Escudríñame,
oh YHVH, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón. Salmos
26:2.
No tengan
miedo de los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; teman más al
que puede hacer perecer el alma y el cuerpo en el infierno. Mateo 10:28.
Solo en
Dios reposa mi alma; de Él viene mi salvación. Salmos 62:1. Pero como eres
tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apocalipsis 3:16.
Desde hace ya algunos años, se ha venido diciendo que el mundo se metió en la Iglesia del SEÑOR Jesús, esto, debido a la influencia negativa del secularismo y el relativismo ideológico mundano que ha cambiado los principios eternos de Dios, por valores relativos de los hombres; ahora muchos en la Iglesia piensan, actúan y hasta opinan contrario a la Escritura, mostrando actitudes, comportamientos, afanes, vocabulario, y preocupaciones propios del mundo, pero ajenos a la sana doctrina e indiferentes a Dios; situaciones del mundo han permeado a los miembros de Cuerpo de Cristo, afectando la doctrina, el testimonio, la misión y unidad de la Iglesia. No se amolden al mundo actual, sino transfórmense mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. Romanos 12:2.
Es decir, que los que eran fieles a la causa del evangelio, ahora adoptan tendencias, modas, y formas de pensar, actuar y hablar como el mundo, optando ciertas prácticas que no se alinean a los principios originales dados por Dios; esta influencia tan marcada del mundo, dentro de la Iglesia, ha ido menguando la fe, la devoción, la entrega, el compromiso y la unidad, haciendo que los creyentes en Cristo pierdan la identidad de hijos de Dios y el sentido de pertenencia al reino de Dios, además de hacer notorio el individualismo y la división; pero la unidad y la santidad son la cura para tanta división y para que funcionemos en perfecta sincronia y armonia con la diversidad. Porque los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios. Romanos 8:14.
Los hijos de Dios y ciudadanos de su reino han adoptado valores relativos para complacerse con el común del mundo y no con el Creador; tales cosas como el estilo de vida, las formas de ser y actuar de muchos creyentes contradicen las enseñanzas e instrucciones bíblicas, poniéndose máscaras y adoptando fachadas de apariencias y falsa piedad en un enfoque excesivo de materialismo, superficialidad, indiferencia y tibieza espiritual en ausencia de la vida de fe, y con la consecuencia de pérdida de credibilidad como iglesia y pueblo santo ante la sociedad. Ustedes deben ser santos en todo lo que hagan, como también es santo, Aquel que los llamó; pues está escrito: Sean santos, porque YO SOY santo. 1 Pedro 1:15-16.
Hay consecuencias debido a tanta injusticia consentida en el mundo, silencio e indiferencia entre nosotros como hijos de Dios, que debemos enfrentar todo lo que se ha infiltrado del mundo en el pueblo de Dios, pues se le está dando cabida a la maldad del enemigo con corrupción y apostasía dentro de la Iglesia como si se nos hubiera olvidado que somos la sal de la tierra y la luz del mundo; las tinieblas deben salir del pueblo santo y para ello tenemos que reflexionar personal e introspectivamente buscando la purificación del alma en cada uno de los miembros del Cuerpo de Cristo; pues somos testimonio que honra a Dios para salvación de muchos, y para ello no podemos descuidar la nuestra porque el arrebatamiento está más cerca que nunca y no podemos andar en liviandades, sino limpios sin mancha y sin arruga esperando al Rey. Crea en mi, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mi. Salmos 51:10.
Antes de entrar al tema que nos ocupa, recordemos que es alma: el término alma se usa para describir al ser humano en su totalidad, es decir, que alma es el yo, la persona completa propiamente dicha con espíritu o aliento de vida, mente, emociones, deseos, voluntad y cuerpo; por su parte, desenmascarar significa quitar las caretas, fachadas y máscaras de apariencia, para descubrir lo que realmente hay en el interior de cada persona, para ser auténticos, veraces e íntegros. Ay de ustedes maestros y fariseos hipocritas, que por fuera se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de inmundicia; que se muestran justos ante los hombres, pero por dentro están llenos de iniquidad. Mateo 23:27-28.
