En el principio era el Verbo, y el
Verbo era Dios, y el Verbo era con Dios. Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho,
fue hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la Luz de los hombres, Juan
1:1-3.
Aquel que es la palabra se hizo Hombre
y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió del
Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad, Juan 1:14. Y
está vestido de un manto empapado de sangre, y su nombre es: El Verbo de Dios,
Apocalipsis 19:13.
Ahora los encomiendo a Dios y a la Palabra de su gracia, que es poderosa para edificarlos y darles la herencia entre todos los santificados, Hechos 20:32.
Los que hablamos y conocemos español, sabemos que el idioma es rico en significados dentro de un mismo vocablo, de igual forma es el hebreo; la expresión traducida como Verbo en este texto bíblico, en el original hebreo es Davar, que significa tanto palabra como verbo en español, y que la parte principal y central de una oración con sentido completo, el verbo es la acción del predicado, es decir, en el verbo se expresan los hechos que ejecuta el sujeto. Les aseguro que el que creen Mí, también hará las obras que YO hago, y aún mayores, porque YO vuelvo a mi Padre. Juan 14:12.
El verbo designa los procesos y existencia que afectan la vida de los seres vivos y todas las cosas que Dios ha creado; así nuestro SEÑOR Jesucristo es el centro del universo, el principal en nuestra vida, y el centro y razón de ser de nuestras oraciones; el verbo actúa en diferentes tiempos, aspectos, personas y funciones como el núcleo y parte central y principal de un predicado, y que como su nombre lo indica, el verbo, es aquella parte de la oración que predica, habla, enuncia y dice algo del sujeto; El SEÑOR, el Verbo, es el que debe ser visto actuando en nosotros en todo tiempo, por su palabra de vida transformadora. Jesucristo es la imagen visible del Dios invisible, él es superior a todo lo creado; porque, por medio de Él, Dios creó todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra. Hizo las cosas que podemos ver, y las que no podemos ver, tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por medio de Él y para Él. Colosenses 1:15-16.
Extraordinaria la grandeza de nuestro SEÑOR y Dios, hasta en los idiomas que Él mismo creó, está la excelencia de su majestad; verbo y palabra son correctas tanto en el hebreo como en el Español, y en el griego es logos también es palabra, pero amplia el rango de acción en cuanto a pensamiento, razón y ley, cada una dependiendo del contexto de lo que se hable; en profundidad, logos traduce palabra de conocimiento en lo fundamentalmente dicho, pensado y establecido por Dios como fundamento sobre todo lo creado; en ese trasfondo, comprendemos que nuestro Mesías Salvador es el origen del universo, que lo abarca todo y todo lo llena, por lo tanto, Él es lo más importante para nuestra vida. En el SEÑOR Jesucristo habita corporalmente toda la plenitud de la deidad de Dios, y nosotros estamos completos en Él, que es la cabeza de todo principado y potestad. En Cristo mora la gloriosa y completa totalidad de quien es Dios. Colosenses 2;9-10.
Por lo tanto, Jesucristo y la palabra de Dios cobran valor, importancia y relevancia para la vida, no solo del creyente, sino de toda la humanidad, Él es lo principal de nuestra vida, es el centro de nuestra oración y espiritualidad para que la totalidad de muestra vida cobre sentido, Él es la razón de nuestro accionar, porque con lo que hacemos y decimos predicamos de Dios, y si Jesucristo es el Él Verbo, debemos expresarlo y mostrarlo con nuestro estilo de vida santo, donde deben hablar muy fuerte nuestros hechos. Así, que, vengamos a Cristo para que tengmos vid. Juan 5:40; Y nosotros considerémonos muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, SEÑOR nuestro. Romanos 6:11.
Si el verbo designa
los procesos y existencia que afectan la vida de los seres vivos y todas las
cosas que existen, entonces esto no enseña que nuestra existencia se fundamenta
en Jesucristo, y Él como el verbo, debe ser el que se debe ver actuando en nosotros,
sea el tiempo que sea; nuestro aspecto personal y nuestras funciones y roles diarios
deben ser alrededor del SEÑOR, porque Él es el centro de lo que predicamos, lo
principal de nuestra vida, porque nosotros somos sujetos de su gracia y favor. Permanezcan en Mí y YO en ustedes,
porque como una rama no puede dar fruto por sí misma, si no permanece en el
árbol, así tampoco ustedes si no permanecen en Mí. YO SOY el árbol, ustedes son
ramas, el que permanece en Mí y YO en él, ese dará mucho fruto, porque
separados de Mí, nada bueno pueden hacer. Juan 15:4-5.
