adentrémonos en los aspectos benéficos de esta grandiosa salvación, miremos los términos y conceptos que abarca la Gran Obra Redentora de nuestro SEÑOR Jesucristo, veamos:
1. La gracia. Porque
por gracia somos salvos por medio de la fe; y esto no de nosotros; pues
es don de Dios; no por obras para que nadie se gloria, Efesios 2:8-9. Somos
justificados gratuitamente por su gracia, por medio de la redención que es en
Cristo Jesús, Romanos 3:24.
Gracia del hebreo Khen se traduce como favor, inmerecido, generosidad con un neceditado, deleite de dar y encanto, en griego es Kharis, se traduce como don y regalo según sea el contexto, y está dentro de los atributos de Dios al ser compasivo, tener paciencia, dar amor leal y fidelidad hacia un mundo pecador que necesita salvación redendora, lo cual comenzó en Génesis 3:14-15, donde Dios derramó la gracia de su amor profetizando que la simiente de la mujer (Cristo) le pisaría la cabeza a la serpiente antigüa y con su victoria destruiría la maldición y sentencia sobre el hombre y la tierra, a causa del pecado, restaurando así la libertad del hombre para recuperarlo nuevamente como posesión del Creador, haciendo justicia. Dios se reservó siete mil hombres que no doblaron sus rodillas delante de baal. Así también en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si es por gracia ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no sería gracia...Romanos 11:4-6.
La simiente de la mujer, que es Cristo nacido de mujer por obra del Espíritu Santo, quien se entregaría voluntariamente como un regalo de amor sacrificial por la humanidad, y ofrendado como Cordero de la Pascua, un favor inmerecido de vida para todo el que cree en Jesucristo; el Hijo de Dios se despojó de su trono de gloria y
bajó a la tierra para hacerse Hijo del Hombre con el fin
de evitarnos la terrible sentencia de muerte eterna en el juicio de la ira del Dios santo que condena el pecado y a sus poseedores incrédulos no arrepentidos. Porque la paga del pecado es muerte, pero el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús. Romanos 6:23.
La gracia divina nos alcanza al tener fe y creer que Jesucristo dio su vida por nosotros para hacer realidad el amor del Padre Eterno, que nos escogió para liberarnos del maligno una vez y para siempre en su Hijo, Él no nos dio la espalda ni nos dejó a la deriva; El Padre,
no nos abandonó, sino que de nuevo nos tomó, nos socorrió y nos dio la oportunidad de salvación con el más grande regalo de su amor infinito, pagando en Cristo el precio del rescate. La gracia y la
verdad vinieron por medio de Jesucristo...Juan 1:17-18, Hechos
15:11, Romanos 5:1-2, 6-8, 20-21 y Romanos 8:1-4, Efesios 1:7,
Tito 2:11 y 3:7, 2 Timoteo 1:9-10. Ya no vivimos por la ley ni para la ley
vivimos por la gracia para Dios en Cristo Jesús. Romanos 7:6.
2. La Propiciación. En hebreo es Kapparah, describe a alguien colgado dolorosamente, balanceando su cabeza al ofrecerse voluntariamente, siendo propicio, es decir, el único adecuado para rescatar y expiar los pecados y culpas de otros. Cristo
mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino
también por los del mundo entero, 1 Juan 2:2. Cristo es propicio, es deciŕ, el Único aceptable, apto, favorable y digno ante Dios, por su perfección y pureza para ser sacrificado sobre el áspero propiciatorio de la cruz. Así Jesús es el Arca viva del nuevo pacto, el indicado para aplacar la ira del Padre y ponerse como mediador oportuno y santo ante Dios para cubrir completamente nuestras faltas con su cuerpo y su sangre, como único inclinado completamente al bien; su sacrificio nos ha liberado del justo enojo y juicio del Padre, quitando la maldición que traíamos desde el huerto del Edén, su propiciación garantiza nuestra salvación. Dios exhibió públicamente
a su Hijo en la cruz como propiciación por su sangre a través de la fe, como
demostración de su justicia, pasando por alto los pecados cometidos. Romanos 3:25.