Desenmascarar el alma entre el
pueblo de Dios, es la forma de sacar a luz el pecado y dar a conocer lo falso y
moralmente equivocado que hay en los corazones de aquellos que se dicen
creyentes, para que se coloquen frente a la realidad espiritual de Dios revelando su
yo alma; la biblia contiene innumerables textos que desenmascaran el
pecado, la falsedad, la soberbia y la maldad que está escondida en el alma de cada quien; esto es una forma
de hacer justicia y vivir la verdad con autenticidad para volver a la fe
obediente y genuina en la comunión y presencia del SEÑOR. El que practica el
engaño no vivirá en mi casa; y el que habla mentiras no permanecerá en mi
presencia Salmos 101:7.
Somos hijos y pueblo de Dios
redimidos en Cristo, por lo tanto, no
nos podemos descuidar ni quedar en que somos humanos débiles y que nuestra naturaleza y
esencia son carnales, necesitamos examinarnos a la luz de la palabra,
comparándonos con Cristo, no con la gente, y pidiendo en oración que el
Espíritu Santo nos redarguya y nos convenza de pecado, de justicia y de juicio;
tenemos que vencer la carne y el mundo, sometiéndonos a Dios, para sacar huyendo al
enemigo, y con un escrutinio espiritual continuo, poder ser santos de verdad,
mansos, y humildes como nuestro Salvador, siguiendo su ejemplo y sus pisadas. Escudríñame,
oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y ve si hay en mí, camino de
perversidad. Salmos 139:23.
Llegó el momento que los hijos y pueblo de Dios en Cristo, nos
preparemos de verdad para recibir al SEÑOR en el arrebatamiento, y para ello,
muchos hijos pródigos deben volver al Padre celestial, rendidos a los pies de
Cristo, arrepentidos y pidiendo perdón, con la oportunidad de ser tratados,
moldeados y transformados desde la conciencia, con el carácter y la personalidad
que Dios espera de nosotros como sal y luz de la tierra. Que Dios
mismo, el Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente santos, y les conserve
todo su ser, espíritu, alma y cuerpo sin mancha, para la venida del SEÑOR Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23.
Mirémonos, confrontémonos y examinémonos introspectivamente para reconocer ¿qué clase de vida estamos
llevando, ¿cuál es la fe que decimos tener? Con nuestra identidad y sentido de
pertenencia ¿qué estamos reflejando? Muchos
que dicen y creen ser creyentes en Cristo, se han puesto máscaras de falsa
piedad, y no se han dado cuenta que hace rato Dios se alejó de ellos, porque le
han dado la espalda y se han dedicado a los negocios del mundo, olvidando la
oración, la comunión e intimidad con Cristo y han apagado el fuego del
Espíritu, sin tener en cuenta la palabra y dejando de practicar la verdad y el
amor, que es la esencia del Evangelio. ¿De qué le sirve al
hombre ganar el mundo entero, si pierde su ama? ¿O cuánto podrá el hombre pagar
por su vida eterna? Mateo 16:26.
La tibieza e indiferencia espiritual que se ve hoy en la Iglesia no llegó de la
noche a la mañana, así como tampoco el fervor, la entrega y compromiso con Dios no viene como por
arte de chasquido de dedos, por eso Dios en su amor, sigue llamando nuestra
atención con urgencia para despertar el espíritu, santificar el alma y
purificar el cuerpo, como verdaderos templos y altares santos y vivos del Espíritu de Dios, Él nos revela a Cristo y actúa a través de lo que somos, hablamos y hacemos si en verdad somos pueblo y nación santa; por lo tanto, necesitamos volver a ser auténticos discípulos de
Cristo, amando al Padre tal como lo ordena y enseña la palabra desde el
principio. Jesús le dijo: ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Mateo 22:37.
Hoy tenemos que desenmascarar nuestra alma porque no somos cuadros de pintura
abstracta colgados en una pared, pues si fijamos bien la mirada, descubrimos que
esa pintura tiene un mensaje escondido que hay que descubrir, así nosotros; muchos están
presos haciendo lo que quieren y les parece mejor según su opinión, porque han
endiosado su propia voluntad y han dejado de consultar a Dios y depender de Él, por
eso los “creyentes” de hoy viven con cantidad de problemas tratando de salir de
muchas encrucijadas en las cuales se han metido, así que miremos, estudiemos y analicemos lo que sigue en esta enseñanza. Miren muy
bien que a nadie le falte la gracia de Dios; para que ninguno sea como planta
de raíz amarga que hace daño y envenena a la gente. Hebreos 12:15.
