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3 ene 2019

UNA VIDA CONSAGRADA



UNA VIDA CONSAGRADA A DIOS

Y Elohim dijo a Moisés: Ve al pueblo y conságralos hoy y mañana, y que laven sus vestidos. También que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a YHWH, no sea que Él Señor irrumpa contra ellos, Éxodo 19:10 y 22.

Sepan ustedes que el Todopoderoso ha separado para Él a todo aquel que le es fiel; sepan que el Señor escucha al justo cuando él clama, Salmos 4:3.

En estos tiempos cargados de actividad, preocupación y necesidades cuesta concentrarnos en una sola cosa o dedicar tiempo a una sola persona, especialmente lo referente al tiempo y la vida que debemos dedicar a nuestro Creador y Salvador, la persona mas importante para cada ser humano. Entonces surge la pregunta para cada uno de nosotros, ¿Soy una persona consagrada a mi Creador y Salvador? Debemos recordar y reconocer que solo Él esta siempre presente y atento a nuestras necesidades.                                                                                                                    Esta era de los últimos tiempos está caracterizada por la frialdad espirirual donde la maldad ha traspasado los limites, Dios anhela y reclama consagración y santidad de sus hijos para marcar una diferencia notoria en medio de la oscuridad y el engaño que impera en el mundo. Una vida consagrada es una vida separada y apartada para agradar y obedecer a Dios. Los eventos, las diversiones, los movimientos del la sociedad, el mundo y la tierra, asi como los descubrimientos científicos y el estado espiritual de la humanidad reclaman como nunca antes una verdadera entrega total al Eterno Dios de amor, con vidas limpias y de testimonio ante los ojos de Aquel que todo lo ve; la palabra de Dios en muchos textos nos certifica que sólo quien esté en Jesucristo, conozca, viva su palabra y sea lleno de su Espíritu podrá ser usado por el Señor y será guardado en momentos de dificultad y turbulencia, Por eso, no temeremos aunque se conmueva la tierra, aunque los montes se hundan en el fondo del mar; aunque bramen y se agiten las aguas y aunque tiemblen los montes a causa de su braveza, Salmos 46:2-3.

Una forma de consagrarnos al Eterno es cultivar y mantener hábitos de comunicación estrecha con nuestro Cristo Redentor para escucharnos mutuamente; Él nos habla y nos guía y nosotros oímos, obedecemos y también les hablamos, así Él nos responde y bendice, en esto consiste una gran amistad con el Amado, mientras caminamos juntos hombro a hombro conversando con Él todo el tiempo; quien habla continuamente a Su Creador, es aquel que ha creído, confiado y depositado toda su vida y su confianza en su Hacedor porque realmente lo ama y reverencia de corazón, Jesús le contestó: Si alguno me ama, obedecerá a mi palabra: y mi Padre lo amará, y mi Padre y YO vendremos a él, y haremos nuestra morada con él, Juan 14:23Consagrarnos a Dios es pensar, actuar, hablar, vivir y planificar el diario vivir con base en Dios y su palabra, viviendo para Él y en Él.

Un hábito es un patrón de comportamiiento que se adquiere por repetición frecuente una y otra vez, se arraiga tanto, que lo realizamos finalmente casi automática e inconscientemente porque está enraizado en nuestra alma. Una vida consagrada debe ser un hábito y un estilo de vida que no busca su propia satisfacción sino que basa su accionar en cosas puras que agradan al Padre y glorifican al Hijo, porque es una vida que se ha rendido con pasión a su Hacedor para hacer su voluntad, buena, agradable y perfecta; esta es una vida que no solo se ha santificado, sino que está siendo perfeccionada día a día en dependencia al Espíritu Santo y reposa en las manos del divino Alfarero, Él que comenzó la buena obra. Él mismo la perfeccionará hasta el día de Jesucristo, Filipenses 1:6,

1. Una vida consagrada ora sin cesar, Oren en todo tiempo sin desmayar, 1 Tesalonicenses 5:17. Alguien consagrado NO ora de vez en cuando, sino que cada día y cada momento siente un vivo deseo y necesidad de hablar con su Amigo Eterno; es alguien que sigue los pasos de su Maestro, orando en todo tiempo, cumpliendo asi la función de ser un templo vivo donde se mantiene el fuego encendido en el altar de nuestro corazón; la mejor forma de conversar con Abba Padre es a través del diálogo constante con Aquel que siempre está presente, como Ayudador y Consejero por lo tanto, ora, habla con Él, intercambian preguntas, se ríen y nunca se aleja el uno del otro, Marcos 1:35 y Lucas 4:42.

