Porque fue tal la manera de Dios amar a la humanidad, que entregó a su
Hijo único Jesucristo, para que todo el que crea en Él no se condene, sino que
tenga vida eterna, Juan 3:16.
Para que Cristo viva en sus corazones
por la fe, y que el amor sea la raíz y el fundamento de sus vidas, A fin de que
puedan comprender con todo el pueblo santo cuán ancho, largo, alto y profundo
es el amor de Dios, Efesios 3:17-19.
Ni lo más alto, ni lo más profundo, ni
ninguna otra de las cosas creadas por Dios, ¡Nada, podrá separarnos del amor
que el Padre nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor, Romanos 8:39.
Si todos se
detuvieran a pensar por un instante, cuánto nos ama Dios, estoy convencida que
miles de pecadores dejarían su maldad y llorarían amargamente por mucho tiempo,
el apóstol lo experimentó y escribió muy bien, el amor de Dios sobre pasa todo
entendimiento y conocimiento humano; el amor divino es interminablemente
grande, extremadamente alto, e incalculablemente profundo. Ruego, pues, que conozcan ese amor, que
es mucho más grande que todo cuanto podamos conocer, para que lleguen a
colmarse de la plenitud total de Dios, Efesios 8:19.
El amor de Dios es lo
único que cambia vidas, nos seduce de tal forma, que nos atrae como un imán y
nos hace caer de rodillas para adorarlo; el amor de Dios ha sido y será
siempre, la fuerza, el asidero, el aliento, el poder y la vitalidad que nos
impele a amarlo para corresponder al menos un poquito a su amor, la razón del
Gran Mandamiento es poder experimentar el amor de Dios, amándolo como sólo Él
es digno. Deuteronomio 6:4-5, y lo repite en Mateo 22:37-38, Marcos 12:30 y
Lucas 10:27.
El amor de Dios me
hace amar su presencia, rendirme ante su majestad, depender de su poderío y
centrar mi vida en Él; su amor me quebranta, me hace llorar de alegría, me
consuela, me alienta, me llena, me satisface y satura todas las áreas de mi
ser, su fiel y constante amor me mantiene con vida, le da razón de ser a todo
lo que hago; es tan fuerte su amor, que me impulsa aun a amar a aquellos que me
cuesta amar y hacer aquello que me parece duro y pesado, así lo experimentó el
profeta: Me
sedujiste, oh SEÑOR, y fui seducido; más fuerte fuiste Tú que yo, y me
venciste; Jeremías 20:7a.
Las Escrituras están
llenas de pasta a pasta describiendo ese sublime y único amor que le da sentido
a nuestra existencia, ese amor que nos hace ser fuertes contra todo, porque a
pesar de mis fallas y errores su amor permanece inamovible y fiel, Porque el amor de Cristo nos constriñe,
pensando esto: que si uno murió por todos, entonces todos morimos, porque Él
por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí mismos, sino para
Aquel que murió y resucitó por ellos, 2 Corintios 5:14-15.
El amor de Dios se
apodera de nosotros desde que conocemos a Jesucristo, y comprendemos que en su
dolor, muerte y resurrección nos perdonó, nos adoptó como hijos, nos hizo
nuevas personas y nos dio la oportunidad de un nuevo comienzo y una mejor vida
en esta tierra, con la seguridad que nuestra alma estará junto a Él por la
eternidad; el amor de Dios no desprecia ni rechaza un corazón que se acerca a
Él, hecho pedazos, porque un espíritu dolido y un al arrepentida
viene a ser una ofrenda para Dios. Los sacrificios para Dios son el espíritu
quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás, Tú, oh Dios,
Salmos 51:17.
Aunque tú lo hayas
abandonado después de conocerlo, Él siempre ha estado a tu lado, aunque hayas
caído en los pecados más groseros, Dios sigue amándote, Él espera que te
acerques de nuevo, con un corazón sincero, dispuesto a ser limpio y cambiar
para volver a los brazos de su amor, Vuelvan ahora al Señor su Dios. Porque Él es
compasivo y clemente, lento para ira, abundante en misericordia. Dispuesto
siempre a levantar el castigo, Joel, 2:13.
