Todo tiene su momento oportuno, hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo. Eclesiastés 3:1; Dios es quien cambia los tiempos y las épocas...Daniel 2:21..
Queridos hermanos, no olvidemos que para el SEÑOR un día es como mil años, y mil años como un día. 2 Pedro 3:8.
Y el SEÑOR
decía; Se ha cumplido el tiempo. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse, y
crean las buenas nuevas! Marcos 1:15.
Un tema que poco se toca y por lo tanto, no se enseña ampliamente al pueblo
del SEÑOR es el tiempo, esto debido a que no profundizamos en la palabra
bíblica hablada y enseñada según las raíces hebreas y arameas, no greco-romanas, además que a la
gran mayoría que dice ser creyente en Jesucristo le falta intimidad con Dios en
el lugar secreto, con esas conversaciones de amigos entre el SEÑOR
Jesucristo y los que decimos ser sus discípulos, porque en verdad todo hijo de Dios debería recibir revelación del Espíritu Santo, para entender el mover celestial de los
tiempos de Dios con relación al tiempo de los hombres y los tiempos proféticos, y así saber el cuándo, cómo y dónde llevar a cabo nuestra misión de voceros,
atalayas, misioneros, discípulos, embajadores y ministros mensajeros del reino
de los cielos en la tierra. Él cambia los tiempos y las ápocas; quita y pone
gobernantes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos.
Daniel 2:21.
El Creador es el Dueño del tiempo, su tiempo es para siempre un eterno presente perfecto, un tiempo cíclico sin principio ni fin, inmedible e infinito, porque en la eternidad no hay conciencia de tiempo ni espacio; pero el tiempo para los hombres es terrenal y medible, en una dimensión cronológica y lineal, con un principio y un fin para movemos sobre el planeta, es el tiempo que nos sujeta a los siglos, los años, los meses, los días, las horas, los minutos y sus segundos con momentos e instantes de acelere y carreras que nos apresa y nos hace correr muchas veces con afán y angustía, en una continua lucha contra el tiempo, porque: Todo tiene su momento oportuno, hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo. Eclesiastés 3:1. Y la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el momento señalado Cristo murió por los pecadores. Romanos 5:6. En estos dos versículos vemos el tiempo del hombre y el tiempo de Dios.
En su tiempo Dios lleva a cabo sus propósitos, sus planes y su palabra profética más segura, Él se mueve a nuestro favor en su tiempo perfecto, exacto y oportuno, afectando el tiempo de los hombres, donde nos parece que las cosas del SEÑOR se tardan mucho o no llegan, porque en nuestra realidad del tiempo queremos que nuestros deseos y necesidades humanas, todo sea rápido e instantáneo según nuestro concepto y criterio de tiempo, pero Dios no obra así, porque para Dios que vive en la dimensión de lo eterno, un día son como mil años, y viceversa, por eso Dios nunca está de prisa. El SEÑOR no tarda en cumplir su palabra, como algunos suponen, sino que Él es paciente con nosotros, pues no quiere que nadie muera, sino que todos se vuelvan a Él. 2 Pedro 3:9.
El cumplimiento del tiempo sobre la tierra está en la
soberanía de Dios y bajo los parámetros divinos de lo eterno y de lo propicio dentro de un eterno presente, donde Dios trasciende el tiempo de los hombres con su divina providencia y su voluntad buena, agradable y perfecta, Él no está sujeto al accionar de los hombres ni a disposición de nuestros requerimientos, Dios obra lo que debe ser, siempre para bien y para poner orden sobre lo que el hombre y el enemigo han desordenado, como lo vemos en Génesis 1. Pero cuando se
cumplió el tiempo señalado, Dios envió a su Hijo nacido de mujer, y sujeto a la ley, para que redimiera a los que estaban sujetos a la ley, a fin de que recibieran la adopción de hijos...Gálatas 4:1-7.
