Miren y vean cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía. Salmos 33:1.
Ámense unos a otros con amor fraterno, respétense y dense afecto genuino unos a otros. Romanos 12:10.
Den a todos el debido respeto. Amen a los hermanos, reverencien a Dios y respeten al jefe de estado.1 Pedro 2:17.
Hay un aspecto básico e importante de la vida normal del creyente, de la cual se debiera enseñar a menudo para que cada miembro del pueblo de Dios se examine a la luz de la palabra y delante del SEÑOR pedir perdón por la transgresión al mandamiento del amor, porque tenemos que ser transformados estando juntos para ser conforme al corazón del Padre, evidenciando que en verdad somos hijos de Dios y hermanos de Jesucristo, dando testimonio de lo que Él nos ordenó y nos mostró con su ejemplo. Respondiendo Jesús dijo: Les aseguro que todo lo que hagan por uno de estos, mis hermanos más humildes, a Mí lo han hecho. Mateo 25:40.
La vida cotidiana y normal del creyente en Jesucristo, debe ser una continua relación fraterna de hermandad, ese poderoso principio biblico de fraternidad y valor humano que nos permite ser sociables en la convivencia, con empatia y aceptacion mutua, dentro del acuerdo y el encuentro personal. Es estando uno al lado del otro que aprendemos a ser tiernos y amigables como el mismo Jesús lo mostró en su tiempo, andando con sus discípulos y aceptando a sus seguidores; la fraternidad es enseñada en la palabra de Dios, es un tema bíblico en cual se consolida el compañerismo y la amistad del pueblo de Dios, desde una visión universal y pacifica de compañerismo amable, afectuoso y respetuoso de relaciones interpersonales. Y que todos seamos uno, como Jesús y el Padre son uno. Juan 17:21.
En la fraternidad se practica la empatia, la consideración y valoración de cada ser humano en el amor de Dios; desde lo fraternal nos relacionamos, nos conocemos, aprendemos unos con otros para desarrollarnos integralmente, en practicas activas con sanas intenciones entre unos y otros. En fraternidad hacemos real el afecto sincero, crecemos y maduramos con calidad humana, como si todos lleváramos la misma sangre en las venas y fuéramos una misma familia. ¿Acaso no tenemos todos un mismo Padre, el cual es el Dios que a todos nos ha creado? ¿Por qué, pues, nos engañamos los unos a los otros, violando así el pacto que hizo Dios con nuestros antepasados? Malaquías 2:10.
La palabra hebrea para fraternidad es Tzedaká, significa solidaridad en compañerismo y amor, se desprende de Tzedek, que traduce justicia, lo cual nos enseña que practicar la fraternidad y la hermandad es hacer la justicia de Dios dentro del vínculo perfecto del amor, Colosenses 3:14-15; la solidaridad se fundamente en afecto sincero de hermanos que se tratan bien, porque están en el mismo nivel de igualdad y ayuda mutua, para lo cual se requiere fidelidad, integridad, honestidad, pureza y obediencia a Dios, pues con fraternidad nos queda más fácil cumplir los mandamientos de Dios, y todo lo que Jesús nos enseñó en el Sermón del monte y las bienaventuranzas; Él resumió toda la ley y los profetas en el amor activo y mutuo, para que su familia permanezca unida en su cuerpo, y Él como cabeza gobierne cada miembro del cuerpo que es la Iglesia; en este sistema orgánico creado por Dios, todos trabajamos, todos nos unimos a favor de unos y otros; mostrando responsabilidad, generosidad, compromiso, desprendimiento a lo material, cooperando y participando en el bienestar de la colectividad, von la visión de la extensión del reino de Dios, y que Él reciba toda la gloria y honra que le corresponde, así que, No dejen de amarse unos a otros como hermanos. Hebreos 13:1.
