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1 mar 2017

PODER DE LA PALABRA DE DIOS EN NUESTRA VIDA


LA PALABRA DE DIOS TIENE PODER PARA NUESTRA VIDA

Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras y el poder de Dios, Mateo 22:29.

Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino, Salmos 119:105.

Las palabras del Señor son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, refinada siete veces, Salmos 119:103.

Otra vez Jesús les habló, diciendo: YO SOY la Luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida, Juan 8:12. Mateo 22:29.

Dios nos ha dejado el tesoro de su palabra como la joya de mayor precio que debe arder en el crisol de nuestro corazón amándola, atesorándola y practicándola; es a través de su palabra que somos confrontados del pecado una y otra vez, en ella afirmamos nuestra fe y se ilumina nuestro caminar en Cristo. Dios ha revelado su voluntad en su palabra, somos privilegiados al tener acceso directo a la voluntad y los pensamientos de Dios plasmados en la biblia; y aunque tenemos esta inmensa riqueza de vida e instrucción, no todos la aprovechan, Los juicios de Dios son verdad, todos justos, son más deseables que el oro refinado y más dulces que la miel que destila del panal, Salmos 19: 9b-10.

Para poder vivir en este mundo, es de extrema urgencia oír a Dios hablar a través de la lectura, el estudio y predicación de las Escrituras; la palabra de Dios es consuelo cuando estamos tristes y alabanza cuando estamos alegres; cuando la palabra de Dios llega a nuestra vida, es una hermosas melodía que nos devuelve la paz, la esperanza y la fe; amar la palabra es amar a Dios, es tener a Cristo y arder en el fuego de su Espíritu; la palabra de Dios ha salido de su corazón como una radiante luz en medio de la oscuridad que cubre la tierra, para endulzar como miel las tantas amargas experiencias que ofrece el mundo, ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca, Salmos 119:103.

Vivimos en una sociedad donde todo es relativo y subjetivo, donde la palabra de Dios es ignorada por muchos, olvidada por otros, que yerran, resbalan y caen una y otra vez sin encontrar descanso para su alma, por eso Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras y el poder de Dios, Mateo 22:29. Hay poder en la palabra de Dios, para vivir, para ser transformados, para permanecer en su presencia y ser salvos en Cristo.

Felizmente hay miles de personas que día aumentan y se multiplican atesorando la palabra de Dios; hijos de Dios que son procesados, transformados y perfeccionados en su divina palabra hecha realidad y vida; palabra poderosa que nos hace como un frasco de alabastro, en nuestras acciones y manera de vivir, y que cuando oramos, intercedemos, ayunamos y adoramos sube todo como olor fragante ante el altar del Padre, Porque somos como el olor del incienso que Cristo ofrece al Padre, y que se esparce tanto entre los que se salvan como entre los que se pierden, 2 Corintios 2:15.

La palabra de Dios es tan poderosa que nos hace valientes soldados de Cristo en la fe de Dios por las promesas de su palabra; muchas veces estamos alegres en medio de la refinación de la prueba. Nuestra fe se pone al fuego de las dificultades, y si esa fe resiste y se fortalece en el horno ardiente del dolor, Dios será honrado porque hemos permanecido fieles y firmes para ser bendecidos porque hemos creído a su palabra, El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser purificada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele, 1 Pedro 1:7.

No hay mayor riqueza sobre esta tierra que atesorar a Dios y su palabra en nuestros corazones, Él eterno fue quien originó e inspiró su palabra para rescatarnos en Cristo limpiarnos, redargüirnos, instruirnos, procesarnos y refinarnos como, oro, plata y joyas preciosas, para aquel gran día, El crisol es para la plata y el horno para el oro, pero el Señor es quien prueba los corazones, Proverbios 17:3. Nuestro Creador nos quita las impurezas con la sangre de Cristo, pero en la prueba nos perfecciona, consuela y fortalece a través de su palabra porque ella es el espejo donde miramos lo que hay dentro de nosotros para ser libres y nos instruye en el camino del bien y la verdad.