Necesitamos tener la mente abierta, los oídos y los ojos despiertos para entender algo tan importante como la proclamación del evangelio para los últimos tiempos, en la dimensión del tiempo divino como lo indica la palabra de Dios, por lo cual debemos ser más inquietos para investigar, leer y estudiar con relación al contenido bíblico para que así entendamos los mensajes que Dios envía a los representantes de su Reino Eterno, unido a lo que el Espíritu nos revela conforme a lo que somos en Cristo, al final veremos los resultados de nuestro trabajo en la obra del SEÑOR y el progreso del ministerio que nos fue encomendado. Así que no debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos. Gálatas 6:9.
El tiempo en que Adán y Eva fueron creados era un tiempo de eternidad donde ellos estaban ligados en su inocencia al señorío y dependencia de Dios, pero cuando entró la rebelión llamada iniquidad, ellos se desvincularon de lo eterno y quedaron presos de lo terrenal, razón por la cual fueron echados del Huerto. Y dijo YHWH Dios: he aqui el hombre se ha hecho como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, para evitar que alargue su mano, y tome del fruto del árbol de la vida, que lo coma y viva para siempre. YHWH los sacó del huerto del Edén, para que cultivara la tierra de la cual había sido tomado. Echó pues, fuera al hombre, y puso al oriente del Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida. Génesis 3: 22-24.
Esto es algo que debe saber y entender todo hijo de Dios y
ciudadano del Reino, pues como familia de Dios, nos concierne conocer los misterios Escriturales, en la comprensión de muchos textos que solo el Espíritu Santo nos ayuda a discernir, no solo el tema del tiempo, sino toda la Escritura, así todos funcionariamos mejor en el reino de Dios, como miembros activos y sabios del Cuerpo de Cristo, empezando por cumplir cabalmente los mandamientos con sus principios, instrucciones, enseñanzas y advertencias proféticas, que están contenidos desde Génesis hasta Apocalipsis y que atañe a toda la Asamblea y nación santa de YHWH
en todas las generaciones y los tiempos de la humanidad. Humillémonos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para
que Él nos exalte a su debido tiempo, echando toda nuestra ansiedad sobre Él,
porque Él tiene cuidado de nosotros.1 Pedro 5:5-7.
El tiempo según el arameo es Zemán, es el tiempo infinito y perfecto de Dios en la profecía bíblica que se mueve en la dimensión de la luz y el espacio sin principio ni fin, simbolizado en las ruedas como lo describe Ezequiel 1:14-21, un círculo cerrado que gira una y otra vez, llevando a cabo el cumplimiento de la palabra de Dios sobre los hombres y la creación, donde todo cambia pero permanece alrededor de un mismo eje, Dios; el tiempo de Dios se caracteriza por un Moed y un Eth: el primero, Moed, se refiere a lo eterno y cíclico, un tiempo inmedible en el espacio y fuera de la atmósfera terrestre; y el tiempo Eth, que está en el mover preciso, exacto y oportuno de Dios, relacionado directamente con el acontecer humano, lo que sucede en la tierra y en el medio ambiente terrestre, por voluntad divina, allí Dios interviene sobre los hechos de los hombres dentro de un tiempo señalado según el cumplimiento de sus planes, propósitos y profecías, rumbo a la restauración de todas las cosas, el reordenamiento y diseño original en el establecimiento del reino de Dios y su justicia...Porque Dios es el Juez justo que condena la maldad en todo tiempo. Y si el hombre no se vuelve a Dios, Dios afila su espada, y ya tiene tenso su arco... Salmos 7.
Tenemos el tiempo convencional cronológico, terrenal y temporal de los hombres que habitamos debajo del sol; pero el SEÑOR domina en toda la tierra, y su gloria se extiende más allá del cielo, sin embargo, Dios recuerda su soberanía a cada persona en un tiempo oportuno para cada cual, ocupándose de todos los asuntos de los hombres, ya sea para juzgar y reprender, o para galardonar y bendecir. El SEÑOR no se tarda en cumplir su palabra según algunos la tienen por tardanza, sino que Él es paciente para con todos, no queriendo que nadie perezca y que todos procedan al arrepentimiento. 2 Pedro 3:9.