Lo que Cristo hizo es reconocido en el cielo, porque su sangre derramada por nosotros y sobre nosotros, es la señal en los dinteles (la frente) de las puertas de nuestro ser, para protegernos de plagas mortíferas, porque su sangre clama desde el cielo por justicia más que la de Abel desde la tierra; ahora la sangre más pura y justa, nos rodea como un halo de luz y gloria salvadora Isaías 53:5, Romanos 3:25 y 1 Juan 2:1-2, 4:10 y 1
Corintios 15:22. Si el Santo lo dió
todo por nosotros sucios pecadores, entonces nos corresponde creer, tener fe en lo
que Él hizo y lo que hará conforme lo dice su palabra que da vida, instruye y cambia el rumbo torcido de
nuestra vida, si vamos tras los pasos del Maestro. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. 1 Juan 4:0.
3. La Sustitución e imputación. Para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta Isaías
cuando dijo: Él mismo tomó nuestras flaquezas y llevó nuestras enfermedades,
Mateo 8:17. En hebreo Hachabh y logizomai en griego,, significando hacerse cargo y pagar una deuda ajena; El Hijo del Hombre tomó nuestro lugar y sustituyó a los deudores pecadores en la
cruz, como el Cordero Santo que se hizo responsable de toda nuestras faltas y deudas, cargando en sí mismo el peso de la culpa e iniquidad a causa de la rebeldía, la desobediencia y trasgresión de los mandamientos; Jesucristo se atribuyó toda nuestra maldad, se culpó y se hizo cargo con el suplicio de la crucifixión; se dejó inmolar, fue llagado y traspasado a
cambio de nosotros que estábamos perdidos como ovejas sin pastor, para que no se tuviera en cuenta ni se contara ninguna deuda ni culpa contra la transgresora raza humana; así Cristo nos introdujo de nuevo al redil como plantio del Padre para ser guiados por su voz en este mundo. Isaías 53:5, Mateo
20:28, Romanos 8:3, 2 Corintios 5:21, 1 Pedro 2:23-25 y Hebreos 9:26-28.
Él fue herido por nuestras rebeliones y por nuestros pecados; el castigo
de nuestra paz fue sobre Él, y por sus llagas fuimos curados. Todos nos
descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; pero YHWH cargó
sobre Él todos nuestros pecados… Cuando haya puesto su vida en expiación por el
pecado, vera linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de YHWH será en su
mano prosperada, Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho;
por su conocimiento justificará Mi Siervo justo a muchos, y llevará las
iniquidades de ellos…por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado
con los pecadores, habiendo Él llevado el pecado de muchos, y orado por los
transgresores. Isaías 53:5-12.
4. La Expiación. Por lo cual debía ser en
todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo
sacerdote en lo que a YHWH se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
Hebreos 2:17. En arameo Kipper, traduce cubrir una falla y borrar de raíz un defecto, y en griego Hilasterion significa expiar; Cristo debía ser hecho Hombre para eliminar el defecto del primer hombre, y ser hecho a semejanza humana, en referencia a la visión de Daniel 7:13-14; el Hijo del Hombre con poder y autoridad sobre cielos y tierra cubrió el pecado de Adán, pero debía sufrir la muerte humana como chivo expiatorio, derramando su sangre para expiar, el pecado, quitándonos toda mancha para presentarnos puros ante el Padre; el Azazel que apartó lejos de los ojos de Dios todas nuestras transgresiones, moviendo el corazón del Padre a la piedad y misericordia, haciendo borrón y cuenta nueva.
Jesucristo habrá de volver a gobernar a la humanidad al constituirse en el Gran Sumo sacerdote Intercesor por nosotros ante el Padre. Por otra parte, Jesús fue el perfecto chivo expiatorio que llevó lejos de los ojos del Padre toda suciedad humana, eliminando con su cruz el abismo de enemistad entre Dios y el hombre; Cristo arreglo el conflicto de los siglos entre Creador y criatura al quitar toda mancha de pecado y cargar en su cuerpo toda imperfección humana, como ofrenda voluntaria, viva y santa, absorbiendo la sentencia
de muerte eterna y pasando por alto nuestras transgresiones. Levítico 16, Romanos
3:25, 1 Corintios 15:54-57.
