LOS PADRES SOMOS RESPONSABLES ANTE DIOS DE UNA CRIANZA DIGNA Y EL MEJOR DESARROLLO DE LOS HIJOS.
Estas palabras que YO te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y
las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando
por el camino, al acostarte y cuando te levantes, Deuteronomio 6:5-6.
Ustedes padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos con disciplina, y edúquenlos con las instrucciones del SEÑOR. Efesios 6:4. No escatimen la disciplina del niño; pues si los corrigen con vara no morirán. Proverbios 23:13.
Que los hijos oigan la instrucción del padre, y presten atención para que ganen entendimiento. Proverbios 4:1; Y que cada uno de ellos respete a su madre y a su padre...Levítico 19:3.
Toda pareja, hombre y mujer, que determinen unirse para formar una familia, deberán ser personas maduras y conscientes de la responsabilidad que les espera con relación al destino de los hijos que vendrán y que serán las nuevas generaciones de la sociedad del mañana, la cual dependerá en gran medida de la forma en que se crié a los hijos, emocional, mental y espiritualmente según el comportamiento y ejemplo que adopten tanto el padre como la madre; crianza en hebreo es Kittul o Guidul, entendido como la obligación paterna absoluta en la educción integral de los hijos hacia sus críos, empezando desde que nacen hasta la temprana juventud, una vivencia continua de ejemplo, cercanía permanente y estrecha relación de los progenitores con su crío, sobre la base del amor, la protección y tiempo de calidad para que cuando los hijos crezcan y sean mayores, vean lo que han hecho sus padres, y los imiten en su buen testimonio, amando a Dios, resperando a sus padres y guardando los principios de Dios aprendidos en casa; los padres deben esforzarse para apoyar y fomentar en los pequeños que hagan todo lo mejor que este a su alcance. Porque los hijos no son los que tienen la responsabilidad de atesorar para los padres, sino los padres para sus hijos. Deuteronomio 11:19b; y los hijos están bajo guardianes y tutores hasta la edad establecida por el padre. Gálatas 4:2. (Mayoría de edad o edad adulta)
Los padres son inspiradores de los hijos para que sigan el sendero del bien y lo correcto, tienen la obligación de enseñar con el ejemplo en una educación efectiva de amor, apoyo en todo tiempo, fortaleciendo y celebrando sus habilidades y capacidades, respeto mutuo poniéndose al nivel del niño, intencionalidad en los momentos de conexión padre-hijo, poniendo limites, prestando interés y empatía en las necesidades propias de cada hijo, estableciendo pautas coherentes de comportamiento teniendo en cuenta la edad del niño, derramando gracia, ejemplificando la gratitud y dando perdón, es donde padre y madre son un equipo que se respalda mutuamente y ninguno desautoriza al otro, especialmente mamá que pasa más tiempo con los niños, debe ser una mujer virtuosa que imparte con mayor suavidad y paciencia toda instrucción básica para transmitir los principios morales contemplados en la palabra de Dios; los padres son los primeros maestros de la fe y la espiritualidad para los niños, lo cual marcará el desarrollo y bienestar no solo de una familia, sino de toda la sociedad, para que marchemos con orden, y justicia en el conocimiento de Dios. Que gobierne bien su casa, teniendo a sus hijos en sujeción y con toda dignidad. 1 Timoteo 3:4.
El bienestar y destino de la comunidad donde nacemos, crecemos y nos movemos, sea que se acepte o no por algunos círculos, está marcado por la calidad de vida familiar y espiritualidad que se maneja en el seno del hogar. Si educamos niños reverentes a Dios y conocedores de la Biblia en la práctica familiar, formaremos hombres y mujeres, sean jóvenes o adultos que sabrán dirigir sus pasos de manera correcta, como bien lo dice la Escritura: Educa a tus hijos desde niños, para que cuando lleguen a la edad adulta, sigan guardando las enseñanzas que recibieron en casa. Proverbios 22:6.
Nadie nos enseña a ser padres, pero aprendemos cuando lo somos con la ayuda de Dios, amándolo, conociéndolo y dependiendo de sus consejos contenidos en la Escritura, pues criar hijos y formar familias sanas y funcionales es un un asunto de amor y madurez mental y emocional, un gran reto que humanamente no podemos solos; ser buenos esposos y padres sabios solo es posible andando con Jesucristo en la luz de su Espíritu para que nos resulte una tarea gratificante con la ayuda de la oración en familia. Sin Dios, hacer familia y cumpli los roles de padres se hace muy dificil y pesado, pero si criamos hijos a la manera de Dios podremos demostrar verdadero amor, esfuerzo y valentía de espíritu de lucha para vencer las cargas, el dolor, las pruebas, la frustración, los retos y las banalidades que hay en el mundo. Los hijos deben obedecer a sus padres, pues eso agrada a Dios. Y los padres, no deben hacer enojar a sus hijos con tantas exigencias, pues corren el riesgo que se desanimen. Colosenses 3:20-21.