El estudio y la comprensión del tiempo bíblico es un misterio amplio y complejo a la mente
humana, pero entendible en el Espíritu de la palabra que procede del Dios Olam,
el Eterno y omnipresente SEÑOR del universo, que señala y designa en el presente, los tiempos
ocultos en el pasado, revelándose en el ahora y el presente de cada generación, a los dispuestos y atentos a su Creador; el tiempo de Dios entre los hombres, son los moveres del Espíritu en las edades, eras y linajes de la vida humana,
donde Dios obra sobre los hombres, la tierra y el espacio según el comportamiento humano para con Dios; entonces Él alarga o reduce los años de vida como sucedía con los
patriarcas que duraban muchos años o siglos como Matusalen que duro 969 años, casi un milenio, Génesis 5:21-26, pero que para hoy, y debido a la maldad de la gente, solo se vive hasta los 70 o los 80 años, Salmos 90:10. En el
momento preciso Dios todo lo hizo hermoso; puso en la mente humana la idea de
lo infinito, aun cuando el hombre no alcanza a comprender en toda amplitud lo que
Dios ha hecho y lo que hará. Eclesiastés 3:11,
El tiempo en arameo es Zeman, tiempo cíclico del espacio infinito y la inmedible eternidad, donde no trascurre ningún momento, porque no es un tiempo concreto, es un transcurrir que no tiene límite, y que en hebreo es el tiempo Moed del ahora y eterno presente del Dios eterno, Emanuel, Dios con nosotros, Mateo 1:23 quien es omnipresente entre los humanos en el presente del devenir de la vida sobre la tierra, conduciendo su creación a los objetivos determinados de lo que fue y lo que será. Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó. Eclesiastés 3:15; el tiempo de Dios es como un río que corre y fluye produciendo continuamente agua nueva, y donde Dios interviene para determinar su cause. Ezequiel 47.
La otra parte del tiempo de Dios, es el tiempo Eth que está en el cumplimiento profético de su palabra para que el pueblo de los santos, la nación de YHWH, tenga la oportunidad de discernir, conocer y recibir revelación de lo alto, con instrucciones y dirección precisa para un propósito y un accionar en el momento fijado, tiempo durante el cual Dios hace cada cosa; como el tiempo en que Dios hace referencia al Mesías en su primera y segunda venida, y acerca del fin, repercutiendo significativamente en nuestro estilo de vida, preparando generaciones para el econtecer venidero, esas etapas de los moveres de Dios, a causa de las acciones de los hombres, todo ello, para recordarnos que existe otra forma de vida que es más importante que lo temporal en la tierra: la eternidad, para que no nos aferremos a lo temporal de este mundo. Entonces el rey Asuero dijo a los sabios que conocían los tiempos, algo que era costumbre del rey, consultar a todos los que conocían la ley y el derecho. Ester 1:13.
El tiempo Moed va de la mano con el tiempo Eth, en un momento fijado, exacto y señalado por el Creador para su gloria, su accionar, sus bendiciones y sentencias de juicio, ya sea en ciclos de días o años como por ejemplo, el tiempo de las celebraciones y festividades del SEÑOR, en el pesaj o pascua, el jubileo, las trompetas y los tabernáculos, que junto con estas celebraciones y según el calendario hebreo, se cumplen tiempos proféticos sobre la tierra y las naciones, llegando a ser tiempos justos y precisos de eventos y acontecimientos que cambian a la gente y el mundo, y que vemos a través de la historia humana, situaciones que ya ocurrieron, pero que el pueblo rememora y se vuelven a vivir en el presente, no como un simple recuerdo o recordatorio de una festividad, sino como un verdadero retorno a lo que Dios ya hizo en el comienzo con su pueblo, pero lo continua haciendo por generaciones hasta que se cumpla el tiempo profetizado para hacer volver en sí a mucha gente. Y les daré un corazón para que me conozcan, porque YO SOY el SEÑOR; y ellos serán mi pueblo y YO seré su Dios, pues se volverán a Mí de todo su corazón. Jeremías 24:7, Isaías 31:6.
