Dichoso el hombre que teme a Dios, y en
sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la
tierra; la generación de los rectos será bendita. Bienes y riqueza hay en su casa, y su justicia
permanece para siempre. Salmos 112;1-2.
Guárdate y guarda tu alma con
diligencia, para que no te olvides de las obras que tus ojos han visto, ni se
aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a
tus hijos, y a los hijos de tus hijos. Deuteronomio 4:9.
¿Quién ha realizado esta obra? ¿Quién ha
llamado a cada generación desde el principio de los tiempos? YO, YHVV, el
primero y YO mismo con las generaciones postreras. Isaías 41:4.
Seguimos con la enseñanza
de Generaciones Poderosas y Santas para Dios, diciendo que los padres no deben
enseñar a sus hijos con el No, no, a niños y jóvenes hay que explicarles toda razón de ser de las acciones, dando el pro y los contras, por qué conviene que ellos sepan y no se debiten al hacer algo; es como cuando el niño se lleva todo a la boca. Con cada generación nueva no se
puede perder el tiempo, debemos ser intencionales y claros al enseñarles cada día el
curso de la vida, porque debemos trascender en lo que es bueno, para hacer que ellos echen raíces en cuanto a los principios eternos y los valores morales y espírituales; los niños y jóvenes poco a poco recordarán lo que hacemos y decimos a manera de una costumbre sana, y les quedará gravado lo que somos con ellos; como dice la frase que me gusta recordar para graficar el poder de las acciones frente a la abundancia de palabras: tus acciones hablan tan fuerte, que no puedo
escuchar lo que dices. Hijitos
míos, que nuestro amor no sea solamente de palabra, sino con obras y en verdad.
1 Juan 3:18.
Padres y abuelos
debemos estar preguntándonos: ¿qué le estamos enseñando a nuestra nueva
generación? ¿Cuál es nuestra herencia moral y espiritual para ellos? ¿En verdad mostramos el fruto del Espíritu o son las obras de la carne lo que predomina? Tenemos
que conservar el balance entre lo que decimos ser y lo que hablamos, aún en los momentos de silencio; los niños entienden cada accionar de los adultos, pero si alimentamos el vínculo estrecho del amor con acciones de afecto y calidez en las palabras, nuestros pequeños aprenderán que aunque los reprendamos y disciplinemos, lo hacemos porque los amamos y cuidamos; nuestra
relación paternal y maternal debe ser fuerte, firme y estrecha con ellos, para que
aprendan el respeto a los padres y abuelos; nuestra misión como adultos responsables
es la de ser sembradores y cultivadores del amor de Dios en sus corazones, lo cual va unido a la enseñanza, la educación, la
corrección, disciplina y buen ejemplo.
Amados, hay tiempo para todo: tiempo para rasgar, tiempo para coser, tiempo
para callar y tiempo para hablar. Eclesiastés 3:7.
Lo Digo desde la
experiencia, que ser verdaderos hijos de Dios, requiere pasión por nuestro SEÑOR Jesucristo, y eso deben verlo en nosotros los hijos y los nietos, siendo agradables delante de Dios, viviendo lo que es santo, bueno, verdadero, justo, puro y amable, llevando a la práctica todo aquello
que es virtuoso y merece alabanza; de esa manera seremos padres correctos y
acertados que aman, acompañando cada día y comprenden a los menores, entonces ellos nos verán y
aprenderán a amar a Dios por encima de todo y a pesar de todo, porque ser espirituales, pero aterrizados, nos permite reflejar el carácter del SEÑOR, siempre enamorados y locos por Dios y su reino de
paz. En todo esto
seremos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó; nada ni nadie podrá
separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús, SEÑOR Nuestro…Romanos
8:37-39.