Necesitamos conocernos a nosotros mismos para ver cómo
estamos operando en el reino de Dios con nuestra vida natural, si no
nos miramos en el espejo de la palabra ni tenemos los ojos puestos en Jesús,
muchos seguirán corriendo el riesgo de creer que viven en el Espíritu, pero en
verdad viven en la carne, pero se requiere de un corazón sincero, quebrantando,
humilde y manso que acepta y reconoce que aún requiere ser tratado y formado
por la mano de Dios, para poder experimentar una renovación de la mente y una
restauración del alma. Todos nosotros, que ya no tenemos el velo en la cara,
somos como un espejo que refleja la gloria de Cristo, y vamos transformándonos
en su misma imagen, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la
acción del Espíritu Santo en nosotros. 2 Corintios 3:18.
Desenmascaremos el alma antes que sea demasiado tarde para que saquemos estos pecados sutiles y silenciosos de nuestra vida.
1. Falta de Comunión y amistad con Dios. Pero tengo
una cosa contra ti, que has dejado tu primer amor. Apocalipsis 2:4. La falta de comunión con Dios trae tibieza espiritual que luego se
transforma en indiferencia, frialdad, desamor y rebeldía para con Dios convirtiéndose la vida en una
continua religiosidad de formas; es tan sutil la separación de Dios, que todo parece normal y no te
das cuenta de tu verdadero estado espiritual. Este pecado silencioso e imperceptible de no tener a Dios en
primer lugar no escandaliza a la multitud, pues no es visible a sus ojos, pero
es un mal muy infiltrado en la Iglesia, y es un acto ofensivo contra la
santidad divina, donde muchos se enfocan en lo superficial y pasajero del
mundo, descuidando su estado eterno. Si alguno dice que ama a Dios, pero
aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha
visto. ¿Cómo puede decir que ama a Dios a quien no ha visto? 1 Juan 4:20.
No ver ni discernir nuestro propio estado eterno separados y distanciados
de Dios va minando las fuerzas y debilitando el alma, porque el desamor no es
solo con Dios, sino con el prójimo y las persona que nos rodean, algo que la
gran mayoría no acepta debido a que su ego religioso los supera sin darse cuenta que
están trasgrediendo el Gran Mandamiento donde Dios nos ordena amarlo por encima
de todo y a pesar de todo, con el alma, el espíritu y cuerpo, así como Cristo
nos amó hasta la muerte de cruz. Amarás al SEÑOR tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
Deuteronomio 6:5, Mateo 22:37, Marcos 12:30, Luca 10:27.
Transgredir el mandamiento de amar a Dios y al prójimo trae primeramente consecuencias espirituales, luego prácticas disrias donde se pierde la guía del Espíritu Santo, con dificultad para progresar espiritualmente a causa del alejamiento de Dios, así como dificultad para establecer sanas relaciones personales con los demás; entonces se empieza a tomar decisiones incorrectas y erradas, este pecado de transgresión al Gran Mandamiento y el desamor generalizado, contribuyen al aumento de la maldad, propagación de la impiedad, y apatía espiritual, donde ya nada ni nadie importan, sino uno mismo, por eso todo empieza a girar alrededor de sí mismos; ya no vemos nada bueno, sino maldad y falsedad. Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo. Mateo 24:12-13.
Estar separados de Dios por falta de amor a Él tergiversa las prioridades e imposibilita recibir bendiciones, robando así el gozo y la paz en todos los ámbitos de la vida, y finalmente trae un sentido de culpa, pero sin discernir el trasfondo del asunto, a no ser que alguien arrepentido venga en humillación a buscar el rostro de Dios para volver a Él. Además de todo esto, se suplanta el amor a Dios y al prójimo, por amor a las riquezas, porque la avaricia que es tomada bíblicamente como idolatría, se apodera de los corazones, añadiendo agüeros, falsas creencias, superstición, magia, adivinación, horóscopo, satanismo, e idolatría con todo tipo de personas o de cosas; también viene la invocación de santos, espíritus y muertos llamada necromancia; todo esto como resultado de sustituir a Dios en el corazón humano; estos son pecados graves que mantienen la pérdida de la relación con Dios, pero lo importante de nuestra fe, es permanecer en su amor y obediencia. Porque he aquí, que los que se alejan de Ti perecerán. Tú, SEÑOR, destruirás a todo aquel que de Ti se aparta. Salmos 73:27.