Dios obra dentro de procesos en desarrollo, es decir, su palabra y sus hechos permanecen de generación en generación porque los actores y tiempos terrenales cambian; es por eso que en el tiempo convencional del mundo debajo del sol, no hay nada nuevo. Eclesiastés 1:8-9; esta clase de tiempo lo describe Daniel cuando dice: tiempo, tiempos, la mitad de un tiempo y hasta el tiempo de los tiempos, señalando meses y años exactos para la intervención correctiva y disciplinaria del Padre sobre sus criaturas, como lo será la gran tribulación en los sucesos finales y a la mitad y final de los tiempos: tres años y medio, lo cual para nosotros es tiempo en misterio de semanas, años y siglos. Daniel 12:7 y Apocalipsis 12:14.
El tiempo convencional de la tierra, y cronológico del hombre, en hebreo es tiempo Majzoriut según su periodicidad en la historia, siglos y milenios de las generaciones, y tiempo Hitkadmut según su progreso lineal medible en el reloj, con años, meses, semanas, horas, minutos y segundos, es como una alcabala y tributo que pagamos los humanos con aceleres y afán debido a la percepción humana del agite de la vida en el tiempo del mundo, lo cual va unido al movimiento del universo y el peso de la gravedad sobre la tierra que tira hacia abajo como la carne de la naturaleza humana halando hacia el pecado, Romanos 5:8-11 y Gálatas 5:17.
Con la gravedad todo cae y se altera en el tiempo lineal y progresivo que es medible, tiempo que usamos para programarnos y planificar las acciones humanas en un calendario lineal de fechas que caducan, pues es un tiempo con principio y fin; en la tierra se mide el tiempo con base en su rotación y traslación, y nos vemos afectados por la gravedad y la velocidad de la luz, que son temas físicos. Romanos 6:17-19, Gálatas 4:8-11; Debes saber que, en los últimos días, vendrán tiempos difíciles. 2 Timoteo 3:1, Pero el que comenzó en nosotros la buena obra, Él la perfeccionará hasta el día del SEÑOR Jesucristo. Filipenses 1:6.
El tiempo medible del reloj funciona según el movimiento de la tierra y la velocidad de los cuerpos que se mueven, se afectan y caen según su peso y la intervención del hombre sobre los fenómenos, por eso vivimos en un tiempo que cambia constabtemente, es un tiempo convencional y cronológico que se toma como una magnitud
física y nos permite conocer y separar la duración de los sucesos, señalando un
pasado, un presente y un futuro para la humanidad, y que luego se analiza y se compara en los eventos de la historia de las naciones y la tierra; en este tiempo hay tinieblas, estancamiento, atraso y deterioro, por eso muchos se quedan dormidos e inermes, pero en el tiempo de Dios hay plenitud y paz
porque nos movemos en Cristo que es la Luz del mundo, así Él nos alumbra y discernimos, para mantenernos activos
y despiertos. Voy a estar con ustedes un poco más de tiempo, afirmó el
SEÑOR Jesús, y luego volveré al que me envió. Juan 7:33. Y decía: se ha cumplido el tiempo, el reino de Dios está
cerca. ¡Arrepiéntanse y crean en las buenas nuevas. Marcos 1:15.
El tiempo de la eternidad en el infinito de Dios es totalmente opuesto al
tiempo convencional humano que es finito y contable, con un momento de
partida y otro de finalización en los eventos; el SEÑOR, dueño del tiempo, nos creó en el pasado, nos
perdona, nos forma y afirma en el presente, para proyectarnos a su futuro
glorioso y eterno en Él y con Él. Porque el SEÑOR nos espera para tener compasión; Él está
ansioso por mostrarnos su amor, porque el SEÑOR es el Dios de justicia.
¡Dichosos todos los que esperan en Él! Isaías 30:18. Miren,
pues, con diligencia cómo andan, no como necios sino como sabios, aprovechando
bien el tiempo porque los días son malos. Efesios 5:15-16.
