FLUYENDO EN EL
ESPÍRITU-SEGUNDA PARTE
4. Debemos reconocer la voz de Dios en
nuestros pensamientos,
Y
YO descenderé, y hablaré allí contigo; Número 11:17a. Alumbrando
los ojos de nuestro entendimiento, para que sepamos cuál es la esperanza a que
Él nos ha llamado, y cuáles las riquezas de su herencia en los santos, Efesios
1:8.
Escuchar la voz de Dios le da claridad a nuestro entendimiento, cuando
recibimos la voz de Dios podremos impactar a muchos, esto es mejor que
quedarnos solamente imaginándolo.
Yo
he visto a Jesús en varias ocasiones delante de mí y junto a mí. Lo he visto en
su manto blanco, he visto sus pies usando sandalias, y se ríe todo el tiempo y
me mira con mucho amor y hablándome con mucha amabilidad, sus ojos brillan y
son hermosos; siempre me extiende la mano para que caminemos juntos, unas veces
por un camino de césped verde interminable, otras veces caminamos a la orilla
de una playa sin límites. Al principio solo veía sus pies, luego la mitad de su
cuerpo y por último lo vi completo y envuelto en su manto, con sus manos sobre
mi cabeza, luego juntos caminando y conversando, su rostro siempre sonriente;
estuvo delante de mí y se inclinó tres veces en un cristalino río para lavarme
la cara. Porque entre más profundizamos en verlo, más clara se hace su imagen.
¿Y cómo lo vemos?
Aprendemos
a ver al Señor cuando usamos la imaginación divina escrita en su palabra, si Jesús
dijo que estaría con nosotros todos días hasta el fin, así es, Mateo 28:19; si el Padre dijo que
su presencia iría conmigo y me daría descanso, así es, Éxodo 33:14. Luego le hablamos al
Espíritu Santo y le pedimos que nos revele al Padre y al Hijo, ahí fluye la
visión de Dios; podemos pedir sabiduría divina y llegamos hasta el trono de
Dios.
Me
he visto como una pequeña niña vestida de blanco delante del Anciano de días y
el Cordero Sentado en el trono, estoy feliz, grito, canto, danzo mientras doy
vueltas alrededor del trono, es una experiencia grandiosa e incomparable. Él
vive ahí, en el cielo, esa es su morada. Por eso la Biblia dice que estamos
sentados con Cristo en lugares celestiales, Efesios 2:6. Estamos en cuerpo
aquí en la tierra, pero en el espíritu estamos en el cielo, nuestra ciudadanía
es de allá. Yo lo creo.
5. Debemos fijar la mirada en Dios. Miren
a Mí y vengan todos los pueblos de la tierra para que sean salvos, Isaías 45:22. Son tiempos donde
todo lo que miramos alrededor nos asusta, y hasta nos ponemos sombríos por
tanta maldad y comportamientos totalmente inapropiados, eso nos enoja y nos
llena de temor, pero eso no es lo que quiere Dios que veamos.
Él
quiere que vivamos en el fruto del Espíritu Santo; Dios quiere que no miremos
el mundo ni las circunstancias, sino que miremos a Jesús, puestos
los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe, el cual por el gozo puesto
delante de Él, sufrió la cruz…Hebreos 12:2. Nuestra confianza se consolida
cuando lo miramos a Él y le ponemos toda nuestra atención; Él soportó la
vergüenza de la cruz para que nuestra fe cada vez sea mejor; nuestros ojos en
el entorno alejan nuestra mirada de Jesús, y Él está en medio de nosotros
deseando que vivamos el fruto y fluyamos en los dones del Espíritu Santo.
Si
fijamos la mirada en Jesús podremos verlo sentado sobre el capitolio del
gobierno, sobre la iglesia, sobre la ciudad, sobre la nación y sosteniendo la
tierra en sus manos. Recuerdo que tuve la visión del profeta, yo tenía siete
años de convertida; en una ocasión que se inauguraba una sede de la
congregación, en un sector que era zona roja por la clase de establecimientos y
la gente que los frecuentaba. Estábamos adorando y alabando al Rey y empezaron
a caer muchas piedras sobre el techo de la iglesia, seguimos adorando y orando
con mayor fuerza, entonces yo vi al Señor sentado en los cielos y desde allí
bajaba su gran manto cubriendo toda la iglesia, como una gran carpa que protegía,
luego dejaron de oírse caer las piedras, vi yo al Señor sentado
sobre un gran trono, Alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo, Isaías
6:1.
