UNA IGLESIA MADURA REVELA AL SEÑOR PARA EL MUNDO
Esto
manda y enseña. Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de todos los
creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 1 Timoteo 4:11-12.
Hasta
que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a
un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, Efesios
4:13.
La madurez en
términos generales podemos entenderla como la plenitud consciente de una
personalidad estable en todo momento, en todo lugar y en todas las áreas de nuestra vida física, emocional y espiritual, integradas y manejadas en
armonía y coherencia para transmitir amor, fomentar convivencia y producir paz,
a través de una persona que actúa como adulto y no como un niño.
Y
el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye diga ven, Apocalipsis 22:17a. Nuestro amado Señor
Jesucristo no quiere una esposa inmadura en las Bodas del Cordero, Él anhela
una esposa madura que lo conoce a Él, que conoce su palabra, que vive en su amor
y se mueve por Espíritu en fe y pureza.
1. UNA
IGLESIA MADURA CONOCE A SU SEÑOR. No todo el que me dice Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que
está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿No profetizamos
en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos
muchos milagros? Entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de Mí,
hacedores de maldad, Mateo 7:21-23. Conocer a Jesús, no es saber de Jesús;
conocer a Cristo se basa en una relación personal íntima y profunda con Él, lo
cual nos lleva a conocer al Padre, Dios tiene solo hijos, no tiene nietos.
Muchos creen conocer
a Jesús porque hacen milagros y echan fuera demonios, pero en el fondo de su corazón
no son verdaderos hijos de Dios; los demonios creen y tiemblan,
Santiago 2:19.
En muchos casos lo
que sucede es que Dios respalda su palabra y se glorifica en los milagros
porque Él es Dios soberano, por eso cualquiera podría hacer milagros y hasta
echar fuera demonios, pero eso no garantiza que conoce al Señor de los milagros, eso no te asegura
conocer a tu Padre celestial. Esa es la razón por la cual Jesús responde fuerte
en Mateo
7:21-23.
Conocer a Dios es mostrarlo como Señor en nuestra vida; mostrarlo como Salvador, sanador,
consejero y amigo fiel, porque no es por obras que nos salvamos, es por
Jesucristo reinando en nuestro corazón, gobernando nuestra vida, las buenas obras serán el fruto de conocer amistoso con el Amado Dios.
Un hijo de Dios
maduro tiene el discernimiento para escoger entre el bien y el mal, tiene los sentidos entrenados para entender lo que para Él Señor es bueno y lo
que no lo es, por lo tanto comprende y sabe lo que debe hacer ante
las circunstancias y los momentos que le presenta la vida para no dejarse
arrastrar por la corriente del mundo.
2. UNA
IGLESIA MADURA CONOCE LA PALABRA. Dijo Jesús a los que habían creído en
Él, Si ustedes permanecen en mi Palabra, serán verdaderamente mis discípulos,
Juan 8:31.
Toda
la escritura es inspirada por Dios, útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra, 2 Timoteo 3:16.
a. Debemos ser maduros
en la palabra.
Sé
ejemplo de todos los creyentes en palabra, 1 Timoteo 4:12a. Por tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones, Mateo 28:19a. Los hijos de Dios
saben y conocen que todo lo que dice la Escritura es palabra de Dios, que es el
mensaje de vida que Él ha dejado para enseñarnos, para guiarnos en la vida, para
corregírnos cuando nos equivocamos, y para ayudarnos a saber cómo
debemos comportarnos durante todo nuestro peregrinaje terrenal.
Conocer la palabra es
permanecer en ella, vivirla y practicarla permanentemente, eso nos sostiene para andar en la verdad, para no dejarnos engañar de fabulas ni cuentos y discernir si lo que se nos
enseña se ajusta y está de acuerdo a la palabra de Dios; no podemos ser
engañados por cualquier viento de doctrina. Conocer la palabra de Dios nos madura en cuanto a la calidad de palabras que expresamos y manejamos diariamente.
