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27 oct 2015

EN EL DESIERTO LIBERACIÓN Y TRANSFORMACIÓN CON DIOS


EN EL DESIERTO CON DIOS HAY LIBERACIÓN Y TRANSFORMACIÓN

Los saqué, pues de la tierra de Egipto y los llevé al desierto, Ezequiel 20:10. 

Pero he aquí que YO la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón  para que se vuelva a enamorar de Mí. Oseas 2:14.

Y te acordarás de todo el camino, por donde te ha traído YHWH tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus mandamientos. Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre,  Deuteronomio 8:2-3.

El desierto, por lo general es un mar de arena, es una gran zona árida de temperaturas extremas por las escasas lluvias, es muy seco; de día es muy caliente, de noche muy frío, su paisaje está desnudo, no hay vegetación, solo se ve un gran mar de arena y soledad, Como entré en juicio con sus antepasados en el desierto, así entraré en juico con ustedes, declara el SEÑOR. Ezequiel 20:36..

Aunque creemos que el desierto es un lugar desolado e inhóspito sin vida, en realidad su suelo alberga organismos y animales muy especiales adaptados al duro ambiente; son animales peligrosos, venenosos y ponzoñosos; la poca vegetación que se puede encontrar son cactus espinosos, con hermosas flores coloridas. No solo es desierto el lugar lleno de arena, también lo son las zonas polares y las grandes sabanas; los desiertos se encuentran en casi todos los países del mundo. Hay cuatro clases de desiertos: los secos y calientes, los semiáridos, costeros y fríos. El desierto y el yermo se alegrarán, y se regocijará el Arabá, florecerá como el azafrán; florecerá copiosamente y se regocijará en gran manera y gritará de júbilo…Isaías 35:1.-10.

En algún momento de nuestra existencia hemos experimentado desiertos tan fuertes que nos parece que no vamos a salir de ahí como lo expresa David en Salmos 40, es como si no hubiera remedio y nos tocara quedarnos sufriendo hasta donde podamos aguantar, me pasó algunos años atrás, estuve tres años en el desierto más cruel de mi vida, tanto, que llegó un momento cuando volví a mi país, casi perdiendo la razón, mi mente parecía que se escapa de mí y que yo quedaba como en una nebulosa sin principio ni final, fue algo demasiado fuerte, pero gracias sean dadas al Eterno Dios de amor que me libertó, me sacó del desierto de la desesperación, me sanó y volví a ser yo, en mejores condiciones que antes, aprendiendo mucho y soltando lo que me tenía aprisionada, el Espíritu Santo intercedía por mí con gemidos indecibles. Romanos 8:26.

Cuando aún no hemos entrado en el desierto, nos quejamos, nos afanamos, y corremos de aquí para allá, tanto, que ahogamos la voz del Padre, que quizá nos está advirtiendo algo para nuestro bien, pero le hacemos más caso al corazón engañoso y perverso; si estuviéramos más atentos y conectados con el corazón de Abba Padre, seguro que no iríamos al desierto en circunstancias tan fuertes, Moisés fue al desierto porque desapareció a un egipcio que golpeaba a un hebreo. Esa no era la voluntad de Dios, pero Dios usó esa situación para traer a Moisés al desierto, enseñarlo y prepararlo para ser un gran libertador, allí vio la zarza que ardía y no se consumía; tuvo que vivir en el duro desierto de Madían. Éxodo 2:11-15.

Dios permite que lleguemos al desierto por muchas razones: para sacarnos del pecado, para que maduremos, para que soltemos las cargas que nos aprisionan, para que lo escuchemos, para cambiar algún área de nuestro carácter o para darnos instrucciones en una tarea; en mi caso, Dios me permitió ese desierto, porque era la única manera de sacar de mi cabeza la obsesión que tenía, fue la única manera en que Dios me aquietó, me maduró y me hizo poner los pies sobre la tierra. ¡Qué maravilloso es nuestro Amoroso Padre Eterno! YO la voy a enamorar; la llevaré al desierto y le hablaré al corazón, Oseas 2.14. ¡Y me ha enamorado!