Todos como familia y sociedad, cada uno en su oficio y don de servicio, tenemos la posibilidad de contribuir en la formación de nuestros niños y jóvenes para presentar ante el Dios Todopoderoso personas rectas, en lo que se refiere a las nuevas generaciones que nos han de representar mañana. Esta gran responsabilidad y compromiso nace básicamente en el hogar, donde los padres planean el desarrollo integral de sus hijos, con calidad humana y fuerza espiritual de trascendencia y alcance, con base en la autoridad y la sujeción respetuosa entre padres e hijos; los padres están llamados a crear un ambiente propicio y un entorno adecuado para que sus retoños se desarrollen plenamente, y puedan alcanzar el crecimiento normal dentro de principios espirituales, virtudes morales y un estilo de vida honroso que luego se refleje en la sociedad, contrarrestando las ideologías y filosofías huecas y torcidas del mundo y extralimitaciónes que rayan en lo demencial. No imiten las conductas y costumbres de este mundo, mejor permitan que sea Dios quien los transforme en personas nuevas en su manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Romanos 12:2.
El propósito de Dios con la humanidad es multigeneracional, desde el principio de la creación, es decir, que las generaciones antecesoras cobren importancia y relevancia, como instrumentos y herramientas de poder en las manos de Dios, para el día a día de las nuevas generaciones que se espera sean adultos felices, sanos y maduros, capaces de comprender el propósito de sus vidas; criar y formar hijos no solo intelectual sino espiritualmente, es el mayor servicio y ofrenda de alabanza al SEÑOR, pues el mismo Dios hecho Hombre NO enseñó opiniones ni dio opciones, Él estableció y afirmó principios eternos en su propia forma de vivir, siendo el mayor ejemplo de virtudes y comportamiento intachable, cambiando vidas, consolidando familias y edificando una sana y correcta sociedad donde podamos vivir con libertad, orden y paz. Apréndete de memoria todas las enseñanzas que Dios te ha dado hasta hoy; repíteselas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes. Deutetononomio 6:6-7.
La responsabilidad de criar hijos y formar personas se extiende a la comunidad y el gobierno, que están obligados a brindar apoyo con herramientas del bien en vez de bombandear a niños y jóvenes con ideas y mensajes confusos, mentirosos y conflictivos que socavan los esfuerzos y principios de las familias; nuestros niños y jóvenes observan y absorben lo que ven en los medios y su entorno, a lo cual los padres deben estar atentos para aclarar y explicar para que los hijos asimilen el bien y desechen el mal en todo lo que se hace o se deja de hacer. Por lo tanto, cuídate y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de lo que tus ojos han visto, y no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida, sino que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos. Deuteronomio 4:9.
Son tiempos que reclaman LA PASIÓN POR LOS FUNDAMENTOS DIVINOS EN EL SENO DE LA FAMILIA, nuestros hijos, niños y jóvenes son el tesoro más preciado que pueda poseer una familia, la comunidad de hoy y la sociedad del mañana, en ellos reside promesas, talentos y garantías de un mejor futuro que los padres debemos cuidar y cultivar. Los hijos llevan la impronta de Dios y de sus padres, como la buena semilla que reproducirá y multiplicará el molde de lo que sus adultos antecesores hicieron o dejaron de hacer; nuestros hijos son el fideicomiso que ninguna familia, comunidad ni sociedad puede descuidar con impune negligencia. Mateo 7:9-11. Porque regalo del SEÑOR son los hijos; recompensa es el fruto del vientre. Son como flechas en mano del guerrero, así son los hijos tenidos en la juventud. Dichoso es el hombre que de ellos tiene llena su casa; no será avergonzado cuando tenga que defenderse frente a sus enemigos. Salmos 127:3-5.
Nuestro Creador y Dios anhela una sociedad nueva una sociedad con familias que amen y respeten a Dios, pues, hemos sido golpeados y atropellados de muchas
formas por personas y gobiernos con desamor y dureza de corazones que han abandonado a su Creador y desconocen a su Salvador, gente incrédula, escéptica y ególatra; por eso debemos hacer
volver el corazón de los hijos a Cristo para que tanto padres como jóvenes vuelvan
a unirse en el amor de Dios, Dios
hará que padres e hijos se reconcilien. De lo contrario vendrá y castigará su
país, destruyéndolo por completo, Malaquías 4:6.
