PURIFICÁNDONOS Y PREPARÁNDONOS POR AMOR A CRISTO PARA FORMAR PARTE DE SU NOVIA
Gocémonos, alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. A ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; el lino fino son las acciones justas de los santos… Apocalipsis 19:7-9.
Purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificación. 2 Corintios 7:1.
Porque el celo que siento por ustedes es un celo que viene de Dios. Yo los he desposado con un solo Esposo, que es Cristo Jesús, para presentarlos ante Él puros como una virgen. 2 Corintios 11:2.
Esta enseñanza es una exhortación oportuna y a tiempo para el pueblo de Dios, como novia del Cordero que debe prepararse para su encuentro con el Rey y SEÑOR que vendrá por los suyos para servirles en la mesa y darles premios en la gran cena de las bodas del Esposo con su esposa la Iglesia; hay un llamado a purificarnos para estar presentes en las bodas; están sucediendo cambios en toda la creación, y hacemos parte de esos cambios que afectarán y convulsionarán el mundo, el arrebatamiento será un suceso único y sobrenatural, allí seremos transformados y tendremos un nuevo cuerpo glorificado cuando nuestro SEÑOR Jesucristo nos recoja en las nubes, por eso la vida del creyente es un continuo mover de cambios físicos y espirituales, formando parte de esa preparación, mientras llega el momento más glorioso para los hijos de Dios. Disponte y prepárate con todos los que están contigo, y se tú como jefe de mando y guarda. Ezequiel 38:7.
Entendamos la diferencia entre reino de los cielos y reino de Dios según el contexto bíblico, el reino de los cielos es donde Dios habita y tiene su trono, y el reino de Dios es el gobierno del Eterno Dios, vivo y verdadero que rige toda la creación, pero que también vive y reina en los corazones de los creyentes en Jesucristo, personas espirituales dispuestas a someterse al señorío de Jesucristo, direccionados por el Espíritu Santo y bajo la autoridad del Padre y su palabra. Todo el que se limpia de malas obras, será un vaso para honra de Dios, santificado, útil para el SEÑOR, preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 2:21
Pero quienes se rebelan contra la autoridad de Dios y lo desobedecen, esas personas no forman parte del reino de Dios que es espiritual, Juan 8:36; y según dijo el SEÑOR Jesús, es necesario arrepentirse, abandonar la vida de pecado y ser transformados para formar parte del reino de Dios, que está cerca, Mateo 4:17; por lo tanto, el reino de Dios es salvación en Cristo, lo cual requiere nacer de nuevo, ser bautizado y lleno del Espíritu, para renacer en Dios. Juan 3:5-7. Pues no nos ha llamado Dios para inmundicia, sino para santificación. 1 Tesalonicenses 4:7.
En el arrebatamiento estaremos en el reino de Dios y en el reino de los cielos simultáneamente, y para disfrutar ese tiempo, debemos santificarnos y prepararnos como vírgenes prudentes, las cuales representan el estado de santidad de la Iglesia preparada y llena del Espíritu, esperando con alegría y gozo al SEÑOR; ha de ser gente despierta, limpia, sin mancha y sin arrugas, viviendo correcta e íntegramente; nuestra preparación es exactamente para la venida del novio, no para ninguna otra cosa; cada espacio que logramos en el conocimiento de Dios, crecemos en el Espíritu y en el poder de la palabra, para proclamarla con las Buenas Nuevas y dando buen testimonio; todo nuestro trasegar cristiano y vida de fe en esta tierra, es preparación para madurez espiritual, lo cual nos hace aptos para estar en el reino de Dios y presentes en el retorno del Rey Jesús. Gocémonos, alegrémonos y démosle gloria a Dios, porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Apocalipsis 9:7.
