ISAÍAS Y JUAN BAUTISTA HICIERON LA TAREA- ¿LO HACEMOS HOY?
Voz
que clama en el desierto: Preparada camino a Jehová: enderezad calzada en la
soledad a nuestro Dios. Todo valle se alzado, bájese todo monte y collado; y lo
torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de
Jehová, y toda carne juntamente lo verá; que la boca de Jehová habló, Isaías
40:3:5 y Lucas 3:3-36.
Estamos viviendo
tiempos críticos y muy difíciles porque enfrentamos tres situaciones tangibles: a) El
oscurecimiento y aniquilación de la civilización con sus formas humanas, tal como la hemos conocido hasta ahora; b) Una profunda preparación para la Segunda venida del SEÑOR Jesucristo, y c) El último gran Avivamiento del Espíritu Santo con salvación, sanidad y liberación sin formatos de hombres, para un despertar espiritual sin precedentes de la humanidad; para eso debemos no solo prepararnos, sino ser parte activa predicando el evangelio, orando y actuando como lo hicieron Isaías y Juan Bautista: sin temor y con valentía en medio de los peligros y las amenazas sociales y geopolíticas, recordando la palabra del SEÑOR a cada paso, porque el bautismo de arrepentimiento es para salvación, donde el que se bautiza ha decido menguar muriendo así mismo, para que Cristo crezca en él: No tengas miedo, que YO estoy contigo; no te desanimes, que YO SOY tu Dios.YO SOY quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10.
El profeta Isaías cuyo nombre significa El SEÑOR salva, fue un gigante en la historia antigua de Israel, fue a la vez profeta, poeta y político, vivió en una época crucial, entre la fundación y destrucción del reino de un pueblo dividido en dos bandos, el norte y el sur; Isaías detectó el peligro porque aunque la gente hablaba de Dios vivían en pecado, liviándades, soberbia, vanalidades e idolatría, vivían de apariencias religiosas, mientras los enemigos asediaban y avanzaban como monstruos en las frontera; el pueblo de Dios aunque se encontraba en una encrucijada: podían recuperar su posición de pueblo de Dios, o podían deslizarse peligrosamente hacia el abismo a causa de su desobediencia, incredulidad y abandono a Dios, andaban con miedo e inseguridad, apoyandose y buscando ayuda humana y haciendo alianzas con los mismos enemigos y no en el Dios de Israel. El temor del hombre pone lazo, pero el que confía en el SEÑOR estará seguro. Proverbios 29:25.
Después de ser llamado por el SEÑOR y purificada su boca, el profeta Isaías habló palabras duras y severas a cerca de los cambios que el pueblo debía llevar a cabo, pero no atendieron sino que se burlaron, se enojaron y lo atacaron; el profeta primeramente, advertió y reprendió al pueblo del SEÑOR para que no confiaran en ningún poder humano ni en las riquezas, sino que debían volverse al Todopoderoso Dios de sus Padres para evitar el desastre, pues se habian apartado, corrompido y rebelado contra el Santo de Israel, se habían hecho semejantes a los paganos cometiendo idolatría, violencia e injusticia; el profeta les habló con claridad y dureza, no complaciente, era necesario que ellos reaccionaran y se arrepintieran, porque habría un juicio, pero si se volvían a Dios y cumplian sus principios, habría redención y liberación. Isaías 1:2-4 y 21-31.
En segundo lugar, Isaías les anunció la instauracion del Reino del Mesías, deseando abrir los ojos y el corazón de pueblo, hacia la esperanza en un futuro mejor de libertad y retorno a la patria porque se acabaría la esclavitud y la tiranía. El profeta les llevó consolación y al mismo tiempo los trajo a la realidad con una voz de esperanza, indicaciones e instrucciones para preparar en el desierto un Camino al SEÑOR; Dios mismo se haría un pastor que los conduciría en su amor protector y liberador, era preciso gritar en voz alta este mensaje en medio de un ambiente tenso y difícil rodeado de constantes y crecientes amenazas debido a los enemigos. El Padre les enviaba palabras de advertencia y de vida para despertarlos y visionarlos hacia la gloriosa libertad, queriendo evitar la caída de la nación y que los dirigentes judíos hicieran alianzas y pactos con pueblos paganos, imaginando que se liberarían de los invasores, cuando su verdadera liberación estaba en el Dios de Israel. Isaías 2:3-4 y 4:2-6.