Cuando pasamos por el desierto nos sentimos, solos, abandonados y no encontramos humanamente un alivio para nuestra alma, porque cuando Dios nos lleva al desierto nada ni nadie nos podrá sacar de ahí, solo Dios, cuando hemos entregado toda nuestra vida a Cristo, ya no nos pertenecemos, y cuando hemos dado todo por Él, es impresionante cómo el Señor toma el control de cada momento y área de nuestra existencia, por eso si el Señor nos disciplina y nos corrige, nadie debe intervenir en esos momentos, porque toda ayuda humana será inútil y podría truncará el proceso de Dios para nuestra vida y no habrían cambios, ni mejores resultados, Nunca preguntaron: ¿Dónde está el SEÑOR que nos sacó de Egipto, que nos guio por el desierto, por tierra seca y en ruinas, que nos guio por tierra oscura y peligrosa, una tierra inexplorada donde no se puede vivir. Jeremías 2:6.

Pero es precisamente en el desierto donde mejor estamos cuidados por las manos protectoras de Papá, aún en medio de las lágrimas y la angustia; en el desierto experimentamos largos momentos de silencio, es allí donde mejor podemos escuchar la voz del Amado, aunque también en la mayoría del tiempo que estamos en el desierto, Dios puede callar. Eso hace que pensemos, reflexionemos y decidamos un cambio en medio de la agonía y los gemidos, es el perfecto momento en que somos consolados y abrazados por Dios, aunque Él guarde silencio, nos sigue mirando, oyendo y protegiendo de todo peligro que hay en el desierto…Ellos verán la gloria de YHWH, la hermosura del Dios nuestroIsaías 35:2b.

En el desierto Dios nos susurra, pero estamos tan metidos en el dolor, la angustia y el deseo de salir que ahogamos su dulce, tierna y poderosa voz; de lo que estoy totalmente convencida es que Dios seguirá hablando hasta que le prestemos atención, pero nos metemos tanto de nuestros propio dolor, que no lo escuchamos, por eso muchas veces, en el desierto nos deslizamos más y más hasta lo profundo del hoyo, quedamos en una encrucijada de abatimiento donde todo parece oscuro y sin final, Yo confié sinceramente en el SEÑOR, y Él escuchó mi oración. El SEÑOR me sacó del pozo de la destrucción; me sacó del barro y del lodo, puso mis pies sobre la roca, en tierra firme donde yo puedo andar con seguridad. Salmos 40:1-5.

Dios sabe lo que hace, nosotros muchas veces no, Él nunca ha perdido el gobierno de la vida de sus hijos, pero lo lindo del desierto es que crecemos a niveles extraordinarios de espiritualidad y comunión con el Amado. En el desierto con Dios bien podemos ser águilas que vuelan contra la tormenta, porque allí hay gran liberación y nuestra vida se transforma, podremos clamar y danzar como lo narra el salmista por su divina libertad, Preparen en el desierto camino para el SEÑOR, hagan camino recto delante de Él. Isaías 40:3-5.

Cuando ya ha pasado un buen tiempo, y hemos llorado hasta el cansancio, hasta que nos vence el sueño, hasta que no quedan fuerzas al punto de ser como hojas batidas por el viento, cuando hemos hablado en oración de tal manera que ya no nos quedan palabras, es ahí cuando el Amado interviene, y suceden cosas increíbles y gloriosas, Juan Bautista empezó a hablarle a la gente en el desierto y decía: Cambien su manera de pensar y de vivir, porque el reino de Dios está cerca. Mateo 3:3.

Empezamos a ver el mover extraordinario del buen Padre: personas inesperadas nos tienden sus manos, puertas desconocidas se abren, el día se aclara y nuestros movimientos son sorprendentes, tanto que las cosas comienzan a solucionarse, la tristeza se cambia en risa, el dolor en alegría y la soledad en compañía, la presencia del Amado se hace tan palpable, que no puedes hacer más que llorar de alegría, dar gracias y alabar porque vemos el sol brillar y el horizonte abierto, sabemos que pronto saldremos de la encrucijada, Pues el Señor tu Dios te ha bendecido en todo lo que has hecho; Él ha conocido tu peregrinaje a través de este inmenso desierto. Por cuarenta años, el Señor tu Dios, ha estado contigo, nada te ha faltado, Deuteronomio 2:7.

Dios a veces nos lleva al desierto como sucedió con Jesús cuando fue llevado por el Espíritu para ser tentado, otras veces somos nosotros con nuestra testarudez, necedad y nuestra locura emocional que suscitamos ser llevados al desierto, porque estamos tan arranchados en algo que casi obligamos a Dios a que haga lo que queremos; por eso se hace necesario que pasemos por tiempos de dolor y sufrimiento de fuerte trato en el desierto; ese tiempo en realidad es de bendición para que empecemos a ver mejor las circunstancias, lo que hicimos, lo que haremos y lo que cambiaremos, ahora todo es más claro y nos damos cuenta cuán equivocados estábamos; quizá a todos NO les pase lo mismo, pero a mí sí me pasó, y aprendí bien la lección en contra de lo que yo creía era lo mejor, pero no era así Y Abba Padre me sacó de mi error y me condujo a sus propósitos y depósitos de bendición, Marcos 1:4  y Lucas 3:4.

