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26 ago 2021

JESUCRISTO, PACTO DE SAL-IRREVOCABLE, SANTO, Y ETERNO


JESUCRISTO, PACTO DE SAL

IRREVOCABLE, SANTO Y ETERNO 

Toda ofrenda de cereal la sazonarás con sal, para que la sal del pacto de tu Dios no falte de tu ofrenda, con todas tus ofrendas ofrecerás sal. Levítico 2:13.

Toda ofrenda elevada de cosas santas que se ofrezca al SEÑOR, las he dado para ti y para tus hijos e hijas contigo, por estatuto perpetuo; pacto de sal eterno es para YHVH, para ti y tu descendencia contigo. Números 8:19.

¿No saben ustedes que YHVH, Dios de Israel, dio el reino a David para siempre, sobre su pueblo y a su descendencia bajo pacto de sal irrevocable y perpetuo? 2 Crónicas 13:5.

Siempre se habló y se creyó supersticiosamente que la sal era mala, y que era usada para dañar y perjudicar con brujería, también médicamente se dice que la sal no es buena y hay que quitarla de la alimentación, pero Dios nos confirma que la sal es buena como todo lo que Él ha creado; la sal según los médicos de hoy es poco saludable porque no es la misma clase de sal que se usaba antiguamente, ahora la sal es tratada con químicos dañinos como el yodo y el flúor, por su parte el diablo siempre ha estado interesado en tergiversar y corromper todo diseño original del Creador, todo el tiempo satanás corrompe lo santo y lo bueno a través de gente mala que sirve a las tinieblas; la sal bíblicamente hablando, es símbolo de muchas cosas buenas, así como de juicio. Pero la mujer de Lot, que venía siguiéndolo, miró hacia atrás y allí mismo quedó convertida en estatua de sal. Génesis 9:26.

La sal es muy necesaria hasta el día de hoy como agente inhibidor de bacterias, es de gran valor antiséptico contra virus e infecciones; químicamente la sal no se quema con el fuego ni pierde su sabor, ayuda en la absorción de nutrientes, regula la presión sanguínea, mantiene la hidratación y equilibrio hídrico del cuerpo y regula el Ph. La sal es buena, los equinos la necesitan en su dieta diaria en una buena salud para el animal, dependiendo de la cantidad de ejercicio que realice, esto es porque los pastos son pobres en sodio. Por lo tanto, el cuerpo humano como los animales necesitamos consumir sal para evitar la debilidad, los mareos y la baja presión; pero claro, todo en su medida, porque el abuso también es perjudicial pues produce problemas de cuidado. ¿Acaso se come sin sal lo insípido, o hay gusto en la clara del huevo? …la sal es para mí alimento. Job 6:6. 

La sal obra como un refrigerador porque conserva y mantiene frescas las carnes y libres bacterias que producen descomposición y putrefacción, por eso donde hay sal no hay presencia de bichos; estas son características propias y buenas de la sal que funciona como conservante, purificador y sazonador evitando que los alimentos se descompongan y a la vez, que haya grato sabor en las comidas con sal que en ocasiones nos dan fuerzas. Dios usa la sal de diversas maneras, sea como símbolo sazonador, purificador y de conservación, pero también como tipo de juicio para limitar la corrupción y propagación de hombres malvados, evitando más descomposición en la raza humana. Él convierte los ríos en desierto, y los manantiales en sequedales; la tierra fértil en salinas, por la maldad de los que moran en la tierra. Salmos 107:33-34

La sal se usaba en el antiguo oriente y aun hoy en algunas partes, como una costumbre para sellar pactos y garantizar la lealtad y cumplimiento de una promesa; cuando las dos partes están de acuerdo, cada uno lleva consigo una bolsita con sal, cuando se encuentran para sellar el acuerdo, mezclan la sal de las dos bolsas, una vez unidas NO será posible volverlas a separar, ni se distinguirá una de la otra, porque quedará solo un montón de sal homogénea, esto hace que el pacto, contrato, o acuerdo que se celebra permanezca fiel hasta el final. Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos…volverá por segunda vez, para confirmar su salvación a quienes lo esperan. Hebreos 9:28. 