Nuestro Padre celestial nos conoce profundamente y no para de trabajar por nosotros sus hijos, entonces ¿qué de nosotros, padres
y abuelos? Nuestra labor es estar alerta y atentos de cada paso que dan los niños y los jóvenes, porque si los conocemos muy bien, sabemos quiénes son y a dónde van; hoy en día, en este mundo de maldad, no podemos dejarlos solos ni un momento porque satanás aprovechará cualquier puerta abierta para meterse; por lo tanto, nuestra meta y propósito como custodios y
tutores de hijos y nietos es que ellos conozcan a Cristo a través de nosotros, para que amen la palabra, conserven los actos espiriruales y se apasionen por
Dios que da vida y la salvación, conduciéndonos a su reino; y es en este tiempo cuando más
importante es desempeñar correctamente nuestro rol de padres y de abuelos. Grabando en la mente y el corazón todo
lo que Dios nos ha enseñado; para luego repetirles a los hijos todas las enseñanzas
de Dios, hablando de ellas, en la casa, en el camino, al acostarnos y al levantarnos.
Deuteronomio 6:6-7.
Si ganamos ganamos a los niños para Cristo, habremos salvado vidas, y si gananos jóvenes para Cristo, habremos salvado sus almas, desde temprana edad, especialmente se requiere en estos momentos de locura y oscuridad que vive el mundo; nuestros niños y jóvenes deben estar fuertes y firmes para capotear y vencer el mundo, avanzando en el reino de Dios, y su alma gozaará de la plenitud de la deidad, no habrán vacíos en su interior, y se
sentirán completos en Dios, amando la oración y la alabanza, siendo
agradecidos por todo, porque en
Cristo tenemos liberación y perdón de pecados. Colosenses 1:14-19; Y con Dios experimentamos todo su poder,
pues Cristo es cabeza de todos los seres espirituales que tienen poder y
autoridad. Colosenses 2:10.
Aprendí en la universidad, que los adultos debemos bajarnos al nivel de los niños, es decir, que si hablamos con ellos, nos inclinamos para quedar mirándonos cara a cara y encontrarnos con la mirad de ellos para tener un diálogo de confianza y comprensión en nuestra conversación; les hacemos preguntas y ellos tienen la oportunidad de responder con sinceridad y libertad, y así nosotros sabemos lo que hay en su corazón y lo que les puede estar sucediendo en un momento determinado del día; esos son momentos para practicar la pedagogía de la presencia y mostrarles carácter firme, personalidad clara y la autoridad delegada de Dios, pero también para expresar amor y comprensión, para que ellos abran su corazón; pues somos los padres y abuelos los primeros en ministrar al corazón de los niños, enseñándoles de todo un poco; es decir, charlando, cantando, bailando, tocando algún instrumento, narrando y leyendo historias, o dibujando y hasta escribiendo pues con la crianza se desarrollan los dones y talentos en familia. Y Dios dijo a Moisés: Ojalá siempre tengan tal corazón y no cambien de opinión, para que me adoren y guarden todos mis mandamientos, así a ellos y a sus hijos les irá bien siempre. Deuteronomio 5:29.
Educar niños y trabajar
con jóvenes bíblicamente es edificar vidas enteras y ganar almas para Cristo, padres
y abuelos somos libros abiertos y escritores de muchas páginas en el libro de la vida de nuestras
nuevas generaciones, grabemos riqueza espiritual y personal en su interior para que mañana tengan un tesoro insugne de legado en su alma, con todas las
experiencias que ellos y nosotros compartimos, es decir, que todo lo que
vivimos con hijos y nietos, cree en ellos una verdadera obra de arte esculpida en su espíritu con el cincel del amor y la entrega, esto es dejar huella, legado y herencia para siempre, impactando con sabiduría de lo alto la existencia de nuestras nuevas generaciones para que sean verdaderos gestores
de cambio y columnas de progreso, honrando a Dios en la sociedad.
Que el SEÑOR nos ayude a amar como Dios nos ama, para mantener la fortaleza y
la paciencia en Cristo. 2 Tesalonicenses
3:5.
