La
gran realidad es que muchos ignoran, que nadie podrá ir al cielo haciendo lo
contrario a la palabra de Dios. No existe un sitio medio, no purgatorio, después de la muerte,
así que ni misas ni oraciones ni ninguna otra cosa sacará de su lugar a los
muertos. La única manera de ser salvos es a través de Jesucristo, y es mientras
vivimos que decidimos creerle y recibirlo como SEÑOR y Salvador, con Él
decidimos ir al cielo, sin Él, muchos irán al infierno porque siguen haciendo
los que les da la regalada gana, se gozan haciendo su propia voluntad dejando a
Dios a un lado y viven en vanidades ilusorias y temporales, dándole gusto a su
cuerpo; así que, si no has tenido un encuentro personal con Jesucristo,
lamentablemente te condenarás. Arrepiéntete, abandona tu pecado y vuélvete a
Dios, entrégale tu vida y vive para obedecer su palabra llena de principios y
virtudes que nos hacen responsables de sí mismo.
DINAMITA ESPIRITUAL IMPACTANDO VIDAS DESDE EL CORAZÓN DE DIOS CON EL PODER DE SU PALABRA. BLOG LEÍDO EN 132 PAÍSES. Dios está obrando de manera poderosa por este medio. DEJA TU COMENTARIO si te edificó la enseñanza, Inscríbete y comparte este Blog. Serás parte de la Gran Comisión
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3 ene 2019
UNA VIDA CONSAGRADA
UNA VIDA CONSAGRADA A DIOS
Y
Elohim dijo a Moisés: Ve al pueblo y conságralos hoy y mañana, y que laven sus
vestidos. También que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a YHWH, no
sea que Él Señor irrumpa contra ellos, Éxodo 19:10 y 22.
Sepan
ustedes que el Todopoderoso ha separado para Él a todo aquel que le es fiel;
sepan que el Señor escucha al justo cuando él clama, Salmos 4:3.
En estos tiempos cargados de actividad, preocupación y necesidades cuesta concentrarnos en una sola cosa o dedicar tiempo a una sola persona, especialmente lo referente al tiempo y la vida que debemos dedicar a nuestro Creador y Salvador, la persona mas importante para cada ser humano. Entonces surge la pregunta para cada uno de nosotros, ¿Soy una persona consagrada a mi Creador
y Salvador? Debemos recordar y reconocer que solo Él esta siempre presente y atento a nuestras necesidades. Esta era de los últimos tiempos está caracterizada por la frialdad espirirual donde la maldad ha traspasado los limites, Dios anhela y reclama consagración y santidad de sus
hijos para marcar una diferencia notoria en medio de la oscuridad y el engaño que impera en el mundo. Una vida consagrada es una vida separada y apartada para agradar y obedecer a Dios. Los
eventos, las diversiones, los movimientos del la sociedad, el mundo y la tierra, asi como los descubrimientos científicos y
el estado espiritual de la humanidad reclaman como nunca antes una verdadera entrega total al Eterno Dios de amor, con vidas limpias y de testimonio ante los ojos de Aquel que todo lo ve; la palabra de Dios en muchos
textos nos certifica que sólo quien esté en Jesucristo, conozca, viva su palabra
y sea lleno de su Espíritu podrá ser usado por el Señor y será guardado en momentos
de dificultad y turbulencia, Por eso, no temeremos aunque se
conmueva la tierra, aunque los montes se hundan en el fondo del mar; aunque
bramen y se agiten las aguas y aunque tiemblen los montes a causa de su
braveza, Salmos 46:2-3.