El fundamento de fraternidad es el SEÑOR Jesucristo, que nos une como familia y hermanos con su Evangelio; en esta atmósfera familiar conocemos al Dios como Padre eterno expresado en Cristo, en el don del Espíritu Santo, que nos hace hijos y hermanos, la familia universal y única que Dios fundó, y Él se constituyó en la fuente de toda paternidad y hermandad fraternal, para vivir esta hermosa vida espiritual, orando y Doblando nuestras rodillas, ante el Padre de nuestro SEÑOR Jesucristo. Efesios 3:14.
Nuestro SEÑOR y salvador, es el Unigénito del Padre, que llama a YHWH, Abba Padre; por eso a través de Él se nos da la gracia de poder llamar al Padre celestial, Padre nuestro, Abba Padre, Lucas 3:22, tratánolo con la misma reverencia, intimidad y confianza del Hijo a su Padre, siendo hijos de Dios, hermanos de Cristo y miembros de la familia de Creador, nuestro gran Padre Dios y Rey absoluto, que nos miró con misericordia cuando éramos extraños y extranjero a causa del abismo que nos separaba de Él, pero nos injertó en su familia para hacernos hermanos que se aman conforme al mismo amor con que nos Creó y salvó. Efesios 2:13-15.
El Hijo de Dios se hizo Hombre y con su cruz extendió el puente de unión y reconciliación que nos hizo una familia: en el madero vertical nos unió y reconcilió con el Padre para llegar a ser hijos y familia celestial; con el madero horizontal extendió el vínculo fraternal de la unión entre sus hermanos, los que Él redimió con su sangre, y se hizo nuestro Hermano Mayor, dándonos un lugar de honor en la familia del Padre; la cruz no solo es símbolo de maldición y muerte, también es símbolo de reconciliación y compromiso de amor fraterno y amor filial, que une a la mayor familia que existe sobre la tierra. Porque el que santifica, y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual, Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos. Diciendo: anunciaré a mis hermanos tu nombre, y en medio de la congregación te alabaré. Hebreos 2:11-12.
Entre los hermanos de la familia de Dios, debe predominar la vedad, la justicia, espontaneidad y trasparencia que nos una, soportándonos, ayudándonos, y bendiciéndonos todos unidos con el mismo objetivo redentor de Jesús por su evangelio transformador que salva, sana, libera, da poder y vida eterna; Jesús siendo 100% Dios y 100% Hombre, resplandeció con su amor fraterno sobre nosotros para hacernos un pueblo de dignidad y fe, contando con Jesús como Abogado, Gran Sumo sacerdote y SEÑOR, que nos representa e intercede por nosotros ante el Padre. A los que de antemano Dios había conocido, nos destino desde un principio a ser como su Hijo, para que el Unigénito fuera el primero entre muchos hermanos. Romanos 8:29.
Somos uno en Cristo, nacidos de nuevo, lavados con la misma sangre, sellados con el mismo Espíritu y unidos al mismo Padre con el mismo Hermano Mayor como Cabeza del cuerpo, quien nos otorgó el regalo filial de ser familia, y el vínculo glorioso de la fraternidad, rompiendo el abismo que nos separaba, y haciéndonos cercarnos a Él, sacándonos de la extrañeza de ser advenedizos, para que en Él, cultivemos y conservemos la fraternidad del compañerismo cristiano en una misma fe y un mismo sentir. Sobre mí se agolpa la preocupación por toda la Iglesia de Jesucristo. Si alguien enferma, también yo enfermo, y si hacen caer a alguno, yo me indigno. 2 Corintios 11:29.
La fraternidad es exactamente lo que nuestro Salvador nos enseñó y el apóstol Pablo sustentó al llamarnos familia de la fe, columnas y baluartes de la verdad en la casa del Dios viviente, 1 Timoteo 3:14-16; somos pioneros del ministerio de la piedad y la reconciliación, en el auténtico y genuino compañerismo cristiano, no solo a nivel local y nacional, sino universal; como luminares en lo alto de la Roca, forjando y fomentando la unidad y la convordia entre la gran familia humana; ¡qué gran responsabilidad! Sean totalmente humildes y amables, tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor. Efesios 4:2.