Nuestra responsabilidad de padres y abuelos es alta y poderosa delante de Dios, pues debemos ser el primer
refugio y el mejor ejemplo para niños y jóvenes, conservando el ardiente deseo de eliminar la brecha generacional que hoy separa y divide a la sociedad actual; el mundo les ha inculcado que los adultos somos malos, y que por lo tanto, ellos deben rebelarse, lo cual es totalmente contrario a la verdad de Dios
y de lo hermoso que es contar con una familia de padres, hijos y abuelos que se
aman, se ayudan, se complementan, se ayudan y se sostienen con la luz de Dios y su amor en medio del mundo oscuro, la división y confusión que imperan de esta sociedad sin rumbo.
Porque la corona de los ancianos son los nietos, y el orgullo de los padres son sus hijos. Proverbios 17:6.
Multiplicar generaciones
poderosas y santas es nuestra tarea y trabajo en equipo con Dios, padres y
abuelos, por eso tenemos que educar en la verdad, la justicia, el orden y la libertad que emanan de Dios, mediante la instrucción
de su palabra, para corregir sobre la base del amor y la autoridad a la manera
de Dios y no según los hombres; hemos de ser adultos con el poder de ser como niños
para comprenderlos a ellos y estar a su nivel en el momento de educar, formar y
enseñar. Porque les
aseguro que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el
reino de los cielos. Mateo 18:3.
La realidad detrás de
todo esto, es que la humanidad y las generaciones con el paso de los años han ido cambiando, pero no para bien, sino para mal, pero debemos saber que cada uno de
nosotros posee un tesoro interno que Dios ha puesto en nuestro ser, el cual debemos descubrir; todos, aunque pensemos y actuaemos diferente según las circunstancias, tenemos que expresarnos educada y amablemente guardando el respeto, no solo por ser humanos que razonan, sino porque la
ciencia y la tecnología no deben influenciar hasta el punto de convertirnos en entes mecánicos; el mundo y su sistema no son los que nos manejan ni nos cambian para mal, es Dios y su palabra lo que debe estructurar nuestro carácter y permear el alma con su verdad por los siglos,
así que debemos dejar de pecar deliberadamente para no repetir errores, del pasado y la historia; los hijos de Dios,
somos adultos de valor y de ejemplo, para que también nuestras nuevas
generaciones cambien para bien, impactadas por la correcta enseñanza el ejemplo y la guía sabia de padres y abuelos. Porque nosotros no
ocultaremos la ley de Dios a nuestros hijos. Con las generaciones futuras
alabaremos al SEÑOR y hablaremos de su poder y sus maravillas. Salmos 78:4.
No podemos quedarnos con
la crítica, mentira y murmuración del mundo, estamos llamados a la santidad y el contentamiento en alabanza a Dios por su lluvia de bendiciones, con gratitud en el corazón, porque los niños que siguen naciendo sobre el planeta exigen conocimiento, sabiduría y discernimiento a la manera de Dios para saber distinguir entre
lo bueno y lo malo, y que no sean materialistas, ansiosos, ni demandantes
con padres complacientes de caprichos, con familias sanas y balanceadas, donde todos juntos seamos realistas,
maduros y coherentes con la fe que profesamos en Cristo, poniendo límites que permitan vivir en unidad y en paz; por eso padres e hijos debemos
eliminar la inmediatez y las cosas innecesarias lanzadas por los medios; asi que, tengamos lo necesario en su
momento, según los recursos y posibilidades dados por Dios. El que escatima la vara odia a su hijo,
pero el que lo ama lo disciplina con diligencia. Proverbios 13:24; Y los hijos deben
obedecer a sus padres, porque esto es justo delante del SEÑOR, Efesios 6:1.
