UNOS A OTROS, IMPLICA CONSTRUIR LA NACIÓN SANTA EN UNIDAD Y AMOR.
Para que no haya desunión en el cuerpo, sino que cada miembro del cuerpo se preocupe por los otros, 1 Corintios 12:25.
Sean humildes y amables; tengan paciencia y sopórtense unos a otros en amor, Efesios 4:2.
Por eso, ya no nos debemos criticar unos a otros. Al contrario, propongámonos no hacer nada que sea causa de tropiezo al hermano, o que ponga en peligro su fe, Romanos 14:13.
Recuerdo cuando estaba en el Seminario y me pusieron a investigar acerca de la unidad y el compañerismo entre el pueblo de Dios, empecé a leer con avidez las páginas del NT y encontré la frase “unos a otros," muchas veces, esto me impacto y llamó mucho mi atención porque en esa frase Dios nos habla de la estructura plena para construir y cuidar el Cuerpo de Cristo en unidad mediante el amor de Cristo que sostiene y guardar a sus redimidos en UNO, para que así las puertas del infierno no prevalezcan contra su nación santa. Somos como los órganos y componentes de nuestro cuerpo: uno solo, como uno solo es Dios, lo dice 1 Corintios 12:12-31.
Esto me hizo reflexionar que en vez de estarse quejándo de las falencias e imperfecciones del pueblo de Dios, lo que requerimos es amor y misericordia en la necesidad apremiante de conocer a fondo el Evangelio, lo cual me llevó a anotar cada texto en mi cuaderno, hasta que terminé de leer todo el NT, y concluí el trabajo que el Espíritu Santo puso en mi corazón, y que hoy les comparto en esta hermosa enseñanza que nos habla acerca de la unidad y el compañerismo del Cuerpo de Cristo, Mateo 5:13-14. Con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, Filipenses 2:3.
El ser humano fue creado para convivir en sociedad, uno al lado del otro en una vida fraterna, productiva y en paz, a eso se refiere la Biblia cuando habla de unidad y la unión, mucho más ahora, que aunque seguimos siendo pecadores, en Cristo llevamos un proceso de santificación; todos
nos necesitamos y todos nos complementamos unos a otros, todos requerimos de apoyo, ayuda y trabajo juntos, uno al lado del otro para vivir como comunidad santa y plena, pero en la comunión del Espíritu, en el ejemplo y consejo admirable del Dios hecho Hombre. Isaías 9:6.
En la Biblia, la expresión "unos a otros", nos obliga a vencer y solucionar los problemas y reacciones propias del ser humano, con la palabra de Dios, en la persona de Jesucristo y en el poder del Espíritu Santo que nos habita, para así edificar y defender juntos la fraternidad en el Cuerpo de Jesucristo, obedeciendo los mandamientos y haciendo justicia entre unos y otros, lo cual permitirá la extención del reino de Dios y su justicia, al servicio del prójimo, ganando almas y fomentando el conocimiento de Dios que quiere que vivamos como una gran familia, donde Él es nuestro Padre celestial. Sean afectuosos los unos a los otros con amor fraternal. Romanos 12:10.
Necesitamos crecer, madurar, renovar la mente, dominar los miedos y vencer al mundo, juntos, esa es una de las tareas diarias de los hijos de Dios en el Cuerpo de Cristo: ser un pueblo unido, solidario y misericordioso que vive en función de agradar al Padre, honrar al Hijo, y ser instrumentos de justicia en el Espíritu, al servicio de otros y sobre la base de los principios, instrucciones y ordenanzas Divinas. Juntos, hombro a hombro, así es que somos más que vencedores en la práctica de la unidad. La sal es
buena; pero si deja de estar salada, ¿cómo podrán ustedes hacerla útil otra
vez? Tengan sal en ustedes y vivan en paz unos con otros, Marcos 9:50.
Si en el cuerpo de Cristo cada miembro se conserva unido a la Cabeza, estaremos cerca uno al lado del otro, para que juntos seamos una gran barrera espiritual protectora, como una muralla que impida el avance de los enemigos; tenemos que ser bendición para glorificar a Dios; ser sal de la tierra y luz en el mundo nos responsabiliza ante Dios para dar testimonio de unidad, en pro de reducir la corrupta división que está carcomiendo al pueblo de Dios y la sociedad, pues sin unidad se destruye familias y naciones; El Padre, el Hijo y el Espíritu son Uno; nosotros somos representantes de esa unidad que es el reino de Dios en la tierra, haciendo retroceder las tinieblas. Para que no haya desunión en el cuerpo, sino que cada miembro del cuerpo se preocupe por los otros, 1 Corintios 12:25.
