TRABAJEMOS
Y OREMOS SIEMPRE POR
SALVAGUARDAR LA FAMILIA
Y amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, y con todas tus fuerzas. Y éstas
palabras que YO te mando HOY estarán sobre tu corazón; y se las repetirás a tus
hijos y les hablarás de ellas estando en tu casa, andando por el camino y
cuando te levantes y te acuestes, Deuteronomio 6:5-7.
Corrige a tu hijo mientras haya
esperanza (momento oportuno), pero no lo hagas con ira ni alteración del alma
porque podrías destruirlo, (corregirlo con amor y serenidad) Proverbios 19:18.
Los
padres somos los primeros educadores de nuestros niños y jóvenes, por lo tanto,
la familia es el primer centro educativo en la formación y desarrollo integral
sano de nuestras nuevas generaciones. Es en familia donde un pequeño aprende el
concepto de hogar; los niños sin la presencia permanente de sus padres no tiene
ese beneficio, no sabe quién es, ni tiene conciencia clara de familia, pero si
papá y mamá están atentos a su crecimiento y cuidado, nuestros pequeñitos
sabrán quienes son, qué pueden llegar a ser, a dónde pertenecen y qué es lo que
se espera de ellos.
El
alma y el carácter del un niño se forma dentro del calor del hogar, es allí
donde conoce y desarrolla el sentido de seguridad, pertenencia, identidad,
confianza y verdad; aprenden a amar y ser amados, a sentirse dignos y saber que
son valiosos. Un niño mira el rostro de sus padres y ve en sus ojos el amor,
sintiéndose reconocido, aceptado y parte de un núcleo social legítimo, por lo
tanto será una persona de valor, dignidad y moral.
El
problema de nuestra juventud actual es que han perdido el sentido de identidad,
pertenencia, dignidad y respeto, debido a la ausencia de los padres, no saben qué
es obediencia, pues sus progenitores se han dedicado a la búsqueda del dinero
para darles comodidades, complacer sus caprichos y proveerles una vida fácil
sin responsabilidades ni obligaciones que desde niños deben aprender.
Cuando
en el hogar hay presencia paternal, parámetros, límites, normas y disciplina,
los hijos entienden que no son ellos mismos la ley; la vara de la disciplina
imparte sabiduría y educación porque corrige lo torcido; pero los niños
malcriados y sin padres de autoridad, avergüenzan, Proverbios 29:15. Los niños criados
en el seno del un hogar estable, aprenden a vivir en comunidad, a someterse y
ser obedientes a las instrucciones; respetan y reconocen la autoridad, por eso
la Biblia dice que un niño y un joven dejado a su propia voluntad, será una vergüenza
y un dolor para sus padres, la familia y la sociedad, el hijo sabio alegra a
sus padres, pero los hijos necios son tristeza para ellos,
Proverbios 10:1.
El
hijo necio es pesadumbre de su padre y amargura para la que lo dio a luz.
Como
padres, tenemos la obligación y deber de educar y formar el carácter de
nuestros hijos; no podemos dejar de disciplinarnos y corregirlos; por darle
unos cuantos azotes en su trasero, no morirá, pero librarás su alma de la
muerte, Proverbios 23:13-14. Es en el hogar donde los hijos
adquieren el conocimiento y concepto acerca de Dios, desde allí lo pueden
reconocer y reverenciar como el Padre Dios amoroso que cuida, enseña y corrige
en amor; pero si los hijos no reciben afecto, misericordia, gracia, cuidado y
disciplina, el concepto que ellos tengan acerca de Dios, será totalmente
sesgado y equivocado.
La
familia es la unidad básica de la sociedad, por eso satanás desde el jardín del
Edén hasta nuestros días, tiene declarada la guerra contra la familia para
destruirla, desestabilizar y enloquecer la sociedad; algunos seriamente
preocupados preguntan: ¿Hay algún futuro para la familia? ¿La familia como
fundamento institucional del orden social continuará existiendo? O ¿pasará con
ella lo que ha pasado con los dinosaurios que han desaparecido? ¿Se volverá la
familia solo una reliquia de épocas pasadas? La respuesta a estas preguntas
está en nuestras manos.
Hay
cosas en la familia que absolutamente NO SON NEGOCIABLES, ciertas cosas como
los principios divinos, la moral, el buen ejemplo, la autoridad y los valores
mínimos de convivencia que debes profesar a los niños y a los jóvenes para
defender, mantener y perpetuar el núcleo familiar, el hogar como institución
creada por Dios, si es que queremos un futuro promisorio para nuestras nuevas
generaciones, porque si no hay estabilidad para la familia, tampoco habrá
futuro para la sociedad, para las naciones ni para el mundo.
Si
nos dedicados a proteger la familia de los embates perversos de las tinieblas y
la locura de los orates de los gobiernos, entonces podremos rescatar no solo a
nuestros hijos, sino a nuestra familia y la nación, así salvaremos al mundo del
descalabro total. Como padres debes
tomar nuestros roles con seriedad.
¿Qué
harás para que tu familia esté unida y llena de amor? ¿Cómo quieres ver a tus
hijos y tu familia en un futuro próximo?
Nuestro
trabajo, nuestras oraciones y nuestra lucha en un eterno HOY, es por
salvaguardad y proteger la familia que se fundó y se creó en la mente de
nuestro amoroso, sabio y santo Creador.
El
aspecto más importante en la educación y formación de los hijos es la
espiritualidad, enseñarles el amor y el temor a Dios, para eso podemos construir
el altar familiar, como padre y como madre toma una biblia, lean juntos cada
día, una día lee papá, otro día lee mamá y otros días cada hijo según el, o las
personas que están al cuidado de los niños y los jóvenes, es nuestra
obligación, responsabilidad y deber leer la palabra de Dios en familia, Del mismo modo debemos orar con ellos, adorar,
cantar lindos salmos e himnos de agradecimiento a nuestro Padre protector. Así
que padres, una gran tarea tenemos por delante pues un día daremos cuentas a
Dios de lo que hicimos con nuestros hijos.
Mg. MEHC, h8ja del Dios vivo, real y verdadery servidora de su reino.
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