4 abr 2019

PREPÁRATE PARA EL MOMENTO FINAL



PREPARÁNDONOS PARA EL MOMENTO FINAL.

Siembren para ustedes la justicia, sieguen conforme a la misericordia; y recojan cosecha de amor. Preparen la tierra, aren el suelo de duros corazones porque es tiempo de buscar al SEÑOR, hasta que Él venga y traiga lluvia de salvación sobre ustedes. Oseas 10:12.

 

Estén siempre preparados y mantengan las lámparas encendidas, sean semejantes a hombres que esperan a su señor que regrese de las bodas, para abrirle la puerta tan pronto como llegue y llame. Dichosos aquellos siervos a quienes el SEÑOR, al venir, halle velando; de verdad les digo que se ceñirá para servir, y los sentará a la mesa…Lucas 12:35-38.


Velen en todo tiempo con oración, para que tengan fuerzas para escapar de todas estas cosas que están por suceder, y así puedan estar de pie delante del Hijo del Hombre. Lucas 21:36.


El Padre celestial conserva en secreto la fecha y momento del regreso de su Hijo a la tierra y no lo ha revelado a nadie, ni siquiera al Hijo ni a los ángeles, pero el SEÑOR Jesús advirtió de las señales que habrían sobre la tierra para los últimos años antes de su regreso; y hemos estado viendo muchas de esas señales que el SEÑOR Jesucristo enseñó como algo profético antes del final de los tiempos, con el proposito de que estemos listos y preparados para el gran momento final. Porque el reino de los cielos es semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Pero cinco de ellas eran insensatas y cinco prudentes. Las insensatas tomaron las lámparas, pero no llevaron el aceite consigo...Pero las prudentes tomaron aceite junto con su lámpara. Al tardarse el novio, a todas les dio sueño y se durmieron. Pero a media noche se oyó un clamor: ¡Aquí está el Novio, salgan a recibirlo! Entonces todas aquellas se levantaron y alistaron sus lámparas. 

 

Pero las insensatas dijeron a las vírgenes sensatas: dennos de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando. Pero las prudentes respondieron. No, no podemos, no sea que no haya aceite para nosotras y para ustedes; mejor vayan a los venden, y compren aceite para ustedes. Mientras las insensatas iban a comprar, vino el esposo, y las que estaban preparadas, entraron con el esposo al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Cuando llegaron las vírgenes insensatas, al ver la puerta cerrada, dijeron: SEÑOR, SEÑOR, ábrenos. Pero respondió Él y dijo: En verdad que no las conozco. Velen, pues, porque nos saben el día ni la hora. Mateo 25:1-13.

 

Hoy tenemos a Israel como reloj profético, junto con los indicadores de dichas señales para el final de este mundo confuso, desubicado, sin norte y sin Dios, todo esto unido a gente que dice ser pueblo de Dios, pero no son espirituales sino que viven en la carne y por eso andan dormidos e indiferentes; son "creyentes" necios e insensatos sumergidos en un sueño profundo de comodidad, mundanalidad y raquitismo espiritual que les impide ver claramente las advertencias del SEÑOR contenidas en la Biblia, por lo cual el Espíritu Santo redarguye y llama constantemente al arrepentimiento y al cambio de vida para salvación, pues Dios, nuestro Buen Padre, no quiere que nadie se pierda, ni se queden cuando regrese el Hijo con sus ángeles por los suyos, pero es tiempo de trabajar en la santificación para poseer nuestra tierra celestial prometida. Luego volvimos a salir al desierto, camino del Mar Rojo, como YHVH había dicho; y rodeamos el monte de Seir por mucho tiempo. Y el SEÑOR me habló diciendo: Ya bastante han rodeado este monte; vuélvanse al norte. Deuteronomio 2:1-3.

 

Aunque Seir es un lugar físico real, un territorio accidentado y lleno de rocas, un territorio difícil y peligroso, con muchos animales salvajes donde abundaban las cabras que eran cazadas por su carne y su piel, en lo espiritual simboliza los desafíos del creyente en el   mundo, donde enfrentamos peligros, obstáculos y pruebas que debemos superar para conservar y cuidar nuestra relación con Dios andando en santidad y dando testimonio de fe firme, obedeciendo a la palabra de Dios, permaneciendo en oración y velando para que el enemigo no nos cace…Que anda como león rugiente buscando a quien devorar. 1 Pedro 5:8.