2. Orgullo y
soberbia espiritual. Tú que dices que
eres rico, que te ha ido bien y que no te hace falta nada; pero no te has dado
cuenta que eres un desdichado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Apocalipsis
3:17. El orgullo y la soberbia espiritual nos lleva a la
autosuficiencia e independencia de Dios, y aunque tengamos mucho conocimiento
bíblico, corremos el riesgo de separarnos de Él, lo cual debería cambiarse por
humildad y dependencia a Dios, porque Él no tolera ni minimiza este pecado, al
contrario, lo aborrece profundamente.
Este pecado espiritual tan común en la Iglesia fue
referido por el SEÑOR Jesús cuando se dirigió a los escribas y fariseos
religiosos de la ley, que como conzecuencia son apóstatas, enseñando doctrinss de hombre, cosa que Dios rechaza eternamente porque sus poseedores prtenden ponerse por encima de Dios delante de la
gente, y no se dan cuenta que en realidad con su actitud se oponen al señorío, esencia
santa, humilde y mansa del SEÑOR Jesucristo que nos muestra al Padre. Cuando
viene la soberbia, entonces viene la desgracia, pero con la humildad viene la
sabiduría. Proverbios 11:2.
Este pecado es una de las principales causas de
decadencia de la Iglesia, y muchos de los que lo poseen están en el altar y sentados en
las bancas; este pecado se mueve entre ministros y siervos que se creen estar firmes en la
fe; es un pecado que se desliza sutil y silenciosamente como una serpiente
disfrazado de espiritualidad y se viste con apariencia de piedad y santidad,
pero los que lo viven muestran pocas formas de entrega genuina y devoción a
Dos, y la Biblia advierte el peligro de caer en soberbia y orgullo, pecado que desagrada mucho a
Dios y puede llevar a la destrucción eterna, pero la humildad como virtud y fruto del
Espíritu Santo, es valorada por Dios, por eso dice: Dios resiste a los
soberbios, pero a los humildes da gracia. Santiago 4:6.
El pecado de orgullo y soberbia espiritual es un espíritu
de apariencia que va apagando la llama del Espíritu y secando su fuente de
vida, endureciendo el corazón de quienes lo poseen y alejándolos sigilosamente
de su Creador y Salvador; poco a poco se va anulando la sensibilidad espiritual
y se corta la amistad con Dios, dejando tras de sí una cáscara vacía plagada de
rutina y activismo religioso lleno de las agendas humanas con una débil fe y falsa
piedad. Pero el que se gloria, gloríese en el SEÑOR; porque no
es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.2
Corintios 10:17-18.
Orgullo y arrogancia espiritual son veneno para el alma, así Dios no acepta lo que hacemos, no recibe la adoración, no responde nuestras
oraciones y no se agrada de las obras que hagamos para Él, en tal condición de
soberbia y autosuficiencia, donde no se consulta a Dios para saber que quiere
El encargarnos; al contrario, Dios se pone en nuestra contra, porque el mismo
Dios que debiera estar a nuestro favor cierra los cielos sobre ti, no porque no
te ame, sino porque nuestro orgullo, arrogancia, soberbia y autosuficiencia lo
repelen de nuestra vida…YO lo desecho; porque YHVH no mira lo que mira el hombre;
pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Dios mira el corazón.
1 Samuel 16:7.
En tal condición, la vida del creyente se vuelve seca,
sin poder, ni valor en lo que predica, y les resulta más fácil hablar de
prosperidad, milagros y promesas que con comodidad alimentan el ego y las
expectativas de los oyentes, sin confrontar el pecado de las almas; satanás
sabotea nuestro caminar con Dios para que muchos abandonen su fe en Dios y sean
cristianos superficiales, de nombre y apariencia, sin profundidad en la
palabra, sin fruto ni llenura del Espíritu Santo, dejando de ser auténticos e
íntegros, para convertirlos en soberbios y arrogantes cristianitos desagradables no solo
ante Dios, sino ante los hermanos. Dios dice; El que teme al SEÑOR evita
el mal; porque el orgullo, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, YO
aborrezco. Proverbios 8:13.