5. La Justificación, Y Cristo fue entregado por nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación, Romanos 4:25. Del hebreo Sedeq o Sedaqah, que se traduce como declarar justo a un pecador a través de la fe, así Cristo nos declaró justos e inocentes en Él, una vez y para siempre; cuando éramos sucios pecadores, culpables y sentenciados a muerte, Él nos dio vida eterna sufriendo y muriendo en la cruz, haciendo que el Padre nos vea santos a través del Hijo; Jesucristo es nuestra justicia en perfecta obediencia al Padre, porque con su sacrificio probó la grandeza y profundidad del amor perdonador de Dios; el Dios santo y justo tomó nuestra semejanza humana para padecer lo que nos correspondía a nosotros, en Él somos declarados justificados por pura gracia y fe obediente. El Hijo nos justificó, cuando éramos impíos culpables que merecían el castigo, Cristo el Justo, padeció, por los injustos. 1 Corintios 1:30, Romanos 5: 9 y 19, 3:24-25 y Romanos 4:25, Romanos 10:9-10.
En su paciencia el Padre nos ve perfectos en su Hijo, haciéndonos merecedores de salvación, vida y paz, para que seamos parte de su gobierno como jueces de justicia en un mundo injusto, y aunque somos bendecidos, también compartimos sus sufrimientos. Cristo nos exoneró de ser sentenciados a muerte, Él es nuestro Rey de Justicia que nos hace libres. En su Hijo el Padre nos dio el Abogado Defensor perfecto y único que nadie nos puede condenar ni hacer frente, ningún arma forjada contra nosotros prosperará, no estamos solos ni indefensos en el mundo, Isaías 32:1 y Hebreos 7:2....Abogado tenemos para con el Padre...1 Juan 2:1-2.
Cristo es nuestra Roca y Torre Fuerte, nuestro escondedero y nuestro Escudo contra todo mal, vivimos bajo su abrigo y ninguna plaga mi peste destructora nos podrá dañar porque Cristo nos libera del lazo del cazador, Jesucristo el Esposo de la Iglesia, la resurrección y la vida, Autor de la vida, Principe Salvador, el Juez Justo y Raiz del linaje de David que alumbra a su pueblo como la Estrella resplandeciente de la mañana en medio de las tinieblas del mundo para que habitemos en su presencia, Salmos 91, Hechos 13:39, Romanos 3:24, 5:16-18, y Romanos 10; 1 Corintios 1:30, 2 Corintios 3:9 y 5:21, Colosenses 2:8-15, Gálatas 5:1, Filipenses 3:15 y Hebreos 9:11 y 24.
Cristo es el
holocausto perfecto y el santo Cordero Pascual que sufrió en el día de la expiación, muriendo para resucitar y destruir el poder de la muerte, avergonzando a su portador, el diablo; con su cruz el SEÑOR Jesús franqueó el abismo que nos separaba del Padre y anuló la prueba acusatoría y todo derecho legal que el enemigo tenía contra nosotros, por lo cual se rasgó el velo del templo de
arriba hacia abajo, al momento de morir, Jesucristo se hizo puente de comunicación entre Dios y el hombre, rompiendo así la distancia que nos tenía alejados del reino eterno. Jesucristo anuló el acta de decretos que había contra nosotros y que estaba en nuestra contra, la quitó de en medio y la clavó en la cruz. Así despojó y avergonzó públicamente a todo principado y potestad maligna, triunfando sobre ellos en la cruz. Colosenses 2:14-15.
Jesucristo es el Camino glorioso que nos conduce a su Reino de luz y vida perpetua, así, cuando permaneció tres días en las profundidades
de la tierra, bajó y predicó a los espíritus cautivos, arrebatando las llaves al que tenía el imperio de la muerte, Hebreos 2:14, olvidando para siempre nuestra desobediencia, y dándonos la oportunidad de ser salvos en Él, por Él y para Él, Levítico 16:5-11, Marcos 5:37, Juan
1:29, Efesios 1:7. Hebreos 10:8-10. Cuanto esta lejos el oriente
del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. Como el Padre se
compadece de los hijos, se compadece YHWH de los que le temen. Porque Él conoce
nuestra condición; se acuerda que somos polvo. Salmos 103:12-14.