Una
forma de consagrarnos al Eterno es cultivar y mantener hábitos de comunicación estrecha con nuestro Cristo Redentor para escucharnos mutuamente; Él nos habla y nos
guía y nosotros oímos, obedecemos y también les hablamos, así Él nos responde y bendice, en esto
consiste una gran amistad con el Amado, mientras caminamos juntos hombro a hombro conversando con Él todo el tiempo; quien
habla continuamente a Su Creador, es aquel que ha creído, confiado y depositado
toda su vida y su confianza en su Hacedor porque realmente lo ama y reverencia de corazón, Jesús le contestó: Si alguno me ama, obedecerá
a mi palabra: y mi Padre lo amará, y mi Padre y YO vendremos a él, y haremos
nuestra morada con él, Juan 14:23. Consagrarnos a Dios es pensar, actuar, hablar, vivir
y planificar el diario vivir con base en Dios y su palabra, viviendo para Él y en Él.
Un
hábito es un patrón de comportamiiento que se adquiere por repetición frecuente
una y otra vez, se arraiga tanto, que lo realizamos finalmente casi automática e inconscientemente porque está enraizado en nuestra alma. Una vida consagrada debe ser un hábito y un estilo de vida que no busca su propia satisfacción sino que
basa su accionar en cosas puras que agradan al Padre y glorifican al Hijo, porque es una vida que se ha rendido con pasión a su Hacedor
para hacer su voluntad, buena, agradable y perfecta; esta es una vida que no solo se ha santificado, sino que está siendo perfeccionada día a día en dependencia al Espíritu Santo y reposa en las manos del divino Alfarero, Él
que comenzó la buena obra. Él mismo la perfeccionará hasta el día de
Jesucristo, Filipenses 1:6,
1. Una vida consagrada ora sin
cesar, Oren en todo tiempo sin desmayar, 1 Tesalonicenses 5:17. Alguien consagrado NO ora de vez en
cuando, sino que cada día y cada momento siente un vivo deseo y necesidad de hablar con su Amigo Eterno; es alguien que sigue los pasos de su Maestro, orando en todo
tiempo, cumpliendo asi la función de ser un templo vivo donde se mantiene el fuego encendido en el altar de nuestro corazón; la mejor forma de conversar con Abba Padre es a través del diálogo constante con Aquel que siempre está presente, como Ayudador y Consejero por lo tanto, ora, habla con Él, intercambian preguntas, se ríen y nunca se aleja el uno del otro, Marcos
1:35 y Lucas 4:42.
Como hijos de Dios consagrados, sabemos el poder que hay en la oración ferviente que nos une
y comunica con nuestro Protector y Gobernante de nuestro diario vivir; orar debe ser un hábito recurrente no solo en
las dificultades o cuando ha llegado el problema, la oración como la medicina,
debe ser preventiva y no solo curativa. Dios envía su palabra profética que anuncia y advierte los eventos y situaciones que se avecinan, eso significa que debemos orar con pasión, fe y
confianza en que Dios peleará por nosotros todas nuestras batallas y guardará a los suyos mientras permanecemos frente a su presencia, Salmos
34:7-8. Como decía el profeta Elías: Vive YHWH en cuya presencia estoy.
El
hábito de orar nos guarda del ataque de las tinieblas, de las debilidades del cuerpo y del peligro que hay en el
mundo, hay poder liberador en la oración porque nos une a Dios creando um ambiente pritector donde estamos rodeados de ángeles guardianes. Los apóstoles
vieron en el Señor Jesucristo algo diferente cuando oraba de mañana o en la noche,
Jesús no oraba como si fuera un ritual, sino que conversaba continúa y personalmente con
el Padre; El ejemplo de nuestro Salvador es que aunque estaba a punto de ser
sacrificado, no temió ni retrocedió ante el peligro de la muerte sino que oró, y logró fortalecerse para
cumplir su misión salvadora, para dejarnos el legado de su vida ejemplar y sus
enseñanzas maravillosas, Lucas 11:1-13.
No se
puede concebir una vida consagrada sin la oración que nos hace sensibles a la necesidad del corazón de Dios y a su presencia, para complacer su corazón y cumplir con sus propósitos, apercibidos también de la necesidad ajena y no solo centrados en lo nuestro. Así que el primer, mejor hábito y señal del cristiano
consagrado es que ora sin cesar.