Como hijos de Dios consagrados, sabemos el poder que hay en la oración ferviente que nos une y comunica con nuestro Protector y Gobernante de nuestro diario vivir; orar debe ser un hábito recurrente no solo en las dificultades o cuando ha llegado el problema, la oración como la medicina, debe ser preventiva y no solo curativa. Dios envía  su palabra profética que anuncia y advierte los eventos y situaciones que se avecinan, eso significa que debemos orar con pasión, fe y confianza en que Dios peleará por nosotros todas nuestras batallas y guardará a los suyos mientras permanecemos frente a su presencia, Salmos 34:7-8. Como decía el profeta Elías: Vive YHWH en cuya presencia estoy.

El hábito de orar nos guarda del ataque de las tinieblas, de las debilidades del cuerpo y del peligro que hay en el mundo, hay poder liberador en la oración porque nos une a Dios creando um ambiente pritector donde estamos rodeados de ángeles guardianes. Los apóstoles vieron en el Señor Jesucristo algo diferente cuando oraba de mañana o en la noche, Jesús no oraba como si fuera un ritual, sino que conversaba continúa y personalmente con el Padre; El ejemplo de nuestro Salvador es que aunque estaba a punto de ser sacrificado, no temió ni retrocedió ante el peligro de la muerte sino que oró, y logró fortalecerse para cumplir su misión salvadora, para dejarnos el legado de su vida ejemplar y sus enseñanzas maravillosas, Lucas 11:1-13.

No se puede concebir una vida consagrada sin la oración que nos hace sensibles a la necesidad del corazón de Dios y a su presencia, para complacer su corazón y cumplir con sus propósitos, apercibidos también de la necesidad ajena y no solo centrados en lo nuestro. Así que el primer, mejor hábito y señal del cristiano consagrado es que ora sin cesar.

2. Una vida consagrada tiene fe firme y sólida en Dios, Confía en YHWH de todo corazón; no te apoyes en tu propia sabiduría. Reconoce a tu Creador en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas, Proverbios 3:5-6. Solo el Señor que creó el universo y estableció los cielos y la tierra, tiene la sabiduría y el poder perfectos y extraordinarios para gobernar sobre todo. Saber y estar firmes en esto nos permite vivir seguros para refugiarnos confiada y libremente en Él y abandonarnos en su regazo sin correr el riesgo de creernos autosuficientes ni independientes, es la forma más sabia de vivir en este mundo tan contaminado y torcido que necesita oír constantemente la voz de su Salvador para cambiar la oscuridad en luz y la torpeza en inteligencia; dejemos en las divinas manos todos nuestros momentos, Estén, pues, firmes, ceñidos los lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia…sobre todo, tomen el escudo de la fe, con lo cual pueden apagar todos los dardos de fuego del maligno, Efesios 6:14-16.

La fe nos hace fuertes, nos provee seguridad en Dios y su palabra para ser bendicidos y luego ir a bendecir a otros mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros y ha cambiado nuestra vieja naturaleza carnal por la celestial con el fin de ayudar y dar lo mejor de sí; necesitamos tener carácter y determinación para abandonsr el pecado, srr fuertes y permanecer cimentados en Dios. Una vida consagrada tiene hábitos santos y de testimonio que edifican y conducen a la senda angosta dándole para que podamos darle la espalda al mundo: no importa si usted es una persona sabia, adinerada y educada, no podrá tener una vida verdadera y de fruto, si no está consagrado a su Creador y Salvador, Estén, pues firmes en la libertad con que Cristo nos hace libres, y  no estén otra vez sujetos al yugo de la esclavitud, Gálatas 5:1.

 3. Una vida consagrada permanece llena del Espíritu Santo, El Espíritu de verdad el cual el mundo, no puede recibir, porque no lo ve, ni lo conoce; pero ustedes lo conocen, porque vive en ustedes y estará en ustedes, Juan 14:17. Solo a través del Espíritu de Dios estamos preparados y dispuestos para llevar a cabo lo que el Padre nos ha ordenado, Y no se embriaguen con vino, en lo cual hay división, sino sean llenos del Espíritu, Efesios 5:18; debemos estar renovándonos y llenándonos del Espíritu constantemente, como una jarra que rebosa de agua hasta el borde porque permanece unida al grifo que la alimenta y la mantiene llena; rendirnos y depender de Dios en su presencia es la forma de mantener llena de aceite fresco y de vino nuevo la lámpara de  nuestra vida para gloria del Padre y gozo nuestro, rebosantes de paz y seguridad en el alma, Yo, en cambio, estoy lleno del poder, del Espíritu del Señor, y de juicio y de valor, para dar a conocer el pecado del pueblo y la rebelión de los hijos de Dios, a causa de su maldad, Miqueas 3:8.

