TE QUIERO VER CARA A CARA MI SEÑOR
SEMBRAR EN EL LUGAR SECRETO
A LA
LUZ DE SU ROSTRO
No se engañen...cada uno
cosecha lo que siembra. El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa,
de su maldad cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, en
Dios cosechará vida eterna...Gálatas 6:7-9..
Paloma mía, que te escondes en las rocas, entre altos y escabrosos
escondites, déjame ver tu rostro, déjame escuchar tu voz. ¡Es tan agradable el
verte! ¡Es tan dulce el escucharte! Cantares 2:14.
Me buscarán y me
encontrarán, porque me buscarán de todo su corazón, Jeremías 29:13.
Es posible que para muchos cristianos su mayor lucha sea buscar la
presencia de Dios en la intimidad, y por eso se desaniman diciéndose ellos
mismos que no saben orar y que no pueden hablar con Él Amado, por lo tanto, les
resulta más fácil ocuparse en otras cosas imaginando que al otro día tendrá
mejores resultados, pero hay un continuo llamado de amor que nos dice: Refúgiense en el Señor y en su fuerza,
busquen siempre su presencia, 1 Crónicas 16:11.
Tristemente algunos se
han dejado vencer sintiéndose impotentes y han abandonado su comunión con el más hermoso de los amores;
pero yo les digo que es imperativamente necesario rescatar nuestra relación personal con el Único que nos conoce y
comprende mejor que nosotros mismos, Pero las palabras de Asa siguen exhortando: El Señor está con ustedes, si ustedes
están con Él. Si lo buscan, lo encontrarán, pero si lo abandonan, Él también
los abandonará, 2 Crónicas 15:2b.
Puedo decirles por experiencia amados santos del Eterno, no
desistan de buscar el rostro y la presencia del Magnifico Santo, porque percibirlo
a Él, sentirlo, oírlo, verlo y escuchar su voz, no se compara con nada ni se
compra con toda la riqueza del mundo. Jesús me ha marcado con su amor y el
poder de su gloriosa presencia; la luz extraordinaria del Espíritu Santo, la
Paloma mía, Deléitate
en el Señor…Salmos 34. Muchas veces he buscado al Rey, solamente para adorarlo y amarlo
intensamente, para recrearme en su presencia y decirle cuanto lo adoro.
Nunca podré olvidar el momento en que bautizó con su fuego santo y
la manifestación en lenguas; la grandeza del Dulce Salvador con sus faldas
cubriendo el templo, su presencia frente a mi llenándome del Aliento de vida y
limpiándome desde mis entrañas en una clausura de un seminario de liberación; todo
esto me hace caer de rodillas vencida de amor ante la hermosura de su santidad y
lo extraordinario de su grandeza, solo para decirle, Te amo Dios mío y Señor
mío…Yo vi al Señor sentado en un
trono muy alto; y sus faldas llenaban el templo, Isaías 6:1b.
Así como te reclinas para poder contarle todo lo que sientes,
expresarle tus enojos y lo que te parece injusto, llorar de dolor por la maldad
del mundo y las almas perdidas, expresarle tu dolor y tu alegría, son momentos
incomparables e irrepetibles que debemos cultivar. Buscar al Señor es sembrar
para el Espíritu y hacer tesoros en el reino, porque
ocuparse del Espíritu es vida y paz, pero ocuparse de la carne es muerte,
Romanos 8:6b.
Todo aquel que toma tiempo para rendirse ante su presencia y
buscar la luz de su rostro, definitivamente tendrá vida abundante y poder en el
Espíritu, pero el que dedica tiempo solo para sí mismo, olvidándose de dónde
fue sacado y quien lo ha salvado, tendrá necesidad y vacío en su alma, Oh Dios, Tú eres mi Señor; yo te busco
intensamente, mi alma tiene sed de Ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca,
extenuada y sedienta, Salmos 63:1.
Cuando conocemos de cerca al Rey Amado, siempre vamos a querer más
de su presencia, más de su gracia y más de su amor. Nuestra búsqueda de Dios no
puede parar porque Él nos espera cada día para deleitarnos juntos en un diálogo
dulce, poderoso y tierno cargado de sabiduría y gozo. Jesús es el Amigo que
nunca falla; no te desanimes aunque hayas fallado otras veces, persiste en
buscar al Amado, tú puedes entrar al Altar y deleitarte en Él, recuerda sus
palabras: Pidan, y se les dará;
busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá, Mateo 7:7.
Si le has fallado, no temas, arrepiéntete y límpiate, vuelve a Él y
no pierdas su presencia, Él dice: Vengan ahora, vamos a resolver el
asunto. Aunque tus pecados sean negros como la escarlata, YO los haré tan
blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, YO los haré tan
blancos como la lana, Isaías 1:18.