1. La palabra nos enseña a pensar, Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable,  todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si es algo digno de alabanza, en esto deben pensar, Filipenses 4:8-9. La palabra de Dios nos da inteligencia y sabiduría para razonar y decidir con prudencia para vivir por el camino que lleva a Cristo y la vida eterna, poniendo la mira en las cosas de arriba, Y el Señor aconseja: que el impío abandone su camino, y el hombre inicuo abandone sus pensamientos, para que se vuelva al Todopoderoso, porque Él le tendrá compasión y será amplió en perdonar, Isaías 55:7.

2. La palabra nos enseña a hablarNo digan malas palabras, sino solo hablen palabras buenas que edifiquen a la comunidad y traigan beneficios a quienes las escuchan, Efesios 4:29No podemos olvidar que en la lengua hay poder de vida y de muerte y el Señor nos enseña que debemos hablar lo que bendice a quienes nos rodean, nos ven y nos oyen, por lo tanto no debemos participar de conversaciones que corrompen las buenas costumbres y desvían del buen camino. Algunas veces podemos opinar, otras corregir y en otras callar, porque aún los necios se consideran prudentes cuando callan, Proverbios 17:28.

3. La palabra nos enseña a vivirPondré en ustedes mi Espíritu, y haré que cumplan mis leyes y decretos, Ezequiel 36:27Cuando llegamos a Cristo, la palabra de Dios cobra poder en nosotros porque aprendemos a conocer al Padre a traves del Hijo, quien viene a ser el centro de nuestra vida; nos convertimos en templos vivos del Espíritu Santo, sellados como propiedad de Dios para vivir en obediencia a sus mandamientos; Él Espíritu de Dios ahora es nuestro Ayudador y Consejero que nos recuerda constantemente la palabra para saber vivir en todo lo que Jesús nos enseñó, Juan 14:26b.

La palabra de Dios es pura y limpia, por lo tanto es lo único seguro y digno de creer y vivir; podemos depositar con libertad toda nuestra confianza en Dios por la fe en lo que su palabra dice; Si la raza humana comprendiera la dimensión de las riquezas que contiene la Biblia, no se rendirían tan fácil ante el mundo y sus problemas. Podemos vencer, viviendo y meditando la palabra en nuestro corazón, porque es a través de ella y con la ayuda de Espíritu, que tomamos conciencia y comprendemos mejor la vida sobre la base de sus verdades y principios eternos para relacionarnos con Dios y con la gente con la seguridad de que todo lo mejor y posible en Dios por medio de Cristo y su evangelio de vida, Las palabras del Eterno son tan puras y verdaderas como el oro o la plata terrenales que son fundidas y purificadas siete veces en el horno, Salmos 12:6.

Como Jesús lo dijo, erramos ignorando las Escrituras que nos transforma y nos da poder para vivir; necesitamos ser formados y moldeados con la palabra; el desconocimiento acerca de Dios, sus advertencias, sus consejos y promesas nos hace equivocar y tomar malas decisiones por falta de sabiduría en su palabra; la ignoracia es un gran enemigo que nos limita y nos lleva por el camino del error y la muerte espiritual, Mi pueblo no tiene conocimiento, por eso han sido destruidos. Y a ti, sacerdote, que rechazaste el conocimiento, YO te rechazo de mi sacerdocio. Puesto que tú olvidas las enseñanzas de tu Dios, YO también me olvidaré de tus descendientes, Oseas 4.6.

Debemos profundizar en la palabra y no quedarnos en lecturas superficiales por acallar la conciencia. Necesitamos atesorar día a día la palabra de Dios y meditar en ella, porque así como la palabra de Dios es pura, nosotros con ella, también seremos puros, Un versículo o una pequeña porción bien digerida de la palabra vale más que la lectura superficial de largos capítulos repasados de prisa y con la mente dispersa, ser hacedores y no solo oidores olvidadizos que se engañan a sí mismos, Santiago 1:22.

