EDUCAR HIJOS, UN DON QUE SE LOGRA CON LA AYUDA DE DIOS
Dale educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la olvidará. Proverbios 22:6.
Los hijos que nos nacen son una rica herencia de Dios, los hijos que nos nacen cuando somos jóvenes, son como flechas en manos de guerrero; ¡Dichoso el hombre que tiene muchas flechas como esas! No será avergonzado por sus enemigos cuando se defienda de ellos ante los jueces. Salmos 127:3-5.
Según Dios nuestros hijos son una herencia, recompensa y bendición del cielo y nos llegan por voluntad divina como regalo y corona para nuestra vida y Él no se equivoca al darnos los hijos, y Dios quiere que los justos tengan hijos y los eduquen para construir la siguiente generación que debe conocer a Dios para vivir sus principios y valores, por eso son herencia. Por eso el hijo sabio acepta la corrección del padre, y es gozo para su corazón. Proverbios 13:1.
Los hijos son fruto de nuestro vientre puestos en nuestras manos como flechas en manos de valiente, Dios llama a los padres responsables, justos y temerosos de Dios, valientes; por eso debemos disfrutarla tenerlos, educarlos y compartir con ellos; ser valientes significa que los padres somos responsables de la crianza, educación y formación de los hijos que tienen un objetivo para Dios; los padres los guiamos para alcanzar ese propósito, pues ser buenos padres se requiere valentía, tener hijos educados y bien formados como Dios enseña, no es para cobardes; necesitamos la intervención y ayuda de Dios, mientras nosotros invertimos tiempo para que sean moral, integral y espiritualmente correctos. Cuando un hijo alcanza la sabiduría, no hay nadie más feliz que sus padres; ellos sentirán una profunda satisfacción de escucharlo hablar como es debido. Proverbios 23:15-16.
Un hijo educado y formado como Dios lo dice en la Biblia, será como un escudo que defiende a los padres de los enemigos, son como flechas que cargamos en la aljaba de nuestra familia, pero cuando crecen vuelan y toman el rumbo de su propia vida, pero llevarán en su alma y en su corazón la riqueza espiritual, moral y personal que los padres formaron dentro de ellos al inculcarles el temor y amor a Dios. . El padre de un hijo bueno y sabio, tiene razón para estar feliz y orgulloso; El hijo bien educado, hará que sus padres, se sientan felices y realizados como padres. Proverbios 23:24-25.
Es en casa donde se aprende a orar, adorar y alabar a Dios en familia, virtudes establecidas por Dios dentro de la familia, lo cual viene a ser una herencia de vida; padres valientes que con la aljaba colgada al hombre lleva muchas flechas, porque están preparados como soldados para la batalla, esto significa que los padres son protección y seguridad para los hijos. Si alguno prevalece contra uno, dos le resisten, porque cordón de tres dobleces no se rompe fácil. Y mejor es el muchacho pobre, pero sabio, que un rey viejo y necio que no admite consejo. Eclesiastés 4:12-13.
Tener hijos cuando somos jóvenes es una bendición porque ellos crecerán a tiempo, para apoyar a los padres en su vejez, así serán saetas en mano de valiente, pues crecieron seguros en el seno de su hogar, y tanto padres como hijos unidos son un escudo protector donde todos llevan la presencia de Dios, así nadie se aprovecha de los niños en su niñez, ni de los padres en su vejez; los padres envejecen pero al final están rodeados de hijos saludables, vigorosos y saludables de manera integral, y entre más grande sea una familia, menos vulnerable será ante los enemigos. Mejor son dos que uno, porque tienen mayor paga por su trabajo. Porque si cae uno, el otro levantara a su compañero, pero, ¡ay del que está solo!, porque cuando caiga no habrá otro que lo levante. También si dos duermen juntos, se calentarán mutuamente, pero ¿cómo se calentará el que está solo? Eclesiastés 4:9
Una familia unida en amor y respeto, es fuerte para conservarse, y si los padres tienen a Dios, Él les dará los recursos, la sabiduría, la salud y la fuerzas para criar los hijos y enseñarlos a amar y respetar al SEÑOR, enseñar los caminos de Dios es la tarea de los padres. Dale educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la olvidará. Proverbios 22:6.