Nos preparamos no para ser dejados, sino para ser arrebatados y subir con el Novio, porque solo los santos en Cristo serán tomados, los demás se quedarán para la Gran Tribulación bajo la tiranía del anticristo, ellos recibirán la marca de la bestia, pagarán su salvación con su propia cabeza y no participarán de la primera resurrección; pero nosotros los santos, recibiremos en el Tribunal de Cristo las coronas que Dios tiene preparadas para cada uno, según sus obras. He aquí YO vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra... Apocalípsis 22:12-20.
Ya estamos viviendo tiempos difíciles y serios, por eso el pueblo necesita estar recordando el mensaje de salvación, preparación y arrebatamiento, para que cada vez hayan más creyentes y más gente salva. El SEÑOR mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Y nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados, juntamente con ellos en las nubes para recibir al SEÑOR en el aire y así estaremos siempre con Él. 1 Tesalonicenses 5:16-7.
Como las diez vírgenes, todos comenzamos igual, despiertos y con la lámpara de la presencia de Dios encendida en nosotros, pero al pasar el tiempo muchos se dejan llevar por la corriente del mundo, se duermen espiritualmente, se paralizan, regresan al mundo, se vuelven tibios, no crecen, no maduran, no se congregan, no leen ni viven la palabra y se olvidan de prepararse para entrar a las bodas del Cordero; seamos prudentes, sabios y mantengamonos despiertos velando, sin desmayar y limpiándonos de todo lo que nos contamine, nos separa de Dios y llegue a ser un estorbo en nuestro caminar con Cristo. Pues el que persevere hasta el fin, ese será salvo. Mateo 24:13. Por tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del SEÑOR. Miren cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tengan también ustedes paciencia, y afirmen sus corazones; porque la venida del SEÑOR se acerca. Santiago 5:7-8.
Es responsabilidad de la novia prepararse ella misma, Dios ya nos dejo la Biblia para adquirir su conocimiento, santificarnos en Él y prepararnos siguiendo sus instrucciones, guardando sus mandamiento y atendiendo sus advertencias; hay un tiempo en esta tierra para alistarnos orando, adorando, alabando y escudriñando las enseñanzas de Dios, para que cada uno determine hasta dónde quiere llegar en las cosas de Dios y su reino de justicia; ese tiempo es hoy, ya y ahora mismo, Dios ve quién lo ama, quien le sirve y está comprometido con Él y su palabra, porque en el caso de las cinco vírgenes insensatas, dormían, cabeceaban, y se olvidaron de llenarse del aceite del Espíritu, por lo tanto, no estaban preparadas para el regreso del Novio, creyendo que Él tardaba su regreso, pero No es que el SEÑOR se tarde en cumplir su promesa, como algunos lo suponen, sino que Dios tiene paciencia con nosotros, pues no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan y se vuelvan a Él. 2 Pedro 3:9.
Es nuestra obligación estarnos examinando diariamente a la luz de la palabra, la oración y el diálogo con el Espíritu Santo, para que el fuego de su presencia y el fuego de su unción no se apague en nosotros, manteniéndonos vivos y despiertos velando para andar en pureza y santidad; seamos sinceros consigo mismos, y miremos si algo nos tiene presos y atrapados en cosas que no son de Dios y por lo tanto, no le agradan a Él, entonces, desechémolas; es verdad que la puerta hacia Dios está abierta y disponible aún, pero llegará el momento en que esa puerta se cerrará y vendrán los juicios de Dios; recordemos que a las vírgenes prudentes no les faltaba aceite y tampoco estaban dormidas, por eso mandaron a las necias a comprar aceite. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con Él a las bodas; y se cerró la puerta. Mateo 25:10.