Aunque no entendamos en el momento de leer, debemos practicar lo que entendemos, Dios nos dará más sabiduría en la siguiente lectura y la multiplicará en lo sucesivo buscar la sabiduría y dirección de Dios requiere esfuerzo, disciplina, tiempo y constancia en la meditación y estudio de lo que Dios nos enseña, porque de su boca viene el conocimiento para hacernos sabios,  Pues el Señor es quien da la sabiduría; la ciencia y el conocimiento brotan de sus labios, Proverbios 2:6.  La palabra de Dios nos provee grandes bendiciones:

  1. Conexión directa con el Sustentador de nuestra vida,
  2. Alimento con discernimiento para nuestro espíritu,
  3. Consejo y dirección para guiar nuestra existencia,
  4. Un examen diario en el espejo divino que revela la condición del corazón,
  5. Medicina a nuestro cuerpo para  ser sanos sin pecar deliberadamente,
  6. Cura las heridas del corazón y del alma haciéndonos libres,
  7. Refrigerio y renovación espiritual produciendo paz, esperanza y seguridad en Dios,
  8. Dejamos de ser ignorantes y necios evitando malas decisiones,
  9. Nos ayuda a crecer constantemente madurando en el Espíritu,
10. Nos otorga todos los ingredientes necesarios para permanecer en santidad de la
       mano de Cristo.

Conocer el contenido bíblico nos afirma la fe para confesar con la boca las promesas, y hacer que las montañas se muevan y desaparezcan para ver milagros, maravillas y proezas incomparables de Dios. Hablemos lo que Dios dice, pongámonos por encima de las circunstancias, estando de acuerdo con lo que el Señor afirma en las Escrituras. Permitamos que los bellos principios, mandatos y promesas bíblicas alumbren nuestra vida, así evitaremos andar en medio de las tinieblas del mundo.

Padre amado, mi corazón hoy rebosa de gratitud hacia ti por tu hermosa palabra, porque un día llegó a mi vida la luz de tu rostro y tu presencia a través de tu palabra, hoy es mi deleite, cada vez que escudriño y profundizo tu palabra, confrontándome con ella para vencer el pecado, limpiándome y sacándome de las tinieblas del error  y la ignorancia en que yo andaba perdida sin ti, pero hoy encuentro vida en tu palabra para siempre.

Lic. MEHC hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino
PALABRA DE DIOS, SABIDURÍA PARA VIVIR
Nunca más confesaré no puedo,   porque Todo lo puedo en cristo que me fortalece, Filipenses 4:13.Nunca más confesaré falta de entendimiento, porque el Padre ha hecho que Cristo sea nuestra sabiduría,1 Corintios 1:30.
Nunca más confesaré pobreza, porque, Mi Dios suplirá todo lo que nos falte conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús, Filipenses 4:19.Nunca más confesaré enfermedad,  porque por las llagas de Cristo hemos sido sanados, Isaías 53:5, y Jesús llevó toda enfermedad y dolencia,  Mateo 8:17.
Nunca más confesaré temor, “Dios no me ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor, y de dominio propio,   2 Timoteo 1:7.Nunca más confesaré queja ni frustración, porque podemos echar toda nuestra ansiedad sobre Cristo, y Él tiene cuidado de nosotros, y con Dios estamos libres de toda preocupación, 1 Pedro 5:7.
Nunca más confesaré duda ni falta de fe,porque Dios nos ha dado a todos una medida de fe,    Romanos 12:3.Nunca más confesaré condenación, porque no hay condenación para aquellos que están en Cristo Jesús, Romanos 8:1.
Nunca más confesaré esclavitud, porque el Señor es Espíritu; y donde está el Espíritu de Dios allí hay libertad, 2 Corintios 3:17.Nunca más confesaré debilidad, porque el Eterno Dios es la fortaleza de mi vida, Salmos 27:1, y el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará, Daniel 11:32.
Nunca más confesaré pobreza, porque “mi Dios suplirá todo lo que nos falte conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”, Filipenses 4:19.Nunca más confesaré que satanás interfiere mi vida, “porque Mayor es el que está en nosotros, que el que está en el mundo, 1 Juan 4:4.
Nunca más confesaré que satanás interfiere mi vida, “porque Mayor es el que está en nosotros, que el que está en el mundo, 1 Juan 4:4.Nunca más confesaré tristeza, porque el gozo del Señor es nuestra fortaleza, Nehemías 8:10.




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