Pasar tiempo buscando el rostro del Deseado de las naciones nos
santifica, estar en su presencia es llenarnos de la esencia de su santidad para
vencer nuestra carne y el mundo; Él se levantará como León y rugirá cuando
alguien quiera hacerme daño, me defenderá como un gran escudo cubriéndome con
su sombre protectora, lo sé, lo he vivido, Recurran al Señor, y a su poder; recurran al Señor en todo tiempo,
Salmos 105:4. Porque el
Ángel de YHWH acampa alrededor de los que lo honran y los defiende, Salmos 34:7.
La palabra de Dios es muy rica, cuando habla de cosechar no solo
se refiere a la agricultura y las finanzas, también se refiere al tiempo que
pasamos con nuestro Hacedor. Es necesario cultivar tiempo de calidad a los pies
de Jesús, eso es sembrar para el reino, será cosecha espiritual que producirá
grandes frutos en nuestro caminar cristiano; no solo nos transforma y enamora
directamente a nosotros, sino que todo a nuestro alrededor será afectado de
manera maravillosa porque somos portadores de su presencia, Dispongan
ahora su corazón y su alma para buscar al Señor, nuestro Dios; levántense,
pues, y edifiquen el santuario del Señor Dios, 1 Crónicas 22:19a.
Las mejores experiencias que nos permiten crecer y madurar
integralmente, están en conocer al Señor en el lugar secreto; nuestra mayor
riqueza está en el tiempo que pasamos con Él, en espíritu y verdad. Los momentos
junto al Rey nunca son iguales, cada uno es una deliciosa aventura de
maravillosas experiencias e incomparable paz, hay liberación, revelación,
profecía y fruto del Espíritu, es un tiempo poderoso del cual veremos la
cosecha a su tiempo; El reino de los cielos es semejante a un
hombre que sembró buena semilla en su campo, Mateo 13:24. Porque busqué
al Señor y Él me respondió, liberándome de todos mis temores, Salmos 34:4.
En su presencia, nos hacemos valientes y aguerridos soldados contra todo mal,
pues Él nos elimina la cobardía que es pecado, 2 Timoteo
1:7.
El reino de Dios no funciona como la cultura del mundo que espera
resultados inmediatos demandando producción; la mejor inversión en nuestra vida
es el tiempo que contemplamos su rostro y oímos su dulce voz, Es Dios
quien nos ha hecho para este fin y nos ha dado su Espíritu como garantía de sus
promesas, 2 Corintios 5:5. El Espíritu es la paloma amada que nos remonta a las alturas y
nos pone a cubierto bajo la Roca; Él nos recuerda, nos anima y nos lleva ante
su presencia continuamente para revelarnos al Padre y al Hijo, 1 Juan 5:7.
El crecimiento de nuestra vida espiritual es como una planta de
jardín, se siembra, se cuida, se abona, se le quita la mala hierba, se rocía y
se espera con paciencia que florezca; de igual manera es el resultado de
nuestro tiempo en la intimidad del lugar secreto, Dios nunca está de prisa ni
hace las cosas a la ligera, pero nos da su bendición en el tiempo perfecto. La
genuina cosecha espiritual que sembremos en nuestra vida mientras estamos en su
presencia no es instantánea, pero cosecharemos si no desmayamos, Dichosos los que guardan sus estatutos y de
todo corazón lo buscan, Salmos 119:2. El que trabaja su tierra
tiene abundancia de pan; pero el imprudente se ocupa en cosas sin provecho,
Proverbios 12:11.
Cada semilla de tiempo que sembramos en la presencia de Dios es
una realidad eterna, vivir contemplando su rostro es nuestra mayor inversión para
abonar bien el terreno de nuestra alma para vida eterna, No hagan
tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones
minan y hurtan; mejor hagan tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín
corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté su tesoro,
allí también estará su corazón, Lucas 12:32-34.
El tiempo con Dios produce fe firme y sólida para los momentos más
difíciles, las semillas que se planten en nuestro corazón, serán puestas por la
mano del Sembrador, su palabra se irá enraizando en nuestro ser, germinará y
brotará con raíces profundas, extendiendo sus ramas produciendo fruto abundante
para el momento preciso. La abundancia del fruto, está en sembrar nuestra vida
en Él, en el lugar secreto. Sembrar en la presencia de Dios nos hace adoradores
permanentes, y Él busca adoradores todo el tiempo, Juan 4:23.
Me darás a conocer la
senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra
para siempre, Salmos 16:11. Acuérdense de esto: El que siembra poco, poco
cosechará; el que siembra mucho, mucho cosechará, 2 Corintios 9:6.
Mg.
MEHC, sierva del Dios vivo, real y verdadero.
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