Nuestra salvación proviene solo de Cristo, y debemos cultivar una mente abierta, correcta y despierta como resultado de conocerlo a Él, Jesucristo nuestro SEÑOR, es el Verbo y la palabra que debe definir nuestros pensamientos que es donde se originan nuestros hechos y le pertenecemos a Él, que es el Gran YO SOY, Aquel que con el poder de su voz crea, funda, ordena y obra como Él quiere y que por lo tanto pudo decir: Hágase al luz y fue hecha, porque su palabra es el centro y fundamento creador que transforma, ordena y perfecciona todo. Génesis 1.
El Dabar, la palabra es la voz de Dios en acción y en pleno movimiento, que cuando se pronuncia da origen a algo, crea, renueva, transforma y realiza las hazañas del Padre es Cristo; Él es la palabra viva, el Verbo eterno plasmado en las Escrituras, que hace que tomemos la forma, la imagen y la semejanza del Creador, el Verbo en incansable nos revela el principio y el fin de las cosas. El Dabar, la palabra, representa el nombre sagrado de Elohim, tan santo que no se puede pronunciar, YHWH, YO SOY el que SOY, Él es el puente vivo que nos une al Padre y al decir que el SEÑOR Jesús es el Verbo y habitaba en el principio con Dios, lo que nos enseña es que Jesucristo es Dios hecho persona humana. Cuando hayan levantado al Hijo del Hombre, entonces entenderán que YO SOY, y que nada hago por Mi mismo, y estas cosas hablo como el Padre me enseñó. Juan 8:28.
La verdad de todo esto es que Jesucristo, el Hijo de Dios, es el Autor y consumador de nuestra fe por el espíritu de la palabra que vino para hacerse acción viva del Padre en medio de los hombres, para modelar con su ejemplo el comportamiento y la conducta de los humanos; sufriendo, muriendo y resucitando para restaurar la relación entre el Creador y sus criaturas, Para que Cristo more por la fe en sus corazones; y que arraigados y cimentados en amor, sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo que sobrepasa todo conocimiento, y así sean llenos de la plenitud de Dios, Efesios 3:17-19.
Necesitamos vivir en Cristo y vivir su palabra de vida, no podemos quedarnos con las teorías y las historias de los hombres que acomodan el escrito del libro, debemos caminar con el Autor del libro, el Dios real, vivo y verdadero, para que su palabra sea nuestra única verdad; si Cristo vive en ti y en mí, su palabra debe ser carne en nosotros, Jesús solo puede habitar en ti y en mí a través de la fe en su palabra y la confianza en Él; la fe se vive y se desarrolla al caminar con Cristo y conocerlo a Él y su palabra, haciéndola nuestra; hemos sido creados para la fe y para vivir por ella, no por emoción ni opinión propia o ajena; Cristo la palabra viva, es quien debe obrar en nosotros y a través de nosotros, es así que el pensamiento de Dios plasmado en su palabra, La Biblia, cobrará poder para renovar nuestros pensamientos, perfeccionar nuestro carácter y cimentar nuestra esperanza, en Aquel que lo creó todo. El que me rechaza y no recibe mi palabra, tiene quien lo juzgue: la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final. Juan 2:48.
Es Cristo y su palabra que nos instruye en la verdad moral y espiritual que emana de Dios, ya que la moral y lo normal es lo que se ajusta al orden de su palabra, Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón, Hebreos 4:12.
Cristo es la palabra viva que mora en nosotros para que podamos producir fruto en el Espíritu, Él es el que produce el querer como el hacer, es quien nos mueve a orar para ver los resultados de nuestra fe en una oración hecha en el poder del nombre de Jesucristo cuando la expresamos con todo el corazón, con toda fe y confianza, con base en la palabra bíblica, ella es la que nos revela y nos enseña a cerca de Dios; al nombrar a Cristo en la oración y proclamar su palabra su poder se manifiesta, así viene la respuesta, somos limpios en su palabra que nos confronta, nos examina, y nos confirma que en Cristo somos salvos, porque ¿Con qué limpiamos nuestro camino? Viviendo la palabra de Dios…y en mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra Ti. Salmos 119:9 y 11.