 

El andar de los israelitas dando vueltas durante 40 años en el desierto, representa a las personas creyentes viviendo en el mundo, semejantes a los edomitas descendientes de Esaú que vendió su primogenitura; gente del mundo sin principios ni moral que se oponen a la verdad y voluntad de Dios, haciendo lo que les da la gana, esclavos de sus deseos carnales y cediendo constantemente a las tentaciones mundanas, que se deben vencer para crecer en nuestra fe, conociendo y creyendo la palabra de Dios; los edomitas del desierto de Seir representan a la gente orgullosa, altiva, terca y desagradecida con su Creador y Libertador, que con su autosuficiencia siguen en su pensamiento sin someterse a Dios por completo, pero debemos YA despertar, estar atentos, velar y prepararnos para ser parte de la novia sin manchas y sin arrugas, y poder partir con el SEÑOR en su momento.  Para presentarnos así mismos como una iglesia gloriosa, la novia del SEÑOR, sin manchas ni arrugas, ni nada parecido, sino santa y perfecta. Efesios 5:27.

 

Nuestra preparación antes de llegar a la tierra prometida de la Jerusalén celestial, es un continuo reto de santidad, y el Seir del mundo es el territorio que debemos cruzar, estando dispuestos para Dios a caminar en pureza y rectitud, para recibir al SEÑOR  en la nubes, para obtener la herencia espiritual y entrar un día a la tierra prometida del cielo a sentarnos a celebrar en la mesa del Bodas del Esposo; así que el llamado y advertencia de Dios para estos últimos años, es prudencia para no dormir, prudencia para mantener nuestra vida llena del aceite de la presencia del Espíritu de Cristo, atención y trabajo para velar en oración, en la predicación del Evangelio y atentos a la voz del Esposo que llama. El que los llama es fiel, y cumplirá todo esto. 1 Tesalonicenses 5:24.

 

Al nacer de nuevo en Jesucristo, somos llamados a santidad e integridad, Seir representa las tentaciones, pero también las decisiones que debemos tomar para no caer como Esaú en los deseos y disvalores del mundo, a lo cual debemos resistir con la fuerza, que recibimos a través de la fe en Dios y tener un día nuestra herencia celestial en vez de seguir los placeres temporales del mundo. Dios nos llamó en Cristo para formarse un pueblo santo…por la bondad que ha tenido con nosotros, desde la eternidad, en Cristo Jesús. 2 Timoteo 1:9.  

 

En el monte de Seir habitaron los enemigos de Israel, los hijos de Amón y Moab, fueron los que no ayudaron al pueblo de Dios en su travesía hacia Canaán, fueron los mismos que se opusieron al rey Josafaf de Juda, para declararle la guerra a Israel como lo narra 2 Crónicas 20:10. Este Seir del mundo con sus pobladores, nos habla de que somos extranjeros aquí, este no es nuestro lugar seguro para habitar porque aquí reina el príncipe de las tinieblas, satanás, el príncipe de este mundo, acérrimo enemigo de Dios y nuestro; por eso tenemos el llamado de Dios para santidad, para integridad, para rectitud, para ir tras los pasos del SEÑOR. Dios nos llamó por medio del Evangelio que nosotros anunciamos; para que lleguemos a tener parte en la gloria de nuestro SEÑOR Jesucristo. 2 Tesalonicenses 2:14. El que es injusto, sea injusto todavía; el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; el que es santo, santifíquese todavía. He aquí, YO vengo pronto...Apocalípsis 22:11 y 21.

 

Nuestras batallas en el Seir del mundo son en Cristo porque Él ya venció, nosotros debemos seguir peleando contra los ejércitos de Moab, Amón y los del monte de Seir que representan las fuerzas espirituales de las tinieblas de este mundo que se opone a Dios, su palabra y su pueblo. Para soportar y permanecer firmes, sin miedo ni inseguridad ante las señales que vemos en este mundo, tanto físicas como espirituales, tenemos que cultivar una fe inconmovible mirando a Dios, guerreando, orando y adorando todos juntos, como lo hizo el rey Josafat y todo el pueblo para ver la gloria de Dios obrando a favor de su pueblo; confiar siempre en la voz de Dios, para que Cristo nos libere de los enemigos a cada paso, porque ellos son más fuertes que nosotros, pero insignificantes ante el poder y autoridad del SEÑOR. Y cuando mi espada haya terminado su trabajo en los cielos, caerá sobre Edom, la nación que he señalado para ser destruida. Isaías 34:5.