Todos nos debemos amor y respeto, especialmente en las familias donde debe existir la pedagogía de la presencia y la atención a pequeños, jovenes y adultos mayores, con espíritu de servicio y calidad de tiempo, aspectos vitales que promueven vida y bienestar colectivo en el trato y conocimiento; amar exige disciplina y corrección para acostumbrar a los niños y jóvenes a sortear dificultades, evitando que den rienda suelta a sus emociones desbordadas y los caprichos de su voluntad inmadura. Desde la niñez has sabido las sagradas Escrituras, las cuales te dan la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. 2 Timoteo 3:15.
La disciplina y los buenos hábitos de los padres y adultos deben hacer sentir a los menores su lugar de pertenencia, donde comparten todos su propósito de vida, donde padres, abuelos y adultos transmiten y se muestran con vidas limpias, comportamiento sincero y conducta amable que
impregne un deseo continuo de superación personal con estilos y hábitos ordenados y
confiables de familias unidas, alegres y que prosperan; esto agrada y atrae
especialmente a niños y jóvenes a ser parte integral de nuevos comienzos. Me has
oído enseñar verdades, que han sido confirmadas por muchos testigos confiables.
Ahora enseña tú también estas verdades a otras personas dignas de confianza que
estén capacitadas para transmitirlas a otros, 2 Timoteo 2:2.
Desde los pechos de la madre los niños deben recibir calor maternal y afecto de familia con educación espiritual y bases de verdad, nombrando y recordando continuamente a Dios, para que el amor divino llene su ser interior, unido al afecto del padre y la leche de la madre, en procura de establecer en el carácter de los niños la fe en Dios y el respeto a sus mayores con la certeza del Dios vivo y real que responde de manera personal...Entonces nadie volverá a decir: los padres las hacen y los hijos las pagan. Porque cada quien será responsable de sus propios actos. Cada uno morirá o vivirá por su propia manera de comportarse...Jeremías 31:27-30.
Para ser padres, debemos atender y cumplir a las obligaciones y responsabilidades que Dios, nuestro Padre celestial nos ha dado:
1) Aprovechar cada oportunidad para mostrar a los hijos nuestra necesidad de Dios. Confía en el SEÑOR tu Dios de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconoce a Dios en todos tus caminos, y Él te guardará en todo tiempo. Proverbios 3:5-6. Nuestra necesidad y mayor urgencia tanto para padres como para hijos y nietos es nacer espirituaomente, nacer en Cristo Jesús, porque en gran medida la salvación de nuestros hijos depende de nuestra responsabilidad de padres y lo que hacemos para mostrarles a ellos que Dios es nuestro mejor y mayor Padre. Ellos deben aprender a sostener su amistad personal con Cristo mediante la oración y el estudio diario de la palabra, como progenitores estamos obligados a enseñarles a cerda del Salvador que puede limpiar los corazones, cambiar las vidas y salvar las almas. Porque el corazón del hombre puede trazar su propio rumbo, pero nuestros pasos los debe dirigir el SEÑOR. Proverbios 16:9.
2) Enseñarlos y entrenarlos en la obediencia a Dios. Hijo mio, obedece el mandamiento de tu padre, y no abandones las enseñanzas de tu madre. Proverbios 6:20. Si nos ocupamos en el respeto y la obediencia dentro del hogar, esto será la base y fundamento para los niños y jóvenes reverencien, amen y aprendar a obedecer a Dios como Padre; los padres debemos tomar con seriedad y autoridad nuestra responsabilidad y roles propios en el hogar y fuera de él, requerir de los hijos sujeción y acato a las normas y reglas del hogar, si no le exigimos a los hijos y jóvenes someterse a nuestras indicaciones e instrucciones, estaremos robando las bendiciones que Dios tiene para ellos, al no cumplir los mandatos de su palabra. Animemos a los hijos y los jóvenes a la obediencia destacándoles las bendiciones que conlleva...Así estarás bien con Dios y con tus semejantes...Proverbios 3:4. Hijos, obedezcan en el SEÑOR a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida. Efesios 6:1-3.
3) Enseñarles y mostrarles sabiduria. Educa a tu hijo desde niño, y aun cuando llegue a viejo seguirá tus enseñanzas. Proverbios 22:6. Somos los primeros maestros de los hijos, por lo tanto, formar el carácter, la personalidad y moral de nuestros hijos NO ES función de la escuela ni del gobierno, sino de los padres, abuelos y adultos de la casa, personas maduras y experimentadas que impartan sabiduría y buen juicio al disciplinar y corregir a los menores cuando cometan errores y hagan cosas que no convienen queriendo persistir con rebeldía y soberbia insistiendo en su propia voluntad, lo cual no es nada sabio ni sano para su buen desarrollo integral. Aquel que con sabios anda, a pensar y comportarse bien, aprende...Proverbios 13:20.