Muchas esferas de la Iglesia siguen con ceguera
espiritual y máscaras en el alma, endureciendo el corazón y cauterizando la conciencia
con el mismo pecado que usó satanás en el huerto del Edén; es así que muchos
desprecian a sus hermanos creyéndose más santos y sabiondos que los otros, con este pecado
el enemigo gana sus mayores victorias arrastrando a muchos al abismo, porque
los hace enfocarse en su ego que ve los errores y pecados ajenos y no las fallas propias; engañados imaginan que van por el camino correcto, se vuelven más ciegos
ante la corrupción haciendo parte de ella, sin darse cuenta que por dentro se
están descomponiendo, y que van a la muerte eterna, si fe, en desobediencia, corrupción moral y sin salud espiritual. ¿Por qué quieren
ser castigados aún? ¿Todavía se rebelan? Toda cabeza está enferma, y todo
corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en ellos cosa
sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curados ni vendados, ni
suavizadas sus heridas con aceite. Isaías 1:5-6.
3. Hipocresía y
falsa piedad. ¡Ay de
ustedes escribas y fariseos hipócritas!
Porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera se muestran
hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muerte y de toda
inmundicia. Mateo 23:27-28. El pecado de hipocresía y
falsa piedad está matando al cuerpo de Cristo desde adentro, porque los que se
dicen ser “creyentes” mantienen una vida de doble ánimo, con todo lo que hacen buscan su propio beneficio económico y reconocimiento personal; predican una cosa,
pero hacen otras cosas muy diferentes a la verdad bíblica que pretenden predicar, porque ¿quién podrá
ver sus propios pecados? ¿Quién puede conocer sus propios pecados ocultos en su
corazón? SEÑOR, perdóname de aquello que no estoy consciente, y ayúdame para no
pecar sin darme cuenta. Salmos 19:13.
Estos pecados se pasan por alto en la Iglesia porque los que
viven este pecado oran, ayunan y hacen ejercicios espirituales, pero de ello no
se enseña ni se predica en las congregaciones, pues muchos creyentes y ministros
conservan este estilo de falsa piedad y doble ánimo poniendo máscaras, fachadas y
caretas que manejan con doble testimonio; son unos en la casa, pero otros en la
congregación de los santos, así nadie lo nota y este pecado se pasea rampante
por los pasillos de las congregaciones. Pero ¡ay de ustedes escribas y
fariseos hipócritas! Porque cierran el reino de los cielos delante de los
hombres, y ni entran, ni dejan entrar...Devoran las casas de las viudas y con
pretexto hacen largas oraciones; por esto recibirán mayor condenación. Mateo
23:13-15.
La hipocresía se esconde y se disimula todo el tiempo, así se mantiene
con una falsa espiritualidad farisaica, sin darse cuenta que los ojos de Dios
ven los corazones y sus intenciones, y Dios no justifica esto, ni lo
tolera, sino que lo rechaza de raíz, razón por la cual Jesús confrontó a
principales y religiosos de su época, pues conocía la falsedad de los corazones; Dios condena y repudia totalmente la hipocresía que se desliza en la iglesia como serpiente. ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo van a escapar
del castigo del infierno? Mateo 23:33.
Esta actitud pecaminosa ha causado gran daño de división y falta de multiplicación para el reino de Dios, de generación en generación, mostrándose una profunda incoherencia entre la fe y la doctrina que se predica, con acciones totalmente contrarias al Evangelio, y que se lleva a cabo en el cuerpo de Cristo, donde se presenta una aparente piedad, sin vivir realmente la verdad, sinceridad y amor del evangelio, pues se actúa disfrazadamente para ser vistos de otros y recibir reconocimiento humano, pero no de Dios, pero la Biblia enseña, condena y advierte el peligro de la hipocresía. Jesús les contestó: bien habló el profeta Isaías acerca de lo hipócritas que son ustedes, cuando escribió: este pueblo me honra con la boca, pero su corazón está lejos de mí. Marcos 7:6.
Muchos ellos siguen sirviendo en tales condiciones de pecado, sin saber que todo lo que hacen es como tamo que lleva el viento y carece de la aprobación divina,
puesto que Dios no se agrada de los externo, cuando el interior está
contaminado y cada uno hace lo que plane, poniendo barreras espirituales, no solo
para Dios, sino para que otros lleguen al Camino, la Verdad y la Vida. Tú, pues,
conviértete a Dios; actúa con verdad y rectitud, práctica el amor y la justicia
y espera siempre en el SEÑOR. Oseas 12:6.