Transformemos el
desequilibrio en estabilidad con familia sólidas, no siendo padres complacientes que cubren todo con dinero, para que
los hijos no sean demandantes ni instantáneos a la hora de pedir algo, por eso se requiere la oración
ferviente de los padres y sus hijos, para tener el consejo y la dirección de Dios en el hogar; unidos planteemos la diferencia entre lo importante y lo urgente, con relación a lo que
en verdad se necesita, y así ser lógicos y objetivos; los hijos deben entender que las cosas se obtienen poco a poco, con trabajo y
con esfuerzo, pues Dios da unos recursos para cada momento. Porque YO se los planes que tengo para
ustedes, declara el SEÑOR: planes de bienestar y no de calamidad, para darles
un futuro de esperanza Jeremías 29:11.
Tanto padres como hijos
y abuelos, debemos saber que nuestra primera opción de ayuda, socorro y consejo
es de Dios, orando y yendo a la palabra, para que mañana nuestras nuevas
generaciones no sean ateos, y que nadie venga a dañarles la mente con ideologías diabólicas
de género y revolución; padres y abuelos, nuestra oportunidad para educar y edificar generaciones
poderosas y santas es ahora y mientras criamos y compartimos juntos, asi trascenderenos dejándo el legado del ADN de Dios en Cristo y su palabra habiendo sido creados a su imagen y
semejanza, así que luchemos hasta el final como padres y abuelos de honor y valentía que saben dejar huella en nuevas vidas; practiquemos el arte de la evangelización con niños
y jóvenes, hoy más que nunca.
Cuando sus hijos tenían banquete, Job enviaba a buscarlos y los santificaba, levantándose temprano, hacia ofrendas a Dios conforme al número de todos sus hijos,
porque Job decía: quizá mis hijos hayan pecado o maldecido a Dios en sus
corazones. Así hacía Job siempre. Job 1:5.
Sin fe es imposible agradar a Dios, así tampoco podemos edificar vidas de fe en nuestros hijos y
nietos, ellos tienen que ver la practica fiel de nuestra fe obediente a Dios, así como
nos gusta la comida, a Dios le gusta ver nuestra obediencia a sus mandamientos con firmeza y dependencia en Él y su palabra, creyéndo y aceptando sus
instrucciones, dejando atrás las falacias de este mundo, de tal manera que si
hacemos todo lo mejor posible con nuestros niños y jóvenes, no habremos perdido
el tiempo, Dios nos dejará ver el fruto de nuestro esfuerzo como lo hizo con
Abraham padre de la fe. Porque
YO lo he escogido para que mande a sus hijos y a su casa después de él que
guarden el camino del SEÑOR, haciendo justicia y juicio, para que el SEÑOR
cumpla en su siervo, todo lo que el SEÑOR ha dicho a ceca de él. Génesis 18:19.
Padres y abuelos,
tenemos que conquistar el corazón de nuestros niños y jóvenes en este tiempo,
aunque el mundo haga creer a todos, que las nuevas generaciones tienen otro chip, ellos necesitan conocer la verdad genuina que no cambia jamás, y esa
verdad es Dios y su palabra, por lo tanto, tenemos que ser amigos íntimos de
Jesús y conocedores de las Escrituras para poder conducir a Dios, esas nuevas
generaciones poderosas y santas, mostrando a Cristo y dando el fruto del
Espíritu, todos juntos unidos en familia creciendo en dones y talentos
para marcar un hito en la historia de la humanidad, así estemos en el final de los
tiempos, en Dios haremos proezas y tendremos su respaldo, apoyo y respuesta. ¿Por qué ha acontecido esto en días de
tus padres? Para que lo cuenten a sus hijos, y sus hijos a las otras
generaciones. Joel 1:2-3.