2. Una vida consagrada tiene fe firme y sólida en Dios, Confía en YHWH de todo corazón; no te apoyes
en tu propia sabiduría. Reconoce a tu Creador en todos tus caminos, y Él enderezará
tus veredas, Proverbios 3:5-6. Solo el Señor que creó el universo y
estableció los cielos y la tierra, tiene la sabiduría y el poder perfectos y
extraordinarios para gobernar sobre todo. Saber y estar firmes en esto nos permite vivir seguros para refugiarnos confiada y libremente en Él y abandonarnos en su regazo sin correr el riesgo de creernos autosuficientes ni independientes, es la forma más sabia de vivir en
este mundo tan contaminado y torcido que necesita oír constantemente la voz de su Salvador
para cambiar la oscuridad en luz y la torpeza en inteligencia; dejemos en las divinas manos todos nuestros momentos, Estén,
pues, firmes, ceñidos los lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de
justicia…sobre todo, tomen el escudo de la fe, con lo cual pueden apagar todos
los dardos de fuego del maligno, Efesios 6:14-16.
La fe
nos hace fuertes, nos provee seguridad en Dios y su palabra para ser bendicidos y luego ir a bendecir a otros mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros y ha
cambiado nuestra vieja naturaleza carnal por la celestial con el fin de ayudar y dar lo mejor de sí; necesitamos tener
carácter y determinación para abandonsr el pecado, srr fuertes y permanecer cimentados en Dios. Una vida consagrada
tiene hábitos santos y de testimonio que edifican y conducen a la senda angosta dándole para que podamos darle la espalda al mundo: no importa si usted es una persona
sabia, adinerada y educada, no podrá tener una vida verdadera y de fruto, si no
está consagrado a su Creador y Salvador, Estén, pues firmes en
la libertad con que Cristo nos hace libres, y
no estén otra vez sujetos al yugo de la esclavitud, Gálatas 5:1.
3. Una vida consagrada permanece llena del Espíritu
Santo, El Espíritu de verdad el cual el mundo,
no puede recibir, porque no lo ve, ni lo conoce; pero ustedes lo conocen,
porque vive en ustedes y estará en ustedes, Juan 14:17. Solo a través del
Espíritu de Dios estamos preparados y dispuestos para llevar a cabo lo que el Padre nos ha ordenado, Y no se embriaguen con vino, en lo
cual hay división, sino sean llenos del Espíritu, Efesios 5:18; debemos estar renovándonos y llenándonos del Espíritu constantemente, como una jarra que rebosa de agua hasta el borde porque permanece unida al grifo que la alimenta y la mantiene llena; rendirnos y depender de Dios en su presencia es la forma de mantener llena de aceite fresco y de vino nuevo la lámpara de nuestra vida para gloria del Padre y gozo nuestro, rebosantes de paz y seguridad en el alma, Yo, en cambio, estoy
lleno del poder, del Espíritu del Señor, y de juicio y de valor, para dar a
conocer el pecado del pueblo y la rebelión de los hijos de Dios, a causa de su maldad, Miqueas 3:8.
Ser llenos del Espíritu Santo debe
convertirse en una disciplina y un hábito desde que nos levantamos hasta irnos
a dormir, cada día necesitamos ser guiados, entrenados, preparados, enseñados y
corregidos por Él para cumplir las ordenanzas del Eterno como hijos redimidos en Jesucristo; somos morada de Dios no canecas de basura, por eso la palabra
nos recomienda ser santos para NO entristecer a Dios con el pecado, Efesios 4:30, y El
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él les
enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he dicho, Juan 14:26.
Solo Él Espíritu de Dios nos ayuda a santificarnos y consagrarnos
para poder cumplir los roles y tareas en que el Padre nos ha puesto; Él nos faculta para ser fuertes, valientes
y radicales en pureza y verdad: nuestro Rey Salvador nos dejó a su Espíritu porque Él sabía que sin Él nada bueno podíamos hacer, por lo tanto lo necesitamos a cada respirar; Él es nuestro fiel Amigo, Fuiste bueno con ellos, pues con la bondad de
tu Santo Espíritu le enseñaste a vivir. No dejaste de enviarles el maná para
comer, ni el agua para calmar la sed, Nehemías 9:20. Nos llenamos del Espíritu orando, alabando y adorando
al Señor con amor intenso y vidas que giran mentalmente en Dios, es decir, ya no soy yo, es realmente Cristo en mi.