Por ellos YO me sacrifico a Mi mismo, para que ellos sean santificados en la Verdad...Para que todos sean uno, como Tú, oh Padre, en Mi, y YO en Ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que Tú me enviaste...YO en ellos y Tú en Mi, para que sean perfectos en unidad...Juan 17:21-23.

El pacto de sal era levítico, en su inicio, fue condicional para los sacerdotes y la señal era la sal sobre ofrendas santas para que tuvieran paz, pero como fallaron contaminando la ofrenda y sus vidas, Cristo vino a cumplir en su propio cuerpo el pacto de sacrificio eterno, y se hizo sal derramando su sangre sobre la tierra para preservar a muchos para su gloria, y con su muerte y resurrección se hizo nuestro Gran Sumo Sacerdote dándonos su paz espiritual en nuestro interior; este pacto de sal es firme hasta hoy, bien establecido y perpetuo, no se puede disolver ni romper, solo cumplirse, los cristianos genuinos somos parte de ese pacto porque Jesucristo hizo a su iglesia real sacerdocio y nación santa. Levítico 2:13, Números 18:19,  2 Crónicas 3:5 y 1 Pedro 2:9. Se acordó para siempre de su pacto; de la palabra que mandó para mil generaciones. Salmos 105:8.

Dios es quien pacta con el hombre, no a la inversa. La sangre de Jesucristo contiene la sal del pacto que nos confirma en su redención porque nos limpia de todo pecado, nos da paz y vida al ofrendar su vida, derramando hasta la última gota de su sangre. Tomó la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por muchos. En la sangre de Cristo está el poder eterno del pacto de sal que nos purifica, no da sabor de vida, y preserva nuestra alma para el Padre con seguridad salvadora para vida eterna. Levítico 17:10-14; la sangre es la vida del Cuerpo de Cristo que es su Iglesia, Efesios 2:13; la sangre de Cristo con los génes del Padre, es la única sangre pura, completa, justa y santa, que tiene el poder para redimir, quitando toda mancha del alma y la conciencia humana. Jesús para santificar a su pueblo, lo hizo mediante su propia sangre, padeciendo fuera de la puerta del templo. Hebreos 13:12.

1. La Sal también es usada por Dios para juicio y castigo. La mujer de Lot, que venía siguiéndolo, miró hacia atrás y quedó allí mismo convertida en estatua de sal. Génesis 19:26. La primera mención que se hace de la sal en la Biblia es en Génesis cuando la mujer de Lot se convirtió en estatua de sal al desobedecer las instruccion3s de Dios a través de los ángeles, al volverse estatua de sal, fue una forma de juicio divino contra la iniquidad y el pecado abominable de sodomía en ese tiempo, algo que miles de años después nuestro Salvador lo recordó cuando enseñaba acerca del final de los tiempos, el cuidado de nuestra vida en Cristo y su Segunda Venida diciendo: Acuérdense de la mujer de Lot, Lucas 17:32.

Cristo recordó este pasaje de Génesis al hablar de los tiempos finales para advertir el peligro de abandonar la santidad y comunión, quitando la mirada de Jesucristo para darle la espalda a Dios y volver atras en los deleites de este mundo. Después de haber gustado el amor y la gracia de Cristo, ya no hay otra forma de salvación, solo queda condenación y juicio por preferir vivir al estilo de este mundo depravado, desobediente, incrédulo, materialista y sordo a las instrucciones, sanadoras, liberadoras y salvíficas del Padre; después de haber recibido conocimiento de Dios, ir pecar deliberadamente, no queda más que muerte y condenación. Porque si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, solo una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los enemigos de Dios...Hebreos 10:26-27. Lea Hebreos 9: 23-28 y todo el capítulo 10.