Ser llenos del Espíritu Santo debe convertirse en una disciplina y un hábito desde que nos levantamos hasta irnos a dormir, cada día necesitamos ser guiados, entrenados, preparados, enseñados y corregidos por Él para cumplir las ordenanzas del Eterno como hijos redimidos en Jesucristo; somos morada de Dios no canecas de basura, por eso la palabra nos recomienda ser santos para NO entristecer a Dios con el pecado, Efesios 4:30, y El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he dicho, Juan 14:26.

Solo Él Espíritu de Dios nos ayuda a santificarnos y consagrarnos para poder cumplir los roles y tareas en que el Padre nos ha puesto; Él nos faculta para ser fuertes, valientes y radicales en pureza y verdad: nuestro Rey Salvador nos dejó a su Espíritu porque Él sabía que sin Él nada bueno podíamos hacer, por lo tanto lo necesitamos a cada respirar; Él es nuestro fiel Amigo, Fuiste bueno con ellos, pues con la bondad de tu Santo Espíritu le enseñaste a vivir. No dejaste de enviarles el maná para comer, ni el agua para calmar la sed, Nehemías 9:20. Nos llenamos del Espíritu orando, alabando y adorando al Señor con amor intenso y vidas que giran mentalmente en Dios, es decir, ya no soy yo, es realmente Cristo en mi.

4. Una vida consagrada, DA con libertad y alegría, Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una buena medida, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes, Lucas 6:38. Porque al Señor presta el que da al pobre, y Él les dará su pago, Proverbios 19:17.

Es un privilegio dar alegremente no solo cosas materiales sino ejemplo, ayuda y bendición con desprendimiento; no crea que puede manejar su propia vida y sus finanzas sin Dios, eso es algo muy insensato para su alma y peligroso para su salvación, sin Dios hay desprotección y muchos han perdido todo de un día para otro como le sucedió a Job. Si Dios está en el centro de nuestra vida y lo consagramos todo para Él, nunca nos faltará el pan y lo necesario para vivir dignamente. Una vida consagrada no es mezquina, ni envidiosa, ni codiciosa, ni avara ni despreocupada, sino que es dadivosa, generosa y cuidadosa como lo es nuestro Padre celestial: una persona consagrada se goza dando todo, aún su tiempo y su vida sirviendo para hacer feliz al necesitado y a todo aquel que el Eterno pone en su camino, Hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes; porque en eso se resume la ley y los profetas, Mateo 7:12. Pero no solo damos cosas materiales, damos tiempo, afecto, sonrisas, abrazos y plegarias a favor de otros 

5. Una vida consagrada perdona a todos, todo, Sean benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo, Efesios 4:31-32. No perdonar es darle lugar al diablo, es mantenerle la puerta abierta para que destruya,  humanamente no es fácil perdonar, pero con la ayuda del Eterno es totalmente factible; una vida consagrada a Dios no guarda rencor, no traiciona, ni engaña con una doble intención, así esté en la peor situación y tenga el mayor dolor, perdona: ningún ser humano está en capacidad de sostenerse en medio del veneno del rencor y los deseos de venganza porque tarde o temprano puede morir bajo el efecto de ese veneno dañándose a sí mismo; la falta de perdón apaga la unción y nos aleja de la presencia de Dios quedando a merced del enemigo, Efesios 4:26-27.

Una vida consagrada olvida la ofensa y ama aún al enemigo, al que traicionó y mintió, se rodea de misericordia y se dispone más y más para lo que Dios quiere enseñarle y hacer con su vida; perdonar es el combustible que nos permite avanzar con libertad; si aún no has perdonado a X o Y persona debes pedir al Señor que te revele en que estás tropezando con la falta de perdón, Él nos dará el querer como el hacer, el conocimiento y el poder para lograrlo y corregirnos amorosamente si se lo permitimos y se lo pedimos; así como Dios nos perdona continuamente, debemos hacer nosotros lo mismo. Si no perdonamos, quedamos atados de uno y otro lado, debemos perdonar, sí o sí, Juan 20:21-23.

6. Una vida consagrada es fiel a la verdad, ¿Quién puede descansar en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? Solo el que vive en integridad y practica la justicia: el que dice la verdad de todo corazón, el que no habla mal de nadie; el que no hace daño a su amigo ni ofende a su vecino, Salmos 15:1-3. Por causa de las relaciones mundanas y el entorno muchos mantienen una doble vida engañándose y siendo engañados, y todos somos afectados e influenciados por personas que no andan en el camino de Dios, esa continua lucha debe obligarnos a consagrarnos al Padre para no caer en un círculo vicioso del mundo, a cambio de todo eso, Jesucristo debe ocupar el primer lugar en todas las áreas de nuestra vida, y el Espíritu Santo debe ser nuestro Consejero de cabecera: lamentablemente miles de personas se centran en sí mismos y sus propios intereses por lo cual mienten, se contaminan y se cargan de la basura del mundo para agradar a otros y no a su Creador, ignorando que los mentirosos NO entrarán al cielo, 1 Corintios 6:9-10 y Apocalipsis 21:8.