Los padres tienen que vivir conectados a Cristo, llenos del Espíritu, consagrados y dando testimonio de su fe en el Altar familiar diario, para que ellos aprendan a oír la voz de Dios, con un propósito claro para su vida y discerniendo en todo lo que oyen iluminados por la luz de la Palabra, trascendiendo en espíritu y con el vínculo del amor, de tal manera, que nuestra dulzura con disciplina y corrección se arraiguen en el corazón de ellos. Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no abandones las enseñanzas de tu madre. Proverbios 1:8.
El padre es cabeza de su familia, porque él es quien engendra el gen, y la mujer al concebir, edifica y construye
su casa, de tal manera, que ambos representan a Dios frente a sus hijos y ambos
tienen autoridad delegada, por eso ambos tienen la misma responsabilidad, con
deberes, roles y derechos propios, cada uno cumpliendo su parte para construir su casa sobre la Roca, para un buen futuro de los hijos y la familia en general; de entre nuestros hijos Dios puede sacar profetas,
maestros, evangelistas, pastores y servidores del reino de Dios en la tierra,
lo cual es un privilegio y una gran bendición.
He aquí, que los hijos que nos nacen, son herencia y ricas bendiciones del
SEÑOR, recompensa y fruto del vientre. Salmos 127:3.
Si hay padres que creen
que han fallado y tienen hijos difíciles, no pierdan la fe ni la esperanza, sigan
orando, trabajando con ellos y dando amor, entréguenlos a Dios, porque Él puede
hacerse cargo para mostrar el cambio para su gloria, a Él nada le queda difícil ni
imposible, Dios cumple lo que ha dicho en su palabra; ah, y recuerden que edificar una casa y
formar un hogar con vidas de fe, es un
trabajo de equipo entre Dios y nosotros; aunque el enemigo muchas veces quiera debilitarnos, entretenernos para hacer que perdamos la fe mostrando a los padres hijos rebeldes y difíciles; confesemos la verdad de Dios sobre nuestros hijos y nietos, cubriéndolos en oración y
rodeándolos de amor y confianza. Y que le cuentes a tus hijos y nietos, la forma en que YO, derroté a los
egipcios, y cómo he mostrado mis señales entre ellos, para que todos sepan que
YO SOY el SEÑOR. Éxodo 10:2.
Los creyentes NO somos reproductores de generaciones débiles ni de cristal como dice el mundo, sino que a los hijos que se les dió todo s8n exigirles nada, nos dejándolor pasar por el sufrimiento, ni permitiendo que sean humillados, es debido a padres con el corazón enfermo que no saber criar hijos sanos, y tampoco saber tener comunión con Dios, para interceder y orar por sí mismos y sus generaciones, por eso los padres deben ser sanados emocionalmente para poder andar en el Espíritu y ser llenos de su fruto, convirtíendose en tierra fértil con sus hijos y, caminando rumbo a la santidad. Y nosotos no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que permanecen en la fe para preservación de vida y salvación del alma. Hebreos 10:39.
Por último, seamos empáticos,
pongámonos de lado de los hijos nunca en contra, pues ellos son nuestra primera obra
misionera, y nuestra Jerusalén en la Gran Comisión, Dios nos ha dado lo
mejor en ellos, creamos en la clase de hijos benditos que Dios ha provisto, por lo
tanto, saquemos lo mejor de ellos, tomando a Dios en serio y en el centro del
hogar, tomemos el control y el gobierno de la casa, porque si padres y abuelos
hacemos nuestra parte, Dios hará la suya; y al final cuando crezcan, veremos lo que hemos sembrado con el legado de fe y consagración a Jesucristo, habiendo aprendido a ser humildes, mansos y santos andando en la
verdad, y que los hijos sean lo que somos nosotros, logrando tener en estos
últimos tiempos, esa generación poderosa y santa, para,el SEÑOR. Hermanos queridos, sigamos firmes y
contantes, trabajando más y más en la obra del SEÑOR, porque no es en vano que hemos trabajado sino en unión con el SEÑOR. 1 Corintios 15:58.
Mg. MEHC, hija del
Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino eterno.