UN CORAZÓN AGRADECIDO
VENCE EL PECADO DE INGRATITUD
Entren por sus puertas con
acción de gracia; vayan a los atrios de su templo con alabanzas, denle gracias
y alaben su nombre, Salmos 100:4. Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con nosotros en Cristo Jesús, 1 Tesalonicenses 5:18.
Arráiguense profundamente
en Jesucristo, y edifíquense sobre Él, confirmen su fe como han sido enseñados,
rebosando siempre de gratitud a Dios, Colosenses 2:7. Y Todo
lo que hagan o digan, háganlo como representantes del Señor Jesucristo y den
gracias a Dios Padre por medio de Él, Colosenses 3:17.
La gratitud no es solo un sentimiento humano, es un principio divino y un valor de calidad humana que experimentamos a favor de alguien, primeramente para con Dios y luego para quienes nos rodean, porque nos bendicen, nos benefician, nos ayudan, nos acompañan, nos oyen y consuelan muchas veces.. La gratitud nace desde el mismo
Dios y nos enseña a ser agradecidos en su palabra; debemos dar gracias por todo lo que somos, tenemos, disfrutamos y hasta por las pruebas y aún por
lo que nos falta y nos resulta difícil de comprender en medio de las necesidades y momentos difíciles. El agradecimiento es un
principio bíblico que se convierte en virtud humana cuando aprendemos a ejercitarlo
desde la niñez; somos
los padres los encargados de enseñar a los hijos desde que comienzan a hablar, para que aprendan a tener un corazón agradecido
que reconoce todo lo que Dios es, nos permite disfrutar y vivir,
Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser
generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte
en acciones de gracias a Dios, 2 Corintios 9:11.
Agradecer es algo que debe hacerse en el momento mismo de recibir
una dádiva de Dios, un regalo o un obsequio de alguien; un corazón agradecido
no solo alaba a Dios y bendice a las personas por las cosas materiales,
agradecer es propio de un de un corazón humilde, alguien que reconoce, que
mucho de lo que tenemos o recibimos no lo hemos ganado por nosotros mismos,
sino que ha sido el amor y la bondad de Dios que mueve circunstancias y personas para
darnos siempre lo mejor; aún en tiempos de aflicción y escasés, en aún podemos
bendecir a otros en medio de nuestro dolor y necesidad, es algo más allá de
nuestras fuerzas..La ingratitud por su parte es un pecado porque siendo desagradecidos, estamos pasando por alto la bondad ignorando su amor y misericordia que nos da lo que no merecemos y nos perdona el castigo que sí merecemos,Pues aunque conocían a Dios, no lo
honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus
razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido, Romanos 1:21.
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La primera forma de agradecer a Dios es orando diariamente por
todo lo que nuestro Creador nos ha permitido vivir durante el día; por eso el
momento preciso de enseñar a nuestros hijos a ser agradecidos con Dios y con
las personas es el tiempo en que empiezan a pronunciar sus primeras palabras y el
punto crucial de eliminar la ingratitud es cuando se quejan o lloriquean por no
tener los caprichos que desean no
permitiéndoles hacer pataleta que es signo de rebeldía que debe corregirse de
inmediato. Es en ese instante cuando debemos recordarles todas las bendiciones que
Dios has puesto sobre sus vidas, la familia, la Iglesia y la nación.
Nuestro compromiso y tarea como padres debe ser enseñar agradecimiento
diariamente a los niños y a los jóvenes, si nos autoevaluamos como padres y
adultos responsables, ¿somos nosotros mismos agradecidos? ¿Agradecemos al Señor
cuando en todo tiempo, aun cuando pasamos dificultades y atravesamos por
momentos tristes de la vida? Si nuestros niños y jóvenes de hoy no son
agradecidos, no es problema de ellos, es de los mayores que no hemos dado
ejemplo, cosa que nos debe llevar a arrepentirnos y a pedir perdón a Dios para
que nuestro corazón sea mudado por uno que sea agradecido.