En el NT es Juan el Bautista que traduce el purificador en las aguas del bautismo, a quien el Padre llamó para anunciar a su pueblo la venida de su Hijo, y a quien Jesucristo calificó como el mayor de todos los profetas, porque Juan estaba en el lugar correcto, con las personas correctas y en el momento correcto haciendo al pie de la letra lo que El Padre le mandó que haciera, Juan se olvidó de sí mismo, menguó para que Cristo creciera en él, clamó en el desierto espiritual en que andaba el pueblo, proclamó al Mesías Rey porque confiaba en Dios y su reino, manteníendp pensamientos bíblicos de confianza en Dios para permanecer en Él, no salió huyendo ante tanta iniquidad, ataque y peligro, Juan fue obediente, tomo riesgos como ministro de Dios en el desierto con unos pocos discípulos, hasta perder su propia vida. Mateo 3:1-12 y Marcos 2:1-8.
En el NT es Juan el Bautista que traduce el purificador en las aguas del bautismo, a quien el Padre llamó para anunciar a su pueblo la venida de su Hijo, y a quien Jesucristo calificó como el mayor de todos los profetas, porque Juan estaba en el lugar correcto, con las personas correctas y en el momento correcto haciendo al pie de la letra lo que El Padre le mandó que haciera, Juan se olvidó de sí mismo, menguó para que Cristo creciera en él, clamó en el desierto espiritual en que andaba el pueblo, proclamó al Mesías Rey porque confiaba en Dios y su reino, manteníendp pensamientos bíblicos de confianza en Dios para permanecer en Él, no salió huyendo ante tanta iniquidad, ataque y peligro, Juan fue obediente, tomo riesgos como ministro de Dios en el desierto con unos pocos discípulos, hasta perder su propia vida. Mateo 3:1-12 y Marcos 2:1-8.
Isaías profetizó el Reino Mesiánico que traería Salvación de triple acción: sanidad, liberación y poder en el Espíritu para vida, Juan anunció la Primera Venida de nuestro Salvador en la tierra y que el Mesías vendría a romper cadenas de esclavitud espiritual, opresión emocional, mental, física para rescatar de la condenación, hoy nosotros predicamos anunciando su Segunda Venida; Juan Bautista predico Teshuva que es arrepentimiento genuino con demostración de fruto al consagrarnos al SEÑOR; Juan predicó para que los judíos se volvieran de corazón a Dios, aceptando a su Mesías prometido, hoy es lo mismo, el Cristo que venía a redimir, no era solo para expiar los pecados y quitar la culpa, sino para darnos vida eterna al lado del Padre y vida abundante en la tierra; pero ayer como hoy, las filosofías y leyes de los hombres tenían velados los ojos y endurecido
el corazón, del pueblo; por eso no atendieron, ni reconocieron a su verdadero Rey, sino que lo condenaron, crucificaron y mataron en la cruz. Debido a esto, el mensaje del evangelio fue traído al pueblo no judío y hoy tenemos la responsabilidad de darlo a conocer en todos los rincones del planeta. Antes de aparecer el SEÑOR Jesucristo, Juan predicó el bautismo del arrepentimiento a todo el pueblo. Hechos 13:24.
Tanto Isaías con Juan Bautista fueron precursores del Mesías profetizado, su misión fue llamar al arrepentimiento y preparar el Camino del SEÑOR mediante la predicación de la palabra, llamando al pueblo a volverse a su Creador y Salvador mediante vidas santas de oración, consagración, testimonio, entrega exposición de la palabra y compromiso con su Hacedor, en vista de la proximidad del Reino de Dios; tanto Isaías como Juan hicieron bien la tarea, ambos cumplieron sagradamente y sin dilación su misión dejando ejemplo y testimonio hasta perder la vida en manos de los enemigos, pero cumplieron anunciando El Reino de Dios y su justicia para salvación. Yo a la verdad los bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene detras de mi, cuyo calzado no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; Él los bautizará en Espíritu Santo y fuego. Trae su hoz en la mano, para limpiar y separar el trigo de la paja; recogerá su trigo en el granero, pero quemará la paja en el fuego que nunca se apagará. Mateo 3:11-12.