Estar unidos hoy es una gran urgencia, el enemigo viene como río para avasallar, dividir y separar lo que Cristo unió con su sacrificio; el principe de este mundo roba el amor, destruye el compañerismo, acaba con la fraternidad y consume la unidad del Cuerpo que costó la sangre y la vida del Unigénito del Padre, por eso está sacando a muchos del redil alejándolos de Cristo; sabemos este enemigo no cambia de táctica, sigue haciendo lo mismo que hizo con Eva y Adán en el Huerto del Eden diciendo: "divido y reinaré"; una frase, por cierto, cargada de maldad y perversión. No sé juzguen unos a otros, mejor decidan no poner tropiezo ni ocasión de caer al hermano. Romanos 14:13
La desunión polariza y arrastra a miles de tontos incautos al egocentrismo de la mezquindad, la envidia, la avaricia, los celos y la autosuficiencia, encerrándolos en la trampa del aislamiento narcisista del yo que reina en los corazones indiferentes que desplazan el señorío de Cristo y pasan por alto el gobierno del Padre, para luego dispersarnos como ovejas que no tienen pastor, asi se desintegra la vida en comunidad en medio del odio, el resentimiento, la falta de perdón, la frivolidad espiritual y finalmente, el derrumbamiento de la sociedad. Recíbanse unos a otros, así como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. Romanos 15:7.
Estar juntos uno al lado del otro es algo hermoso que nos atañe a todos como familia de Dios, como cuerpo de Cristo, como nación santa y ciudadanos del reino de Dios, seres humanos hechos a la imagen de Dios, conviviendo en armonía y colectividad, porque juntos produce estabilidad, crea seguridad, edifica confianza mutua, se rescata el valor de la palabra, y nuestros corazón se llenan de afecto y cariño en el fruto del Espíritu que nos hace uno en Cristo, valorando dones y reconociendo talentos en las diferencias y caracteristicas propias de cada quien. Enséñense
y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que el SEÑOR da. Colosenses
3:16a.
La congregación de creyentes que el Eterno ha venido formando y
multiplicando a través del tiempo tiene parecido a un hospital donde se recibe al enfermo, se cura al herido y se alienta al doliente que el mundo daña, para eso estamos; el 90% de las personas que llegamos a los pies de
Jesucristo, venimos a una congregación con el corazón hecho pedazos a causa del pecado, el mundo y el adversario, todo debido al desamor, la indiferencia y el rechazo de los egos inflados, rebeldes y soberbios que necesitan ser sanados; necesitamos permanecer juntos y llenos del Espiritu, para resistir los embates del diablo en el mundo natural. Hermanos, hemos sido llamados a libertad. Pero no usen esa libertad para dar rienda suelta a sus instintos. Es mejor que se sirvan unos a otros en amor. Gálatas 5:13.
Seamos conscientes que Dios nos creó para SER suyos pero en bendeción, transmitiendo el calor de una casa que mantiene encendido el fuego del amor en el altar, como la unidad de los carbones encendidos en la chimenea de la casa, en cooperación y solidaridad, perdonando las ofensas y
pasando por alto todas nuestros errores porque el único perfecto es Dios, pero todos nosotros, necesitados uno del otro. Por eso, confiésense unos a otros sus
pecados, y oren unos por otros para ser sanados. La oración fervorosa del justo
tiene mucho poder, Santiago 5:16.
Con la frase "Unos a otros" nuestro sabio Dios nos muestra el camino mejor a una vida de unión y convivencia social sana y con respeto mutuo para llegar a acuerdos, que cambien las agresiones, las revanchas y las competencias mal sanas, porque somos columna y baluarte de la verdad, dejando de mirar la paja en el ojo ajeno, y a cambio nos examinemos y nos miremos primero así mismos delante de Dios con la virtud de la humildad para valorar y reconocer los talentos y la capacidad de todos, y así ser un gran equipo que avanza en Dios, Él que hoy nos convoca a la
unidad, el apoyo mutuo y el afecto sincero del servicio, la enseñanza, la colaboración
y la amabilidad incondicional entre unos y otros. Confórtense unos a otros en amor, 1 Tesalonicenses 4:18.