En Números 12, vemos a María y Aarón que no hablaron bien, sino que murmuraron contra Dios y contra su
siervo Moisés, Dios oyó esas palabras, por lo cual María se llenó de lepra y
fue echada fuera del campamento, y mientras que ella era limpiada, el pueblo no
avanzó, se estancó, hasta que María fuera restaurada y purificada.
De igual manera hoy en día sucede
con muchos miembros del cuerpo de Cristo, existen iglesias locales que se
han estancado, la lepra del pecado de la murmuración, la crítica, la envidia, los
celos, un estilo de vida acomodado al mundo y la falta del amor ágape, no han
dejado que avancen, se han quedado entre las cuatro paredes dejando de ser
verdaderos discípulos de Cristo y permitiendo que el mal avance sin piedad. Dios
está llamando para que su cuerpo se purifique, sea restaurado y comience a avanzar
en el poder de su palabra y la profundidad de su amor. El cristiano maduro espiritualmente, está capacitado para ir y
llevar las Buenas Nuevas de salvación y cumplir con la gran comisión.
b.
Debemos ser maduros en nuestra conducta,
Sé
ejemplo de todos los creyentes en conducta, 1 Timoteo 4:12b. Ustedes serán mis
amigo, si hacen todo lo que YO les mando, Juan 15:14. Jesús mismo nos
dejó sus palabras: Aprendan de Mí, imitenme porque SOY manso y humilde de
corazón, Mateo 11:29. Si amamos a Dios y su palabra, si lo conocemos a Él y andamos en su palabra, tendremos
la capacidad de discernir no solo lo que nos dice de manera personal la Palabra de Dios, sino que también tendremos el poder de enseñarla a otros para obedecer la voluntad de nuestro Padre celestial..
Para vivir con madurez
en nuestra conducta hemos de permanecer en la presencia de Dios y evidenciar
su palabra en la manera que nos conducimos. Un cristiano inmaduro es tardo para oír la voz de Dios, no lee
la biblia, por lo tanto no la puede vivir ni compartir. Un cristiano
inmaduro espiritual, crece muy lentamente, pasan los años y sigue siendo
igual, no avanza ni muestra mejoría, el viejo hombre que debió abandonar cuando
recibió a Cristo, nunca lo ha abandonado, por eso se queja, murmura, critica,
se enoja y fluctúa continuamente sintiéndose miserable y diciendo que Dios no lo oye ni le responde.
Cuando estudiamos y
escudriñamos las escrituras, nos conectamos con la mente de Dios, y si nos
conectamos con el Creador de todo, cambiará nuestro punto de apoyo, habrá
inspiración, visión y poder para vivir con santidad en medio de de la tristeza y maldad que el mundo ofrece, es más, estaremos felices aún en medio del dolor, por otra parte, nuestro concepto y visión de la gente que nos rodea, será
transformado, porque el amor de Dios llenará nuestro interior y se nos hará más
fácil amar a las personas, por difíciles que nos resulten.
c.
Debemos ser maduros en Amor. Sé
ejemplo de todos los creyentes en amor, 1 Timoteo 4:12c. Y en esto conocerán
todos que ustedes son verdaderamente mis discípulos, si tienen amor, los unos
con los otros, Juan 13:35.
No podemos perder de
vista nuestro Primer Amor, porque eso será lo que nos mantenga alineados al
corazón de Dios, Pero
tengo contra ti, que has perdido tu primer amor, Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras, pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Apocalipsis 2:4. Si conocemos al
Señor, no hay razón alguna para apartarnos de Él ni darle la espalda Él nos atrapa con la profundidad de su amor, por eso Él permanece en nuestros pensamientos y continuamente nuestro corazón se hincha de amor por Él.
Si somos maduros en
el Señor, su amor permanecerá en lo profundo de nuestro ser, para caminar Con Pasos firmes en su Presencia, en su palabra y con los ojos fijos en Él, así habrá tranquilidad, fruto y felicidad en nuestro andar diario. Nunca, nunca, nunca te apartes del Señor. El amor de
Dios nos lleva a tener una vida de pureza; en esto se revela nuestra madurez
espiritual, poner la otra mejilla, esa fue la manera de amar que Cristo enseñó a sus
redimidos discípulos.