6. La Remisión. Porque esta es mi sangre del nuevo pacto, que
por muchos es derramada para remisión de los pecados, Mateo 26:28. En hebreo Shemitáh, que traduce como perdón de pecados que desaparecen como una gota de agua en la tierra, al ser enviándos lejos de la vista del Padre, eliminando una vez y para siempre toda deuda y culpa gravosa, digna de muerte, y como Azazel Cristo llevó al desierto toda nuestra inmundicia, quitando para siempre toda sombra de enemistad humana con Dios, así saldó la deuda insalvable que no podíamos pagar, hacíendonos libres de la tiranía del enemigo, y la esclavitud del pecado, borrando toda transgresión humana del registro divino, por lo cual Él se hizo maldición al ser colgado del madero, cumpliendo en sí mismo toda la ley y depositando a nuestro favor ganancia de vida en la cuenta del Banco celestial. Porque esta es la sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para perdón de pecados Mateo 26:28.
Cristo nos compró y nos sacó de la esclavitud del mundo y del pecado con el precio de su sangre, volviendo a tomar lo que es suyos como al principio de la creación, pero que le había sido robado; su vida inocente y su sacrificio vicario fueron un alto precio para liberarnos de la carga del pecado y de la ley que nos
señalaba transgresores culpables y nos apresaba en una vida sin significado ni sentido, Cristo recuperó nuestra identidad y pertenencia en Él, con su vida, volviéndonos a hacer parte de su pueblo santo de reyes y sacerdotes sentados en lugares celestiales con Cristo, para sirvir a Dios el Padre y ensanchar su reino. Romanos 3:24, Efesios 1:7, Colosenses 1:14,
Apocalípsis 5:9.
Hoy tenemos vida, salud y salvación, ya no somos
deudores, Jesús nos
quitó toda carga y acusación que el enemigo tenía contra
nosotros; Cristo al ser sacrificado y resucitado, cumplió en sí mismo la voluntad del Padre con la ley que no estábamos en capacidad de cumplir, dándonos vida nueva., Deuteronomio 15:1-2, Gálatas
3:13, 4:5, 1 Pedro 1:18-20.
7. La Redención. Porque el Hijo del Hombre no vino
para ser servido, sino para dar su vida en rescate por muchos, Marcos 10:45. Del hebreo Padah y del griego Apolutrosis, que treducen rescate y liberación que hace un valiente conquistador que paga por dejar sueltos y libres de un tirano a los esclavos, a cambio de una nueva vida; también está en griego la palabra Exagorazó, que literalmente traduce comprar en un mercado de esclavos, con respecto a la ley y la maldición, porque éramos esclavos de la ley del pecado y siervos de la
carne, las tinieblas, el mundo y la manipulación del adversario que
nos acusaba continuamente delante del trono de Dios, haciéndonos ver como
proscritos y bastardos alejados de la patria celestial, poniéndonos bajo
el yugo del dolor y la muerte. Efesios 1:17.
Pero ahora tenemos al Intercesor más grande y al Gran Sumo Sacerdote que intercede y nos rescata de la
explotación tiránica de satanás, porque Jesús nos transportó de la tinieblas a su luz admirable, ahora El es nuestro Tabernáculo vivo de David porque entró al lugar santísimo, una vez y para siempre para prepararnos un lugar. Juan 8:12, 1 Pedro 2:9.
Jesucristo vino a ser nuestro Testador, resucitado y glorificado que ascendió al cielo para darnos una herencia sempiterna, incorruptible, e inmarcesible, Hebreos 9:15-22; instaurando en sí mismo el Camino de la Santidad para que podamos servir como sal y luminares en la tierra de los vivientes; habíamos sido vendidos a esclavitud de desobediencia por el primer Adán, pero Cristo se hizo el Segundo Adán, Mediador del mejor pacto al dejarse moler y llagar por fuertes y violentos toros de Basán que lo rodearon, lo vituperaron y lo condenaron a muerte. Salmos 22.
Jesucristi abolió el cautiverio condenatorio y se constituyó en el Gran Libertador de los hombres, sellándonos con su Santo Espíritu, Enmanuel, Dios con nosotros, Apocalípsis 21:1-3, y tener libre acceso al Padre en oración y adoracion continua en el nombre de Jesucristo, presentándonos ante Dios como grato olor fragante, ungidos con el aceite fresco y el vino nuevo de su presencia, por su Espiritu morando en nosotros, para producir frutos dignos de arrepentimiento y labios
que confiesen su nombre al predicar su evangelio con la esencia del amor, testimonio y
libertad. Lucas 24:21, Juan 1:14, Éxodo 25:8-9; Colosenses 1:13-14; 1
Corintios 1:30; Gálatas 3:13, Romanos 3:24, y Hebreos 9:12. Salmos
130:7-8.