Fuimos creados en la tierra no para ser esclavos del tiempo, sino para
estar ligados a la eternidad de Dios en el disfrute de su plenitud y diseño original de pureza comunión y unidad con el, Padre donde no nos falta nada, pues en Cristo estamos completos. Colosenses
2:9-10; pero la iniquidad del hombre lo ha desconectado de su
Hacedor y de su tiempo eterno perfecto, poniéndonos bajo la tiranía del tiempo terrenal, donde el ser humano comienza su proceso de retroceso y deterioro a causa del pecado, para al final morir a este mundo de temporalidad terrenal, con relación al cuerpo
físico, pero eternos en el espíritu-alma al partir de la tierra, y yendo cada uno al lugar que le corresponda según su obediencia y dependencia a Dios en Cristo y el cumplimiento de su
propósito y misión en la vida; está es la razón por la cual nuestro SEÑOR vino para ser la Luz del
mundo que nos alumbra hacia el camino de lo eterno, rumbo a la salvación, porque Él vino a restaurar lo que se descompuso en el trayecto y recuperar el diseño original, conectándonos otra vez con el tiempo
de Dios cuando somos lavados en su sangre, aún estando en la tierra, porque es aquí donde nos proyectamos para la eternidad. Ahora somos
luz para el mundo, y luminares en la tierra, para darnos a conocer, no para
escondernos, sino para ser irreprensibles y sencillos hijos de Dios. Mateo 5:14-16 y Filipenses
2.15-16.
Con la perdida de la inocencia y la pureza, el ser humano salió de la luz y del tiempo de Dios, quedando sujetos a la oscuridad que hay en el mundo y con un final terrenal, por eso el Hijo de Dios descendió desde la eternidad para introducirnos de nuevo en la luz admirable en la plenitud del Padre; ahora estamos muy cerca de completar este proceso, porque Jesús hará el mayor rescate a sus santos, y luego volverá como el Sol de Justicia a gobernar la tierra con ellos, por mil años; ahora se aceleran los tiempos sobre la tierra desde la eternidad a la velocidad de la luz, con el fin de restaurar la santidad de su nación, y al mismo tiempo sentenciar al mundo que percibirá y vivirá tremendos eventos sobre la humanidad y el planeta. Levantando la maldición de la tierra; porque el continuo anhelo de la creación es esperar la manifestación de los hijos de Dios. Romanos 8:20.
Y como el tiempo de Dios es diferente al nuestro, y no tenemos fecha exacta en que el Amado hará su rescate, tenemos que prepararnos y vivir como nación santa en la pureza del cuerpo de Cristo; estamos viviendo tiempos finales y temporales hacia la eternidad divina, si es que hemos sido redimidos en Cristo por su sangre, si hemos sido sellados con su Espíritu como propiedad de Dios, si vivimos en el Espíritu, llenándo las vasijas de nuestra vida con la gloria del Padre, sentados en lugares celestiales, disfrutando el reposo de Abba en Cristo. Hebreos 4:1-13, porque aunque estamos en la tierra, tenemos que movemos desde los lugares celestiales en Cristo a donde pertenecemos, porque vivimos en el Espíritu no en la carne; es por eso que el SEÑOR dice: No se afanen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán...Mateo 6:34; y Pablo inspirado por el Espíritu Santo enseña: Vivan en el Espíritu y no sigan los deseos de la carne…Gálatas 5:16-26.
Sin Cristo, en el tiempo cronológico, la gente vive sin Dios, con preocupaciones, afanes y carreras que producen ansiedad, miedos, enfermedad y agotamiento permanente pecando continuamente y sin salvación, pero cuando somos guiados por el Espíritu estamos en la luz de la vida, no bajo la ley del pecado ni del tiempo terrenal, ni la caída del cuerpo que perece; aquí está un gran misterio y una gran razón por la cual somos diferentes al común del mundo, habiendo sido separados en Cristo para Dios, donde Él es la Cabeza y nosotros sus miembros de justicia, vamos por el camino de lo eterno, porque es Cristo quien nos dirige, gobierna y afirma donde debemos estar hasta que Él nos arrebate de esta generación...Él SEÑOR, delante de quien has andado, enviará su ángel contigo para dar éxito a tu viaje...Génesis 24:40.