Nunca estamos listos ni tenemos la suficiente experiencia para ser padres, pero si somos creyentes que seguimos y vivimos la palabra de Dios, Él nos sostendrá y enseñara en el camino y muchas parejas de matrimonios deben sacar el miedo de ser padres o afectar negativamente a los hijos, los primeros que no pueden ayudar son nuestros propio padres, también leer, investigar y preguntarle a expertos, amigos y allegados, a gente madura y con experiencia, aunque la Biblia no es un manual para construir familia, sin embargo, ella posee muchos textos al respecto, como los Proverbios y las historias de vida del pueblo hebreo cómo educaron hijos de forma fiel y firme en Dios, y la Biblia no esconde los malos ejemplos, para los evitemos; todo en la Escritura son ejemplos. No tengo mayor gozo que este, oír que mis hijos andan en la verdad. 3 Juan 1:4.
Debemos atesorar y sostener los hijos en todo momento y en todas las edades, por eso hay que enseñarles, es decir instruirlos y mostrarles lo que deben apreciar y lo que deben rechazar, y corregirlos desde niños es decir, hacerles ver el bien y el mal, cuando cometen un error o hacen algo incorrecto deliberadamente, modelar su carácter con el ejemplo sus pequeñas y jóvenes vidas, rodeándolos de la gracia y el perdón como Dios lo hace con nosotros; amándolos a todos sin tener consentidos ni privilegiados, porque todos son hijo, tal como el SEÑOR le dijo a Moisés,. Repetirás a tus hijos estas instrucciones continuamente; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. Deuteronomio 6:7.
Hay que aprovechar cada momento en el entorno vivido para corregir y formar, y una manera de educar y formar a los hijos espiritualmente, es con el altar familiar, Orando por los hijos y con los hijos, leyendo con ellos diariamente la Palabra del SEÑOR, es una labor que requiere disciplina y organización del tiempo para explícales lo que leemos con ellos, así aprenderán a orar, apreciarán el valor e importancia de la Biblia, aprenderán a amar y temer a Dios; y mientras les enseñamos principios cristianos y fundamentos bíblicos, el valor y la unidad de la familia será más fuerte, el respeto a los demás será un lema, y todo eso lo complementamos dando buen ejemplo como padres y como personas piadosas. Padres no hagan enojar a sus hijos, sino más bien críenlos con disciplina y con el amor de Dios. Efesios 6:4.
Cuando leemos las Escrituras con los hijos, podremos practicar la conversación y el diálogo escuchándonos mutuamente y haciendo preguntas para dar respuestas claras y sencillas de acuerdo a su edad, así aprenderemos todos en casa a establecer prioridades; además de trabajar, debemos darles tiempo en cantidad y calidad, porque lo más importante y la prioridad para tus hijos eres tú padre y tú madre. Todo lo que está escrito en la Biblia es mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir, 2 Timoteo 3:16.
Los
hijos, jamás deben ser un problema para resolver sino un patrimonio para
invertir en el reino de Dios en beneficio de sí mismos y de todos; criar correctamente
a los hijos requiere darles equilibrio emocional, espiritual y mental,
despertando sus sueños para que sean exitosos, útiles en las manos de Dios y
con un estilo de vida acorde a sus principios. Que sean personas con madurez y
seriedad que aman a Dios y su familia, trabajando en pro de la vida, la verdad
y la justicia; personas de carácter y criterios firmes en lo que es bueno y
correcto según lo enseña la Biblia. Personas sujetas a la autoridad,
respetuosos, prudentes, alegres y bondadosos, con un permanente deseo de superación
para seguir avanzando cada vez más. Que mañana sean profesionales y
trabajadores responsables comprometidos con sus roles y convicciones espirituales.
Mano
padre de Sansón pregunto a Dios: ¿cómo debemos criar al niño? Y ¿Qué tendremos
que hacer con él? Jueces 13:12.
Los padres también exhortamos y aconsejamos a los hijos con paciencia, buen ánimo y en los mejores términos, pues la paciencia con los hijos es una forma de practicar la misericordia aprendiendo a escucharlos, haz, pues, que tus hijos se sientan orgullosos, felices, seguros y confidentes contigo como padre, y contigo como madre, hagan que sus hijos sean felices determinados y seguros. Pues con benignidad y misericordia se corrige el pecado, y con el temor de Dios la gente se aparta del mal. Romanos 2:4.
Que Dios nos ayude a dar lo mejor como personas de honra y como padres responsables de nuestra misión formadora de los hijos delante de Dios, porque un día daremos cuenta de nuestra encomienda.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario