IGLESIA INTERCESORA A LA CARGA
Fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. Revístanse con toda la armadura de Dios para que puedan estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes, Efesios 6:10-12
Queridos intercesores es tiempo de reforzar nuestra guerra contra el mal por medio de la santidad al Eterno Dios, porque cuando abandonamos el pecado, no solo renunciamos al gobierno de satanás en nuestras vidas, sino que hacemos que su dominio mengue sobre la tierra, pues es un ser angelical caído con poder limitado, Sabemos que el que tiene a Dios como Padre, no sigue pecando, así el Hijo de Dios lo cuida, y el maligno no lo toca, 1 Juan 5:18.
La guerra espiritual es inversión a la Luz Admirable del gobierno de Cristo, solo esa perfecta Luz puede derribar toda asechanza de la oscuridad. En la guerra espiritual hay un encuentro invisible entre el reino de Dios y el reino de las tinieblas. A través de la oración, el ayuno y la pureza hacemos fluir la autoridad de Cristo y el poder de su presencia en los hijos de Dios, debemos permanecer habitados y llenos del Espíritu Santo. Así estamos forzando a los seres angélicos caídos a abandonar su dominio en la iglesia, en la nación y en toda la tierra.
El enemigo odia la intercesión porque es allí donde ejercemos nuestra autoridad posicional en Cristo Jesús y su poder se deja ver. Cuando intercedemos en la unción del Espíritu Santo y en el nombre de Cristo, empuñamos el arma más grande que ataca y hace huir al adversario, porque la oración de justo tiene poder.
Ya es tiempo de hacer huir al enemigo del todo, después de tantos años detenidos y obstaculizados por sus ataques en nuestras vidas, en nuestras familias, en la iglesia y en la nación, hoy más que nunca debemos ser conscientes que nuestra lucha no es contra personas humanas. Este es un ataque frontal en el reino espiritual y es un encuentro de poderes invisibles entre dos reinos. El enemigo se ha levantado como nunca antes con todo su arsenal de maldad, para detenerlo se requiere de la oración unida, él enemigo sabe que hay poder en los intercesores que conocen al Rey y practican sus instrucciones de vida para lograr la victoria.
Hay mucho poder en un intercesor que conoce bien su lugar, su identidad y pertenencia en Cristo, un intercesor que se para firme en la línea de batalla. La película “Cuarto de Guerra” es un excelente ejemplo del poder de la oración intercesora de una anciana que conocía su autoridad y el nombre que respaldaba sus oraciones, por eso no permitía las mentiras del enemigo. Ella enseñó a una mujer más joven cómo permanecer fuerte en la oración por su matrimonio, y Dios rompió toda artimaña del diablo de una manera sorprendente.
Nuestro Dios vencedor está muy interesado en mostrar su poder en todo el mundo a través de sus valientes guerreros que no se asustan, no se intimidan, ni desmayan ante las amenazas del maligno.
Dejemos de mirar nuestra vida de oración como si fuera un pequeño ministerio escondido y sin importancia. El enemigo sabe bien lo poderosos que somos para derribar sus fortalezas, por eso intenta intimidar, desalentar, dividir y derrotar. No aceptes sus mentiras y sus engaño y levántate como valiente del ejército de Dios.
Es hora de que toda la iglesia deje de aceptar los trucos malignos como si fueran naturales: Duda, decepción, desánimo, temor y división vienen de las tinieblas. La guerra espiritual es una realidad que el Cuerpo de Cristo debe enfrentar unido. El adversario no desaparecerá por sí mismo, pero puede ser vencido por medio de la oración intercesora firme y fuerte en el poder de Dios que cada uno de nosotros poseemos en nuestro Varón de Guerra, Jehová de los ejércitos.
La iglesia debe hacer todo lo posible para proteger la unidad y destruir la división que ha levantado el enemigo. Una congregación está bien preparada para resistir al enemigo, cuando al encontrarse ante este conflicto, la gente comienza a preguntarse: ¿Qué está intentando hacer el enemigo aquí? Entonces cada uno volviéndose al Señor, hace una pregunta más importante: Señor, ¿Cómo podemos contrarrestar estos ataques de división en tu pueblo?
A continuación encontrará algunas maneras en que podemos mantener la victoria personal, congregacional y global a través de la guerra espiritual con la oración intercesora. Hacemos guerra contra el mal, especialmente con amables, limpias y sanas relaciones interpersonales en nuestra vida diaria. Esto se relaciona en cómo vemos a Dios, cómo nos vemos a nosotros mismos, cómo vemos a los demás y cómo nos relacionamos con ellos, ¿Con los ojos de Dios, o con los ojos del diablo?
