27 jun 2016

ES TIEMPO DE RECONSTRUIR EL TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO



ES TIEMPO DE REEDIFICAR EL TEMPLO

Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada. Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para ustedes tiempo de habitar en sus casas cómodas y lujosas, y esta casa esta desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Mediten bien sobre sus caminos…

Mediten sobres sus caminos…Suban al monte, traigan madera, y reedifiquen la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscan mucho, y hallan poco; y encierran en casa, y YO lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? Dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de ustedes corre a su propia casa…Hageo 1:2-9.

Si aplicamos la palabra a nuestra vida cristiana, lo que Dios quiere decir con las palabras del profeta, no se refiere a la reconstrucción material de un edificio, de un templo o de un lugar físico, Él está hablando de la reedificación de tu vida y mi vida donde habita el Espíritu Santo y que es su iglesia, Dios está preocupado porque no hemos santificado la morada donde Él habita, está interesado en su templo vivo, morada del Espíritu de Dios, Por su unión con Jesucristo ustedes forman parte del edificio donde Dios habita por medio del Espíritu Santo, Efesios 2:22. Somos edificados en Dios por el Espíritu Santo pero nosotros mismos lo impedimos por muchas razones.

En el AT se le daba importancia al templo físico, pero en el NT, Dios le da importancia al templo espiritual por eso Cristo se sacrificó en la cruz, Él vino al mundo, murió en la cruz, resucitó y volvió al Padre para dejarnos sellados con el Espíritu Santo como su propiedad, para que Dios habite en ti, en mí y en su cuerpo, la Iglesia, haciendo de nosotros morada del Dios invisible; es por eso que ésta vida y este cuerpo que tenemos son muy valiosos e importantes, por lo tanto, debemos ocuparnos de embellecer, purificar y santificar esta vida nuestra, que es la morada del Dios Eterno.

Ser morada del Dios santo es nuestra responsabilidad, no es algo que se pueda tomar a la ligera y sin cuidado, somos miembros del cuerpo de Cristo, debemos ocuparnos de lo que somos en Él, miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos, Efesios 5:30; nosotros siendo muchos somos un cuerpo en Cristo y todos miembros los unos de los otros, Romanos 12:5. Debemos reflexionar y ser conscientes de que:

A. Somos morada del Espíritu Santo
B. Ser morada de Dios implica servicio en santidad y entrega
C. Hay muchas cosas que se oponen a la reconstrucción de esta morada

A. SOMOS MORADA DE DIOS. Oh hacen el árbol bueno y su fruto bueno, o hacen el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol, Mateo 12:33. Cristo es la Piedra Angular sobre la que se construye su templo. Todo hijo de Dios nacido de nuevo en Cristo, ha recibido al Espíritu Santo; así como la vida humana depende del cultivo bueno de la tierra para que haya alimento y buenos frutos para vivir, de igual manera nuestra vida necesita ser cultivada espiritualmente en Dios, su palabra y la armonía del cuerpo, ¿Cómo pueden hablar lo bueno siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca, Mateo 12:34; cuando nacimos de nuevo, el Espíritu Santo quedó encarnado en nuestro ser, por ende, nuestra forma de actuar, de hablar, de pensar y comportarnos, debe estar alineado a lo que hay en lo profundo de nuestro ser, El Espíritu de Dios.

Este texto nos hace pensar en las plantas y su funcionamiento; si un árbol es bueno, su fruto será bueno, porque está sembrado en buena tierra y ha echado raíces profundas en esa tierra, se ha nutrido y tiene lo que necesita para crecer y producir lo mejor. Así, el árbol de nuestra vida, morada del Espíritu Santo, debe nutrirse y cultivarse en Él para que podamos llegar a ser frondosos y fructíferos produciendo mucho fruto bueno. Necesitamos hacer raigambre en la vida de Cristo, unidos por las coyunturas como su cuerpo, para crecer juntos y dar fruto en servicio, acciones de fe y testimonio; es necesario conectarnos, unirnos, asistirnos e involucrarnos en la obra del ministerio dentro de los diferentes frentes de trabajo, para multiplicarnos y avanzar juntos como buenas ramas pegadas a la Vid verdadera.

B. SER MORADA DE DIOS IMPLICA SERVICIO EN SANTIDAD Y ENTREGA…El que quiera hacerse grande entre ustedes, será su servidor, como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos, Mateo 20:26-28.

Para ser árboles buenos necesitamos del fruto y los dones del Espíritu de Dios en la medida que a cada uno nos ha sido dado; la base de todo esto es amor y la entrega incondicional; podemos servir en las misiones, en obras de misericordia, visitando a los enfermos, educando a los niños, atendiendo a los ancianos, enseñando la palabra, como Timoteos, como Nicodemos, como Nehemías, como Déboras, como Pacificadores, como Bezaleel y Aholiab, como Zorobabel y Salatiel, etc., Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac, con sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel, con sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel…Esdras 3:2.