La sabiduría enseña a establecer orden y prioridades para el buen uso de los recursos, el tiempo para dar valor a Dios y los padres con respeto a los demás; reconociendo que Dios bendice y provee a los padres para el bienestar de la familia y Él lo ha revelado en su palabra, por lo tanto, debemos evitar prácticas de crianza erradas, explicando claramente en qué radica lo malo y qué es lo mejor para estar bien y alineados a la voluntad de Dios, dando tiempo a los menores para que piensen y reflexionen. No se limiten a escuchar la palabra de Dios, pónganla por obra, no se engañen a ustedes mismos. Santiago 1:22.
4) Enseñarles y mostrarles lo que es justicia. Aléjate de todo lo malo, persigue la justicia y la vida sujeta a Dios, junto con la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad. 1 Timoteo 6:11. Todas estas cosas nos enseñan a ser personas justas, pues practicar la justicia no es tarea fácil, pero nuestro hogar cristiano debe caractetizarse por el buen ánimo y la instrucción correcta, no por la crítica negativa y el señalamiento de defectos y debilidades; nuestra manera de impartir justicia comienza en casa con buena intencionalidad, paciencia, esfuerzo y amor, que corrige al momento de la falta, no acumulando errores ni repitiendo amenazas, y mucho menos usando lenguaje soez, vulgar, agresivo y abusivo con el cual se azota el alma tanto de padres como de hijos; debemos luchar por darle comodidad y bienestar a toda la familia. Si pecamos contra nuestros hijos, confesemoslo y arreglemos las cosas con humildad y ternura. El padre del justo se regocijará en gran manera, y el que engendra hijos sabios, se regocijará con ellos. Proverbios 23:24.
Nuestro Dios es SEÑOR de nuevos comienzos y oportunidades, y Él valorará su valor y disposición sincera por hacer lo mejor por sus hijos. Justicia es enseñar lo que correcto delante de Dios, lo que es apropiado y conveniente para todos de acuerdo a los mandatos y principios divinos, haciendo distinción entre lo malo y lo bueno dentro de una conducta coherente a la fe y ecuánime para todos, por eso debemos ser claros y precisos al instruir y corregir a los hijos. A medida que el niño crece, se incrementa la necesidad de arraigarlo en la palabra de Dios, asi que si un pequeño sigue mordiendo o agrediendo a su hermanita, debemos decirle lo que Dios enseña, Les advierto que si se pelean y se muerden haciéndose daño, terminarán por destruirse unos a otros. Gálatas 5:15.
5) Andar, vivir y hablar con la verdad. Nada me produce más alegría que oír que mis hijos practican la verdad. 3 Juan 1:4. Debemos hablar con confianza a los hijos, tanto de las inquietudes y problemas como de las bendiciones y lo bueno que nos sucede como familia, por eso debemos establecer parámetros acerca de la verdad, ofreciendo en todo momento un modelo de honestidad que evita la mentira, nunca llames a tus hijos mentirosos, ataca el engaño y sus consecuencias no al niño; entre los tres y los cinco aprenden a distinguir la verdad de la fantasía, a partir de los cinco años, ellos ya entenderán que es verdad y mentira, por lo tanto no debemos atacar con vehemencia lo que consideremos mentira, no es una buena manera de manejar la situación; por lo general los niños mienten por miedo, pero si vemos que esto se vuelve un hábito para resolver problemas y llamar la atención, tendremos que confrontarlo y corregirlo de inmediato, con seriedad, madurez, claridad y amor. No amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad. 1 Juan 3:18.
Establezcamos parámetros y lineamientos sobre el beneficio de decir siempre la verdad y ser honestos; seamos padres modelo de honestidad, fidelidad y sinceridad, no atemoricemos ni engameños a los hijos obligándolos a mentir, hablémosles sobre la diferencia, consecuencias y recompensas al decir la verdad contra mentir, aclaremósles porqué no se debe mentir, demosles siempre una atmósfera oportuna que promueva la sinceridad, reforcemos y alabemos al niño cuando dice la verdad. Enseñémosles sobre los lios que puede provocar la mentira y lo que le implica para un niño decir mentiras (fábula del pastorcito mentiroso). No acuses, evita avergonzar y ridiculizar, no mostremos actitudes hirientes, aprendamos a pedir perdón y enseñemos perdonando y admitiendo con sencillez los errires de unos y otros. Si se mantienen fieles a mis enseñanzas...conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Juan 8:31-32. Consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fín, todo lo que sea excelente y merezca elogio. Filipenses 4:8.