Aprendemos fraternidad conociendo a Cristo y navegando en las aguas vivas de su palabra, la Biblia, ahí vemos la sobrenatural intervención de Dios en nuestra vida y en el mundo que nos rodea, también tenemos un gran reto que Dios nos plantea al amarnos como los hermanos que Jesús amó y consolidó como familia en la cruz, y tenemos que hacerlo a pesar de las múltiples diferencias que nos separan; es a partir de la fraternidad y el amor de Dios en torno a Cristo, que se construye la paz social; la solidaridad no se limita a dar, sino que bíblicamente implica compromiso y entrega de amor desinteresado e incondicional al conocernos en el partimiento del pan, interactuar, ayudarnos, apoyarnos, y juntos promover, el desarrollo y el crecimiento individual y colectivo. Pues si uno es rico y e que su hermano necesita ayuda, pero no se lada, ¿Cómo puede tener el amor de Dios en su corazón? 1 Juan 3:17.
El amor fraternal y la solidaridad se sustenta en cada uno, si en verdad amamos a Dios y nos queremos y valoramos nosotros mismos, para poder ver en los hermanos de la fe, a la familia de Dios; la fraternidad nos permite ser sensibles y humanos, fuertes en la fe que obra y obedece al Padre celestial; fraternidad es afecto limpio y práctico, que sirve sin discriminaciones ni reservas, en beneficio de todos y para el bienestar de toda la comunidad, porque Dios no nos creó para la soledad ni el aislamiento, en tal caso, desfalleceríamos y languideceríamos en el abandono. Este es el mandamiento que Dios nos ha dado:, que el que ama a Dios, ama también a su hermano. 1 Juan 4:21.
El mundo nos tiene que ver como una familia que bendice y ayuda a la colectividad, con acciones de generosidad y altruismo, poniendo alma, vida y corazón, con afecto, seriedad responsabilidad y sabiduría de Dios, porqye todos, absolutamente todos, tenemos que afrontar problemas inevitables, angustias y pruebas que se nos planten en este mundo, por eso estamos llamados generar el encuentro cara a cara, no solo para llorar juntos, sino para disfrutar momentos de alegría, esparcimiento y sana fraternidad sincera; y así Dios nos permite ver su rostro, en el rostro del hermano. Así dice el SEÑOR Todopoderoso: juzguen con verdadera justicia; muestren amor y compasión los unos por los otros. No opriman a las viudas ni a los huérfanos, ni a los extranjeros, ni a los pobres. Tampoco maquinen el mal en su corazón, unos contra otros. Zacarias 7:9-10.
Dios nos presta mayor atención en la medida que nos relacionamos con el prójimo, porque Él ve nuestro corazón encada acción, cuando somos misericordiosos buenos samaritanos; Dios propicia las circunstancias, no solo para probarnos, sino para usarnos como instrumentos de bendición, atrayendo a otros a su reino; porque es con fraternidad que creamos espacios necesarios y pertinentes para la unión y el afecto solidario, que conduce a dimensiones amplias de convivencia y vida de paz, que nos proporcionan la satisfaccíon del servicio que refleja a Cristo, miestras Él impacta al mundo y la historia con su poder y bondad. El hombre que tiene amigos, tiene que mostrarse como amigo; y dos amigos unidos, han de ser como hermanos. Proverbios 18:24.