4. Una vida consagrada, DA con
libertad y alegría,
Den
a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una buena medida,
apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros,
Dios les devolverá a ustedes, Lucas 6:38. Porque al Señor presta el que da al
pobre, y Él les dará su pago, Proverbios 19:17.
Es un
privilegio dar alegremente no solo cosas materiales sino ejemplo, ayuda y bendición con desprendimiento; no crea que puede manejar su
propia vida y sus finanzas sin Dios, eso es algo muy insensato para su alma y peligroso para su salvación, sin Dios hay
desprotección y muchos han perdido todo de un día para otro como le sucedió a
Job. Si Dios está en el centro de nuestra vida y lo consagramos todo para Él,
nunca nos faltará el pan y lo necesario para vivir dignamente. Una vida
consagrada no es mezquina, ni envidiosa, ni codiciosa, ni avara ni despreocupada, sino que es
dadivosa, generosa y cuidadosa como lo es nuestro Padre celestial: una persona consagrada se
goza dando todo, aún su tiempo y su vida sirviendo para hacer feliz al necesitado y a todo aquel que el Eterno pone en
su camino, Hagan ustedes con los demás como quieran que los demás
hagan con ustedes; porque en eso se resume la ley y los profetas, Mateo 7:12. Pero no solo damos cosas materiales, damos tiempo, afecto, sonrisas, abrazos y plegarias a favor de otros
5. Una vida consagrada perdona
a todos, todo,
Sean
benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, como
también Dios los perdonó a ustedes en Cristo, Efesios 4:31-32. No perdonar es
darle lugar al diablo, es mantenerle la puerta abierta para que destruya, humanamente no es
fácil perdonar, pero con la ayuda del Eterno es totalmente
factible; una vida consagrada a Dios no guarda rencor, no traiciona, ni engaña con una doble intención, así esté en la peor situación y tenga el mayor dolor, perdona: ningún
ser humano está en capacidad de sostenerse en medio del veneno del rencor y los deseos de venganza porque tarde o temprano puede morir bajo el efecto de ese veneno dañándose a sí mismo; la falta de perdón apaga la unción y nos aleja de la presencia de
Dios quedando a merced del enemigo, Efesios 4:26-27.
Una
vida consagrada olvida la ofensa y ama aún al enemigo, al que traicionó y mintió, se
rodea de misericordia y se dispone más y más para lo que Dios quiere enseñarle y
hacer con su vida; perdonar es el combustible que nos permite avanzar con
libertad; si aún no has perdonado a X o Y persona debes pedir al Señor que te revele
en que estás tropezando con la falta de perdón, Él nos dará el querer como el
hacer, el conocimiento y el poder para lograrlo y corregirnos amorosamente si
se lo permitimos y se lo pedimos; así como Dios nos perdona continuamente, debemos
hacer nosotros lo mismo. Si no perdonamos, quedamos atados de uno y otro lado,
debemos perdonar, sí o sí, Juan 20:21-23.
6. Una vida consagrada es fiel
a la verdad,
¿Quién
puede descansar en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? Solo el que
vive en integridad y practica la justicia: el que dice la verdad de todo
corazón, el que no habla mal de nadie; el que no hace daño a su amigo ni ofende
a su vecino, Salmos 15:1-3. Por causa de las relaciones mundanas y el entorno muchos mantienen una doble vida engañándose y siendo engañados, y todos somos afectados e influenciados por personas que no andan en el camino de Dios, esa continua lucha debe obligarnos a consagrarnos al Padre para no caer en un círculo vicioso del mundo, a cambio de todo eso, Jesucristo debe ocupar el primer lugar en todas las áreas de nuestra
vida, y el Espíritu Santo debe ser nuestro Consejero de cabecera: lamentablemente miles de
personas se centran en sí mismos y sus propios intereses por lo cual mienten, se contaminan y se cargan de la basura del mundo para agradar a otros y no a su Creador, ignorando que los
mentirosos NO entrarán al cielo, 1 Corintios 6:9-10 y Apocalipsis 21:8.