Hoy, como pueblo de Dios e hijos del Padre celestial tenemos el mismo llamado y la misma misión: llamar al pueblo al arrepentimiento, para que busque ayuda en Jesucristo y confié en la justicia divina, para que miles enderecen su camino y se vuelva al Eterno para ser salvos de esta mala generación torcida, soberbia y corrupta. Voz del que clama en el desierto: preparen el camino del SEÑOR; enderecen las sendas...Y verá toda carne la salvación de Dios...Lucas 3:4-6.
Dios sigue llamando a los Isaias y los Juan Bautisa de este tiempo para prepararnos y que nos despojemos de la levadura, yendo a tocar el
corazón de la gente, porque solo los que estén preparados y listos serán parte del remanente que marchará con el Novio. Trabaja, ora, predica, confía y espera ahí en tu entorno, porqué Él vendrá; demos palabra con testimonio de vida, en la unción y dirección del Espíritu que habita en nosotros, porque es necesario que haya una preparación y un impacto de vírgenes prudentes con sus lámparas llenas de aceite y alumbrando para que podamos ver y enfrentar los acontecimientos difíciles que habrán antes de la Segunda Venida; es necesario el cambio de mentalidad y transformación de vida aprovechando el corto tiempo que nos resta para ser libres de la tiranía del principe de este mundo; tenemos que alistarnos como la novia limpia, sin mancha y sin arrugas que recibirá al Novio haciendo lo que nos corresponde con determinación y coraje sin importar el peligro que hay en el mundo, pues Dios nos cuidará y nos sustentará hasta el final. Jesús creció y Juan menguó. Mateo 14:1-12. Juan 3:25-30.
En tiempos de Isaías era una preparación sobre la base de la Ley y su
estricta observancia, en el NT a través del corto ministerio de Juan, Dios nos exhorta a una preparación renovadora total desde adentro para que se refleje afuera, teniendo pensamientos de fe, comportamiento, conducta y estilo de vida de santos, expresados y materializados desde el nuevo nacimiento, dando muerte al yo y sepultando el ego en el bautismo del agua y del Espíritu, honrando al
Mesías como SEÑOR de señores y Rey de reyes que ha de regresar por sus santos. Porque después de irme y prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde YO voy a estar. Juan 14:3.
Sean semejantes a hombres que esperan a su señor que regresa de las bodas, para que le abran tan pronto como llegue y llame. Lucas 12:36. El médico Lucas proyecta universalmente el evangelio, hacia una constante atención de segura espera salvadora.
Cuando Lucas escribió el Evangelio que lleva su nombre, Jesús ya había muerto,
resucitado y ascendido al cielo al lado del Padre. Sin embargo, Lucas afirma que en Cristo
todos verán la salvación de Dios, centrándose en el aspecto preparatorio del
camino al Padre, con la mirada puesta en el regreso del SEÑOR y Dueño de la casa. En el AT Isaías alentaba al pueblo hacia el reino liberador futuro que daría gloria a la nación, en el NT Juan Bautista llama al pueblo a prepararse para recibir no solo a su Libertador, sino a su Rey profetizado en toda la Escritura, hoy, tú y yo somos esos Isaías y Juan preparando el Camino de la redención definitiva con la Segunda Venida del SEÑOR. En la actualidad los profetas somos tú y yo, cada uno de los cristianos
nacidos en Cristo, porque Él es nuestro suficiente Salvador y único Camino hacia el Padre y la vida eterna. ¿Qué estamos haciendo al respecto? Mateo 28:16-20.