Es tan
importante el agradecimiento, que Dios mismo instauró el ministerio del
agradecimiento entre las tareas del tabernáculo de reunión, También
dejó con los levitas a Hemán y a Jedutum y al resto de los que fueron escogidos
y designados por nombre para cantar y dar gracias al Señor, porque su amor es
eterno, 1 Crónicas 16:41; dos
personas pocos conocidas, pero que tuvieron un papel importante en las tareas
del templo para cantar himnos de agradecimiento a Dios y que estaban bajo las
órdenes del
rey,
A todos ellos los dirigía su padre cuando cantaban en los servicios del templo
acompañados de platillos, salterios, y cítaras. Asaf, Jedutun, y Heman estaban
bajo las órdenes del rey, 1 Crónicas 25:6, porque una persona agradecida obedece
y respeta a sus superiores.
Quizá muchas personas no alcancen a comprender la importancia de
ser agradecidos ni la dimensión ni los efectos de la ingratitud y el daño que
causa en las personas; Dios lo sabe, por eso el mismo Señor Jesucristo nos
enseña a ser agradecidos adorando al Padre cada vez que iba a hacer un milagro
o cuando estaba rodeado de niños, En aquel tiempo, Jesús dijo: Te alabo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las
cosas que escondiste a los sabios y entendidos, Mateo 11:25. Debemos
ser sabios con los niños enseñándoles gratitud.
Las personas desagradecidas tienen un corazón frío carente de amor,
son calculadoras e interesadas, son utilitaristas, egoístas, indiferentes, molestamente
ególatras y vanas; son aquellos que se quejan por todo, los que no les importa
hacer daño a su prójimo, aquellos que aun a “sus seres queridos”, les causan
heridas y dolor; los que usurpan propiedades, los que rechazan y menosprecian;
aquellos que como cuervos, anhelan la muerte de sus padres y familiares para
apropiarse de la herencia, aquellos que se rehúsan a pedir perdón y les cuesta
perdonar, no expresan nada bueno a favor de otros, aquellos que son
oportunistas para vivir y aprovechar el momento, los que se apropian del
reconocimiento que le corresponde a otros, o los que ven todo triste y sin
esperanza, Pues aunque conocían a Dios, no lo honraron como a Dios, ni
le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio
corazón se endureció, Romanos 1:21.
Todas
estas personas han sido afectadas desde temprana edad por el virus, el cáncer y
flagelo del pecado de la ingratitud que menosprecia a Dios, lo abandonan y le
dan la espalda, son personas que no aman ni respetan a sus padres, todos ellos
en gran medida, son producto de la ingratitud y el desamor, ignorando que la
ingratitud enciende la ira de Dios, porque son privados de consejo, y no hay en
ellos entendimiento. Ojalá fueran sabios que comprendieran esto. Y se dieran
cuenta del fin que les espera, Deuteronomio 32:28-29. El
pecado de ingratitud provocó la ira de Dios y mantuvo al pueblo de Israel 40
años dando vueltas en el desierto, porque Dios castiga a su pueblo cuando es ingrato,
desobediente e irreverente.
Es por ello que a miles de personas les cuesta volverse a Dios,
recibir a Cristo, rendir cuentas y ser buenos ciudadanos, peor aún, ser
verdaderos hijos, hermanos, padres y vecinos solidarios, simplemente son seres humanos
que caminan por el mundo. Todos vivimos con estas personas, y otros también nos
soportan. La ingratitud nos vuelve personas indeseables, que se evitan y con
quienes no se desea compartir, esto es una triste y lamentable realidad, la
falta de agradecimiento ha contaminado de tal manera, que el común de la gente
no solo se olvida de Dios, sino que se llega al punto de desechar y abandonar a
los padres cuando están ancianos, Damos gracias a Dios porque
siendo pecadores, Cristo murió por nosotros, Romanos 5:8. ¿Qué debemos hacer para cambiar esto?
