EL SENTIDO DE LA VIDA ESTÁ EN AMAR A DIOS
Si alguno quiere venir en
pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el
que quiera salvar su vida la perderá; y todo el que pierda su vida por
causa de Mí, éste la salvará, Lucas 9:23-24.
Amarás a Jehová tu Dios,
de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas, Deuteronomio
6:5.
Para que nuestra existencia en esta tierra tenga sentido, valor y
razón de ser, se requiere AMAR A DIOS POR ENCIMA DE TODO Y DE TODOS ejecutando
una fe obediente para con el Dador de la vida. La productividad, eficacia y
eficiencia que tengamos en esta tierra, se desprende del estilo de conducta y
comportamiento que cultivamos delante de Dios, porque amar a Dios nos impulsa a todo lo bueno, cuando amamos a Dios con todo nuestro ser, lo bueno, lo recto y lo justo, viene a ser nuestra forma de vivir.
La vida que se ajusta a la voluntad, santidad y palabra del
Diseñador del universo es la que se puede disfrutar plenamente con naturalidad. Nuestra
responsabilidad y deber moral para con Dios, es glorificarlo con nuestro
testimonio. El Gran Mandamiento es el cimiento y fuente de ese amor y ese testimonio, a la vez que ese testimonio muestra la calidad y grandeza humana que pueda haber en seres creados a su imagen.
La obediencia y la fe que vivimos a diario certifican cuánto amamos a Dios haciendo de nosotros personas firmes, valientes y definidas para enfrentar los altibajos que nos presenta la vida: Los cobardes y los incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la condenación eterna, Apocalipsis 21:8.
La obediencia y la fe que vivimos a diario certifican cuánto amamos a Dios haciendo de nosotros personas firmes, valientes y definidas para enfrentar los altibajos que nos presenta la vida: Los cobardes y los incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la condenación eterna, Apocalipsis 21:8.
Porque: ¿No saben que los injustos no heredarán el
reino de Dios? No se equivoquen, porque ni los fornicarios, ni los idólatras,
ni adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los
ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los
estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto eran algunos de ustedes, pero
ya han sido lavado y santificados, ya han sido justificados en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo y con el Espíritu Santo de nuestro Dios, 1 Corintios
6:9-11.
Vivir en función de Dios para servir a su reino y a la humanidad
nos permite ser canales de honra y alabanza a Él, haciendo de Jesús nuestra prioridad y centro
de vida, lo cual hará que nuestra existencia cobre valor y razón de ser. Y si
nuestra vida es útil en las manos de Dios a favor de otros, podremos entender
que realmente somos valiosos, y comprendemos que de alguna manera somos
colaboradores los unos de otros.
1. SER SERVIDORES NOS HACE RENDIR LA VIDA AL DOBLE, ¿No
saben que los que corren en estadio, todos a la verdad corren, pero solo uno es
el que se lleva el premio? Corran de tal manera que obtengan ese premio. 1
Corintios 9:24. Tener y
cultivar el carácter obediente de un siervo que obedece instrucciones nos hace
escaladores del reino, mayordomos y servidores amorosos, que luchan legitimamente como los alpinistas
de los altos y grandes picos de nieve. Los escaladores no sólo son hombres y
mujeres fuertes, flexibles, y relevantes, también son personas de voluntad
aguerrida y férrea, con ganas, con agallas, resistentes y persistentes que no
se dan por vencidos, sino que avanzan por encima de los obstáculos hasta lograr
su objetivo, ellos han vencido la mediocridad, la negligencia y la pereza y eso es amar a Dios y a la vida.
Servir a Dios y obedecer su palabra nos impulsa siempre a hacer
algo más de lo que se nos pide, somos parte de la milla extra. Tener a Dios
como el tesoro más grande de nuestro corazón, nos hace sabios y nos da entereza
para rendir al máximo en equipo, sin individualismos para trabajar, sino en
unidad, para conciliar y armonizar en medio de las diferencias de una comunidad.