La
ambición, el egoísmo, la avaricia, los placeres y las bajas pasiones, llevan a la gente
a mentir y engañar para guardar a ponerse máscaras para aparientar, pelean con el mundo por sus derechos
y promueven sus propios intereses desvergonzados queriendo ponerse por encima de los demás y pisoteando la verdad de Dios a
costa de todo: nos urge conocer y vivir en la verdad para ser libres, volar
y alcanzar grandes horizontes de verdad, justicia y rectitud; un discípulo de Cristo y un hijo de Dios consagrado
muestra su amor con su manera de hablar, sus gestos, ademanes y comportamiento diario, Después
les dijo a todos: Si alguno quiere ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue
su propia cruz cada día y sígame, Lucas 9:23. Consagrarse es dejar de lado lo viejo y caduco de nuestras propias pasiones, debilidades y necesidades mezquinas entregándolas a Dios y presentando nuestros cuerpos en sacrificio vivo y santo, agradable a Dios, que es nuestra manera de culto racional que adora y trabaja en la extensión del Reino eterno, ocupándonos de la misión encomendada, asi he visto la gloria y respuesta de Dios en mi vida.
7. Una vida consagrada renueva
su mente cada día,
Si,
pues, han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la diestra del Padre. Pongan la mira en las cosas de arriba, no en
las de la tierra, Colosenses 3:1-2. Aunque las cosas terrenales son cambiantes, no obstante las de Dios son eternas, por eso nuestra mente debe estar anclada a la Eternidad. Santidad no es uniformidad ni apariencia es estilo de vida; renovar la mente es parte de ser santos para volver continuamente a los principios y fundamentos del Eterno para hacer viva y activa la palabra de Dios que corrige, exhorta, vivifica y santifica; lo cual conlleva a una mente limpia abierta a la
verdad de Dios con una forma de pensar limpia y bondadosa en medio de la
diversidad y la oscuridad del mundo.
Debemos
amoldar nuestra mente a la mente de Cristo, no a la de la gente ni a algún grupo con fuerza
psicológica condenatoria, Jesús nos dio ejemplo de amabilidad, sociabilidad,
afecto y pureza. Continuamente debemos estar haciendo ajustes a nuestra manera de
pensar, de vivir, de actuar, comportarnos y ver la vida hasta que la totalidad
de nuestro ser armonice con Jesucristo, Filipenses 4: 8-9.
La
manera de protegernos de los ataques de satanás y los desprecios del mundo es
meditar la verdad bíblica, rodeándonos de gente que ame y tema a Dios, de gente
que pueda ser una luz roja que nos ayude a estar alertas para que no nos
descarriemos, No se conformen a los patrones de vida
de este mundo, sino permitan que su mente sea renovada para que así sepan lo
que YHWH quiere y estemos de acuerdo en que lo que Él quiere es bueno,
satisfactorio y capaz de darnos el triunfo, Romanos 12:2.
Tener una vida consagrada es depender de Dios como una rama verde pegada
al árbol para dar fruto con responsabilidad, excelencia, esmero y vocación en lo que se refiere a nuestras
funciones de padres, esposos, hijos, familiares, ciudadanos y vecinos dentro de
un proceso diario e imparable de total comunión,
relación y amistad con Jesucristo, negándonos a nosotros mismos y entregándole
continuamente un corazón limpio y puro bajo el fuego purificador del Espíritu y
el poder de su palabra transformadora. Amén
Mg.
MEHC, hija del Dios vivo real y verdadero y servidora de su reino
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