CRISTO SALVA, NOSOTROS HACEMOS NUESTRA PARTE.
Sólo Dios provee
salvación en Cristo, pero ser salvos es un proceso de dos, Dios y tú, porque si
no, no sería un rescate, depende de cada uno creerle a Dios, arrepentirse y cambiar; así que ser obedientes a sus principios y
mandamientos es el resultado de una vida transformada no es la causa, la fe sin obras es muerta, Santiago 2:14-17.
El rescate lo hizo
Jesucristo nuestro Rey con su sacrificio en la cruz, su muerte y resurrección.
No se trata de no hacer nada o de hacer algo para merecer ir al cielo; entonces
¿de qué depende la salvación? La respuesta es, conocer a Dios y entender lo que
nos pide, Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa,
Hechos 16:31.
El punto inicial es
creer en Cristo, El que cree en Él no es condenado;
pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del
Unigénito Hijo de Dios, Juan 3:18. La salvación es el mayor regalo de rescate
que Dios ha pagado por todos, pero quienes se hacen merecedores, son los que
creen por fe, los que aceptan esta verdad sin dudar aunque con sus ojos
naturales no han visto a Cristo, porque por gracia (regalo de rescate)
somos salvos por medio de la fe; y esto no es de nosotros, pues es un regalo
inmerecido que Dios nos da en Cristo, Efesios 2:8-9. El Padre nos salvó
en Cristo por su inmenso amor e infinita misericordia, porque Él nos creó para
Él y por medio de Él.
Dios no quiere la
muerte del pecador, pero si éste se aparta del mal, abandona su pecado, guarda
los mandamientos y principios de Dios, hace lo recto y vive en justicia, Dios
asegura que vivirá, será salvo, no morirá, no tendrá condenación, Ezequiel
18:21-24.
Dios podría salvarnos
a todos con el simple hecho de decretarlo sin preguntarnos nada, pero Él no lo
hace así, porque nos creó con libertad para decidir, He
puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge,
pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia, Deuteronomio 30:19.
Tú y yo hemos sido
dotados con voluntad propia para escoger ser salvos o condenados, para aceptar
y recibir a Cristo para que sea nuestro Salvador, o negarlo y rechazarlo para
que sea el juez, hemos sido creador para decidir si le creemos a Dios y su palabra,
o la echamos tras nuestras espadas; si obedecemos para nuestro bien o nos
rebelarnos contra el Creador escogiendo el camino de vida o el que nosotros
elegimos, Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta,
y espacioso el camino que lleva a la perdición,(condenación eterna), y muchos
son los que entran por ella; pero estrecha es la puerta, y angosto el camino
que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan, Mateo 7:13-14.
La puerta ancha y
espaciosa del mundo que invita a los deleites del cuerpo es fácilmente
encontrada por muchos, pero el camino angosto y estrecho de la fe salvadora en
Cristo, es visto y creído por pocos. Dios llama a todos y ha escogido a todos
para ser salvos, pero son pocos los que le creen, le siguen y le obedecen para
ser transformados y cambiados a su perfecta imagen. Dios es paciente para
con todos, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento, 2 Pedro 3:9.
Aunque el corazón de
Dios se parta en mil pedazos por el dolor de ver a muchos perdidos, Él no
salvará a nadie que no quiera compartir con Él la eternidad, la ley solo te
señala el pecado, pero la gracia te muestra la salvación, el
amor no hace mal al prójimo, porque el amor es el cumplimiento de la ley,
Romanos 13:10.
Jesús nos dice que si lo amamos a Él y su palabra, entonces lo obedeceremos
porque guardamos y atesoramos en el corazón sus enseñanzas para ponerlas en
práctica. Juan 14. Si queremos ser salvos, debemos amar a Dios
por encima de todo y creer a su palabra a pesar de lo que ven nuestros ojos y
oigan nuestros oídos mientras estemos en este mundo.
Solo quien ama a Dios
puede parecerse a Cristo, y la esencia de esto está en obedecer su palabra, que
es lo que el Señor del Universo nos dejó para transformar nuestro estilo de
vida. La salvación es rescate, porque para rescatar a alguien del pozo del
abismo, se necesita el esfuerzo de uno y el sacrificio y entrega de otro para
ayudar a una vida en peligro. YO estoy a tu puerta llamando. Si oyes
mi voz y abres la puerta de tu corazón, YO entraré en tu vida, así andaremos
juntos, amaneceremos juntos, comeremos juntos y viviremos juntos, Apocalipsis
3:20.
¡Dios ya dio a Cristo, ahora tú decides! El trabajo de equipo consiste en la
salvación provista por Cristo, tú y yo decidimos creer o no, recibir o no a
Cristo en el corazón y cuidar nuestra salvación hasta el final, porque el
que persevere hasta el fin, ese será salvó, Mateo 24:13.
Así que por la fe aférrate
a Cristo, Dios no miente, Él ha hecho todo lo necesario para que tú seas salvo,
pero depende de tu elección. ¿Acaso piensan que me agrado en la
muerte del impío? Pregunta el Señor. ¡Claro que no! Mi deseo es que se aparten
de su conducta perversa y sus hechos vergonzosos para que no se condenen
eternamente. Si se arrepienten y cambian el rumbo de su vida, todos sus pecados
pasados serán olvidados y vivirán para siempre, con sus nuevas acciones de
justicia, verdad y pureza. Lee Ezequiel 18.
Tu pasividad,
indiferencia, apatía, distanciamiento de Dios y tus propias obras no te salvarán,
solo el contacto diario y la amistad íntima permanente con Dios te harán digno
del cielo y su presencia en ti, leyendo, escudriñando, memorizando y viviendo
su bendita palabra, consignada en la Biblia que te guiarán con la ayuda del
Espíritu Santo a caminar Con Pasos Firmes en Dios, hacia la eternidad bienaventurada, porque una
fe viva, se muestra por las buenas obras que glorifican a Dios y llenan nuestra
alma de gozo y paz.
Si en algún momento
le fallamos a Dios voluntaria e involuntariamente, Él nos dice: Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y
justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad, 1
Juan 1:12.
Así que si has estado lejos de Dios, reconcíate con Él, confíesale tus pecados,
arrepiéntete, abandona esa vida de pecado, y vive en santidad y pureza. Porque
YO SOY el que borro tus rebeliones por amor de Mí mismo, y no me acordaré de
tus pecados, Isaías 43:25.
Nuestra salvación
pagó un precio demasiado alto, la propia vida del Hijo de Dios fue entregada en
nuestro lugar, esa es la verdadera historia. Pues Dios el Padre amó
tanto a los seres humanos que dio a su Hijo, Jesucristo, para que todo el que
cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna, Juan 3:16.
Y aunque evadas y
niegues a Dios, NUNCA PODRÁS IMPEDIR QUE ÉL TE AME, porque te ha salvado no
porque sea un premio a tus méritos sino que es un regalo gratuito e inmerecido
que EL MISMO DIOS NOS HA DADO.
Tener a Dios no es
religión en cumplimiento de dogmas, es mantener y cultivar una relación de
amistad y compañerismo íntimo con tu Señor, Creador y Salvador, Acepta a
Cristo, recibe su palabra, vive en el Espíritu y déjate amar y salvar por el
Señor, fuente del amor y de vida.
La vida cristiana es
una constante aventura, Dios nos habla y revela cada día grandes y pequeñas
maravillas de su amor y bondad. ¡ÁMALO! Amén.
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