Un buen prototipo de escalador es alguien que tiene baja estatura,
baja masa corporal y gran fuerza de agarre, es un ejemplo perfecto para
llevarlo al plano espiritual; si somos pequeños de ego pero altos en humildad
para servir y obedecer a Dios, tendremos la avasallante fuerza de agarre para
avanzar sin detenernos a mirar obstáculos. Si no andamos Con Pasos
Firmes en el camino de la fe obediente, impediremos que el
propósito de Dios para nuestra vida llegue a feliz término. El que
quiera hacerse grande entre ustedes será su servidor, y el que quiera ser el
primero entre ustedes será su siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser
servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos, Mateo 20:26-28.
2. SER VALIENTES NOS HACE SOLDADOS DE GUERRA. Tú pues,
sufre penalidades como soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en
los negocios del mundo, para poder agradar a Aquel que lo tomó por soldado. 2
Timoteo 2:3-4. En muchas páginas de la biblia Dios presenta a su pueblo como un
gran ejército de soldados dispuestos para la batalla en medio del campo de
guerra de la vida, los enemigos son satanás, la carne y el mundo, pero el
Capitán es Cristo, Jehová es varón de guerra, es ese su nombre,
Éxodo 15:3. Y Él va delante de
nosotros como poderoso gigante defensor, Jeremías 20:11.
Un buen soldado se somete a la autoridad y las órdenes de sus
superiores, Lucas 7:8-9, Un buen soldado tiene coraje pero a la vez practica el amor humanitario y solidario, tiene disciplina, es desinteresado, competente,
diestro, tiene confianza en sí mismo porque está seguro en Dios; es leal y
entregado a la causa y posee firmeza de alma. Enfrenta el peligro con
integridad moral y física, practica el despego a la vida para poder vencer los
peligros del mundo. Asume sus responsabilidades con valentía y arrojo, siempre
esperando el éxito aún en medio de batallas que parecen perdidas y fracasadas.
Es alguien que piensa inteligente y sabiamente para derrotar el miedo, la duda
y la indecisión y afrontar la amenaza constante de la muerte.
El soldado de Cristo por lo tanto es fiel a su llamado, descansa
en los brazos del Padre, consulta y da cuentas a su Señor, busca consejo y
consuelo en el Aliento de vida, lo cual le da autoridad para trasmitirlo a
quienes lo rodean, y si es fiel a Dios, del mismo modo será fiel con sus superiores, con sus
iguales y con sus subalternos, por lo cual recibirá gran retribución de arriba.
Como soldado valiente, es buen patriota, tiene honor, es prudente, vive justicia,
integridad y fe, pues posee un carácter sano, armonioso y equilibrado. Todos
estos atributos y rasgos propios de un buen soldado le permiten ser
un eficaz promotor de vida y paz.
Amar a Dios y confiar en Él nos da valentía y nos da fuerza para enfrentar a vida, nos permite afrontar con arrojo los desiertos y la tormentas, firmes y fieles a Dios, con voluntad férrea contra la duda, no dando lugar al pecado que es muerte en medio de las filas, él vence el temor que engendra pérdida y castigo. Un buen soldado, por lo tanto, hace a Dios el centro de toda su existencia y su mover diario. El que no es conmigo, contra Mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama, Mateo 12:30.
3. LA
ADORACIÓN LEVANTA NUESTRA VIDA. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales
adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, es
espíritu y verdad es necesario que le adoren, Juan 4:23-24.
Cuando amamos a Dios, la adoración se convierte en parte integral de una vida de respeto y reverencia, eso nos proporciona libertad, gozo y paz llenando de color nuestra existencia; cuando
nos abandonarnos en su regazo, su amor nos sostiene, su presencia nos
fortalece, su Espíritu nos conforta y su palabra nos alimenta y
Él nos da nuevas fuerzas para seguir. Mis ovejas oyen mi voz, y
YO las conozco y me siguen; y YO les doy vida; ellas no perecerán jamás, ni
nadie las arrebatará mi mano. Juan 11:27-28.
Adorar a Dios es expresarle nuestro amor en Espíritu y verdad; eso
nos permite tener un comportamiento santo y humilde; nos fortalece en la oración
y la intercesión para sí mismos, la familia, la iglesia, la sociedad, la nación
y el mundo entero, la adoración me hace compasiva, genuina y sensible a la necesidad
ajena.