Esto es un servicio para Dios que bendice a los hombres y servir es compartir de Dios, ir a la calle para hablarle a otros de Cristo de su plan de salvación, testificar, ayudar, orar, interceder, adorar para hacer visible el amor de Dios ante los ojos de los demás seres humanos..

a. Ser morada del Espíritu nos permite transmitir vida, consuelo y esperanza, Y si el Espíritu de Aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en ustedes, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también sus cuerpos mortales por su Espíritu que mora en ustedes, Romanos 8:11. Servir en el Espíritu da vida a nuestro cuerpo, porque morir a nosotros mismos en Cristo es ganancia; el Espíritu vivifica, pero la carne mata. Es el Espíritu Santo quien debe marcar y cambiar nuestra vida, para no ir en contra de lo establecido por Dios, somos morada, santa; el Señor no quiere una casa en desorden, desbaratada, contaminada y sucia, tampoco quiere una casa a medias.

Si el Espíritu Santo habita en ti y en mí, no podemos seguir viviendo en los mismos hábitos del pasado sin Cristo; Si Cristo está en nosotros, es imposible seguir siendo negligentes y mediocres llevando vidas tibias. Tenemos que cortar con todo eso y ocuparnos de la casa de Dios. Vemos claramente, cuando el Espíritu Santo nos llena de vida, los años no nos pasan, sino que nos rejuvenecemos como las águilas porque Él nos da vida.

b. Ser templos vivos de Cristo es vivir en su justificación y santificación. Y esto eran algunos; pero ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios, 1 Corintios 6:11. Éramos esclavos de las pasiones y del mundo, pero Jesús llevó todo a la cruz, nos limpió con su sangre y nos justificó en Él por medio del Espíritu Santo.

c. Ser casa de Dios nos permite vivir en la verdad. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él los guiará a toda verdad; Juan 16:13. Es el Espíritu de Dios el que nos ayuda y nos guía en la verdad porque Él tiene toda la información para darnos. Todos somos como una pieza de rompecabezas en el edificio de Dios, con una sola pieza no se puede definir toda la forma del cuerpo, solos y en nuestras propias fuerzas, haciendo cada uno lo suyo, no contribuimos en la edificación del Edificio de Dios. Él mora en cada uno, por lo tanto cada uno somos una pieza fundamental en toda la estructura de su casa para que unamos cada ladrillo y formemos un gran edificio dentro del gran organismo viviente, nutridos con los ingredientes con que Dios alimentan todo el cuerpo y lo mantiene unido por las coyunturas.

d. Ser morada de Dios nos permite ser pulidos, probados y afirmados. Para que nos dé, conforme a las riquezas de su gloria el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu, para que habite Cristo por la fe en nuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seamos capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seamos llenos de toda la plenitud de Dios, Efesios 3:16-19.

Dios pule sus vasijas y el Espíritu Santo nos sostiene sobre el piso sólido de la Roca, llevándonos Con Pasos Firmes en Dios, y en el poder de sus gloriosas riquezas espirituales, fortaleciendo nuestro ser interior por la fe en Cristo, para afirmarnos en su cuerpo unidos como santos que saben dar lo mejor al estar llenos del fruto y la plenitud de su presencia como habitaciones vivas, y aunque vengan los momentos difíciles estemos firmes y enraizados en el cuerpo de Cristo por el Espíritu que nos da el cimiento sólido.

C. HAY MUCHAS COSAS QUE SE OPONEN A LA RECONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO. El Altísimo no habita en templos hechos de mano humana y Él dice: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies;¿Dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo?  Isaías 66:1 y Hechos 7:49.

1. Las excusas. Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada. Hageo 1:2. El pueblo dividido alega que aún no es el momento apropiado para ir a reconstruir la casa del Señor porque miran más las cosas en contra que las posibilidades en Dios, sin embargo debemos ser conscientes de que somos contenedores de Él y sólo Dios es nuestra cimiente de libertad y paz verdadera, muchos no dan importancia a su residente, por eso compiten celan, envidian y dividen haciendo cada uno lo suyo.

No te distraigas con tantas cosas que te roban el tiempo para ir al Arquitecto Constructor a reparar los muros del templo. Hay muchas cosas en el mundo que te impiden ocuparte de la reconstrucción del altar personal de Dios. Necesitamos estar más tiempo en la presencia de Dios ocupados en el mantenimiento de la morada del Dueño, quizá en el silencio llenándonos de Él, quizá orando, adorando y buscándolo continuamente con más ansias que antes. Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para ustedes tiempo de habitar en sus casas cómodas y lujosas, y esta casa esta desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Mediten bien sobre sus caminos…Hageo 1:3-4, el tiempo es apremiante para desacomodarnos y salir del confort y la inercia..