Cuando gustamos de la gracia redentora en el amor de Cristo y hemos recibido conocimiento de Dios con el Mejor Pacto, debemos dejar atrás todo lo del mundo para cuidar las riquezas del reino y olvidarnos de todo lo que Dios aborrece y contradice sus diseños divinos, con el fin de consagrarnos a vivir completamente para Dios y gastarnos al servicio de Cristo. En tiempos de Lot: la gente comía y bebía, compraba y vendía y construía casas. Pero cuando Lot salió de Sodoma, llovió del cielo, fuego y azufre y todos murieron. Así será el día en que se manifieste el Hijo del Hombre. Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas dentro de la casa, NO baje para sacarlas: y el que esté en el campo, que NO regrese a su casa. Acuérdense de la mujer de Lot. Lucas 17:28-32

Hay un juicio para los que no creen en el Evangelio y desprecian la sangre del nuevo pacto en Jesucristo y no obedecen a su Creador, pues ellos no tendrán el sello de identidad divina del Espíritu Santo, peor aún será para los que apostatan, blasfeman y reniegan contra Dios habiéndolo abandonado a Jesús, después de caminar con Él. Hoy, aqui y ahora, es tiempo de salvación, hay oportunidad de volverse a Cristo; los que lo hemos conocido y recibido, debemos permanecer en las aguas vivas de su Espíritu, porque con Cristo se calma toda clase de sed del alma para que seamos íntegros. Es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído y aprendido de Dios. No sea que nos deslicemos...¿cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan grande?...Hebreos 2:1-4. Lea todo el capítulo, mejor aún, todo el libro.

Vendrá juicio para aquellos que habiendo conocido a su Salvador no se fortalecieron en fe obediente, sino que se complacieron en sí mismos, se hicieron tibios y necios viviendo conforme al mundo, aquellos que no crecieron, no trabajaron, ni maduraron para prosperar en el reino del Eterno, ellos han violado el pacto de sal despreciando y pisoteando la sangre de Cristo. El infierno arde con fuego y azufre, el azufre en su composición química contiene sal, es la forma que Dios usa para ponerle fin a la maldad y limitarla para que no se propague más, el agua estancada y con mucha sal es pantanosa y no tiene vida, como el mar Muerto. Pero sus pantanos y sus lagunas no serán saneadas con dulzura, sino que serán dejados para la sal. Ezequiel 47:11. 

2. La sal era usada por mandato de Dios para dar sabor y sazón a las ofrendas y sacrificios. Y ofrecerás los sacrificios delante del SEÑOR, y los sacerdotes rociarán sal sobre ellos, y los quemarán como ofrenda fragante delante del Eterno. Ezequiel 43:24. Las ofrendas se llevaron a cabo en el altar del tabernáculo, esas ofrendas y sacrificios podían ser animales, alimentos o productos de las cosechas, pero todo lo que se ofrecía era rociado con sal abundante para limpiar y purificar la carne de bacterías, pues eran cosas santas para Dios. Esto nos enseña que la sangre de Cristo limpia nuestro cuerpo mortal de la bacteria putrefacta del pecadopara presentarnos en Sí Mismo, puros al Padre, como ofrendas vivas y santas; es por eso que al SEÑOR no le interesan los rituales ni los sacrificios sino la fe obediente que se muestra con buenas obras expresadas por amor, desde un corazón que alegra y pone color a la vida con sana conciencia, Piedras vivas con casa espiritual y sacerdocio santo, ofrendas espírituales, aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 1 Pedro 2:5. Porque Dios con una sola ofrenda hizo en el Hijo, hizo perfectos para siempre a los santificados. Hebreos 10:18. 

La sangre de Cristo que nos purifica, bien podría compararse con el fuego purificador del Espíritu que nos fue dado y nos limpia para ser templos santos y vivos para Dios, 1 Corintios 3:13-17; las intenciones del corazón humano son importantes a los ojos de Dios, Él ve la pureza y buena voluntad con que nos conducimos libres de intereses malsanos y mezquinos, sino con altruirmos, integridad y desprendimiento, porque El amor nunca deja de ser…1 Corintio 13:8. Todas nuestras obras deben estar sazonadas con la sal del amor sacrificial e incondicional con que Cristo nos amó; Él llena todo vacio de nuestro corazón con su ternura para satirfacernos en plenitud, y así eliminemos toda avaricia, envidia y codicia. 1 Pedro 1:22. Sean siempre sus palabras con gracia, sazonadas con sal, para que sepan cómo responder el uno al otro. Colosenses 4:6.