Somos gente de fe amados por Dios para ser HACEDORES de la palabra, no solo oidores; nuestro estilo de vida debe ser coherente con nuestra fe en Cristo y nuestra posición e hijos de Dios y con el testimonio visible en Espíritu invisible que nos dirige. La acción habla más que las palabras, pero solo en la fuerza de la unidad, y la profundidad del amor podremos vencer tanta frialdad espiritual desintegración social, separación de familias y desapego moral que arruinan nuestra calidad de vida humana; recordemos la oración más hermosa de Jesús en Juan 17, donde ruega al Padre por la unidad de su pueblo para que la maldad del mundo no nos contamine al extremo de ser extraños aun en la familia; la
unidad y el amor deben ser la razón de todas nuestras actividades e intenciones. Pues si YO, el
Maestro y SEÑOR, les he lavado a ustedes los pies, también ustedes deben
lavarse los pies unos a otros, Juan 13:14.
El pueblo de Dios hecho UNO en Cristo, está facultado para dar a conocer la multiforme gracia del amor y la bondad de Dios, porque hemos sido redimidos de nuestra vieja manera de vivir y hemos crucificado la carne para llegar a ser uno solo en la unidad del Espíritu, lo cual el Mesías Rey enseñó a sus discípulos y por la cual oró al Padre en Juan 17, y lo sigue recordando en todas las páginas del NT., Sean
humildes y amables; tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor,
Efesios 4:2.
El real sacerdocio que Jesús estableció lleva su nombre dignamente y su sello de gloria en alto, en amor mutuo al servicio de la familia de Dios, un pueblo, un templo, una novia y una esposa en Cristo, su edificio y su fundamento, 1 Corintios 3:9-10; las iglesias establecidas por hombres no son una, ni llevan el nombre santo en alto, pues se basan en doctrinas de hombres, por lo tanto llevan nombres humanos, pero
nosotros El Cuerpo de Cristo y esposa del Cordero somos llamados UNA nación santa y real sacerdocio,, porque solo UNO es nuestro Padre celestial, UNO es Cristo y UNO su Espiritu en nosotros. Sean humildes, amables y pacientes, brindandose apoyo por amor, los unos a los otros. Hagan todo lo posible por vivir en paz, para que no pierdan la unidad que el Espiritu les dio. Solo hay una Iglesia, solo hay un Espíritu, y Dios nos llamó a una sola esperanza de salvación. Solo hay un SEÑOR, una fe, y un bautismo. Solo hay un Dios, que es el Padre de todos, gobierna sobre todos, actúa por medio de todos, y actúa en todos. Efesiosc4:2-6.
El pueblo del Eterno es quien permite la manifestación del Espíritu Santo en los
ministerios, con el fruto y los dones del Espíritu, con lo cual cada uno ministra las operaciones santas y divinas para hacerle oposición al mal. Tengan el
mismo sentir unos con otros; no sean altivos en su manera de pensar, sino
condescendientes y humildes. No sean sabios en su propia opinión, Romanos 12:16.
Dios llama a su pueblo a la humildad y la unidad, sembrando afecto y calidez con pureza de intenciones en la esencia del mensaje salvador, para que todos nos amemos incondicionalmente como el Padre nos amó en Cristo; Dios ama la
unidad y la integridad en verdad y justicia, por eso hizo de dos pueblos uno
solo, Cristo es nuestra paz. Él hizo de judíos y de no judíos
un solo pueblo, destruyó el muro que los separaba y anuló en su propio cuerpo
la enemistad que existía, Efesios 2:14. Por eso, ya no nos debemos criticar unos a otros. Al contrario,
propongámonos no hacer nada que sea causa de tropiezo al hermano, o que ponga
en peligro su fe, Romanos 14:13.
