Jesús les dijo: les aseguro que, para
entrar en el reino de Dios, ustedes tienen que cambiar su manera de vivir, y
ser como niños. Porque en el reino de Dios, las personas más importantes son
los humildes como un niño. Y si alguien acepta a un niño, me acepta a Mi. Mateo
18:3-5.
Si guardan Mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como YO he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Juan 15:10.
Sean siempre humildes, amables,
pacientes y tolerantes, andando en amor unos con otros. Efesios 4:2.
En
una ocasión un antropólogo propuso un juego a un grupo de niños de una tribu
africana, puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y les dijo: aquel
que corra y llegue primero hasta la canasta, todas las frutas que contiene la
canasta serán suyas. Cuando el hombre
dio la señal de partida para carrera, todos los niños se tomaron de las manos y
comenzaron a correr juntos.
Cuando
llegaron a la meta se sentaron juntos a disfrutar el premio, el antropólogo
preguntó por qué habían corrido así, si solo uno podía ganar, entonces los
niños respondieron: ¿Cómo podría uno de nosotros estar feliz, si todos los
demás están tristes por no ganar?
En
la cultura africana Xhosa se usa la palabra UBUNTO, la cual significa, “yo soy
entonces todos lo somos uno para expresar amor y compañerismo donde todos
ganan. Un misionero argentino en su libro África
no me necesita, yo necesito a África, y en la página 64, explica el
significado Ubunto de esa tribu, asegurando que el término se entiende como
tener humanidad hacia los otros, o yo puedo ser con el otro porque los demás son
conmigo, es decir, que una persona se hace más humana y sensible a través de la
relación directa y personal con otros de su especie en mutua ayuda, apoyo y
colaboración sincera. Sean afectuosos
unos con otros con amor fraterno; dándose honra y respetándose unos a otros.
Romanos 12:10.
Una
persona con Ubunto, es aquella que se alegra cuando otro es bueno en algo,
cuando tiene destrezas y piensa que todos se benefician con el bien que él
pueda hacer por otros, así todos pueden ser más y tener más; una persona y una
comunidad crecen cuando otros son reconocidos y apoyados, pero se estacan si
alguien es menospreciado, o cuando los otros son menospreciados, abusados y
torturados…Dejen que los niños vengan a
Mí, y no se lo impidan porque el reino de Dios es de aquellos que son como
niños. Marcos 10:14.
La
ética cristiana como ética de la alteridad toma el amor como eje de vida, el
cual se desarrolla en la unidad y la cercanía de uno junto al otro para
trabajar juntos en ayuda mutua; convivencia y vida no es solo tener o compartir
conocimiento, sino es tener una relación personal de tipo fraterno y ético, en
la cual el me importa y lo que le suceda me afecta, por lo cual esta relación
fraternal y ética exige en el uno se encargue del otro de manera recíproca. Así
es el verdadero amor dentro del cristianismo, estamos juntos, uno al lado del
otro, y no debemos guardar distancias que nos separen por nos necesitamos
mutuamente y así todos trascendemos para que las cosas resulten mejor para
todos. Pero si muestran parcialidad y
favoritismo, cometen pecado y son hallados culpables y transgresores de la ley
de Dios. Santiago 2:9.
Si
nos reconocemos unos a otros, cada uno se puede ver reflejado en el otro, es
decir, yo me veo en el rostro del otro y en el rostro del otro está Dios, pues
hemos sido hechos a su imagen y semejanza para el amor fraterno que ayuda,
sostiene y respalda, lo que significa que fuimos creados para parecernos a
Dios; la relación del uno con el otro cara a cara, da la característica de
llegar a ser uno en más de uno, y donde cada uno ve al otro en una dimensión
superior e infinita, de allí se desprende el mandamiento: No asesinarás, Éxodo 20:13, y ama a tu prójimo como a ti mismo. Mateo
22:37.
El
rostro de cada persona no es solo una forma física visible, es la esencia
interna y eterna que representa a un ser tridimensional, una persona digna de
amor, respeto y de todo afecto sano que nos lleve a crecer y madurar juntos
para un bien común, es decir, bienestar pleno y recíproco. No es lo que dicen la
falsa ciencia y la tecnología que el fin justifica los medios en una constante
competencia de poder, riquezas y placer.
Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tiene? Porque también los pecadores
aman a los que los aman. Lucas 6:32.
Nuestra
responsabilidad ética tiene que ver con lo social y lo moral que tiene que ver
con la espiritualidad a la manera de Dios para ocuparnos por el bien del
prójimo, es decir, mi próximo, que es mi hermano y amigo, apreciándonos y
amándonos mutuamente, en la valoración, reconocimiento, aprecio y unión en las
diferencias y la mismisidad de cada ser humano como persona que piensa, siente
y actúa. Honren a todos, amen a los
hermanos, teman a Dios y respeten a los gobernantes. 1 Pedro 2:17.
El
otro es aquello que yo no soy, una persona con un modo de ser diferente a mí,
dentro de una relación intersubjetiva, donde lo no familiar y lo extraño, nos
mueve a la tolerancia, la empatía y la alteridad, uno para todos y todos para
uno, viviendo en el amor que sale de Dios, por el cual Jesucristo dio su vida y
nos dejó el mandato de amarnos, para que su amor penetre la sociedad,
produciendo orden, justicia y libertad en rectitud y honestidad dentro de la
gran diversidad humana. La regla de oro nos direcciona a vivenciar la ética
moral de reciprocidad y alteridad bíblica dentro de las diferencias. Porque todas las cosas que ustedes quieran
que los hombres hagan con ustedes, hagan ustedes los mismo con ellos. Mateo
7:12.
Estos pequeños practicando el Ubunto africano, nos muestran el amor que emana de Dios a los corazones de los que son como niños, un amor sincero, espontáneo, entregado, verdadero, unico y que comparte; es el amor que no conoce el egoísmo ni la envidia, es esa clase de amor donde uno es para todos y todos para uno, Cristo por nosotros y todos nosotros sus fieles, por Él, con el carácter de Jesús que nos hace tiernos, solidarios, bondadosos, desprendidos de lo propio, y pensando siempre en el bienestar del otro para justicia; este amor está en el hecho y la acción práctica que revela el concepto más puro y pleno del amor de Dios que debe impregnarse y adherirse a nuestro ser. Espero que puedan entender como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es el amor de Dios. Es mi deseo que experimenten ese amor de Cristo, aún cuando es demasiado grande para comprenderlo todo. Entonces serán completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios. Efesios 3:18-19.
El amor verdadero, el que es de esencia divina, fue el amor que Jesucristo entregó, nos dejó y ahora anhela que su pueblo lo irradie y contagie a miles sobre la tierra, para que este mundo sea un mejor lugar para vivir, pues con amor se supera el individualismo, el egoísmo, la envidia y la competencia que soportamos hoy en todos los ámbitos de la sociedad, lo cual nos mantiene divididos tirando cada uno para su lado. Porque han sido purificadas nuestras almas mediante la obediencia a la verdad, por medio del Espíritu Santo, hasta que lleguen al amor fraternal no fingido; ámense unos a otros entrañablemente, y con corazón puro. 1 Pedro 1:22.
Para vivir y experimentar el amor genuino debemos practicar el evangelio porque su esencia de verdad, justicia e integridad es el amor de Dios en su mayor expresión, el sacrificio de Jesús; con nuestro estilo de vida moral y lleno de afecto amable, entrañable y sincero, conservemos el corazón lleno de pureza y la mente repleta de sana intenciones que brotan del Espíritu Santo a nuestro ser, porque el reino de Dios lo ganan y arrebatan los valientes que perseveran hasta el fin amando a Dios y a su prójimo. Amarás al SEÑOR tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; este es el primero y más grande mandamiento. Y el segundo es semejante a este: amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mateo 22:37-39 y Deuteronomio 6:4-9.
Ustedes como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; soportándose y perdonándose unos a otros. Colosenses 3:12-3.
Lic. MEHC, hija
del Dios vivo real y verdadero y servidora de su reino.
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