Los hijos de Dios, tarde o temprano serán llevados al desierto, para experimentar quebrantamiento, la vasija del yo viejo tiene que romperse para ser humillada y transformada para que aprendamos a amar con profundidad al Perfecto Amor Jesucristo, y a la gente. Las crisis nos hacen más fuertes, el refugio divino se hace más palpable que nunca y su presencia se hace visible, Entonces me invocarán y vendrán, y orarán a Mí y YO los oiré, y me buscarán y me hallarán porque me buscarán de todo su corazón. Y seré hallado por ustedes, dice YHWHJeremías 29:12-14 y 33:3.

Aunque en el desierto lloramos y nos damos contra el mundo, en lo profundo del corazón hay felicidad porque experimentamos el amor de Dios en medio del dolor, la fe nos hace sentir seguridad de que saldremos de allí y anhelaremos lo mejor del Padre Dios, YO le seré a él por Padre y él me será por hijo. Y si hace mal, YO lo castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi  misericordia no se apartará de él...2 Samuel 7:14-15.

La primera persona interesada en que pasemos desiertos espirituales es nuestro Creador: Juan bautista habitó en el desierto para prepararse en la predicación del Evangelio del arrepentimiento, Juan 3:1-4; Jesús, fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el enemigo; allí fue probado y fortalecerse para cumplir su misión redentora del Calvario, Mateo 4:1-11. Moisés fue al desierto para aprender a adorar, depender de YHWH y pastorear a Israel para sacarlo a la libertad; en el desierto nos surge la adoración espontánea con palabras que salen sinceras del corazón.

Oseas nos dice que Dios nos atrae al desierto para que vayamos en pos de su presencia; en el desierto nuestra fe es desafiada, para que reconozcamos que la única fuente de ayuda y provisión solamente es Dios, 1 Samuel 23:14-15. Esa es la razón por la cual en el desierto, no encontramos ayuda ni consuelo humano, en el desierto aprendemos a depender totalmente del Amado. Cuando llegamos hasta el fondo, aprendemos la verdadera comunión y amistad con el Eterno. Así que si estás en un desierto, no te quejes, no reclames, no reniegues, no trates de buscar soluciones porque te quedarás sin fuerzas; adora, canta, ora, gime o guarda silencio, pero préstale atención al Gran Sabio, escúchalo, Él tiene mucho que decirte, enseñarte y corregir en el desierto, 1 Reyes 17:2-6.

Si tú estás pasando por uno de esos desiertos, quizá por haber hecho un negocio equivocado que ahora te lleva del cuello, una relación fuera de la voluntad del Padre, un viaje fuera de tu país sin la aprobación divina, una deuda por una fianza, momentos de escasez y de hambre a causa de una mala decisión, etc., quiero decirte, No temas, no te aflijas, no te angusties, no desmayes, sigue agarrado de Dios, aférrate a su presencia, no salga de allí, clama, gime, grita, humíllate, busca su rostro con desespero y da toda tu vida a Él, Dios está contigo; si con fe, paciencia y confianza en Dios asimilas pronto la lección, en esa misma medida saldrás, de lo contrario, seguirás hasta que aprendas y te humilles, Génesis 21:20.

Te aseguró que habrá valido la pena el dolor y el sufrimiento, porque lo que viene después es extraordinario, experimentarás la paz, libertad y alegría que solo Cristo puede dar, porque lo que el Señor hará será sorprendente y extraordinario. Soporta pero mantente firme en el Amado Rey de gloria, Él con toda la fuerza de su amor, te sacará en victoria. Dispón tu tiempo, tu corazón y toda tu vida a Cristo, ve continuamente ante Él, háblale, cuéntale, explícale, pregúntale, dilo todo a Él, será algo incomparable, será algo demasiado hermoso, YHWH está en medio de ti, poderoso, Él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos, Sofonías 3:17. ¡Aleluyaaa! 


Cada desierto y cada prueba que nos sobrevine, no es otra cosa que una gran necesidad de que Él nos llene y nos haga ver lo que Él puede SER como Padre y lo que puede HACER por nosotros, como nadie más lo haría.


Lic. MEHC, hija del Dios vivo real y verdadero y servidora de su reino.




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