1. Orar agradeciendo a Dios por la
multitud de sus misericordias. Deben estar presentes cada mañana y
por la noche para dar gracias y para alabar al Señor, 1 Crónicas 23:30. Es bueno recordar continuamente las buenas nuevas del Evangelio de
Cristo y el sacrificio de su cruz, agradecer día y noche por haber dado su vida
por nosotros que no lo merecíamos. Ese amor que nos mostró Jesús en el Calvario
cuando éramos sus enemigos, nos debe mover a ser agradecidos, perdonar a los
enemigos y amar a los que son difíciles. Jesús afirma que si amamos
a los enemigos y perdonamos a todas las personas seremos llamados hijos del
Altísimo, Pues aunque conocían a Dios, no lo honraron como a Dios, ni le
dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio
corazón se endureció, Romanos 1:21.
Si aún Él es
benigno para con los ingratos y malos, debemos estar conscientes todo el tiempo
de agradecerle a Él su infinita misericordia y su amor perdonador cuando éramos
extraños
advenedizos ingratos,
alabemos al Señor con acción de gracias porque Él ha puesto el sello de su propiedad en sus
hijos. Lo curioso es que las personas desagradecidas que Dios nos
permite tener cerca, son usadas para nuestro provecho, para corregirnos y darnos
cuenta que debemos recordar su perfecto amor y su gracia al darnos vida y proveernos bendiciones cada día
Estén siempre gozos. Oren en todo momento. Den gracias en todo, porque esta es
la voluntad de Dios para con ustedes en Cristo, 1 Tesalonicenses 5:16-18.
2. Agradecer y aceptar la prueba Examíname,
oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay
en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno, Salmos 139:23-24. Solo Dios puede cambiar
el corazón ingrato de la gente, Él usa a muchas personas para pulirnos y llevar
a cabo sus propósitos en nuestra vida como hizo con José y sus hermanos, Génesis
50:20. Debemos
orar y pedir por los que nos resultan difíciles e ingratos; el pecado de
ingratitud nos hace personas conflictivas, problemáticas e inmerecidos del
reino de Dios, pero gracias a Dios que nos lleva cada día en su proceso, sólo la
intervención del Espíritu Santo en nuestro espíritu hace que dejemos de ser
ingratos, egoístas para abandonar la queja que son injusticia y rebelión.
Las quejas, la ingratitud y la mezquindad son falta de
misericordia hacia los demás haciéndonos injustos ante los ojos de Dios, El Señor
ya te ha dicho, oh hombre, en que consiste lo bueno y qué es lo que Él espera
de ti: que hagas justicia, que seas misericordiosos y que obedezcas
humildemente a tu Dios, Miqueas 6:8. Perdonar, pasar por alto los errores de otros, olvidar las
ofensas y prodigar amor setenta veces siete, es una forma de humilde
agradecimiento a Dios.
El Eterno Padre me ha
enseñado en mi vida práctica que cada vez que veo la ingratitud y defectos en otras personas y que me molestan
cierta clase de actitudes en ellos, por lo general, son cosas con las cuales yo
misma estoy batallando en mi alma y debo abandonar, algo que yo misma con la ayuda del Espíritu
santo debo eliminar de mi vida y ser libre para tener un corazón
agradecidos que adora y ama a Dios con intensidad y libertad a pesar de todo,
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego,
presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y pensamientos en Cristo Jesús,
Filipenses 4:6-7.
Entonces ¿por qué juzgamos, por qué criticamos, porque condenamos?
¿Por qué hablamos a la ligera de otras personas? ¿Con qué autoridad nos
atrevemos a agredir, rechazar y repudiar a alguien, en vez de amarlo? ¿Acaso la
esencia del evangelio no es el Amor? ¿Cuál es nuestro trato hacia las demás
personas? Si Dios me sigue amando a pesar de todo lo que le fallo y digo que ya
no vivo yo, sino Cristo vive en mí, esto debe ser una realidad en mi vida, no
puedo quedarme en solo palabras, No juzguen según las apariencias,
antes de hablar deben asegurarse de lo que dicen para no dañar a las personas,
Juan 7:24.