Para aquellos que aún
no lo conocen, este es el momento de volverse a Dios, sólo en Él tendrás la
verdadera paz, y serás saciado con su amor en todas las áreas de tu vida, no se
puede experimentar su presencia ni su gozo si andas en tu voluntad, descarriado
y alejado de su bondad; Dios no desprecia, ni condena, Él ama recibe y perdona
a quienes lo buscan sinceramente, a los que voluntariamente quieren depositar
su vida en Él, Vengan dice el SEÑOR y estemos a cuentas, si tus pecados fueran negros
como la grana, como la nieve serán emblanquecidos, aunque sean como el rojo más
intenso, serán como blanca lana. Isaías 1:18.
Si
todos conociéramos cuánto valemos para Dios, el mal no nos podría engañar,
porque al comprender lo profundo y grandioso de su amor, nos permite con mayor
facilidad vencer el pecado, porque ser puros y santos, depende de cuánto amamos
al Dios conocido, antes algunas veces no pecábamos, por miedo al castigo, ahora
no pecamos deliberadamente por lo grande e incomparable amor de Dios. En esto consiste
el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó primero,
y envió a su Hijo para que fuera ofrecido, como sacrificio por el perón de
nuestros pecados. 1 Juan 4:10.
si
llegamos a resbalar, posiblemente es sin que lo queramos hacer, porque al
levantar los ojos a la cruz, no podemos más que quebrantarnos y llorar, esto
nos hace desistir de pecar para cuidar nuestra santidad; y con santidad tenemos
autoridad para echar fuera al enemigo, crucificar la carne para rendir
adoración al todopoderoso Dios de amor y fuente de amor líquido que nos corre
por las venas. Somos la obra maestra del Creador, quien nos creó
de nuevo en Cristo Jesús, para que hagamos las cosas buenas que Él preparó de
antemano, para que nosotros las practiquemos. Efesios 2:10.
En medio de las
crisis de la vida, cada persona enfrenta una batalla interna, entre la persona
que cree ser, y la persona que Dios lo ha llamado a SER. Es la guerra entre el
bien y el mal, entre la imagen que nos hemos formado de sí mismos, con la
imagen que Dios soñó para cada uno, en medio de todo eso, el amor de Dios está
siempre presente y camina con el justo, Isaías 43:2. No dará tu pie al resbaladero, ni
se dormirá el que te guarda, Salmos 121:3.
El amor de Dios es como fuego que desciende desde su trono para purificarlo todo en nosotros, Él quema la hojarasca y la cizaña, y hace arder de pasión santa los corazones de aquellos que lo aman y se humillan ante ÉL, YO amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan, Proverbios 8:17.
El amor incondicional y eterno de Dios ha hecho que nos diseñe como personas de gran potencial, dando a cada uno dones específicos, y una llamado especial y personal para permanecer unidos a su corazón. Nuestra falta de conocimiento de Dios, nos ha impedido vivir en el centro de su voluntad; no amar a Dios ha hecho en un porcentaje muy alto que nuestras raíces familiares y el ambiente donde nos hemos criado, haya sido afectado con la frialdad y la indiferencia, haciendo de la sociedad seres sin afecto. Este además, es motivo de que muchos se devalúen a sí mismos, porque no pueden comprender el amor del Padre Dios; pero a pesar de todo, su amor no cambia hacia nosotros, Él nos ama a pesar de todo, y extiende su tiernas manos para sostenernos y hacernos fuertes con su amor en medio del dolor, YO me aparecí a él de lejos. Porque YO te he amado con amor eterno; por eso te sigo tratando con bondad. Jeremías 31:3.
Rescatemos el amor y la imagen de Dios en nosotros y apoyémonos en Él, esforcemos por conocerlo más y tenerlo como el Padre maravilloso que necesitamos a diario. Dejemos ya de ser manipulados por los comportamientos y circunstancias negativos que rodearon nuestra vida, cambiemos el dolor por amor y construyamos una nueva manera de vivir llenándonos de su amor, Toda la plenitud de la deidad del Padre reside corporalmente en Cristo que nos amó de tal manera hasta morir por amor a nosotros, Ustedes en otro tiempo estaba muertos espiritualmente a causa de sus pecados, y por no haberse despojado de su naturaleza pecadora; pero ahora Dios nos ha dado vida juntamente con Cristo, porque por amor, nos ha perdonado todos los pecados. Colosenses 2.3
El amor y la fidelidad del Eterno Dios han estado y estarán siempre ahí,
nunca estamos solos ni sin su amor inefable. Aménnn.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo real y verdadero, y servidora de su reino.
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