El pueblo de Dios, la Iglesia, sigue en su proceso de preparación para llegar a ser la novia del Cordero, y esto se va cumpliendo en la medida que nos relacionamos con Dios, atesoramos nuestra amistad con Cristo, amamos al Espíritu Santo y nos llenamos de su presencia, mientras oramos, adoramos, ayunamos, obedecemos a la voz de Dios en su palabra, nos esforzamos por cumplir su voluntad ofrendando y diezmando, haciendo la diferencia en el mundo y nos distinguimos como prudentes y sabios hijos de Dios de honrar al Padre mostrando a Jesucristo con nuestras propia vida, siendo testigos en casa, en el vecindario, en la ciudad, en la nación y en el mundo, así que hagamos caso a las advertencias del SEÑOR en su palabra. Por lo tanto, también nosotros estemos preparados; porque el Hijo del Hombre, vendrá a la hora que en que nadie piensa. Mateo 24:44.
Ya es el tiempo de acabar con la liviandad moral, la pereza espiritual, el sueño en la hora que no corresponde, el ser esclavos de los afanes del mundo, congraciarse con los impíos, hacer injusticias, y abandonar la vida de apariencias y religiosidad; es imprescindible mantener nuestro encuentro diario con el SEÑOR de la mies, y no cualquier encuentro, sino una relación profunda, consagrada, disciplinada, juiciosa y sobrenatural, fortalecidos en Él para que nada del mundo nos mueva de nuestra fe. Porque el justo vivirá por fe, pero si retroce, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma. Hebreos 10:38-39.
Aborrezcamos el pecado para sacarlo a diario de nuestra existencia. Es el momento de desear más que nunca el reino de Dios y su justicia, cultivando hambre y sed por la palabra con el fluir del Espíritu Santo en nuestro Caminar con Cristo, para así ir alcanzando la estatura de su carácter santo, porque estamos en el mundo, pero NO somos del mundo. Padre, no te pido que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco YO SOY del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Juan 17:15-17.
De ahora en adelante, y para los años venideros, hay una continua exhortación a buscar ansiosamente la presencia de Dios para llenarnos del Espíritu Santo, hablando el lenguaje del reino y siendo conscientes que pertenecemos a la cultura del reino, para eso nos fue dejado por el SEÑOR Jesucristo el Espíritu Santo que habita nuestro ser; Él es nuestro ayudador, consejero, intercesor, consolador, fortalecedor y aliento de vida, que nos recuerda todas las enseñanzas de la palabra, Juan 4:26; y todos los que respondan a este llamado, trabajen y hagan lo que tienen que hacer, formarán parte de la novia del Cordero de Dios. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. Salmos 5:10.
Es posible que todos los días fallemos en algo, por lo tanto, todos los días debemos arrepentirnos y pedir perdón a Dios para que nos limpie y mantener nuestra comunión con Jesucristo, y si nos comparamos con Jesucristo, viéndonos en el espejo de su santidad, nos quedará más fácil cambiar y renovarnos en su presencia, pues Él obrará en nosotros conforme a su palabra. Así es como la novia del Cordero santo se transforma en valerosa y osada guerrera puesta en la brecha; allí en el lugar santísimo y el lugar secreto, Jesucristo se revela, el Espíritu Santo nos unge, y somos transformados y perfeccionados para llevar a cabo la obra de Dios; los santos despiertos y entrenados en las batallas de la vida, saben cómo pelear las luchas espirituales para cambiar la atmósfera que nos rodea. Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, limpien sus manos! Y ¡ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón. Santiago 4:8.
Oremos continuamente humillados ante el Padre celestial, pidamos perdón no solo por nosotros, sino por la familia y la nación, para muchos vengan a Cristo arrepentidos y se aparten de pecado; que todos seamos lavados en la sangre de Cristo y las aguas vivas del Espíritu, para mantenernos íntegros en la presencia de Dios, viviendo una vida santa y recta y prepararnos para estar listos formando parte de la novia del Cordero de Dios, y gozosos subir con el Espíritu Santo y los santos ángeles en el arrebatamiento del Cuerpo de Cristo. Y si vivimos en la Luz, así como Dios está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1:7.
Amados hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal como Él es. Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica así mismo, así como Él es puro. 1 Juan 3:2-3.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y
verdadero y servidora de su reino.
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