Es urgente recapacitar sobre lo que está pasando a nuestro alrededor y reconstruir el templo. ¿Cómo nos está yendo, quizá todo se está quedando en saco roto? Siembran mucho y recogen poco; comen y no se sacian; beben y no quedan satisfechos; se visten y no se calientan; y el que trabaja por un salario, recibe su sueldo en saco roto, Hageo 1:6. ¿Qué esperamos para cambiar esto? Es el momento de atesorar y construir moradas en el cielo, Dios verá con buenos ojos la disposición de tu corazón y el empeño de la obra de nuestras manos en el proceso de reconstrucción y estará ahí para apoyarnos y dirigirnos.

El Señor nos da la fórmula y el remedio para ir a reconstruir con gozo: Mediten sobres sus caminos…Suban al monte, y traigan madera, y reedifiquen la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscan mucho, y hallan poco; si encierran en casa,YO lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? Dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de ustedes corre a su propia casa…Hageo 1:7-8.

Ocuparnos de nuestro templo es el llamado, ve al monte de Dios, cortemos con todo lo que se opone y traigamos la madera de nuestra vida santificada, subamos y oremos, busquemos a Dios, trabajemos como nunca antes en menguar y morir a si mismos, reconstruyamos el templo con entrega y dedicación y Dios nos sustentará, atesoremos eso dentro del corazón, ¿acaso existen cosas más importantes que Dios en nuestra vida? Reflexionemos, recapacitemos lo que estamos haciendo y cómo nos está yendo. Dios verá con buenos ojos nuestro esfuerzo de cambio y actuará en el proceso.

b. El desánimo. ¿Quién ha quedado entre ustedes que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la ven ahora? ¿Acaso no es esta casa como nada delante de sus ojos? Hageo 2:3. Siempre habrá alguien o algo que viene a opacar el resplandor de tu proceso, y mirará el vaso medio lleno, pero no permitas que eso haga mella en tu corazón desanimándote. Si no tenemos claro Quién vive en ti y en mí, caeremos ante la crítica, la murmuración y la queja para ir posponiendo el cambio que debemos hacer aquí y ahora. Recordemos que con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el Cual me amó y se entregó así mismo por mi, Gálatas 2:20.

c. El pecado. Así ha dicho Jehová de los ejércitos; pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo: ¿si alguno lleva carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella toca pan, o vianda o vino, o aceite, o cualquier otra comida, será santificada? Y respondieron los sacerdotes: No. Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de su cuerpo muerto, toca alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes: inmunda será. Hageo 2:11-13. Y el Señor dice otra vez: reflexiona, párate y comienza a reedificar.

Hageo encuentra el reclamo del pueblo, el por qué les va mal y por qué las cosas no funcionan; es como el sano junto al agripado que pronto se enfermará porque se le pegará el virus. Si soy morada del Espíritu Santo no debo estar cerca del virus del pecado, pensemos ¿qué es lo que no estamos haciendo bien? Si soy morada del Espíritu Santo no puedo vivir en el pecado, porque toda bendición se irá de mis manos y no me alcanzará, Deuteronomio 28.

Esta enseñanza nos debe llevar al arrepentimiento genuino. Un cambio  de dirección, no solo dando un giro de 180 grados para salir de ese lugar, sino una determinación de agradar a quien habita en mi y en ti. Alejarnos de lo que nos contamina y caminar hacia adelante, hacia la verdadera santidad, Con Pasos Firmes en Dios, con la brújula de la palabra de Dios y guiados por el Espíritu de la Verdad, porque somos su morada. Por lo tanto, no más excusas y no más desánimo; enfrentemos el pecado que nos asedia para vencerlo y ocupémonos en la reconstrucción del templo de Dios. ¿Cuánto tiempo llevas sin ocuparte de la morada de Dios? Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante, Hebreos 12:1.

Sólo así podremos impedir el avance que está haciendo el enemigo, no solo en el mundo, sino en lo personal y en medio del Cuerpo de Cristo, mientras afuera hay miles que se están yendo a una eternidad sin Cristo, nosotros impávidos callados, andando cada uno en lo suyo sin dar fruto en el Árbol, tenemos que comprender la importancia de ser templos del Espíritu Santo, para que La gloria postrera de esta casa sea mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos. Hageo 2:9.

¿Estás trabajando por la reconstrucción de tu templo?
¿Qué clase de morada eres tú para el Espíritu Santo?
¿Cuál es tu excusa? ¿Cuál el pecado que te impide reedificar el templo?

Padre Santo, gracias porque eres tú quien me guías y bendices, porque eres Tú quien vive y reina dentro de mí, gracias Señor Jesucristo, porque sé que Tú me hablas, que tú me muestras mi propósito de vida. Señor hoy te pido que me ayudes a salir de las excusas, del desánimo y del pecado para reconstruir este templo de tu Espíritu que soy yo y que desde hoy en adelante me ocupe de esta morada tuya, para que seas solo tú quien me indique el camino y que así como Tú eres vida en mí, yo sea vida para otros. En el nombre de Jesús, Amén.

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.

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