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7 may 2016

SALVACIÓN, TRABAJO EN EQUIPO

CRISTO SALVA, NOSOTROS HACEMOS NUESTRA PARTE.

Sólo Dios provee salvación en Cristo, pero ser salvos es un proceso de dos, Dios y tú, porque si no, no sería un rescate, depende de cada uno creerle a Dios,  arrepentirse y cambiar;  así que ser obedientes a sus principios y mandamientos es el resultado de una vida transformada no es la causa, la fe sin obras es muerta, Santiago 2:14-17.

El rescate lo hizo Jesucristo nuestro Rey con su sacrificio en la cruz, su muerte y resurrección. No se trata de no hacer nada o de hacer algo para merecer ir al cielo; entonces ¿de qué depende la salvación? La respuesta es, conocer a Dios y entender lo que nos pide, Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa, Hechos 16:31.

El punto inicial es creer en Cristo, El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito Hijo de Dios, Juan 3:18. La salvación es el mayor regalo de rescate que Dios ha pagado por todos, pero quienes se hacen merecedores, son los que creen por fe, los que aceptan esta verdad sin dudar aunque con sus ojos naturales no han visto a Cristo, porque por gracia (regalo de rescate) somos salvos por medio de la fe; y esto no es de nosotros, pues es un regalo inmerecido que Dios nos da en Cristo, Efesios 2:8-9. El Padre nos salvó en Cristo por su inmenso amor e infinita misericordia, porque Él nos creó para Él y por medio de Él.

Dios no quiere la muerte del pecador, pero si éste se aparta del mal, abandona su pecado, guarda los mandamientos y principios de Dios, hace lo recto y vive en justicia, Dios asegura que vivirá, será salvo, no morirá, no tendrá condenación, Ezequiel 18:21-24.

Dios podría salvarnos a todos con el simple hecho de decretarlo sin preguntarnos nada, pero Él no lo hace así, porque nos creó con libertad para decidir, He puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia, Deuteronomio 30:19.

Tú y yo hemos sido dotados con voluntad propia para escoger ser salvos o condenados, para aceptar y recibir a Cristo para que sea nuestro Salvador, o negarlo y rechazarlo para que sea el juez, hemos sido creador para decidir si le creemos a Dios y su palabra, o la echamos tras nuestras espadas; si obedecemos para nuestro bien o nos rebelarnos contra el Creador escogiendo el camino de vida o el que nosotros elegimos, Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición,(condenación eterna), y muchos son los que entran por ella; pero estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan, Mateo 7:13-14.

La puerta ancha y espaciosa del mundo que invita a los deleites del cuerpo es fácilmente encontrada por muchos, pero el camino angosto y estrecho de la fe salvadora en Cristo, es visto y creído por pocos. Dios llama a todos y ha escogido a todos para ser salvos, pero son pocos los que le creen, le siguen y le obedecen para ser transformados y cambiados a su perfecta imagen. Dios es paciente para con todos, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento, 2 Pedro 3:9.

Aunque el corazón de Dios se parta en mil pedazos por el dolor de ver a muchos perdidos, Él no salvará a nadie que no quiera compartir con Él la eternidad, la ley solo te señala el pecado, pero la gracia te muestra la salvación, el amor no hace mal al prójimo, porque el amor es el cumplimiento de la ley, Romanos 13:10. Jesús nos dice que si lo amamos a Él y su palabra, entonces lo obedeceremos porque guardamos y atesoramos en el corazón sus enseñanzas para ponerlas en práctica. Juan 14. Si queremos ser salvos, debemos amar a Dios por encima de todo y creer a su palabra a pesar de lo que ven nuestros ojos y oigan nuestros oídos mientras estemos en este mundo.

Solo quien ama a Dios puede parecerse a Cristo, y la esencia de esto está en obedecer su palabra, que es lo que el Señor del Universo nos dejó para transformar nuestro estilo de vida. La salvación es rescate, porque para rescatar a alguien del pozo del abismo, se necesita el esfuerzo de uno y el sacrificio y entrega de otro para ayudar a una vida en peligro. YO estoy a tu puerta llamando. Si oyes mi voz y abres la puerta de tu corazón, YO entraré en tu vida, así andaremos juntos, amaneceremos juntos, comeremos juntos y viviremos juntos, Apocalipsis 3:20. ¡Dios ya dio a Cristo, ahora tú decides! El trabajo de equipo consiste en la salvación provista por Cristo, tú y yo decidimos creer o no, recibir o no a Cristo en el corazón y cuidar nuestra salvación hasta el final, porque el que persevere hasta el fin, ese será salvó, Mateo 24:13.

Así que por la fe aférrate a Cristo, Dios no miente, Él ha hecho todo lo necesario para que tú seas salvo, pero depende de tu elección. ¿Acaso piensan que me agrado en la muerte del impío? Pregunta el Señor. ¡Claro que no! Mi deseo es que se aparten de su conducta perversa y sus hechos vergonzosos para que no se condenen eternamente. Si se arrepienten y cambian el rumbo de su vida, todos sus pecados pasados serán olvidados y vivirán para siempre, con sus nuevas acciones de justicia, verdad y pureza.  Lee Ezequiel 18.

Tu pasividad, indiferencia, apatía, distanciamiento de Dios y tus propias obras no te salvarán, solo el contacto diario y la amistad íntima permanente con Dios te harán digno del cielo y su presencia en ti, leyendo, escudriñando, memorizando y viviendo su bendita palabra, consignada en la Biblia que te guiarán con la ayuda del Espíritu Santo a caminar Con Pasos Firmes en Dios, hacia la eternidad bienaventurada, porque una fe viva, se muestra por las buenas obras que glorifican a Dios y llenan nuestra alma de gozo y paz.

Si en algún momento le fallamos a Dios voluntaria e involuntariamente, Él nos dice: Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad, 1 Juan 1:12. Así que si has estado lejos de Dios, reconcíate con Él, confíesale tus pecados, arrepiéntete, abandona esa vida de pecado, y vive en santidad y pureza. Porque YO SOY el que borro tus rebeliones por amor de Mí mismo, y no me acordaré de tus pecados, Isaías 43:25.

Nuestra salvación pagó un precio demasiado alto, la propia vida del Hijo de Dios fue entregada en nuestro lugar, esa es la verdadera historia. Pues Dios el Padre amó tanto a los seres humanos que dio a su Hijo, Jesucristo, para que todo el que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna, Juan 3:16.

Y aunque evadas y niegues a Dios, NUNCA PODRÁS IMPEDIR QUE ÉL TE AME, porque te ha salvado no porque sea un premio a tus méritos sino que es un regalo gratuito e inmerecido que EL MISMO DIOS NOS HA DADO.

Tener a Dios no es religión en cumplimiento de dogmas, es mantener y cultivar una relación de amistad y compañerismo íntimo con tu Señor, Creador y Salvador, Acepta a Cristo, recibe su palabra, vive en el Espíritu y déjate amar y salvar por el Señor, fuente del amor y de vida.

La vida cristiana es una constante aventura, Dios nos habla y revela cada día grandes y pequeñas maravillas de su amor y bondad. ¡ÁMALO! Amén.


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