Una forma de evidenciar
ser maduros en amor, es estar orando por todas los que nos rodean, puedes hacer
un mapa de tu vecindario, de tu ciudad, de tu país, y del mundo, y estar
intercediendo para que no seamos vulnerables ante los ataques del enemigo, la
oración para el creyente debe ser preventiva, no esperemos que nos lleguen las
catástrofes para empezar a orar, debemos estar intercediendo con amor todo el tiempo, que
nuestro Rey nunca nos diga: Hay algo que no me gusta de ti, y es que ya no me
amas tanto como me amabas cuando te hiciste mi seguidor.
d.
Debemos ser maduros en espíritu, Sé
ejemplo de todos los creyentes en espíritu, 1 Timoteo 4:12d. Bienaventurados
los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos, Mateo 5:3. La madurez espiritual nos permite reconocer los límites de nuestra debilidad e impotencia humana ante la vida, el mundo y las tinieblas; nuestra madurez nos debe llevar a depender totalmente del Todopoderoso Dios que todo lo conoce y todo lo puede, así que hemos
de pedir postrados ante sus pies y humillados ante su majestad, para que Él nos unja cada día con su gloria, porque si su presencia
no va con nosotros, nada podemos hacer bien y estaremos cayendo una y otra vez.
Dios es quien nos
mueve, Cristo es quien nos guía, su Espíritu Santo quien nos aconseja y su palabra nos arma y ayuda con poder.
Dios bendice a quienes confían totalmente en Él, porque esas personas forman
parte de su reino y están cerca de su corazón.
e.
Debemos ser maduros en fe, Sé
ejemplo de todos los creyentes en fe, 1 Timoteo 4:12e. Es pues la fe, la
certeza de lo que se espera, y la convicción de lo que no se ve, Hebreos 11:1. Ser maduros en fe
es ver lo que Dios ve, empezar a ver lo que Dios ya está viendo cuando oramos. Confiar en
Dios es estar totalmente seguros de que vamos a recibir sus promesas y lo que
pedimos en oración conforme a su voluntad y no a nuestra conveniencia. Es estar
convencidos de que Dios existe, es real, y aunque no lo podamos ver, lo podemos
oír y sentir, por lo tanto nos oye y nos responde. Andamos por fe, no por
vista, vivimos como hijos de Dios y discípulos de Cristo, por convicción del
Espíritu Santo en nosotros no por lo que dice la gente ni lo que ofrece la corriente social del momento.
f. Debemos ser maduros en pureza. Sé
ejemplo de todos los creyentes en pureza, 1 Timoteo 4:12f. Te mostrarás puro
con el puro, y severo serás para con el perverso, Salmos, 18:25-26.
La pureza interior tiene que ver con la santidad de espíritu; así que si un hombre está casado, todas las demás mujeres están muertas para él, solo debe tener ojos para su esposa, y encuentra su escondite contra el adulterio, la fornicación y la impureza sexual, a los pies del Señor que derramó su preciosa sangre para limpiarlo y adoptarlo como hijo y que sus oraciones no tengan estorbo, 1 Pedro 3:7.
Nuestras intenciones
deben ser puras porque Jesús es santo y dijo: Bienaventurados, los de limpio
corazón, porque ellos verán a Dios, Mateo 5:8. Dios bendecirá a los que tienen un
corazón puro, porque ellos tendrán acciones limpias y anidarán sanas y
transparentes intenciones en su mente para honrar al Señor que los salvó y ser bendición para los demás pensando siempre en honrar al Señor de la vida.
Obedezcamos al Padre,
saquemos al mundo del cuerpo de Cristo, comportémonos como verdaderos hijos
amados de Dios, seamos discípulos leales y amigos del dulce Espíritu Santo para
que el Señor no quite el candelero de nuestro lugar, ApocalÍpsis 2.5. Amén.
https://www.youtube.com/watch?v=MM_Hzaf05MU Como dijiste Señor.
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