Cristo es la palabra
viva, el Verbo de Dios hecho carne porque siendo Dios Espíritu se hizo
hombre viviendo entre los hombres, enfatizando que Jesús siempre ha existido
como Creador y Dador de vida, fue 100% hombre y 100% Dios; los profetas
escribieron la palabra del Padre para registrar sus pensamientos y revelarse al
hombre por medio del Hijo a quien confirmó cuando fue bautizado por Juan, derribando
la confusión y la duda de muchos; una vez bautizado por el Espíritu empezó a hacer
señales y milagros delante de sus discípulos y quienes lo seguían, para que
muchos creyeran que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, el Verbo eterno y la
palabra viva y tengamos vida en Él. Hizo Jesús, demás, muchas señales en presencia de
sus discípulos, las cuales cosas no todas están escritas en este libro. Pero lo
que se ha escrito es para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y
para que creyendo, tengan vida en su nombre. Juan 20:30-31.
Si Cristo habita en
nosotros, su palabra debe invadir, llenar y saturar nuestro corazón para que se
lleve a cabo el propósito de Dios en nosotros y no es solo con el intelecto que
aprendemos, es también por el poder del Espíritu de la palabra de Dios sembrada
en nuestro corazón, y Cristo ha venido a entronarse en nuestro yo-ego que es el
alma, para producir su carácter en nosotros y se haga visible su persona en
cada uno de los fieles creyentes del Mesías. Toda la palabra de Dios es
limpia. Él es escudo a los que en Él esperan, Proverbios 30:5. Aquí vemos claramente que Cristo y la
palabra son uno, ¡Aleluya, qué gran misterio!
El sencillo hecho de memorizar y recitar mecánicamente la palabra de Dios, no producirá lo que Él espera de nosotros, será cuando la fe en Cristo nos mueva a poner en práctica esa palabra viva y eficaz que recordamos, así habrán milagros, maravillas y proezas; como cuando Dios cambia vidas, transforma maneras de pensar y florecen nuevos comportamientos en cada persona; porque la palabra es el Espíritu de Dios que habla, Si ustedes permanecen unidos a Mí, y son fieles a la palabra que le he enseñado, pidan lo que quieran y les será hecho, Juan 15:7.
Para que los milagros sucedan y las respuestas lleguen, debemos amar a Cristo y atesorar su palabra, tomando tiempo para leerla pausadamente mientras la meditamos y la repetimos varias veces, escribiéndola y repasándola todo el tiempo que sea necesario, al punto que esa palabra va marcando nuestro derrotero, va matando las obras muertas de la carne y destruyendo viejos esquemas mentales de hábitos y costumbres sin fundamento; al mismo tiempo ablanda nuestro corazón de piedra y lo hace de carne, sensible a la voz del Padre por medio de la fe que viene al oír su palabra, Romanos 10:17. Habiendo nacido de nuevo, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por medio de la palabra de Dios que vive y permanece para siempre, 1 Pedro 1:23.
Cuando vamos a la
palabra, no solo la leemos, sino que ella cobra vida ante nuestros ojos, muchas
veces nos quebrante, nos hace llorar, nos lleva al arrepentimiento, a confesar
los pecados y ser perdonados para santificación; entonces vamos, la predicamos,
la compartimos, y testificamos de ella, porque el fundamento de esa palabra es
Cristo y la esencia es el amor del Padre que nos constriñe, se nos arruga el
corazón ante tanta bondad. Ese maravilloso Verbo produce acción y cambio al
confrontarnos con su Santidad. Cuando yo recibía tu palabra, yo la devoraba; porque tu palabra me fue
por gozo y alegría para mi corazón, porque tu nombre se invocó sobre mí, SEÑOR
y Dios todopoderoso, Jeremías 15:16.
Con Cristo ya no
somos del mundo, pertenecemos del reino de Dios y nos identificamos con Él; ya
no hablamos como el mundo, hablamos lenguaje de reino, ya no pecamos
deliberadamente; odiamos lo que Dios odia y amamos lo que Él ama; nuestro
interior se ilumina con la radiante luz de Cristo que emana de su palabra. Ya
no odiamos, sino amamos, no guardamos rencor, perdonamos, no somos amargados,
somos felices, no somos esclavos somos libres, ya no maldecimos sino
bendecimos; ya no juzgamos, tenemos misericordia, ya no vociferamos, sino que
pensamos para hablar, porque ya no vivo yo, Cristo vive en Mí, porque la voz de
su mensaje es como llama ardiente que purifica mi interior; La voz de YHWH levanta fuego, Salmos
29:7, porque su palabra es verdad, Juan 17:17.