Todo el AT y NT expresan nuestra obligación de honrar a Dios con amor, unidad y humildad, como algo espiritual que afecte lo físico y lo natural; no se trata de
judaizar ni meter el ecunismo entre el pueblo queriendo cristianizar a todos, se trata de ser UNO SOLO en Jesucristoccomo lo dice la Escritura, por el Dios hecho Hombre, que nos dejo su ejemplo y su evangelio para que todos vivamos unidos en justicia, tolerando las diferencias
personales que nos hacen únicos e irrepetibles, pero que nos deben atraer mutuamente de manera sana y santa. Por eso,
acéptense unos a otros así como Cristo los ha aceptado. Acéptense para honrar
al Eterno Dios, Romanos 15:7.
La unidad ayuda la labor de la mayordomía en el servicio,
por lo tanto, los servidores de Dios aunque estamos en el mundo, no somos como el mundo, Él nos ha
apartado para Sí como sus instrumentos de gracia en Cristo; demos demostraciones de esa unidad, unos a otros, porque la unidad es placentera, hace fructifero al pueblo de Dios y es la meta en la que todos nos tenemos que esforzar para alcanzar el favor continuo de Dios. Según
cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros
como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios, 1 Pedro 4:10.
Nuestra diversidad de pensamiento cuadra divinamente con la unidad del Espiritu, Romanos 14:1-6; estamos para una labor conjunta, que rompe los limites del desacuerdo, derriba favoritismos, anula hipocresías y vence la inmadurez dentro de un trabajo en equipo santo, mancomunado y sostenido en el poder del brazo de Dios; mayordomos con recursos en el privilegio de la alegría, la sabiduría y las riquezas del reino de Dios en la abundancia de
bendiciones para la evangelización a las naciones. Ténganse
cariño unos a otros, afectuosos como hermanos. Den preferencia a los demás y
respétense unos a otros, Romanos 12:10. Y cuando se reúnan a
comer, espérense los unos a los otros, 1 Corintios 11:33. Esto es respeto y normas
de urbanidad para la convivencia pacífica.
Que nuestro compañerismo y servicio fluyan desde la unidad del amor a través de Jesucristo, Él es quien nos hace
aptos para la equidad
y el afecto sin fingimiento, ni intereses propios, asi como lo hizo Él, Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros, como YO
los he amado, que también se amen unos a otros, Juan 13:34 y 15:12 y 17. Para
que sean uno, así como nosotros, Juan 17:11c. Y ante todo
tengan entre ustedes ferviente amor, que cubre muchos pecados, 1 Pedro 4.8.
Estamos para respaldarnos ante el incrédulo y sustentárnos entre sí con la sana doctrina de la gran y mayor familia sobre la tierra, expresémonos con cariño, afecto sincero, respeto y lealtad de aceptación mutua. Hemos
sido llamados a la libertad. Pero no podemos usar la libertad para dar rienda
suelta a los instintos. Más bien a servirnos unos a otros en amor, Gálatas 5:13. Hospédense
los unos a los otros sin murmuraciones, 1 Pedro 4:9. Por lo tanto
recíbanse los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria
del Padre, Romanos 5:7.
Nuestras acciones en la vida son intencionales, pero a la luz
de la verdad, el compromiso y el propósito de Dios, aquí y ahora; todo ser humano tiene un final eterno, y hemos sido comprados a precio de sangre en el Salvador, para SER UNO. Estoy seguro hermanos míos, de que ustedes mismos están llenos de
bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que pueden amonestarse unos
a otros, Romanos 15:14.
A pesar de todo estamos llamados a ser irreprensibles para enseñar con el ejemplo, comportamiento y honradez, porque es posible SÍ o SÍ, vivir aplicando las enseñanzas de la biblia, mirando a Jesucristo, ungidos por el Espiritu y adorando a Abba Padre. No nos
hagamos vanagloriosos, provocándonos unos a otros con envidias, Gálatas 5:26;
sino que debemos llevar las cargas los unos de los otros, para que cumplamos
así ley de Cristo, Gálatas 6:2. Digamos siempre la
verdad a todos, porque somos miembros de un mismo cuerpo, Efesios 4:25, y
Colosenses 3:9.
Tenemos que distinguirnos por la unidad y los principios bíblicos que son mandatos morales para la formación de personas virtuosas al servicio de Dios. Los
saludan todos los hermanos, salúdense los unos a los otros con beso santo, 2
Corintios 13:12. Así que anímense unos a otros…1 Tesalonicenses
4.18, 5:11. Anímense y exhórtense unos a otros cada día
mientras haya un Hoy; para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño
del pecado. Hebreos 3:13. Tratemos de ser considerados unos con
otros para estimularnos al amor y las buenas obras, Hebreos 10:24.