6) Orar y leer la Biblia con ellos. Trata a los demás como quieras que te traten a ti. Esta es la esencia de todo lo enseñado por la ley y los profetas. Mateo 7:12. Hay muchas frases bíblicas que nos permiten enseñar a los hijos los consejos y principios que pueden guiarlos cuando no son capaces de encontrar el bien; cuando los padres enseñan la biblia y la oración juntos, los acercan al amor de Dios para que se llenen de su gracia y su Espíritu. Los niños se acercan a la Biblia según su edad, pero a medida que crecen, sus habilidades se amplian para comprenderla mejor y su destreza para manejar la biblia junto a la oración se basa en la practica familiar cuando los padres y abuelos cultivan el Altar Familiar cada día. Reconoce al Dios de tu padre y sírvele de todo tu corazón y con ánimo dispuesto; porque el SEÑOR escudriña todos los corazones, y entiende toda intención de los pensamientos, si lo buscas, Él se dejará encontrar; pero si lo abandonas, Él te rechazará para siempre. 1 Crónicas 28:9.
Enseñar a orar a Dios y leer la Biblia a los hijos es educarlos para lo mejor de la vida y que mañana sean personas virtuosas, porque tanto, la oración como la biblia son imprescindibles y necesarias en la correcta formación espiritual, moral y emocional de todos; así los hijos aprenden espiritualidad, rectitud, honradez, veracidad, justicia, respeto, responsabilidad, amabilidad, dominio propio y tolerencia para consigo mismos y los demás, que sean buenas personas que ayudan al prójimo y saben ponerse en el lugar de otros; un recurso apropiado que nos ayuda en la ardua labor de ser padres educando a los hijos, es ahondar y meditar en los Proverbios. Padre, da a mi hijo un corazón perfecto para que guarde tus mandamientos, tus estatutos y tus testimonios, para que los cumpla todos, y edifique el templo...1 Crónicas 22:12.
7) Ser un buen ejemplo de piedad y misericordia. Hijo mio, no te olvides de mi ley, en tu corazón guarda mis mandamientos; porque largura de dias y años de vida y paz se te convertirán. Nunca se aparten de ti, la misericordia y la verdad...Proverbios 3. Todos somos importantes para Dios, y Él nos ama desde el mismo momento de la concepción, y los niños tienen un lugar especial en el corazón de Dios, la Biblia nos enseña cuán preciosos son ellos a los ojos de Dios, por eso es nuestra obligación de padres mostrarnos piadosos y misericordiosos con los pobres y los que sufren, pues tendremos que dar cuentas al SEÑOR de cómo educamos y formamos a nuestros hijos y jóvenes, con el ejemplo, que es uno de los mejores instrumentos con que contamos los padres para ejercer autoridad y cumplir la profunda y compleja tarea de educar y formar hijos para bien de la sociedad, la honra de Dios y el orgullo de los padres. Corona de los abuelos son los nietos y la gloria de los hijos son sus padres. Proverbios 17:6.
Lo que nuestros hijos vean y noten en sus padres, eso será lo que hagan e imiten, aunque les digamos verbalmente todo lo contrario, ellos se fijarán más en nuestro comportamiento, manera de actuar y hablar, por eso tenemos que darles buen ejemplo con nuestras acciones y actititudes, más que con nuestro discurso y palabras. Personas maduras y coherentes de manera constante, con criterio, y caŕacter firme de verdad. Como padres debemos educar con libertad, responsabilidad, autonomia y marcando normas y limites si queremos que juntos seamos felices, solidarios y sinceros, pues los padres tendemos a tener cuidado con lo que le decimos a los hijos, pero no nos cuidamos de lo que hacemos. Es el caso de ir manejando o ir por la calle insultando a otras personas delante de los hijos, o en un partido de fútbol gritar palabras soeces porque los padres se emocionan, se desbordan y se comportan de forma inadecuada, entonces no podremos exigir ni reclamar nada a los hijos, pues no estariamos dando buen ejemplo. Piensen bien lo que hacen, y no sigan desobedeciendo a Dios. Algunos de ustedes debieran sentir vergüenza de no conocerlo. 1 Corintios 15:34.
¿Estás cumpliendo con lo
que te corresponde como padre y madre para disfrutar mañana la calidad de hijos
y ciudadanos que has soñado?
¿Cuál es tu aporte para exigir a tus hijos ser buenas personas que te reflejen?
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su Reino.
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