La sal también es usada como antiséptico salutífero natural, que se rocía sobre una herida purulenta para que cauterice pronto; Dios se hizo Hombre para que Cristo rociara la sal de su sangre sobre la purulenta herencia carnal desde el Edén, en nuestro ser y asi purificar nuestra alma de pecado y quitar la culpa de nuestra conciencia; por eso esa sangre santa y bendita del sacrificio salvador nos sana la herida del pecado, la muerte y el dolor en el cuerpo mortal, curando a la vez las heridas emocionales de nuestro corazón, eliminando sus secuelas de venganza y falta de perdón que nos dejó la bacteria purulenta de la trangresión unida a las tinieblas. Espiritualmente, la sangre salada del Cordero, nos confirma y ratifica el pacto de rescate que brotó del cuerpo molido del Cordero marcando la via dolorosa con su sangre, para conservarnos una eternidad dichosa, libres de condenación y útiles en sus manos mientras vivimos en este planeta azul. Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu Eterno se ofreció así mismo sin mancha al Padre, para purificar nuestra conciencia de obras muertas para que sirvamos al Dios vivo. Hebreos 9:14.

El Hijo nos ha sazonado con la sal de su sangre para hacernos grato olor fragante al Padre con su gracia que perdona, dándonos sabor de gente nueva, listos para ser usados para lo gloria de Dios; nuestra conservación eterna está en la sal de la sangre del Cordero santo, agradables y aceptos ante su trono, salados con su perdón y sazonados con la reconciliación en el Hijo, transformándonos de instrumentos inútiles en la sal de la tierra y luz del mundo; la sal de su sangre es salud para el alma y medicina para el cuerpo, sin gérmen de pecado que contamine o haga morir al espíritu de amor, sino que habite en cada redimido la bondad que habitó en Cristo. Esa es la razón por la cual el SEÑOR dijo: Tengan sal en ustedes mismos, porque así habrá paz entre unos y otros. Marcos 9:50.

Tener sal en sí mismos es ser pobres de espíritu, hum8ldes y tiernos para la paciencia, bondad y misericordia con el fin de consolar a los que sufren, ser pacificadores entre los violentos y mansos de corazón para atraer sed de justicia predicando y ganando a los perdidos en general, es decir, vivir con íntegridad; y si fallamos en algo, arrepentirnos, confesar el pecado y ponernos bajo la cruz para ser lavados con su sangre y seguir caminando Con Pasos Firmes en Dios. Mateo 5:1-12.

3. Dios usa la sal para confirmar su pacto. ¿No saben ustedes que YHVH, Dios de Israel, dio el reino a David para siempre, sobre su pueblo y a su descendencia bajo pacto de sal irrevocable y perpetuo? 2 Crónicas 13:5. La sal es usada por el Padre en sentido espiritual para confirmar su pacto real, palpable y visible de redención y rescate una vez y para siempre, porque mediante la sangre  del Hijo volvemos a ser suyos en su justicia; el color y sabor de la sal en la sangre de Jesús nos cubre y se hace visible espiritualmente en nuestra frente, tal como físicamente fue visible para el ángel de la muerte, la sangre en los dinteles de las puertas hebreas. 

Su bendita sangre carmesí nos protege de la muerte eterna, y aleja al bicho del virus letal de satanás, que no nos puede tocar, a menos que Dios le de permiso con propósito superior, Cristo nos lava y nos rocía por fe con su sangre antibacterial, impidiendo que la contaminación del mundo ni la levadura del pecado; permanezca en los redimidos al arrepentirse y apartarse para Dios; en su sangre somos limpios y libres porque ella actúa como una capa protectora que nos guarda de la descomposición espiritual, por eso hay poder en la sangre de Cristo, y ese poder está en la sal de su sangre derramada. Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el SEÑOR: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, y añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Hebreos 10:16-17.

La sangre derramada y el cuerpo de Cristo lavado en sangre, resucitado y glorificado son la garantía de nuestro destino eterno al lado del Padre, sentados juntamente con Cristo en lugares celestiales, porque todo lo que es salado con la sal del pacto se purifica y NO se corrompe, sino que permanece...Efesios 2:6-10, y nosotros en Él nos purificamos, 1 Juan 3:3, porque todos seremos salados con fuego. Marcos 9:49..

Cristo con la sangre del pacto y su cuerpo desangrado y ascendido al cielo, nos sala con el poder del fuego de su Espíritu, confirmando así que somos propiedad del Creador, porque Cristo que es la sal del pacto eterno nos dejó su Espiritu para que nos guie a toda verdad, pues El fue la ofrenda elevada en la cruz para justicia, y si Él es la sal del pacto, nosotros somos la sal de la tierra, estamos unidos a Él en uno solo, para vivir y trabajar juntos a favor de la raza humana, apartados del mundo y sirviendo a su reino, No por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez y para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Hebreos 9:12.

En la sal de la sangre de Cristo, recibimos plenitud total salvadora para conservación del alma, sabor de amor y perdón divino para bendición y cuidado eterno; todo en la persona de nuestro SEÑOR Jesucristo, Autor, Dador y Consumador del Nuevo Pacto, el pacto de sal, firme y duradero que un día nos llevará a participar de la mesa del Rey en la celebración de las bodas del Cordero y su esposa, como se traduce en el original de Esdras 4:14: Nosotros que Comeremos la sal del palacio del rey…Cenaremos con el Rey como resultado de mantener una vida limpia y consagrada, en una relación de lealtad, obediencia y fiel testimonio ante los hombres y el Eterno. Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos y soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre. Apocalipsis 1:5.

Los pactos de Dios no son por conveniencia, son con sacrificio, eternos y cargados de amor, perdón y oportunidad en el Hijo, Él merece toda nuestra fidelidad, entrega, compromiso responsable y fe obediente. Cuando decidimos arrepentirnos y abandonar la vida de pecado, somos verdaderos Hijos del Padre y fieles discípulos del Hijo, nuestra relación personal con su Espíritu Santo deberá ser estrecha, íntima, continua y limpia, como mayordomos y testigos del pacto de sal perpetuo, firme e inquebrantable...El Dios de Israel dio el reino a David para siempre, sobre su pueblo y a su descendencia bajo pacto de sal irrevocable y perpetuo. 2 Crónicas 13:5

Esta enseñanza es un recordatorio del Pacto de Dios con la raíz de David, legitimado y ratificado en Cristo, el Hijo de David, porque procede de esa línea genealógica; este es el pacto de la gracia redentora que perdura por la eternidad a los que creen en el Hijo del Dios Viviente que me ve y somos salados con la sal de la prueba. Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal. Marcos 9:14. 

Dios en su infinita misericordia y sabiduría ha usado el simbolismo y características de la sal en la sangre de Cristo para establecernos en Él con su amor eterno, hacer justicia al recuperarnos como hijos del Padre, porque la sal considerada desde la antigüedad es algo muy valioso y puro debido a su blancura por provenir del sol y las aguas del mar y sacada de la oscuridad de las montañas para ser refinada y útil, así el Padre nos ha emblanquecido en la sangre de su Hijo para cumplir todo su plan y sus promesas. Aunque sus pecados sean como la grana oscura YO los dejaré blancos como la nieve; aunque sean rojos como el carmesí, YO los dejaré blancos como la lana. Isaías 1:18. 

Nuestro Dios es Rey de pactos y ya los ha propuesto, respaldado, cumplido y ratificado con maravillosos hechos; su pacto de sal eterno no es con letra, es con sangre y con personas de carne y hueso que se disponen y desean permanecer en Él, esa es la razón por la cual Jesús se ofrendó por todos, Cristo es nuestro Pacto de Sal perpetuo, en Él, el Padre ha derramado la sal de su perdón, su favor, y su bondad para rescatarnos del fango y la pudrición del infierno, conservándonos en el cielo para Él como al principio. Para siempre se ha acordado de su pacto, de la palabra que dio para mil generaciones. Salmos 10:8

Jesús fue la ofrenda elevada al Padre, sazonada con la sal del dolor y rociada hasta la tierra, la deshidratación de su cuerpo brotando agua con sangre hasta morir en el propiciatorio de la cruz a favor de nosotros, preservará nuestra alma por la eternidad; Él Cordero sin mancha como propiciación por los sucios pecadores, Él es nuestra garantía de vida, rescate y salvación en el cumplimiento del pacto para que no vayamos al fuego eterno, sino que vivamos en Cristo siendo santos para el SEÑOR. Este es el mayor y más grande pacto de incalculable valor que ha conocido la humanidad. Pacto inamovible, firme, irrevocable y eterno en Jesucristo, para ausencia de maldad entre su pueblo. Reconoce, por tanto, que el SEÑOR tu Dios es Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su inquebrantable amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos. Deuteronomio 7:9.