La hipocresía espiritual finge piedad, juzga fácilmente a
los demás, pone sus propias reglas y normas en las relaciones personales,
carece de arrepentimiento y humildad, para reconocer que aunque todos somos pecadores, si estamos en Cristo se nos han dado diferentes dones y no debemos discriminar a nadie, mucho menos a los hermanos de la fe, aunque no sean de
su agrado; por todo esto debemos estar buscando continuamente la gracia
de Dios para reafirmar nuestra fe en Cristo, alcanzar su carácter y ser auténticos
e íntegros delante del Padre celestial. Oh hombre, el SEÑOR
ya te ha dicho en qué consiste lo bueno y qué es lo que Dios espera de ti: que
hagas justicia, que sea fiel y misericordioso, que obedezcas y te humilles ante el SEÑOR. Miqueas 6:8.
Es tiempo de abandonar estos pecados ocultos y muchos más que se esconden, reflexionar y cambiar para salir de la
rutina espiritual seca y gastada, de dejar los reclamos, las quejas y la crítica hipocrita para que nos alcancen las promesas y bendiciones admitiendo corrección, dejando de hablar de recompensas divinas y a cambio venir a
Dios en arrepentimiento, para que no sigamos dando falsos mensajes que suenan bonitos y emocionan; tenemos que entregar la palabra viva que transforma y dar testimonio para que muchos más
conozcan a Cristo y lleguen al Padre en el poder del Espíritu Santo, aménnn.
Conviértanse a Mí, con todo su corazón, con ayuno, lloro y lamento. Rasguen su
corazón y no sus vestidos, conviértanse al SEÑOR nuestro Dios; porque Él es
clemente y compasivo, lento para la ira y grande en misericordia, y se
arrepiente del castigo. Joel 2:12-13.
No tenemos excusa por ninguno de estos pecados porque todo lo que hacemos, es por voluntad propia, primero pensamos y maquinamos en la mente provocando sentimientos que nos llevan a las emociones que empujan a actuar por voluntad propia, contrariando la voluntad y propósitos de Dios, haciendo todo lo contrario a lo que Cristo hizo por amor a nosotros en obediencia al Padre. El SEÑOR no soporta a los orgullosos; tarde o temprano tendrán su castigo. Proverbios 16:5.
Estos pecados tan comunes y silenciosos en la Iglesia son el verdugo destructor de ministros y ministerios, son la causa oculta de la decadencia de la Iglesia que ha venido colapsando en los últimos tiempos; voces que antes eran instrumentos de Dios hoy están apagadas; de tal manera que debemos permanecer alertas y despiertos andando en el Espíritu para profundizar en el discernimiento, la fe, la entrega, la obediencia y la santidad para no hacer caer nuestra propia alma que nos pone contra Dios. La soberbia precede a la caída. Proverbios 16:5.
Tenemos que desenmascarar nuestra propia alma con la ayuda del Espíritu Santo, en oración y en el espejo de la palabra, con humilde corazón arrepentido delante de Dios, porque muchos cristianos pueden caer o haber caído y estar resistiendo al Espíritu Santo, poniendo su alma en peligro de muerte sin darse cuenta…He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios dice esto: YO conozco tus obras que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o aliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca…Apocalipsis 3:14-22.
Hagamos una aclaración importante: ser llenos del Espíritu es una experiencia diaria y recurrente de recibir del Espíritu Santo lo que Dios tiene para darnos, implicando ser moldeados, capacitados y transformados por la presencia de Dios en nuestro corazón; y andar en el Espíritu es el estilo de vida santa de estar en comunión y presencia de Dios, viviendo en obediencia y dependencia a Él, de acuerdo a los principios del Padre, su consejo y guía día a día, permitiendo que sea Dios quien controle y dirija nuestras acciones, pensamientos y actitudes, para mostrar el fruto del Espíritu en la práctica diaria, honrando a Dios alineados a su voluntad, con oración y haciendo carne la palabra. Romanos 8:5-8.
También es oportuno aclarar que una cosa es conocer DE Dios, algo propio de simpatizantes y asistentes a una congregación, y otra cosa muy diferente es CONOCER A DIOS, algo propio de los hijos genuinos y obedientes del Padre celestial que son discípulos de Cristo. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3.
Esta es una enseñanza que Dios puso en mi corazón hace algunos días y me la confirmó en tres oportunidades, aludiendo que estamos muy cerca al arrebatamiento, y si nos damos cuenta de la extrema maldad que hay en el mundo, lo absurdo y macabro del terrorismo, la locura de los gobernantes y el mover poderoso del Espíritu Santo en las naciones. ¡Gloria sea al Eterno Santo!
Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y
servidora de su reino eterno.