 

Este versículo describe el juicio de Dios sobre las naciones de la tierra, para destruir a los orgullosos y soberbios que se han imaginado ser dioses a causa de sus riquezas y su poder económico, manipulando a los gobiernos de la tierra, denigrando contra su Creador; vendrán los juicios finales de Dios contra el mundo perverso como consecuencia al rechazo de la obra salvadora de Cristo en la gracia del Padre; como resultado, los malvados se enfrentarán al juicio y sentencia del Juez justo; nosotros, como hijos de Dios y creyentes en Cristo, debemos recordar la importancia de mantenernos santos, mansos y humildes de corazón para ser dignos de escapar de lo que vendrá sobre el mundo y recibir la gracia salvadora de Jesús. Para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús, SEÑOR nuestro. Filipenses 3:14.

 

La palabra Seir en toda la Biblia, nos recuerda que tenemos una batalla espiritual y constante que enfrentar y debemos vencer para guardar no solo nuestra vida, sino nuestra alma, y que no seamos como Esaú que rechazó la gracia de Dios en su primogenitura, la cual representa la salvación en Cristo, nuestra herencia sobrenatural y eterna; pero primeri tendremos que atravesar el desierto de Seir del mundo, sí o sí, eligiendo el Camino, la verdad y la Vida, la vía correcta para no dar vueltas y vueltas y evitar caída tras caída, puestos los ojos en Jesús, confiados en el amor y fidelidad del Padre, y arraigados bajo las alas del Espíritu que nos recuerda la poderosa palabra de Dios en cada circunstancia, porque: Dios hace nuestros pies como de ciervos, y nos hace andar firme sobre las alturas. Salmos 18:33. Dios siempre cumple su palabra, por eso, Él fue quien nos llamó a vivir unidos a su Hijo Jesucristo, Él es nuestro único SEÑOR y Salvador. 1 Corintios 1:9.

 

Al final, en aquel gran día, ante los ojos de Dios y en su justicia, Dios hará diferencia entre el juicio y la justicia salvando a los justos en Cristo, dejando bajo sentencia de fuego a los malvados; El es Justo para juzgar y para dar vida, asi lo hizo cuando destruyó al primer mundo con el diluvio, solo salvó a Noé y su familia, Génesis 7:1-21; y cuando iba a destruir a Sodoma y Gomorra  salvo al justo Lot, sobrino de Abraham, Génesis 19:15-29. Porque desde su trono en los cielos, Dios lo observa todo, ve el corazón del hombre, nadie se puede esconder de su mirada. El Dios omnipotente y todopoderoso ve todo lo que la gente hace, Él está atento a cada paso que damos, Job 34:21; Así que, Vivamos de manera completamente santa, porque Dios, que nos llamó, es santo; y la Escritura dice: Sean ustedes santos, porque YO SOY santo 1 Pedro 1:15-16.  Dios hará diferencia entre el santo y el inicuo.

Dios es Juez justo y Abogado perfecto para hacer diferencia entre el bien y el mal y ve claramente lo que se anida en el corazón de la gente, Él dejará entrar al justo a la mansión celestial, pero cerrará la puerta del cielo en la cara del malvado, porque sus palabras no son como las de los hombres. Conociendo el tiempo, que ya es hora de despertarnos del sueño; porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos. Romanos 13:11. Manténganse firmes en la fe. tengan mucho valor, y pórtense como valientes. 1 Corintios 16:13. He aquí vengo pronto, dichoso el que guarde las profecías de este libro. He aquí vengo pronto y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sus obras. Apocalipsis 22:7 y 12.

Al final de los tiempos cuando el SEÑOR regrese, hará la diferencia entre:

SEÑOR, a mi me agrada hacer tu voluntad, Dios mio, ¡llevo tu enseñanza en el corazón! Salmos 40:9.

Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.












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