Muchas veces estamos cegados por las formas en que el enemigo ha estado tratando de manipularnos. Estos recordatorios son extremadamente útiles cuando estamos bajo ataque. Pueda que le parezcan básicos pero tienen un gran significado y tal vez son los mayores medios contra el ataque enemigo que quiere a toda consta derrotarnos. Oremos sobre estas vías de victoria para nosotros mismos y para la iglesia a nivel mundial, porque toda la iglesia debe estar bien preparada para resistir al enemigo con vigor y sin desmayar.
1. AMA AL SEÑOR CON TODO TU SER Y PERMANECE EN ÉL. Si permanecen en Mí, y mis palabras permanecen en ustedes, podrán pedir todo lo que quieran, y les será hecho, Juan 15:7. Practicar todo el tiempo el Gran Mandamiento nos ayuda a permanecer ligados a Dios, esto es muy importante al momento de orar para recibir respuesta a nuestras plegarias. Por naturaleza soy una guerrera, pero mi comunión con Dios es el mejor antídoto contra el enemigo que flamea sus misiles continuamente. Debemos conocer al Señor íntimamente y vivir esa intimidad permanentemente. Si amamos intensamente a Dios, también amaremos a nuestro prójimo, y si amamos a quienes nos rodean, cambiaremos el mundo, porque el amor todo lo puede, nos garantiza buena vida y bendición.
2. HABLA CONTINUAMENTE DE LOS ATRIBUTOS DE DIOS, Por lo cual el Padre también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, Filipenses 2:9. Alábalo sin cesar en tus oraciones. La adoración es devoción y servicio a Dios, y es la más poderosa forma de guerra. Orar y cantar en voz alta ministra el corazón de Dios, especialmente en esos momentos en que estamos emocionalmente abajo. Adorar a Dios hace la diferencia cuando servimos a otros. Tu corazón comienza a levantarse, los sentimientos cambian y podemos ver la soberanía y grandeza de Dios. Él es Dios Fuerte, todopoderoso, eterno, omnisciente, omnipresente, Altísimo, misericordioso, santo, fiel, verdadero, etc.
3. CONOCE SU IDENTIDAD EN CRISTO, Porque Tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré, porque formidables y maravillosas son tus obras; estoy maravillado. Salmos 139:13-14. Destruir nuestra identidad en Cristo es la mayor estrategia del ataque enemigo contra el cuerpo de Cristo. Debemos reconocer en nuestro corazón el increíble amor de Dios por cada uno de nosotros. Tú y yo somos el amado de Dios, somos real sacerdocio, somos la niña de sus ojos y mucho más. Esto lo debemos recordar diariamente. Expresemos con nuestros labios esa identidad de Dios sobre nuestras vidas. Tú y yo somos la obra maestra de Dios, somos la corona de su creación. Y serás corona de gloria en las manos del Eterno, y diadema de reino en las manos de tu Dios, Isaías 62:3.
4. DEPENDAMOS DE LA SABIDURÍA DE DIOS Y NO DE LA NUESTRA, Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría, y de revelación en el conocimiento de Él, Efesios 1:17. Depender de Dios nos ayuda a comprender su camino y podemos confiar en su suficiencia. Él es todo sabio y omnisciente. Es necesario orar por sabiduría, espíritu de revelación y ciencia para nuestra vida en las decisiones diarias; para ello debemos tomar tiempo para escuchar a Dios. Confía en Dios de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus senderos. No seas sabio en tu propia opinión, Proverbios 3:5-7.
5. CONOCE LA PALABRA DE DIOS PORQUE ES ARMA CONTRA LAS MENTIRAS DEL ENEMIGO, Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres, Juan 8:32. Tomando la espada del Espíritu que es la palabra de Dios, Efesios 6:17. La palabra de Dios escrita en la Biblia es nuestra principal defensa, porque es la verdad la que nos libera. Debemos ceñir nuestros lomos con la verdad y vivir vestidos con la coraza de justicia, protegiendo nuestra mente con el casco de la seguridad de la salvación, debemos tener la certeza de ser salvos.
Debemos expresar con nuestras palabras la verdad y la fe porque las fortalezas del enemigo entran a través de la mente, y solo la palabra confesada es poderosa arma con los dardos del enemigo. Cuando oramos debemos usar la palabra de Dios con cántico nuevo de adoración.
6. CRECE EN SANTIDAD Y HUMILDAD, Así que, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios, que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo y santo, apartados para Dios como una forma natural de adorarlo, y complacerlo a Él, Romanos 12:1. La humildad nos permite recibir la gracia de Dios, porque es lo opuesto a la soberbia del enemigo. Cuando te sometes a Dios eres santo, el enemigo huye porque estás limpio agradando al Alto y sublime, Sométanse a YHWH, decidan y adopten una posición firme contra satanás, y éste huirá de ustedes, Santiago 4:7. Ora por mantener humildad y santidad en tu vida y ofrécete cada día a Dios como instrumento de su gloria para bendición de quienes te rodean.
7. GUARDA TUS RELACIONES PERSONALES PRACTICANDO LA PAZ Y EL AMOR, El amor sea sin fingimiento. Aborreciendo lo malo y siguiendo lo bueno, Romanos 12:9. Conocer el poder de la palabra y controlando las palabras que salen de nuestra boca. Hay que hablar palabras de vida, paz y amor. Evita cualquier forma de crítica y murmuración contra tu prójimo. Por lo tanto ora fervientemente por tus relaciones personas y las de la congregación, el libro de Proverbios es una gran ayuda en nuestras relaciones e integridad personal.
8. PERDONA RAPIDAMENTE Y CAMINA HACIA LA UNIDAD. Sopórtense unos a otros, y perdónense unos a otros, si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes, Colosenses 3:13-14. Perdonar y reconciliarse ayuda a mantener unidos a todos, por lo tanto no debe pasar más de un día sin haber perdonado, Pueden airarse, pero no pequen, no permitan que el enojo se mantenga hasta el otro día, porque así le dan lugar al diablo, Efesios 4:26-27.
Hay que aprender a perdonar y reconciliarse el mismo día para ser bendición y no maldición; de otra forma no podremos ejercer autoridad contra el enemigo ni ponernos en oración a favor de otros; porque cuando hay falta de perdón en nuestro corazón le tenemos una puerta abierta al enemigo. El mandato de Dios es perdonar, liberar y bendecir. También cuando pecas, debes pedir perdón a Dios de inmediato, sin quejas ni pretextos, sino revestidos de amor y arrepentimiento,
9. MANTEN TIEMPOS PROLONGADOS DE ORACIÓN Y AYUNO, Toquen trompeta en el monte de Sión, convoquen al pueblo a proclamar ayuno, Joel 2:15. El ayuno unido a la oración nos permite presencia de Dios y nos fortalece en autoridad contra todo mal. Estos tiempos prolongados de oración y ayuno nos ayuda a permanecer sentados en lugares celestiales y el enemigo lo ve, así queda desarmado. Debemos pedir a Dios que nos de gracia para la oración, no solo individualmente, sino en toda la iglesia. Lee Isaías 58:6-14, allí se nos enseña 18 beneficios del ayuno.
La oración unida en cada congregación local, tendrá efectos dramáticos en toda la iglesia a nivel global, porque habrá milagros y salvación a nivel mundial. Unidos a los pies de Dios y caminando juntos, traerá gran impacto contra los poderes de la oscuridad. Cada uno de los intercesores y toda la iglesia debemos ser sostenidos en oración de manera personal y congregacional, porque toda la iglesia está llamada a ejercer el Ministerio de intercesión. Estos tips espirituales, nos ayudarán a mantenernos en victoria, escribamos, memoricemos, recordemos y confesemos Efesios 6:10-18, mientras oramos.
El mayor peligro para el cuerpo de Cristo es el desconocimiento y desobediencia a la palabra de Dios, sin ello estamos desprotegidos de los ataques malignos. No es natural que la iglesia siga dividida por los coros que se cantan, no es natural que los pastores santos sean atacados; tampoco es natural vivir criticándose ni atacándose unos a otros; hemos sido llamados a vivir en amor, paz y tenemos el ministerio de la reconciliación. El diablo ha entrado a la iglesia, y todo eso que vemos como carnal, humano y mundano, no es más que el mover del adversario dividiendo y sembrando discordias y odios. Debemos estar atentos y arremeter en intercesión y guerra espiritual contra las asechanzas del maligno. ¡gloria a Dios por entrenarnos y enseñarnos a ser efectivos soldados de su Reino, Amén.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario