La templanza solo es posible vivirla si estamos llenos del Espíritu Santo, pues es solo Él quien nos da el fruto para controlar las pasiones humanas y la toma de decisiones sobre la base de una moral sana y una espiritualidad bien enfocada, Juan 16:13; la templanza o dominio propio es moderación de los apetitos del cuerpo y los deseos del corazón. Pues Dios nos ha dado un espíritu de poder, de amor y dominio propio, 2 Timoteo 1:7.
Hablar de templanza implica sobriedad, y moderación con estabilidad y aplomo de carácter y personalidad definida, todo esto unido a la guía y consejo del Espíritu Santo que nos da su fruto de vida, fruto de madurez, equilibrio, balance y sabiduría para saber vivir a la manera de Dios con Cristo como Capítán del barco de nuestra vida para gobernar nuestros impulsos. Como ciudad sin defensa y sin murallas es todo aquel que no sabe dominarse, Proverbios 25:28.
La templaza involucra nuestra voluntad y los limites de una vida construida sobre la base de los principios en la palabra de Dios, la cual nos instruye, enseña y advierte para preservar nuestra vida, santificar el alma, y mantener el espíritu humano alineado a la mente de Cristo. Por lo tanto, no podemos dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio. 1 Tesalonicenses 5:6.
Es necesario un verdadero cambio de actitud y de vida frente a la voluntad de Dios, el mundo y nosotros mismos para no dar rienda suelta a los apetitos de los sentidos, sino con sabiduria reconocer nuestras verdaderas y reales necesidades para no desbocarnos, resbalar y caer. Porque no nos ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no nos dejará ser tentados más de lo que podemos resistir, sino que cuando llegue la tentación, Él nos dará una salida para poder resistir. 1 Corintios 10:13.
Es importante vivir en el Espíritu para gozar de esta virtud maravillosa gozando de libertad balanceada y no ser esclavos de los vicios, el mundo y la carne. Sin Dios no somos nada buenos en sí mismos, pero con El SEÑOR reinando en nuestro ser podemos ser su reflejo y su imagen. Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo, sobria, justa y piadosamente. Tito 2:11-12. Amén.
Hablar de templanza implica sobriedad, y moderación con estabilidad y aplomo de carácter y personalidad definida, todo esto unido a la guía y consejo del Espíritu Santo que nos da su fruto de vida, fruto de madurez, equilibrio, balance y sabiduría para saber vivir a la manera de Dios con Cristo como Capítán del barco de nuestra vida para gobernar nuestros impulsos. Como ciudad sin defensa y sin murallas es todo aquel que no sabe dominarse, Proverbios 25:28.
La templaza involucra nuestra voluntad y los limites de una vida construida sobre la base de los principios en la palabra de Dios, la cual nos instruye, enseña y advierte para preservar nuestra vida, santificar el alma, y mantener el espíritu humano alineado a la mente de Cristo. Por lo tanto, no podemos dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio. 1 Tesalonicenses 5:6.
Es necesario un verdadero cambio de actitud y de vida frente a la voluntad de Dios, el mundo y nosotros mismos para no dar rienda suelta a los apetitos de los sentidos, sino con sabiduria reconocer nuestras verdaderas y reales necesidades para no desbocarnos, resbalar y caer. Porque no nos ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no nos dejará ser tentados más de lo que podemos resistir, sino que cuando llegue la tentación, Él nos dará una salida para poder resistir. 1 Corintios 10:13.
Es importante vivir en el Espíritu para gozar de esta virtud maravillosa gozando de libertad balanceada y no ser esclavos de los vicios, el mundo y la carne. Sin Dios no somos nada buenos en sí mismos, pero con El SEÑOR reinando en nuestro ser podemos ser su reflejo y su imagen. Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo, sobria, justa y piadosamente. Tito 2:11-12. Amén.
Si tuvieras que renunciar a algo que te esclaviza,¿Estarías dispuesto a entregárselo a Dios para ser libre y tener una vida equilibrada y armónica?
https://www.youtube.com/watch?v=eEbkrHrsbz4
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