En espacios de fraternidad se generan y se potencian las cualidades, los dones, los talentos, la creatividad y la vida espiritual que cada quien posee; mayor compromiso y responsabilidad tenemos al ser hijos de Dios y hermanos en Cristo, la familia que Él formó, con el precio de su sangre y su muerte; es ineludible agotar las posibilidades, de ser verdaderamente uno en Cristo, haciendo posible la oración de Juan 17, allí queda muy claro el mandato de amar al prójimo como a nosotros mismos; esta es una razón por la cual Dios inició la creación con un solo hombre, en el Edén, para que nadie diga: “mi padre es mejor que el tuyo” o “mi familia es superior a la tuya,” ¿Acaso no tenemos todos un mismo Padre, que es el Dios que a todos nos ha creado? ¿Por qué, pues, nos engañamos los unos a los otros, violando así el pacto que hizo Dios con nuestro antepasado? Malaquías 2:10.
Porque Si alguno dice yo amo a Dios, pero aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. 1 Juan 4:20.
Veamos algunos aspectos básicos para aprender fraternidad y amor entre hermanos, y que nos enseñá la palabra: ¡Miren cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos y en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba de Aarón, y baja hasta el borde de las vestiduras; Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía YHWH bendición y vida eterna. Salmos 133.
1. La fraternidad depende del conocimiento que tenemos de Dios y lo que Él dice en su palabra para que lo vivamos juntos como familia y equipo en unidad, dentro de la paternidad del Padre celestial. Seamos, pues, perfectos, como nuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Mateo 5:48.
2. La fraternidad es unión familiar en la fe y lo natural disfrutando juntos la presencia de Dios que moja nuestro ser con su gloria, como aceite que refresca, porque ser familia en Cristo, es estar al mismo nivel de los lazos biológicos de la familia sanguínea, para ser uno solo en amor. Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, especialmente con los de la familia de la fe. Gálatas 6:10.
3. Los creyentes en Cristo tenemos identidad y pertenencia en Él y por Él por el mismo Espiritu, que como agua viva sacía toda nuestra sed, dándonos del Padre y del Hermano Mayor en todo lo necesario, constituyéndonos su familia, como hijos y hermanos en Cristo, nuestro Gran Sumo Sacerdote sobre el cual fijamos la mirada y el corazón porque Él nuestra riqueza y todo suficiente. Nosotros somos hermanos en Cristo, así que trátense unos a otros con amor. Den hospedaje a los que lo necesitan, recuerden que algunos que así lo hicieron, sin darse cuenta hospedaron ángeles…Hebreos 13:1-9.
4. Y como creyentes unidos a la Cabeza del Gran Hermano, el Padre nos envía bendición y vida porque somos uno en Él, para servirnos, y habitar juntos en armonía, testificando a los de afuera el amor de Dios; muchos nos verán, y querran entrar a la familia de Dios para disfrutar de lo mismo; así cumplimos la gran comisión, en compañerismo fraternal y afecto real, porque es Dios en nosotros los fieles que se muestran sensibles ante el dolor, gozos con los que se gozan y llorando con el que llora, Romanos 12:15.
Somos fraternos porque tenemos el ADN de Cristo por su Espiritu morando en nuestro ser, y vamos todos en la misma dirección al Padre celestial y nos movemos con el mismos sentir; el deseo de Dios es que estemos juntos compartiendo en el fruto del Espíritu; abriendo cada día nuevas relaciones fraternss de respeto e igualdad, para que miles se encuentren con Cristo y en amor se reduzcan los conflictos y la guerra, y encontremos paz y libertad para vivir. Que Dios el Padre, y nuestro SEÑOR Jesucristo, nos dé a los hermanos, paz y amor con fe. Efesios 6:23.
Hace falta sensibilidad y corazón de carne para reconocer que Jesucristo es el único Camino para aprender amor fraterno y sentido filial, porque nada gira en torno al yo, sino alrededor de un nosotros unidos en el amor fraterno de Jesus, mirándonos cara a cara unos a otros para reconocernos valorarnos e identificarnos como compañeros de jornada, en este corto camino que transitamos por el mundo, porque en el amor se descubre al SEÑOR Jesús en el rostro del otro. Sí, hermano, permíteme disfrutar este beneficio de ti en el SEÑOR, recrea mi corazón en Cristo. Filemón 1:20.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.
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