No solo se predica el mensaje de salvación en tiempos de paz, mucho más ha de hacerse en tiempos de guerra, violencia e incertidumbre del mundo, porque son Buenas Noticias para el corazón, a la vez que se desata hambre y sed de Dios para cambiar vidas, unir familias y avivar naciones; la palabra que sale de la boca de Dios rompe todos los moldes, desintegra esquemas y hábitos mentales de la gente, y destruye los planes oscuros y equivocados del enemigo y los gobernantes, disipando las tinieblas pero fortaleciendo el Plan salvador de Dios en Cristo. La Escritura nos presenta a Juan rompiendo las tradiciones religiosas de forma en el pueblo de su época, en las que Juan vivió a comienzos del NT en un ministerio de tan solo tres años y unos cuantos seguidores, pero lleno de vida y poder de lo alto. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo; porque irás delante del SEÑOR para preparar sus caminos; para dar a su pueblo el conocimiento de la salvación para el perdón de sus pecados, por la entrañable misericordia de nuestro Dios, conque la aurora nos visitará desde lo alto...Lucas 1:76-79.
Isaías habló a toda una nación, Juan Bautista le habló a la población civil cercana para que ellos reconocieran a su Salvador, para que se arrepentieran, abandonaran sus pecados, los confesaran y así regresar a su SEÑOR de manera genuina, no solo como cumplimiento espiritual, sino por amor a Dios, y en fe obediente a sus mandamientos. El mensaje del profeta era un llamado al cambio radical de pensamiento, corazón y acción. Sólo a partir de una regeneración interna visible afuera, sería como todos podrían ver
con claridad la venida liberadora del Rey exaltado en gloria. El niño Juan creció y se fortaleció en el espíritu, viviendo en lugares desiertos hasta el día en que apareció en público en medio de Israel. Lucas 1:80.
Tanto Isaías como Juan Bautista entendieron su llamado misionero y asumieron fielmente su responsabilidad, conscientes de que Aquel de quien debían predicar y profetizar era el Dios y SEÑOR de la nación y del cual debian testificar con sus propias vidas al servicio del Reino. Entendieron que eran ellos a quienes les correspondía la tarea en su momento, para abrir camino a la vida en el desierto del mundo; debían preparar la tierra árida de
los corazones para hacerlos productivos y fértiles en Dios, ellos debían rellenar
profundos valles de vacío espiritual, allanar montes y colinas de pecado y derribar obstáculos de vidas equivocadas sin Dios, para que se suavizara lo áspero de duras
existencias humanas llenas de engaño, vaciedad, mentira, impureza, vanagloria, envidia, celos, egocentrismo, indiferencia, incredulidad, apatía y mucho más. Isaías predicó desnudo y descalzo en señal de presagio, Isaías 20:3; mientras Juan vistíó como un ermitaño, comíendo lo que le daba la naturaleza, todo esto, en señal de humildad y dependencia a Dios, ¿qué esperamos nosotros? Juan tenía un vestido de pelo de camello y un cinto de cuero a la cintura; y su comida era de langostas y miel silvestre. Mateo 3:4.
El Bautista o purificador tenía toda la apariencia sencilla y simple de un campesino trabajador, pero entendido en las cosas de Dios, predicó a gritos para que Israel pudiera escuchar y buscar a Dios, no le importó lo que la gente dijera de él. No
le importó parecerle extraño y loco al mundo de su época, no le importó ser
excéntrico, hacer cosas diferentes, confrontarlos con su
pecado hasta el punto de morir por confrontar al gobernante de turno. Juan Bautista con sencillez de corazón
entendió que tenía un llamado de parte de Dios y que le correspondía prepara el
camino para el Gran momento de la aparición de Jesucristo, el Hijo de Dios, quien venía detrás de él. Vino Juan que no comía ni bebía, y sin embargo le decían que tenía demonio. Mateo 11:18.
Las preguntas que
surgen de esta enseñanza son:
- ¿Crees que Dios te ha llamado a preparar el camino para su
Segunda Venida?
- ¿Alguien puede decir
que tu vida es diferente porque la inviertes en el SEÑOR?
- ¿Has tenido
misericordia ayudando a alguien con lo que has tenido a la mano?
- ¿Le has dado el
mensaje de Jesús a alguien que estaba caído y le has dado palabra de fe y
esperanza?
- ¿Has bajado con
humildad el monte del orgullo para servir sin esperar nada a cambio y confrontar el pecado de otros con tu santidad?
El problema de hoy es
que en la mayoría de los casos, nos enfocamos en nosotros mismos, buscando a
alguien que nos abra camino, esperamos que alguien nos ayude, alguien que ore
por nosotros, que nos aliente, que nos anime y que sea una conexión que nos
acerque a Dios; alguien que nos consiga empleo, que pueda recomendarnos,
alguien que nos profetice lo bueno de parte de Dios, cuando todo eso es lo que debiéramos estar
haciendo nosotros como hijos maduros en fe obediente a Dios. Jesús les dijo: ¿qué salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿Qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Miren, los que visten con esplendor y viven en deleites, están en los palacios de gobierno. Lucas 7:24-25.
Estamos a tiempo para dejar de
enfocarnos en lo material y lo superficial del mundo, dejar de girar en torno a nosotros mismos y volvernos a Dios de corazón y con verdad, es tiempo de
centrarnos en la voluntad y prioridad del Padre que es su reino de justicia salvadora para bienestar y bendición de otras personas, es tiempo
de abrir camino a la vida, la libertad y paz haciéndonos odres nuevos llenarnos de vino nuevo para alinearnos y conectarnos de corazón a corazón con el Padre, haciendo que muchos conozcan a Jesucristo brillando a través de nosotros que somos sus luminares.
Tenemos familiares, amigos, compañeros, vecinos y conocidos por todos lados, a ellos debemos ir. Si
procuramos el bien ajeno, el nuestro estará asegurado. Dios se encargará de
traer a aquel que Él usará para que haga algo bueno por ti y por mí. Si
eres flojo en el día de trabajo; tu fuerza será reducida; libra a los que son
llevados a la muerte, y salva a los que están en peligro de condenación...Proverbios 24:10-12.
La presencia de Dios
en el mundo de hoy es imperativa pero depende de la credibilidad que ofrezca la iglesia, el
cuerpo de Cristo, el cual somos cada uno de nosotros los creyentes; es tiempo
de ser verdaderos libros abiertos donde todos puedan leer acerca del Reino y del Cristo Redentor de la cruz. Pero si las cosas de Dios no se están
notando, ni se están viendo en este oscuro mundo, es porque la blancura del vestido de la novia del
Cordero no se ve, ni ofrece mucha visibilidad debido a que está sucio, no está dando el testimonio
que corresponde a santos lavados con la sangre más pura, y tampoco resplandecemos revestidos de la luz y la unción del Espíritu Santo, por eso
escasean los nuevos creyentes, son pocos los milagros, casi imperceptibles las maravillas, las sanidades y los prodigios y no hay conversiones
firmes que multiplen los miembros del Cuerpo para que crezca y avance el Reino de Dios y su justicia. Y fue Juan por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. Marcos 1:4.
Como pueblo de Dios que somos, estamos obligados a predicar no sólo afuera, sino empezando por casa y el vecindario, predicando con nuestra amabilidad, ternura y vida fraternal porque tenemos un
mandato celestial para cambiar la mala imagen que se ha proyectado del Evangelio y
la iglesia, es decir, NOS URGE renovación, regeneración y compromiso en la manera de relacionarnos con Dios y con la gente. Debemos
mostrar que somos verdaderos hijos y servidores del Reino de Cristo, representantes del Dios vivo e instrumentos en el Espíritu Santo. Porque este es aquel de quien se refirió el profeta Isaías, diciendo: Voz del que clama en el desierto; preparen el camino del SEÑOR, hagan derechas sus sendas.Mateo 3:3.
Amados, por la gran solicitud que tenemos de escribirles, acerca de
nuestra común salvación, me ha sido necesario escribirles, exhortándoles que
contiendan ardientemente por la fe, que ha sido una vez dada a los santos,
Judas 3. Es como si Dios nos rogara que defendamos la fe que Él nos ha confiado
una vez y para siempre en sacrificio, muerte y resurrección de Cristo. Porque
Dios ya nos ha dado su poder con el Espíritu Santo, en el nombre de Cristo y su palabra, por lo tanto somos testigos para hablar a la
gente, acerca de Él, empezando por los de nuestra casa, nuestros vecinos,
nuestros compatriotas y el mundo entero. Hechos 1:8. Las semillas de las buenas acciones se transforman en un árbol de vida; y
el hijo de Dios que gana almas, es sabio, Proverbios 11:30.
Y será predicado este evangelio del
reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá
el fin, Mateo 24:14.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.
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