Entonces nada
nos debe sorprender, nadie nos puede atemorizar, ni los eventos del mundo nos deben intimidar, porque
vivir y movernos en Cristo es vivir lo eterno desde la tierra, rumbo a la mansión celestial para que al final reinemos con Cristo en el tiempo donde no hay esclavitud, ni
influencia de lo terrenal ni carnal. Ahora vivimos en la dimensión de la fe y eso es espiritualidad en la plenitud de lo eterno, libres, seguros, arraigados y sin incertidumbres a causa de las circunstancias terrenales
que nos rodean, en Cristo estamos conectados al amor eterno del Padre, el poder inmedible del nombre del Hijo y la gloria salvadora infinita en la luz de su Espíritu…Juan 3:16.
Tenemos vida en el tiempo eterno de Dios, aunque peregrinamos en la tierra con el tiempo humano, porque Jesucristo abrió la puerta y franqueó el abismo de separación con su cruz, vamos hacia lo eterno, con el poder de su resurrección y su ascensión, vamos de regreso a la morada infinita de su gloria, porque al caminar con Cristo, aquí en tierra, disfrutamos de su shalom y su reposo, bajo su divino gobierno y manifestación plena de su Espíritu inmutable e inconmovible que nos habita y aconseja a nuestro favor, al hacernos su templo y su altar. Romanos 12:1-2; Levítico 6:12 y 1 Tesalonicenses 5:19-22 .
En Jesucristo está nuestro gozo, nuestra esperanza y nuestra plenitud; el Padre ya nos ha
suplido y ha hecho todo en el Hijo, si entendemos esto no puede haber sombra de duda ni
inseguridad en nuestro corazón, sino alegría y fe sólida para ir Con pasos Firmes en Dios, acercándonos al
gran día donde el Sol de Justicia nos alumbrará eternamente. Ya no será
el sol tu luz durante el día ni con su resplandor te alumbrará la luna, porque
el SEÑOR será tu luz eterna; tu Dios será tu gloria. Tu sol no volverá a
ponerse ni a menguar la luna; será el SEÑOR tu luz eterna y llegarán a su fin
tus días de duelo. Todo tu pueblo será justo y poseerá la tierra para
siempre…Isaías 60:19-22.
Todo esto nos hace responsables de conocer a Cristo de cerca y cara a cara para discernir en la palabra sus tiempos perfectos que afectan el nuestro en la tierra, y lo más glorioso es que en ese tiempo eterno de Dios, Cristo penetra nuestro ser integral para salvar, sanar y liberar con su Espíritu lo que sucedió en nuestro pasado; Él va al momento en que fuimos heridos y rechazados, nos salva el alma, nos libera el espíritu y nos sana el cuerpo; ahí entramos en la dimensión de la fe que nos hace andar Con Pasos Firmes en Dios, el camino de la verdad y la vida; toda bendición celestial en Cristo según su palabra eterna está a nuestra disposición, Él Ya lo hizo todo, ya nos salvó, ya nos sanó, ya nos dio libertad, ahora cuidamos todo eso con esmero. Todo está hecho, todo está consumado. Juan 19:30.
Nos corresponde entonces, creer, vivir y pararnos firmes en esa dimensión
del eterno presente de Dios, donde Él juró por su nombre y profetizó, pero no prometió, sino que estableció, decretó y demandó su palabra, princioios, fundamentos e instrucciones para que dependiendo de nuestra fe y obediencia, sus bendiciones nos alcancen en el tiempo perfecto, por eso las vemos como promesas para un futuro, pero en Cristo ya todo está hecho; El Padre profetizó en el AT y el Hijó lo cumplió en sí mismo, ya lo
tenemos todo en Cristo, en Él ya ha sido cumplida toda la palabra profética del
AT, el SEÑOR la hizo realidad en el NT, por eso vivimos el nuevo pacto donde debemos
proclamar las buenas nuevas de salvación. En cuanto a Dios, su camino es perfecto; digna de
confianza es la palabra del SEÑOR; Él es escudo a todos los que a Él se acogen.
Salmos 18:30.