Ninguna ofrenda que se ofrece al SEÑOR será con levadura, porque de ninguna cosa leudada, ni dulce se ha de quemar ofrenda para el SEÑOR, tu Dios. Levítico 2:11La levadura infla y aumenta el tamaño de la masa dando apariencia de abundancia, pero en realidad la masa está contaminada, esto representa la maldad del corazón humano con el dulce y la miel del engaño en la vanidad del mundo que atrae las moscas inmundas para acelerar la corrupción; por eso satanás es el señor de las moscas, atrayendo obreros fraudulentos con el dulce de la falsa doctrina y alteración del mensaje redentor. Cristo es Mediador del mejor pacto, para que los redimidos reciban la herencia eterna prometida, ahora que Él ha muerto para liberarnos de los pecados cometidos bajo el primer pacto. Hebreos 9:15.

Nuestro Redentor ofrendado y sacrificado como pacto de sal que en obediencia honró al Padre, nos ha hecho partícipes del pacto eterno de la vida, dando sabor salado al mundo con la cultura del reino de Dios y su justicia en el cumplimiento del pacto prometido desde Génesis 3:15, una vez y para siempre. Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, por pacto eterno, para ser el Dios tuyo y de toda tu descendencia después de ti. Génesis 17:7.

Jesucristo, ofrenda elevada y salada con la sal del dolor y el sacrificio juzga la maldad con amor, perdón y justicia quitando toda mancha; su verdad nos protege de la bacteria y la levadura de las mentiras del mundo y las artimañas del maligno; nos sala con la paz y seguridad de su presencia y cicatriza con la sal de su amor toda herida del corazón humano; su Espíritu Santo morando en nosotros nos hace plantío de YHVH dando fruto digno de arrepentiento y de labios que confiesan su nombre de cara al mundo. Hebreos 9:11-14. Lo que la ley no pudo hacer, porque era débil a causa de la carne, Dios lo hizo posible enviando a su propio Hijo, en semejanza de carne de pecado, como ofrenda, para condenar el pecado en la carne de su cuerpo. Romanos 8:3. El Dios que da la paz levantó de entre los muertos al Gran Pastor de las ovejas, a nuestro SEÑOR Jesús, por la sangre del pacto eterno. Hebreos 13:20.

Jesucristo nuestro pacto de sal, nos alimenta,  con su palabra, El es la palabra viva, el pan de vida, el agua que calma la sed, la puerta abierta, el Sol de justicia, la luz del mundo, el Buen Pastor de las ovejas, el Rey de reyes, el SEÑOR de señores, el Héroe del calvario y mucho más en la plenitud del Padre para vida nueva y que todo sea hecho nuevo en Él para preservación de la raza humana y del gobierno de Dios sobte la tierra, como lo será un día. Porque el servicio sacerdotal que Jesucristo ha recibido es superior al de los sacerdotes primeros, así como el pacto del cual Él es Mediador, es superior al antiguo, puesto que se basa en mejores promesas. Hebreos 8:6.

Este pacto de sal en Cristo Jesús, es la máxima, mayor y superior Ofrenda levantada al Padre en la cruz, Él es nuestro mejor regalo de gracia. Mateo 5:23-24 y 6:14-15. Su pacto de sal es garantía a los hijos de Dios con el sabor de la herencia eterna allá en los cielos; y así como la sal brota de la roca, Jesucristo es nuestra Roca de aguas vivas que brota del trono de Dios, nuestra Roca de los siglos, que calma toda sed y hambre y donde encontramos refugio mientras peregrinamos por el tempestuoso mar del mundo, salados en la sal del mar de sus delicias en multitud, nos multiplicaremos para su reino sempiterno, en medio de las agitadas olas del mundo que amenazan con anegar a muchos, pero la Sal de la Roca hace lo suyo por los suyos; demos toda gloria, honor y adoración al Más Grande de los grandes. Porque los montes se cambiarán de lugar y las colinas caerán, pero mi amor por ti no se acabará, y mi pacto de paz no se quebrantará, dice el SEÑOR que se compadece de ti. Isaías 4:10.

Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.