Cuando veamos a alguien desagradecido e ingrato, démosle ejemplo
de amor y gratitud bendiciéndolo, seguro que Dios tocará su corazón, porque la
generosidad vence la frialdad de lo ingrato.
3. El amor es un distintivo de gratitud a Dios por las personas que nos rodean. Y sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo
perfecto, Colosenses 3:14-15. Tengo que dar gracias al SEÑOR por las
personas que están siendo usadas por Él para hacerme más y más como Jesús. Las
personas difíciles y compmicadas que Dios permite a nuestro lado son para producir en
nosotros el fruto del Espíritu: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre y dominio propio, Gálatas 5:22. ¡Qué maravilla cuando
entendemos esto!
Las personas difíciles, frías e ingratas son usadas por Dios, para llevarnos a agotar nuestras propias
fuerzas, para despertar su amor extraordinario en nosotros; para entrenarnos en la generosidad, la piedad y
la paciencia, para formar en nosotros un carácter manso y humilde fortaleciendo nuestra
fe y confianza en Dios, pues nada de esto puede salir por nosotros mismos sino con la ayuda de Dios, es la gracia
Todopoderosa que emana del Espíritu Santo la que produce desprendimiento a lo
material en nuestro interior y crea la PAZ del agradecimiento que enseñó Jesús, y que nos proporciona gozo
haciéndonos agradecidos para fluir en la presencia de Dios para,
Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un
solo cuerpo. Y sean agradecidos, Colosenses 3:15.
Ser agradecidos y llenos del fruto del Espíritu es parte del plan de Dios para que haya
verdadero cambio en el mundo y Paz en las naciones, empezando por la familia
sanguínea y la familia de Dios, su Iglesia, su esposa por la cual Cristo viene
pronto. La gratitud de corazones rebosante de amor debe ser el comienzo para
una nueva era de la Iglesia de Jesucristo sobre el planeta tierra, llevando en
oración a Dios a todas las personas que consideramos difíciles y por lo tanto
necesitadas de salvación Y todo lo que hagan, de palabra o de
obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por
medio de Él, Colosenses 3:17.
4. Obediencia a la palabra de Dios, Den
gracias al Señor, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia.
Que lo digan sus redimidos, a quienes ha rescatado de la mano del adversario y
los ha reunido de las tierras, del oriente, del occidente, del norte y del sur,
Salmos 107:1-3.
Siempre,
tendremos que lidiar con personas difíciles e ingratas, Cristo entronado
en nuestro corazón, hace realidad su amor y su justicia; empecemos a dar
más abrazos, regalar más sonrisas, ver cambiadas y regenerados a las personas
por fe en el poder del Omnipotente por nuestras oraciones y cantos de agradecimiento. Todo lo
que hagamos y oremos a favor de otros, se nos volverá como un búmeran de
bendiciones impresionantes, porque en aquellas personas que consideramos más
difíciles, están ocultan las bendiciones más grandes de Dios para nuestra vida
Dedíquense a la oración: perseveren en ella con agradecimiento, Colosenses 4:2.
Ahora que examino mi corazón y tu examinas el tuyo, Padre nos
exponemos ante tu corte celestial, y te pedimos Espíritu Santo que nos ayudes,
nos aconsejes y nos dirijas a toda justicia siendo agradecidos; imploramos que
llenes nuestro corazón de la gratitud del amor, que genuinamente mengüemos y
que Cristo crezca en mí; porque anhelo ardientemente estar limpia y santificada
para que mis oraciones no hallen estorbo; Ayúdame a orar por todas esas
personas que me causan molestia con su actitud; Padre, que tu presencia sea
vista en sus vidas y en la mía. Que a pesar de todo lo que hagan o dejen de
hacer, yo pueda amarlos, bendecirlos, ser generosa y servirles para que Jesús
me encuentre preparada para partir contigo en las nubes cuando vengas por tu
novia. En el nombre de Jesús oramos, Amén
Lic.
MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino eterno.
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