Nuestra mente debe renovarse, Pablo lo enseñó, y lo dice la palabra, pues el pecado dejó nuestro
cuerpo preso en el tiempo que perece, el tiempo con fin, el tiempo convencional del hombre donde
las cosas vencen y cambian cada momento, pero en el Espíritu de la palabra hecha carne, somos libres y
nuestro ser espiritual permanece; en este tiempo terrenal hay vencimiento y
expiración que causa inutilidad e improductividad, pero en el tiempo eterno y
cíclico de Dios nos renovamos como águilas, estamos vigorosos y verdes aun con
muchos años encima, porque Cristo y su Espíritu nos rejuvenecen interior y
espiritualmente para servir al Padre celestial aún en la vejez, como lo expresó Josué en 14:10-11: A los 85 años era igual de fuerte como a los 45
cuando Moisés lo mandó a explorar la tierra; Tenemos fuerzas como las del
búfalo para ver la derrota de los enemigos; y seguimos dando fruto como si fuéramos
árboles jóvenes, porque interiormente nos renovamos como las águilas. Isaías
40:31.
Estamos entrando al final de los tiempos terrenales para entrar al tiempo
eterno del Padre, estamos en la preparación para la plenitud total al retorno del
diseño original, y muchos aún no se dan cuenta ni quieren despertar para salir
del tiempo lineal del mundo babilónico greco-romano y globalista anticristo, donde todo caducará y llegará a su fin;
ahora encontramos más sentido a las palabras del SEÑOR cuando dijo que seamos como niños
para entrar a su reino y vivir en su cultura de santidad; los niños viven en un
eterno presente por eso disfrutan cada momento con alegría, pureza, muchas risas y sin inquietarse por el
mañana, a ellos no les importa qué pasó ayer ni que sucederá mañana, en su
inocencia viven conectados al presente de su padre, libres de toda carga; así que salgan de Babilonia
advierte el SEÑOR, liberense del mundo donde caducan los hombres, porque si andamos en su Espíritu, aunque lleguemos a
envejecer exteriormente, y el mundo nos imponga deterioro y vencimiento, nos iremos renovando en el hombre interior y no desmayamos, proseguimos a la meta, al premio
del supremo llamamiento en Cristo, Filipenses 3:14, 2 Corintios 4:14. Estaremos en la
nueva Jerusalén, que no necesitará de sol ni luna que alumbren, porque la
alumbra el resplandor de Dios y su lámpara es el Cordero. Las naciones
caminarán en su luz…Apocalipsis 21:23-25.
Gracias sean dadas a Dios, que aunque vivimos en un cuerpo temporal,
natural y corruptible, en el sacrificio de Cristo y su resurrección vivimos en
lo eterno, por eso Dios nos selló con su Espíritu y nos ha hecho herederos de su reino,
para que también tengamos el poder de ser jueces con Cristo gobernando con Él; aunque
nuestro cuerpo físico con sus cinco sentidos vive lo natural del mundo que nos
rodea, no obstante, nuestro ser espiritual pertenece a la dimensión del tiempo perfecto
y oportuno del Padre, y como tal hacemos la diferencia en el mundo, testificando
el reino de Dios y su justicia y viviendo la cultura del reino, remontados a la
eternidad desde la tierra, para que cuando lo material sea deshecho por el
tiempo que caduca, nos vistamos del hombre espiritual con cuerpo nuevo, eternamente
y para siempre. Así seremos hallados vestidos y no desnudos…para que lo
mortal sea absorbido por la vida…2 Corintios 5:3-8.
En la dimensión de lo eterno todo es posible, recuerdo cuando falleció mi
padre a causa de un accidente de tránsito, yo estuve llorando por un poco más
de un mes, pensando dónde estaría su alma; entonces una noche oré con todo mi
ser y le rogué al SEÑOR que me mostrará dónde estaba mi padre; esa noche soñé y
lo vi en un campo abierto muy grande donde se construían casas hermosas, de
allí salió mi padre y vino a nosotros, mi madre y mis hermanos que habíamos ido
a visitarlo, yo salí corriendo hacia mi padre y me colgué de su cuello para
besarlo, palpé su nuca donde se le incrustó una roca a ser atropellado, pero no
había nada, estaba perfecto, y su aspecto no era el del hombre canoso de 60
años que había fallecido, era el de un hombre joven de cabello negro, como era
mi padre a los 30 años; así Dios me mostró el cuerpo humano en el tiempo eterno
de Dios. Así será nuestra resurrección eterna en Cristo: Se
siembra corrupción, resucitará en incorrupción; Se siembra en deshonra,
resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra
cuerpo corruptible, pero resucitará cuerpo espiritual…1 Corintios 15:42-44.
Nuestra vida espiritual exige vivir la palabra que permanece para siempre, lo cual implica renovar nuestra mente cada día de acuerdo a la mente de Cristo, 1 Corintios 2:16, Gálatas 2:20 y Filipenses 2:1-16, para que todo nuestro ser esté sujeto a la plenitud del tiempo perfecto de Dios en Cristo, con el fin de revocar y desarraigar toda estructura del mundo que nos impuso cautividad, no peligrando después de la muerte, en el tiempo y camino sin retorno que es la eterna condenación, Job 16:22; es urgente, ahora que hay tiempo, volver a Dios para ser restaurados y andar en su justicia guardando esta salvación tan grande, Hebreos 2:1-4. Vuelve ahora en amistad con el SEÑOR, y tendrás paz, y por ello te vendrá el bien…Si te vuelves al Todopoderosos serás restaurado; alejarás de tu casa la aflicción…orarás a Él y Dios te oirá…Job 22:21-27.
Tenemos que vivir de acuerdo a lo que Dios establece en su reino eterno,
vivir en el Espíritu es el principio para ver la justicia de Dios hecha carne a
nuestro favor, porque en Él se anula toda sentencia que se nos dio en el tiempo
lineal de la tierra, para retornar a lo eterno, oportuno y perfecto del SEÑOR,
preparándonos para tiempos finales en la segunda venida de Cristo por la
unción de su Espíritu como lámparas llenas de su aceite; así en Cristo y bajo el poder de su Santo Espíritu no
caducamos, estamos vigentes y vivos para Dios. Romanos 6:10-11. Porque las cosas
invisibles de Dios, su eterno poder y su divinidad, se ven claramente desde la
creación, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de manera que no hay
excusa. Romanos 1:20.
Para esta hora hemos llegado, y nos preparamos para entrar en la dimensión del tiempo cíclico, sin principio ni final de Dios, veremos la realidad del Eterno, donde toda desilusión y frustración que nos dejó el tiempo convencional se romperá; obtendremos siete veces más, lo que nuestro Padre ha establecido para sus hijos y en el tiempo señalado, 1 Corintios 15:58; daremos fruto en abundancia y a su tiempo, como los Kadoshim del reino, santos y consagrados al Padre celestial en el amor del Hijo y el poder del Espíritu. Bendeciré al SEÑOR en todo tiempo, mis labios siempre te alabarán. Salmos 34:1. Y recibiremos bendición en el tiempo oportuno. Ezequiel 24:36;
En las manos de Dios somos árboles de su plantío, árboles que tienen partes jóvenes, retoños flexibles y modificables, también partes viejas, relativamente muertas, duras, y a la vez estables, don el Jardinero divino da forma y constituye cada árbol; pero en el transcurrir del crecimiento y madurez de ese árbol, se le van agregando más y más ramas y partes que le irán dando estabilidad, fuerza y firmeza con el tiempo. Ahora me espera la corona de justicia que el SEÑOR, justo Juez, me dará en aquel día. Y no solamente a mi, sino también a todos los que esperan su venida. 2 Timoteo 4:8.
Te
encarezco delante de Dios y del SEÑOR Jesucristo que juzgará a los vivos y a
los muertos en la manifestación de su reino, que proclames la palabra; que
instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda
paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina…2
Timoteo 3:1-3.
Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y
verdadero y servidora de su reino eterno.
Tremendo mensaje muy cierto! Gracias por compartir mi hermanita Miriam Elizabeth
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