Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza; hombre y mujer nos creó. Génesis. 1:27
…Ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús, SEÑOR nuestro. Romanos 8:39.
…Ninguno de nosotros está olvidado delante de Dios. Pues aun los cabellos de nuestra cabeza están todos contados. No debemos tener miedo, porque valemos más nosotros que muchos pajarillos. Lucas 12:6-7.
La Escritura es clara al enseñarnos que todo ser humano es especial y valioso para Dios nuestro Creador y Salvador; especiales en cuanto individualidad y personalidad, valiosos en cuanto a semejanza a la imagen de Dios; como personas, cada uno único e irrepetible, con carácter y particularidades que nos distinguen delante de Él para amarnos desde siempre y por la eternidad; de tal manera, que el mismo Dios se hizo Hombre para sacrificarse, limpiar y borrar nuestros pecados, poniéndose en el lugar que nos correspondía, a ti y a mi, en esa cruz, para finalmente morir y resucitar por cada uno en especial, otorgándonos el perdón de pecados para vida eterna junto a Él, pues somos suyos desde siempre y hasta siempre. Y Él por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos. 2 Corintios 5:15
Jesús con su resurrección, nos revivió espirituaomente, pues estabamos muertos, es decir, condenados, apartados eternamente de su dulce y amorosa presencia, pero en Cristo nacimos de nuevo, porque morimos con Él a la vieja naturaleza caida, pero resucitamos también; además de todo eso, Jesús ascendió al cielo para prepararnos un lugar en sus moradas celestiales, y volver un día, para celebrar las bodas con Él; pero nos dejó su palabra para conocerlo mejor y prepararnos para cuando regrese por lo que le pertenece; con la ayuda de su Espíritu, nos enseña e instruye en su camino, nos da dirección, consejos y compañía, pues Él habita en el corazón de todo verdadero creyente en Jesucristo. El Padre eterno amó tanto a la gente de este mundo, que entregó a su Unigénito Hijo, Jesucristo, para que todo aquel que crea en Él, no muera, sino que tenga vida eterna, Juan 3:16.
A pesar de tanto amor líquido derramado en la cruz y de tener valor para Dios el Padre a través del SEÑOR Jesucristo, muchos despistados y desconocedores de la única verdad eterna, desprecian a su SEÑOR, aborrecen su palabra y blasfeman contra el poderoso y dulce Espíritu Santo, haciendose aborrecidos y siendo aborrecedores de lo santo, debido a su necedad, orgullo, individualismo y arrogancia, que los independiza del SEÑOR, para congraciarse con el mundo y no con Dios. Pero ¡fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que nos llama hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos reconoce, precisamente porque no conoció al SEÑOR Jesús. 1 Juan 3:1.
La profundidad y persistencia del amor de Dios, nos muestra cuán valiosos y especiales somos para Él, pero miles viven la vida como les provoca y según sus propios deleites, ignorándolo y dándole la espalda al único que los valora, los ama genuinamente, y puede perdonarlos, limpiarlos y salvarlos para arrancarlos de las garras del maligno que odia, mata y destruye. Otros buscan su propia gloria, la cual solo le pertenece a Cristo, pero en su amor inefable, Dios continua llamándolos y buscándolos, y a causa de su increible paciencia se revela a quienes lo invocan, porque su bondad no tiene límites; al final, quebranta corazones con su paciente amor para que miles lleguen a darse cuenta quiénes son verdaderamente, se humillan y se arrepiente buscando el perdón y la reconciliación con su Hacedor. Vengan a Mí, pueblos de todos los extremos de la tierra, porque YO los salvaré, pues YO SOY Dios, y no hay otro. Isaías 45:22.
Ojalá todos se interesaran en saber, conocer y experimentar el amor, favor y presencia de Dios y cuán profundo es su interés de Padre por cada uno de nosotros pecadores, y que tengamos claro que somos propiedad de Dios, y que si llevamos una vida balanceada en Cristo, podremos alcanzar bendiciones y privilegios para vivir con bienestar, en la verdad y valoración que Jesús nos otorga, a cada uno en particular al ser amados, tratados y cuidados por el Padre, el SEÑOR del universo; solo Él nos ama, aprecia y valora como nadie mas puede hacerlo, y que debemos consagrarnos a Él para no abusar de su gracia y favor inmerecidos. ¡Cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor! Todo ser humano halla refugio debajo de tus alas. Salmos 36:7.
Dios nos creó con la delicadeza y los detalles con que se fabrican las joyas preciosas, con su mayor empeño, y nos ha hecho su más hermoso tesoro y valiosa obra de arte, al crearnos a su imagen y semejanza, Él mismo nos considera importantes, únicos en su esencia y valiosos, por eso se hizo el Hombre siendo Dios, para venir a impregnarnos su carácter santo, su corazón tierno y su Espíritu misericordioso viviendo entre los hombres, en medio de nuestra pobre condición humana y limitada; tanto nos ama y valora nuestro Creador y Salvador que nos llama la niña de sus ojos y su especial tesoro. Éxodo 19:5-6 y Salmos 17:8.
Dios nos creó superiores a todos los demás seres de la creación, al hacernos seres humanos pensantes que aman y reflexionan, después de soplar en nuestra nariz su aliento de vida. Por su voluntad nos dio poder y autoridad sobre todo lo creado, pero el pecado nos alejó de Él, pero en su amor Él quiso venir a buscarnos para reconciliarnos y vivir a su lado, Él mismo vino a buscar lo que se había perdido, Lucas 19:10; por eso Jesús bajó a la tierra y vivió entre humanos imperfectos y pecadores empedernidos, a los cuales se revela así mismo como el Dios que ama, salva, da su visa, nos enseña y dejó su ejemplo de rectitud y santidad para que lo sigamos por lo que Él es, y caminando tras sus pasos. El Padre manifestó su amor entre nosotros en su Hijo unigénito, para que vivamos por medio de Él. 1 Juan 4:9.
Lastimosamente, cientos de seres humanos sobre la tierra aún continuan sin amar al Dios bueno, vivo, real y verdadero; ellos con su incredulidad y falta de temor santo, se hacen enemigos de Dios, adorando a otros dioses, cometiendo toda clase de pecados y errores, ofendiendo lo más santo y haciendo lo que Él dice que no hagamos, por eso hay maldición, enfermedad y dolor en este mundo que vivimos. Pero sucederá que si no obedeces al SEÑOR tu Dios, guardando todos sus mandamientos y estatutos que ordenó, vendrán sobre ti todas estas maldiciones y te alcanzarán. Deuteronomio 28:15.
Todos defraudamos a diario a nuestro Dios amoroso, de una y de otra manera, no obstante, su amor permanece indeleble y Él se sigue interesando por la salvación de muchos, por el crecimiento y madurez en particular de sus hijos, sencillamente porque se complace en las buenas cualidades con que nos creó y nuestros esfuerzos cuando le servimos con amor, con entrega y compromiso; Dios nos observa y escudriña a cada instante, a cada respirar, porque sus amorosos deseos son el bienestar a plenitud; con sus ojos siempre nos cuida, defiende y guarda del malo, nos restaura, corrige, transforma y perfecciona nuestra vida cada día, Salmos 139:1-3, y Dice: Ante mis ojos tú eres grandemente estimado y digno de honra. YO te amo, por ti y por tu vida daré hombres y naciones. Isaías 43:4. Una promesa que marcó mi vida y corazón para amar y servir al Padre, gastando mis dias en Él.
¿Puede acaso haber mayor demostración del amor y valoración de Dios por nosotros los humanos, que su sacrificio en la cruz? Eso nunca lo podemos perder vista, el Padre nos ama tanto, que entregó a su Hijo Jesucristo por nosotros, sucios pecadores, Él hizo por ti y por mí lo que nadie más ha hecho ni se hará jamás, Jesús es nuestro pase de gracia a la presencia del Padre Dios santo; fuimos comprados con sangre pura y santa, ahora somos su familia, pueblo escogido y esposa del Cordero, ¡qué gran privilegio! El es quien nos da valor y especial atención, así que gocémonos por tremenda bendición recibida, y aún si padecemos por Él, alabemos. Gocémonos y alegrémonos, porque nuestra recompensa es grande en los cielos, porque también podemos ser perseguidos como los profetas. Mateo 5:12.
Y aunque nosotros mismos no valoremos lo que hacemos para Dios, Él sí valora nuestro trabajo en la obra y la predicación de las buenas nuevas que hacemos con humildad y en obediencia a la gran comisión, por eso dice: ¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de las buenas noticias de salvación! Romanos10:15.
Dios también nos valora y nos pone en alto cuando vencemos la tentación y las pruebas porque satanás quiere que le demos la espalda al SEÑOR cuando estamos en el desierto, pero cada día que permanecemos fieles a nuestro Dios, contribuimos a avergonzar al enemigo y dar ejemplo de saber vivir fiel y lealmente a Dios en un mundo traicionero y perverso. Se sabio, hijo mío, y alegra mí corazón; así podré responder a los que me ofenden. Proverbios 27:11; Y el que siga firme hasta el fin, se salvará. Mateo 24:13.
Y sabemos que no es fácil permanecer fieles y firmes en fe, debido a los problemas de salud, angustias económicas y emocionales, que junto con muchas otraa dificultades más que enfrentamos a diario, representan un reto a nuestra vida de fe obediente; todo esto es especialmente valioso para Dios, Él nos tiene en gran estima y también recuerda todas nuestras lágrimas y sufrimientos cuando ve en nuestro corazón que de verdad queremos serle fieles porque amamos estar en su presencia y ser bien favorecidos de su amor. Tú, SEÑOR, llevas la cuenta de mis angustias y has juntado todas mis lágrimas en tu vasija; todo ello tiene s en tu libro. Salmos 56:8.
Todo esto y mucho más hace posible que seamos valiosos y especiales para Dios y que nos tenga en especial atención y cuidado a la hora de guardarnos y defendernos del maligno, el mundo y nuestra propia carne; así que más nos vale que imitemos a nuestro SEÑOR Jesucristo, que alegremos y obedezcamos al Padre antes que al hombre y el mundo, y que nos llenemos de su Espíritu Santo para recibir recompensa de lo alto en su debido tiempo. Somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciemos las virtudes de Aquel que nos sacó de las tinieblas a su luz admirable. Éxodo 19:6, 1 Pedro 2:9; somos ministros de nuestro Dios, y comeremos las riquezas de las naciones. Isaías 6:6. Así reinaremos con Cristo sobre la tierra. Apocalipsis 5:10.
Así que, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo, la piedra angular. Efesios 2:19-20.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino eterno.
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