La ambición, el egoísmo, la avaricia, los placeres y las bajas pasiones, llevan a la gente a mentir y engañar para guardar a ponerse máscaras para aparientar, pelean con el mundo por sus derechos y promueven sus propios intereses desvergonzados  queriendo ponerse por encima de los demás y pisoteando la verdad de Dios a costa de todo: nos urge conocer y vivir en la verdad para ser libres, volar y alcanzar grandes horizontes de verdad, justicia y rectitud; un discípulo de Cristo y un hijo de Dios consagrado muestra su amor con su manera de hablar, sus gestos, ademanes y comportamiento diario, Después les dijo a todos: Si alguno quiere ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue su propia cruz cada día y sígame, Lucas 9:23. Consagrarse es dejar de lado lo viejo y caduco de nuestras propias pasiones, debilidades y necesidades mezquinas entregándolas a Dios y presentando nuestros cuerpos en sacrificio vivo y santo, agradable a Dios, que es nuestra manera de culto racional que adora y trabaja en la extensión del Reino eterno, ocupándonos de la misión encomendada, asi he visto la gloria y respuesta de Dios en mi vida.

7. Una vida consagrada renueva su mente cada día, Si, pues, han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra del Padre. Pongan la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra, Colosenses 3:1-2. Aunque las cosas terrenales son cambiantes, no obstante las de Dios son eternas, por eso nuestra mente debe estar anclada a la Eternidad. Santidad no es uniformidad ni apariencia es estilo de vida; renovar la mente es parte de ser santos para volver continuamente a los principios y fundamentos del Eterno para hacer viva y activa la palabra de Dios que corrige, exhorta, vivifica y santifica; lo cual conlleva a una mente limpia abierta a la verdad de Dios con una forma de pensar limpia y bondadosa en medio de la diversidad y la oscuridad del mundo.

Debemos amoldar nuestra mente a la mente de Cristo, no a la de la gente ni a algún grupo con fuerza psicológica condenatoria, Jesús nos dio ejemplo de amabilidad, sociabilidad, afecto y pureza. Continuamente debemos estar haciendo ajustes a nuestra manera de pensar, de vivir, de actuar, comportarnos y ver la vida hasta que la totalidad de nuestro ser armonice con Jesucristo, Filipenses 4: 8-9.

La manera de protegernos de los ataques de satanás y los desprecios del mundo es meditar la verdad bíblica, rodeándonos de gente que ame y tema a Dios, de gente que pueda ser una luz roja que nos ayude a estar alertas para que no nos descarriemos, No se conformen a los patrones de vida de este mundo, sino permitan que su mente sea renovada para que así sepan lo que YHWH quiere y estemos de acuerdo en que lo que Él quiere es bueno, satisfactorio y capaz de darnos el triunfo, Romanos 12:2.

Tener una vida consagrada es depender de Dios como una rama verde pegada al árbol para dar fruto con responsabilidad, excelencia, esmero y vocación en lo que se refiere a nuestras funciones de padres, esposos, hijos, familiares, ciudadanos y vecinos dentro de un proceso diario e imparable de total comunión, relación y amistad con Jesucristo, negándonos a nosotros mismos y entregándole continuamente un corazón limpio y puro bajo el fuego purificador del Espíritu y el poder de su palabra transformadora. Amén

La gran realidad es que muchos ignoran, que nadie podrá ir al cielo haciendo lo contrario a la palabra de Dios. No existe un sitio medio, no purgatorio, después de la muerte, así que ni misas ni oraciones ni ninguna otra cosa sacará de su lugar a los muertos. La única manera de ser salvos es a través de Jesucristo, y es mientras vivimos que decidimos creerle y recibirlo como SEÑOR y Salvador, con Él decidimos ir al cielo, sin Él, muchos irán al infierno porque siguen haciendo los que les da la regalada gana, se gozan haciendo su propia voluntad dejando a Dios a un lado y viven en vanidades ilusorias y temporales, dándole gusto a su cuerpo; así que, si no has tenido un encuentro personal con Jesucristo, lamentablemente te condenarás. Arrepiéntete, abandona tu pecado y vuélvete a Dios, entrégale tu vida y vive para obedecer su palabra llena de principios y virtudes que nos hacen responsables de sí mismo.


Mg. MEHC, hija del Dios vivo real y verdadero y servidora de su reino

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