Es así que el Señor nos alienta, consuela y fortalece diciendo: YO reino y
mando sobre todo. Amén.
6. Debemos pedir visiones mientras oramos
y adoramos.
Si
permanecen en Mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan todo lo que quieran
y les será hecho, Juan 15:7. Pedir con el deseo de bendecir a alguien, de desear que
alguien sea salvo, de anhelar compartir el amor de Dios a otros, de desear
morir a nosotros mismos para que Cristo crezca en nuestro corazón, de poder
consolar al que llora, de desear ver a Jesús obrando en nuestro lugar a
través de ti y de mí, eso hace que el Espíritu fluya con libertad a través de
mí y de ti, si lo anhelas con pasión, así será.
Mis
pensamientos deben alinearse al contenido de la biblia y al poder que tienen
los nombres de Dios y de Cristo, admirable, consejero, consolador, ayudador,
libertador, salvador, Dios fuerte, varón de guerra, etc. Es así que se activa
el poder de Dios y las visiones del cielo. Es creer y confesar la palabra con
el deseo de verla hecha realidad.
7. Debemos escribir las visiones y los
pensamientos que fluyen en nuestra mente, Escribe la visión en tablas para que
corra, Habacuc 2:2.
Esto nos enseña que debemos escribir nuestras oraciones, nuestras peticiones y
tomar nota de las respuestas de Dios; pero también cuando me llegan
pensamientos que concuerdan con la palabra de Dios, debo correr a escribir para no olvidar; porque cuando cuando escuchas a Dios hablar, obedece lo que dice, podemos escribir en la dimensión
de la fe por diez o quince minutos, así es como Dios me habla y luego yo
compongo tres o cinco páginas.
Cuando
ya lo tengo escrito todo, lo reviso y lo evalúo, asegurándome que lo escrito
concuerda y es compatible con los que dicen las Escrituras. La fluidez y
claridad de ese pensamiento debe alinearse a los pensamientos de Dios escritos
en la Biblia, centrados en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Por lo tanto
los escritos no juzgan en particular a nadie, no señalan a nadie, tampoco
realzan al enemigo, sino que glorifican a Dios, edifican, consuelan y exhortan,
enseñando el camino que lleva al Padre por medio del Hijo y su palabra. Eso es
palabra rhema.
Quizá
debo considerar, enviar los escritos a una o dos personas de autoridad
espiritual que los lean y me den su apreciación en la sabiduría del Espíritu
Santo, para que finalmente sea confirmada. Aunque yo experimento certeza, convicción y
seguridad en hacer lo que Dios me habla y me muestra. Los dones se avivan y
creces si te enfocas en Dios; porque en
lo que fijes tus ojos, eso crecerá en ti, y lo que crezca en ti, eso serás tú.
Fijo los ojos en Jesús, Él crece dentro de mí, así Jesús será visto en mí.
Ese es mi mayor anhelo. Por lo tanto, teniendo a nuestro
alrededor, tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado
que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
Puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe, Hebreos 12:1-2.
Cuando nos llenamos del Espíritu de Dios, el raudal de agua viva que es nuestro Rey Jesús
fluirá con gloria, gracia y poder del Padre para traer sanidad, libertad, vida, justicia
y PAZ.
Padre,
libérame y libera a quien está leyendo, porque tenemos el corazón abierto a Ti,
imparte tu don de fe, para que yo y todos ellos nos apropiemos de esa hermosa
verdad, que dentro de nosotros corren los ríos de agua viva del Espíritu Santo.
Danos pensamientos y visiones que fluyan con el poder de tu voz. Yo recibo el
don de fe, y elijo creer que tu río fluye dentro de mí, como lo dice la Biblia.
Declaro que caminaré y viviré en ese río, y Tú, mi Amado Dios Eterno, recibirás
la gloria. En el nombre de Jesús, Amén.
Si crees en tu corazón y confiesas con tu boca que Jesús es el Señor,
serás salvo, Romanos 10:9.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y vrdadero y servidora de su reino.
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