Cuando Cristo se
entrona en nuestro corazón para gobernar todos las áreas de nuestra vida, su
palabra cobra tal dimensión que todo el cielo de Dios se hace real, se
manifiesta en nosotros y a nuestro alrededor, es una aventura diaria someter
nuestros pensamientos a Cristo y llenar nuestra mente con su palabras, por eso
podemos decir como el salmista: Oh cuanto amo yo tu ley, todo el día es ella mi meditación, Salmos
119:97. Cristo y la palabra hacen todo más claro y más hermoso,
porque aprendemos a depender de Dios para hacer su voluntad y cumplir sus
propósitos, Respondiendo Jesús le dijo: el que me ama, mi palabra guardará, y mi
Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no
guarda mis palabras, y la palabra que habéis oído no es mía, sino la del Padre
que me envió, Juan 14:23-24.
La palabra nos revela el poder que hay en el nombre de Jesús y su palabra nos muestra el valor de nuestra alma en la necesidad constante que tenemos de Dios para santificarnos y tener vidas limpias; es mediante la palabra que reconocemos la autoridad que hay en Jesucristo sobre todo lo creado y la autoridad que Él nos ha dado contra las fuerzas del mal, Porque hoy pongo mis palabras en tus labios. Te doy plena autoridad sobre reinos y naciones, para arrancar, derribar, destruir y demoler, pero también poder para construir y plantar, Jeremías 1:10.
El poder de Cristo se hace real en nosotros es por su palabra sembrada en nuestro ser interior, espíritu, alma y cuerpo, si la hacemos efectiva y práctica, queriendo ser vasijas de honra que emanan el fragante aroma de Cristo en los que se salvan, Por la voluntad del Padre nos hizo nacer mediante la palabra de Verdad, para que fuéramos los primeros y mejores frutos de su creación, Santiago 1:18. Porque somos como el olor del incienso que Cristo ofrece al Padre, olor que se esparce tanto entre los que se salvan como entre los que se pierden, 2 Corintios 2:15.
La palabra es a
Cristo como Cristo a la palabra, de tal manera, que hay maldición y juicio para
los que la adulteran, le quitan o le aumentan y transmiten un mensaje
contaminado y adulterado, Cristo es el gobierno y el señorío de todo lo creado,
y su palabra lleva en sí misma tanto el amor como el juicio, Y si alguno quita de las
palabras del libro de la profecía, Dios le quitará su parte en el árbol de la
vida y de la ciudad santa, y de las cosas que están escritas en el libro, Apocalipsis
22:19, Deuteronomio 4:2, Proverbios 30:6; Yo también sé que todo lo
que Dios ha hecho es perfecto y permanece para siempre. No hay nada que
añadirle, ni nada que quitarle; Dios lo ha hecho así, para que ante Él se
guarde reverencia, Eclesiastés 3:14.
Cristo, la Palabra
viva nos hace doblegar el ego y humillar el espíritu con obediencia como Él lo
hizo al Padre; cuanto más meditemos y vivimos su palabra, más el Espíritu Santo
actuará en nosotros y más y más seremos uno en Cristo, nuestra alma se sujetará
a Él, y su palabra se hará parte de nuestra existencia, generando poder y
libertad para hacer huir al adversario, porque somos uno con Cristo y no nos
contaminaremos tan fácil. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he dicho; sigan
unidos a Mí, como YO sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí
misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto,
si no permanecen unidos a Mí, Juan 15:3-4.
Se hace urgente
volver a la palabra y permanecer en Cristo porque son palabra viva y activa en
su pueblo, y es el poder que reclama la tierra en la manifestación de los hijos
de Dios, para despertar a un avivamiento espiritual que cambie vidas; el éxito
del pueblo de Dios está en el poder del nombre de Cristo unido a la pureza de
su palabra, así se romperán cadenas, se derribarán muros de impiedad y se pudrirán
yugos de iniquidad, Porque los cielos y la tierra que ahora existen, están reservados por la
misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición
de los hombres impíos, 2 Pedro 3:7. Porque el que rechaza a Cristo, su palabra
lo juzgará, Juan 12:48.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.
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