8. La Reconciliación. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió
consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación, 2
Corintio 5:18. En hebreo Tesühbah, como una iniciativa divina de hacer volver al ser humano a amistarse con su Creador y Salvador, cuando nos arrepentimos y nos convertimos reconociendo el pecado que nos duele, lo confesamos y nos apartamos para Dios de manera radical, enderezando el camino y cambiando de pensamientos; en griego, Metanoia, arrepentimiento para reconciliación en un giro de 180 grados, porque éramos enemigos de Dios a causa de la desobediencia y la rebeldía, viviendo bajo maldición desde el Edén; por eso andábamos errantes como extranjeros sin rumbo, ajenos a la ciudadanía del Reino; éramos extraños para Dios y excluidos de su presencia, pero Elohim nos reconcilió consigo mismo en su Hijo, y restauró nuestra comunión y amistad con Él, como hijos y familia de Dios para permanecer en la Casa del Padre disfrutando de sus delicias, nos recuperó y nos alineó de nuevo a su diseño original para
vivir juntos y en armonía a la vida nueva en Cristo como amigos y hermanos. Romanos 5:10-11.
Jesucristo vino a buscar lo que se había perdido y terminó el conflicto
entre Dios y los hombres, permitiendo que Él reine en nuestro corazón. El Padre
nos recuperó como éramos al principio, Cristo reconquistó la unión de los
hijos al Padre, y construyó una nueva relación que nos acerca a Él y nos
mantiene como hermanos menores. 2 Corintio 5:18-20, Efesios 2:16-17.
Cristo nos transforma por fe cuando creemos en su sacrificio, y restaura la relación rota que cada uno teníamos con el Padre celestial; ahora Jesús por su Espíritu nos ayuda a mantener intimidad en Él; recuperó el
compañerismo que se había perdido con la caída y la expulsión del Edén;
por en su sangre dejamos de ser enemigos de Dios; y si
somos tentados, podemos ser fortalecidos en Él para vencer, pero si caemos, nos arrepentimos, le damos la espalda al
pecado, volvemos a Abba Padre y nos reconciliamos con Dios por medio del Espíritu Santo para
seguir caminando tras las pisadas de Jesús, cultivando viva nuestra relación
íntima con el Amado, en libertad, adoración y oración. Lucas
19:10, Colosenses 1:18-23 y 2 Corintios. 5:18-19. Salmos 103:12
9. La Regeneración y Restauración. Cristo nos salvó sin que nosotros hubiéramos hecho nada bueno, sino
por pura misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la
renovación por el Espíritu Santo, Tito 3:5. Del hebreo Shuv, que traduce restaurar para volver al estado original de diseño, volver de lo carnal a lo espiritual; y en griego Anakainosis, que se traduce como transformar y cambiar lo viejo para volver a ser nuevo, es decir, nuevo nacimiento, volver a nacer del agua y del Espiritu. Juan 3.
En Jesucristo nacemos de nuevo, El nos hace nuevas criaturas espirituales, Él con su poder, repara los daños, heridas y estragos que dejó el pecado en los templos vivos de su Espíritu Santo, el cual somos nosotros los redimidos. Cristo revive nuestro espíritu que estaba muerto, nos salva el alma y nos sana el cuerpo a causa los delitos y pecados. Jesús nos devolvió a la vida con gozo y paz
interior, Cristo es el Perito Arquitecto que nos reconstruyó como casas nuevas, para que Él habite; odres nuevos con vino nuevo en templos vivos y altares santos donde arde el fuego de la presencia de su Espíritu. Cristo restauró nuestro carácter y regeneró nuestra condición humana, recobrando su imagen y semejanza en los salvados, dándonos sentido de vida con una misión y un propósito para cumplir en función de su reino. Juan 3:5-8, Colosenses 2:13, 1 Pedro 1:3.
10. La Adopción, Para que redimiera a los que estaban bajo la ley, con el fin de que recibieran la adopción de hijos, Gálatas 4:5. Del hebreo Leamétz traduce abrazar y aceptar recibiendo a un extraño como hijo, en griego Huiothesis, que traduce colocar a alguien como un hijo. Cristo nos incorporó a la familia de Dios, nos injertó a la vid verdadera, éramos ramas secas y caídas como lo narra Ezequiel 37:1-14, pero Dios en su infinita bondad sopló Aliento de vida en su Hijo por su Espíritu, se inclinó y nos levantó del suelo haciéndonos ramas vivas que dan fruto a su tiempo y su hoja no cae; éramos ramas silvestres, pero en Jesucristo somos plantio de YHWH. Él se hizo El Hermano Mayor entre muchos hermanos colocándonos al nivel de la familia de Elohim, coherederos con el Únigenito del Padre para recibir sus abundantes promesas y ricas bendiciones. Gálatas 4:5-6, Efesios 1:5 y Romanos 8:15-17-23. El Eterno nos adoptó para vivir en su casa como habitantes y ciudadanos de su reino, y podemos llamarlo Padre Nuestro, porque Jesucristo nos unió en un solo cuerpo, su Iglesia. Mateo 6:9, Marcos 3:34-35 y Efesios 3:6.
En Cristo somos nuevos miembros de su familia, y por el poder de su nombre tenemos autoridad de jueces que gobiernan juntamente con Él; Cristo nos hizo nación santa, real sacerdocio y pueblo adquirido por Dios, para ser amados, enseñados, corregidos, disciplinados, formados y madurados en Él y para Él, Dios mismo nos escogió¸ Ahora somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, y pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciemos las virtudes de Aquél que nos llamó de las tinieblas a la Luz Admirable, 1 Pedro 2:9.
Cristo nuestra Pascua, nos restauro al estado original de pureza, haciendo morir al viejo
hombre carnal para resucitar al espiritual. Dejamos de estar muertos para Dios y
volvemos a estar vivos para Él, pero muertos al pecado y el mundo en una nueva moralidad
de principios y fundamentos de vida a la manera de Dios, fuera de las costumbres
del mundo, ni amañados a nuestro parecer visceral y sensorial. Limpiémonos, pues, de la
vieja levadura, para que seamos nueva masa, sin levadura como somos; porque
nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros, Isaías 64:8,
Jeremías 18:1-9, Romanos 9:20-24 y 1 Corintios 5:7.
Éramos vasijas rotas por los golpes del mundo, éramos
barro burdo y vasos de deshonra pero ahora somos vasijas nuevas de honra, barro limpio con el tesoro del Espíritu Santo en nosotros para que Cristo sea reflejado en vasijas resplandecientes, llenas de Luz, siendo causa de su gloria y alabanza, como adoradores para mayores cosas en su honor, hasta que lleguemos al palacio del Rey y estar
con Él para siempre. 2 Corintios 4, Salmos 18:35-36.
Por la fe en la conversión se
produce un cambio instantáneo que transforma nuestra vida interior, resucitamos
a la vida de Dios y saliendo del reino de satanás, dejamos de ser hijos del diablo para ser hijos de Dios. Mateo 19:28, Romanos
11:12, Juan. 5:21 y Gálatas 6:15. Así como los Israelitas
celebraron la pascua con sangre en los dinteles de las puertas para liberarlos
del ángel de la muerte, Cristo nuestra Pascua y Cordero Pascual con su sangre en nuestra frente nos hace puertas eternas de salvación, nos cubre, y
nos guarda de las plagas del mundo en un nuevo estilo de comportamiento,
manera de pensar y conducta, preparándonos en vida para llegar a la tierra
prometida de la Jerusalén celestial, Éxodo 12, 1 Corintios 5:7.
11. La Santificación…Y esto eran ustedes; pero ya han sido lavados, ya
han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del SEÑOR
Jesucristo, y por el Espíritu de nuestro Dios, 1 Corintios 6:11. En hebreo, Gadash, Makadesh y Kedushá, según el texto, y se traduce consagrar, apartar, dedicar, purificarse y mantenerse santo para Dios; hablar
de santificación es hablar de santidad en un proceso vital de la vida cristiana, dentro de un continuo cambio transformador hacia la perfección y limpieza total en plenitud de pureza,
mientras peregrinamos en esta tierra; en Cristo somos llamadosa ser santos, guiados por el
Espíritu Santo, responsables de nuestro crecimiento y madurez espiritual; y aunque nuestra vida está escondida en Dios, debemos trabajar para alcanzar cada día la estatura
de Cristo, apartados para el Padre como morada santa de su Espíritu, viviendo en
integridad y plenitud hasta que Cristo regrese por segunda vez o cuando quiera
llamarnos a su presencia, Hebreos 12:14 y 13:11-12, 1 Corintios
6:19-20, 2 Tesalonicenses 2: 13-14, 1 Corintios 1:30.
La santificación es producida a lo largo de toda
nuestra vida en Cristo, lavados en su sangre cada vez que fallamos y nos arrepentimos, pidiendo perdón al SEÑOR, Hebreos 10:29, nos santificamos
por el Espíritu de Dios que habita en nosotros, Romanos 15:6; por la fe
que profesamos y nos impele a ser santos, Hechos 26:18, mediante el estudio
y la vivencia de la palabra de Dios, Juan 17:17-19, por la obra que Dios
hace en nosotros, 1 Tesalonicenses 5:23, poniendo nuestra voluntad con fe obediente para resistir el pecado, 1 Tesalonicenses 4:3-7, resistiendo
al enemigo y sometiéndonos a Dios. Santiago 4:7-10.
En la medida que conocemos a Dios y su palabra
podemos vivir frutos dignos de arrepentimiento, viviendo en el Espiritu y evidenciando el fruto,
negándonos cada día a la carne y muriendo al viejo hombre, pues ya no vivimos
nosotros, sino que Cristo vive en cada creyente, Gálatas 2:20, Romanos 6: 19
y 22.
12. La Glorificación. Entonces los justos
resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos que
oiga, Mateo 13:43. Nuestra
glorificación es el último paso de la salvación, así como el Redentor resucitó
dejando la tumba vacía y subió al cielo glorificado en cuerpo, esencia y Espíritu,
los que hayan muerto en Cristo y los que quedemos en la tierra, seremos
glorificados en Él con la extracción y liberación definitiva del pecado, lo cual se iniciará con el
sonido de la trompeta final, 1 Tesalonicenses 4:13-18.
Luego se
celebrará en los cielos las Bodas del Cordero donde recibiremos coronas y
seremos semejantes al Cristo glorificado, nuestro cuerpo será transformado en
un abrir y cerrar de ojos, 1 Corintios 15:52-55, Porque si somos
hijos, también somos coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con Él a
fin de que también seamos glorificados con Él, Romanos 8:17. Juan 14:3,
Filipenses 3:20-21 y 1 Corintios 15, Colosenses 3:4.
Todos estos aspectos de la Escritura contienen la profundidad y grandeza de la salvación, akgo extraordinarioby sobrenatural que no tiene comparación; el tratamiento de nuestros pecados en la cruz, es una obra de diseño inteligente by divino , no humano, pues no fue un simple hombre el que murió en la cruz, fue Dios mismo por amor a la humanidad; no fue un ser creado quien bajó y murió para resucitar, fue el Eterno, único y perfecto Gran YO SOY. La obra póstuma llena de amor y de gracia, del el
Alfa y la Omega, el Alef y el Tav, Principio y fin de todo, SOLO ÉL ES DIOS Y
SALVADOR, solo Él es nuestro Dios. 1 Pedro 1:8-20.
No esperes más, ríndete y entrégate a Cristo, HOY es
el día aceptable de salvación para ti. 2 Corintios 6:2, Isaías 49:8.
Por toda esta belleza salvadora, debemos ser sal y luz, embajadores y servidores del reino celestial que como hijos de Dios hacen la diferencia con el bien en medio de tanta maldad, sujetos a Cristo, a su autoridad y su palabra, a pesar de todo; gozosos aún en el sufrimiento para compartir en algo los padecimientos del Mesías Rey, dentro del proceso regenerador y santificador que nos afirma, fortalece y establece en el Eterno, cuidando nuestra salvación hasta el último día, haciendo lo recto, amándonos uno a otros y resistiendo al maligno sometidos a Dios. Por lo tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos… ¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? Hebreos 2:1-4. 1 Juan 2:29, 4:7 y 5:18.
No existe, ni exitirá un proceso de vida y transformación tan profundo y poderoso como el que Jesús hizo por cada uno de nosotros.
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