Hacer de la adoración un estilo de vida diaria, hace mi existencia agradable y fructífera: podemos perdonar con mayor facilidad, nos hacemos prudentes al
hablar, tenemos disposición para ayudar; y aunque seamos tentados seres fuertes
para no caer, pero si nos deslizamos en algún momento, lucharemos de la mano de
Dios para levantarnos pronto, arrepentirnos para confesar los pecados, pedir
perdón y reconciliarnos con Dios y con los hombres. La mejor manera de mostrar
nuestro amor a Dios es hacer de la adoración una forma de devoción diaria, El
que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordene sus caminos, le enseñaré la
santidad de Dios, Salmos 50:23.
4. AGRADECER NOS
CAPACITA PARA VALORAR LA VIDA, Sean
agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para
ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús, 1 Tesalonicenses 5:18. Ser
agradecidos es una forma de expresar afecto que nos permite valorar todo lo que somos y tenemos porque todo
proviene de Dios por su gracia.
El agradecido reconoce a Dios en todo tiempo, es alguien que valora la vida, la familia y las personas, colocando a Dios en
primer lugar de importancia como Él lo merece. Agradecer es dar alabanza a Dios
y dar honor a nuestro prójimo. El mismo Espíritu Santo nos hace expertos y
competentes para ofrecer agradecimiento y establecer prioridades en el saber servir, algo que no se queda en palabras ni buenas intenciones, sino que se hace efectivo y
real. Una forma de agradecimiento es adorar y alabar a Dios, negándonos a
nosotros mismos, sujetos a sus mandamientos y dispuestos al servicio por amor a Él
5. OBEDECER A DIOS NOS HACE LA VIDA GRATA, Vale
más obedecer a Dios y prestar atención a sus instrucciones, que ofrecerle
sacrificios, 1 Samuel 15:22. En la obediencia se conoce al verdadero discípulo de Cristo que
tiene a Dios por encima de todo y de todos, obedecer con humildad y prontitud es es amar a quien manda doblegando nuestra propia voluntad y nuestros propios pensamientos y vana palabrería. Jesucristo mostró su amor obedeciendo al Padre al morir por nosotros en la cruz; lo triste es que hasta hoy, a pesar de Él amarnos tanto, hay muchos que
aún no le creen, no lo reconocen y por lo tanto no le obedecen, su vida es un
caos debido a su incredulidad.
Dios nos exhorta continuamente a la obediencia, porque el corazón
nos engaña; rendir la voluntad y entregar la vida a Cristo, hace palpable la
Paternidad del Padre, oímos la voz del Buen Pastor y el dulce Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades. Ser obedientes es estar sujetos a Dios para saber
esperar sus tiempos y sus sazones sin desmayar en la carrera de la vida porque Él es bueno y siempre nos da lo mejor de su amor y misericordia, Si alguno
quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida la perderá; y todo el
que pierda su vida por causa de Mí, éste la salvará, Lucas 9:23-24.
Así que mi querido lector, Dios es quien le da sentido a nuestra
vida, si ponemos a Dios en primer lugar, Él nos honrará, nos guardará y nos
ayudará, Él no nos dejará ser cola sino cabeza, estaremos arriba siempre y
nunca debajo, seremos más que vencedores y Él estará atento de todas nuestras
necesidades.
Tener a Dios en el primer lugar de nuestra vida, no permitirá
ejercer una fe obediente, ser adoradores, ser valientes soldados en el campo de
batalla de la vida, ser agradecidos y servir con buena voluntad para superar barreras,
vencer tempestades, derribar obstáculos y vencer la ansiedad y los afanes del
mundo.
Dios es nuestro refugio seguro, nuestra defensa y escudo
protector. Y la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos es ser un
reflejo de Cristo y un instrumento en las manos del Padre, dejando un legado de
victoria en todo tiempo y lugar, Busquen el reino de Dios por encima
de todo lo demás y lleven una vida justa, así Dios les dará todo lo que
necesiten, Mateo 6:33.
Espero haberlos bendecido en gran manera con este bello mensaje
que ha ministrado mi vida y que hoy comparto con todo mi afecto a cada uno de
ustedes.
Amado Padre celestial, ayúdanos a estar más ligados a TI para amarte como solo Tú lo mereces, te lo pedimos en el poderoso nombre de tu Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo de Nazaret. Amén
Amado Padre celestial, ayúdanos a estar más ligados a TI para amarte como solo Tú lo mereces, te lo pedimos en el poderoso nombre de tu Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo de Nazaret. Amén
Lic.
MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.
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