Perdonemos y amemos, no permitamos que el enemigo gane terreno, Sean
buenos y compasivos los unos con los otros, y perdónense, así como Dios los
perdonó a ustedes en Cristo, Efesios 4:32. Sean
comprensivos con las faltas de los demás, sopórtense y perdónense todas
las ofensas, Colosenses 3:13. Así nuestra vida será una continua adoración
unida. Alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor
añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos, Hechos 2:47. Cuando
se reúnan, canten salmos, himnos y canciones espirituales. Alabando a Dios el
Padre de todo corazón, y dándoles siempre gracias por todo, en le nombre de
nuestros Señor Jesucristo, Efesios 5:19-20. Colosense 3:16b.
Seamos los
primeros en sujetarnos a los padres, las autoridades y los superiores porque somos testigos de Cristo. Ustedes que honran a Cristo,
deben sujetarse los unos a los otros, Efesios 5:21. Porque
somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos, Efesios 5:30. Igualmente
jóvenes, estén sujetos a los ancianos, y todos sumisos unos a otros, revístanse
de humildad, porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes, 1
Pedro 5:5.
Unidad es orar juntos interceder, vigilar y hacer jornadas de ayuno para ser guardados en todo tiempo por Aquel que nos creó y nos amó. Orando en
todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con
toda perseverancia y súplica por todos los santos, Efesios 6:18. Póngase
de acuerdo de todo corazón entre ustedes, amándose unos a otros y trabajando
juntos con un mismo pensamiento y un mismo propósito, Filipenses 2:2 y 3:16.
Cumplamos la
tarea juntos, que ninguno vaya por su lado, Y lucho para animarlos a
todos para que se mantengan unidos en el fuerte lazo de amor de Cristo, y que
tengan la plena seguridad de comprender todo el plan que el Padre y Cristo
habían mantenido en secreto, Colosenses 2:2: 1 y
Tesalonicenses 3:9. A fin de perfeccionar a los santos para la obra
del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo. Efesios 4:12. Por lo
cual anímense unos a otros, y edifíquense unos a otros, 1 Tesalonicenses
5:11-13.
Así como en el cuerpo los órganos se desarrollan en interdependencia uno con el otro, y ninguno es independiente, sino que funcionan al unísono, así debe ser el Cuerpo de Cristo para no colapsar. Lo que
has oído de mi ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean
idóneos para enseñar también a otros, 2 Timoteo 2:2. La unidad nos otorga autoridad para amonestar, disciplinar, animar y
sostenerse unos a otros con cuidadoso esmero. También
les rogamos hermanos, que amonesten a los ociosos, que alienten a los de poco
ánimo, que sostengan a los débiles, y que sean paciente para con todos, 1
Tesalonicenses 5:14.
Somos cuerpo de Cristo, por lo tanto, mostremos las cualidades y virtudes del
carácter de Cristo, el Novio, que vendrá por una novia sin mancha y sin arrugas. Cristo
amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella para santificarla, habiéndola
purificado en el lavamiento del agua por la palabra, Efesios 5:25b. Si
andamos en luz, como Cristo está en luz, tenemos comunión unos con otros, 1
Juan 1:7. Hermanos, no se quejen unos de otros para que no sean juzgados, pues el verdadero Juez, ya está a las puertas. Santiago 5:9.
Oremos: Padre, te damos toda la gloria y el
agradecimiento, reconociendo que hemos pecado contra la unidad de tu Cuerpo, te pedimos que nos limpies de todo lo que nos separa y divide; perdona todo pecado que ha roto la unión de los miembros y ayúdanos a andar en el Espíritu, a rescatar esa unicidad en Cristo, para que tu reino se ensanche en la tierra con un pueblo santo lleno de amor, obediencia y verdad. Clamamos por la llenura de tu Santo Espíritu para que sea Él nuestra única guia y Él uniéndonos en oración y adoración para bendición de miles. Danos tu favor para permanecer uno al lado del otro y que el enemigo sea derrotado de nuestras vidas, la familia y la nación, en el poderoso nombre
de Jesucristo de Nazaret, te lo pedimos. Amén
Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora
de su reino.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario