30 mar 2018

PALABRAS EXTRAORDINARIAS DESDE LA CRUZ


PALABRAS EXTRAORDINARIAD DEL GRANDE QUE MURIÓ EN LA CRUZ, PERO RESUCITÓ Y ASCENDIÓ AL CIELO.
 

Sobre mis espaldas araron los aradores, e hicieron largos surcos. Salmos 129:3. 

 

He sido derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas, Salmos 22:14.

 

Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición, porque está escrito: maldito todo aquel que es colgado de un madero, Gálatas 3:13 y Deuteronomio 21:23.

 

No alcanzamos a imaginar el misterio de la cruz, ni la profundidad del dolor de Cristo desplegado el amor del Padre sobre el madero, sin embargo Dios lo revela a sus hijos y nos ayuda a comprender cada día más; por eso Él merece con intensidad toda nuestra adoración y amor cada vez que respiramos, porque solo Él es digno y santo. Para que en el nombre del SEÑOR Jesucristo se doble toda rodilla de los que están en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el SEÑOR, para gloria del Dios Padre. Filipenses 2:10-11.

 

La denigrante muerte en una cruz era para los criminales, pero el Dios santo hecho Hombre tuvo que padecerla; era un suplicio demasiado cruel e implacable, algo que Cristo pudo llevar a cabo por amor a una raza caída y pecadora. En aquel tiempo los que crucificaron a Jesús no comprendieron el amor y la misericordia que ese sacrificio encerraba en sí mismo, su sacrificio fue la esencia y Ley Suprema del Evangelio que salva, su amorosa entrega incondicional a favor de los pecadore empedernidos de la tierra, es un hecho incomprensible a la mente humana, Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? Efesios 4:9.

 

El padecimiento físico de Jesús camino al calvario estuvo en las manos de los poderosos de su época, religiosos y gobernantes incrédulos e implacables, ellos hicieron afrenta a su pureza con martirio, traición, vergüenza de su desnudez y el oprobio de su sangrienta crucifixión incomparable, pero el contenido espiritual que encierra este evento es mucho más extraordinario y profundo de lo que podemos pensar, porque Él mismo llegó al punto de bajar al mismo infierno para darnos libertad y evitar que vayamos allá, Juan 3:16.

 

Mientras El Rey agonizaba en el madero, toda la carga del pecado caía sobre Él y se hacía maldito, y los demonios arremetieron contra Él con toda su fuerza y saña, Me rodearon muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado. Abrieron sobre mí su boca como león rapaz y rugiente, Salmos 22:12-13. Así como la muerte humana en el Edén fue una terrible caída espiritual que separó al hombre de su Creador, el sacrificio de Jesús era el rescate supremo para volvernos a reconciliar con el Padre con el más alto pago con su vida y su sangre, el equivalente a la estruendosa caída ocasionada por la serpiente antigua. Y como Moisés levantó la serpiente Enel desierto, así era necesario que Hijo del Hombre fuera levantado. Juan 3:14.

 

Fue tan trágica la caída y perdida de la inocencia, que se alejó la alejó la amistad y la comunión cara a cara con el Dueño de la vida y del universo, la maldad del ser humano iba aumentando con el paso del tiempo, se multiplicaban sobre la faz de la tierra, tuvieron hijas, y al ver los ángeles caídos que ellas eran hermosas, escogieron entre ellas y las tomaron por mujer, de esas relaciones engendraron gigantes que no fueron creados por YHWH, esos ángeles pecaron e hicieron pecar a los hombres, por lo cual dijo el Eterno: no contenderá mi Espíritu con el hombre para siempre porque él es carne, son polvo y le puso limite a sus añosGénesis 6:1-8.

 

Por todo esto hubo castigo no solo para los hombres de esa época, sino también para los ángeles que pecaron, vemos claramente que el pecado llegó a contaminar incluso a los ángeles de Dios, lo cual trajo juicio tanto para los humanos como para los ángeles. Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio, y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos…2 Pedro 2:4. Y a los ángeles que no conservaron su señorío original, sino que abandonaron su morada legítima, los ha guardado en prisiones eternas, bajo tinieblas para el juicio del gran día, Judas 1:6.

 

Nuestro Salvador sabía que debía ir hasta regiones subterráneas, a las entrañas mismas de la tierra donde está el infierno, fue a predicar a los espíritus encarcelados, y solo con su muerte podría hacerlo, De esta manera fue a proclamar su victoria a los espíritus que estaban presos…1 Pedro 3:18-20. Jesús descendió a las partes más bajas de la tierra, esto significa que conoció la muerte, estuvo en el Seól o Hades, lugar de los muertos, como Él enseña en la historia del rico y el pobre Lázaro, Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios, 1 Pedro 4:6. (se refiere a las almas de los santos que murieron en la antigüedad).

 

Jesús lo sabía y lo anunció: De cierto, de cierto les digo: viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo del Hombre; y los que la oyeren vivirán, Juan 5:25; esto se refiere a todos los justos que murieron esperando ver al Redentor prometido, a los que esperaron la promesa y no la vieron, Él fue y se presentó ante ellos, les predicó para que fueran salvos en Él y así sacarlos de la oscuridad y traerlos consigo a su luz admirable.

 

Peo mientras Jesús agonizaba colgado del madero pronunció sus palabras finales, padeciendo una experiencia terriblemente pesada y cruel, que solo Él podía soportar para pagar la deuda y vencer las fuerzas espirituales violentas y malignas del diablo y sus demonios y que teniendo el imperio de la muerte y la oscuridad en sus manos, planeaba destruir la obra maestra de Dios: el ser humano, Lucas 4:6; solo Jesús estaba el dominio y la potestad para evitarnos el tormento del infierno y salvar a muchos liberándonos del lugar de tormento y angustia, Como un tiesto se secó mi vigor, y me has puesto en el polvo de la muerte. Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos…Salmos 22:15-18.

 

Razón por la cual Jesús oraba en el Getsemaní: Padre mío, si es posible, pasa de Mí esta copa; pero no sea como YO quiero, sino como Tú, Mateo 26:38, 42 y 44. Él sabía lo que debía padecer hasta descender a las profundidades de la tierra para ver, soportar y permanecer tres días allí en el hades, entablando una lucha titánica contra satanás y el infierno, y así vencer y arrebatarle las llaves de la muerte al que tenía ese imperio. Apocalipsis 1:18.

 

Jesús hizo la misma petición tres veces, sabiendo el tormento y la lucha que debía librar para arrancar todo el poder que satanás tenía sobre la raza humana; así pasó por la angustia y el dolor con que destruiría la maldición de la muerte, el aguijón de la enfermedad, y toda la  maldición que recibió la raza humana y la tierra en el Edén, Génesis 3:14-19, para luego resucitar triunfante y darnos su victoria, Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción, Hechos 2:27.

 

Porque todo lo bueno y lo malo que sucede en la tierra y el universo entero, se gesta primero en el ámbito espiritual, por eso la oración debe ser preventiva más que curativa; el mundo de lo sobrenatural es mucho más fuerte y pesado que lo físico y lo material, al mismo tiempo es mucho más valioso y trascendental lo que sucede después que partimos de esta tierra siendo salvos o condenados, comparado con lo que pasamos mientras vivimos, Esa es la razón de las siete palabras pronunciadas por Jesús en la cruz, No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien teman a aquel que puede hacer perecer el alma en el infierno, Mateo 10:28.

 

Hubo oscuridad sobre la tierra desde el mediodía, era la reacción de las tinieblas; y que precipitaron el movimiento de los ángeles caídos sobre Jesús, el terremoto, las tumbas abiertas y la ceguera de los hombres que crucificaron al Cordero inocente; todo este caos vino como consecuencia de la lucha que se estaba librando, sobre la tierra, momentos en que se enseñoreó el mal, y parecía que los demonios hacían fiesta por la muerte del Hijo de Dios, Mateo 27:51-54. Mientras el velo se rompía, las rocas se quebraban, la tierra temblaba y se abría: porque la tierra gime según la sangre que se derrama sobre ella, en ese momento se derramaba la sangre del más Santo e inocente, por eso los cadáveres salieron de los sepulcros. Mateo 27:52-53. 

 

Mientras Jesús recibía sobre su humanidad toda la descarga infernal de la maldición por el pecado, el Padre no lo miró, ni le respondió, tampoco acudió en su ayuda; porque Él sabía que su Amado Hijo estaba cargando todo el pecado, la muerte, enfermedad y condenación de la humanidad; y solo Él podía devolverle lo que le había sido arrebatado, y le pertenecía, Jesús debía recuperarnos, salvarnos y reconciliarnos con el Padre. Mientras tanto padecía y guerreaba horrendamente en el Espíritu, pronunciando sus palabras finales, cargadas de amor y misericordia, para perdonar, liberar, sanar e interceder por cada uno de nosotros, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? Salmos 22:1.

 

Esta lucha fue titánica y encarnizada, una guerra a muerte contra todo el infierno y todas las fuerzas del mal; mientras soportaba y peleaba tan colosal batalla, sus palabras daban testimonio de su gallardía, grandeza, amor, valentía y soberanía divina, todo en Él estaba cargado de bondad, misericordia, y entrega total, mostrando su profunda ternura por aquellos que había creado a su imagen y semejanza Génesis 3.15. Las siguientes fueron sus siete palabras finales:


1. Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen, Lucas 23:24. Un sacrificio profetizado en Salmos 22:18. Su gallardía permaneció firme sobre la cruz, intercediendo por todos, pero la ignorancia de la religiosidad, la idolatría y el legalismo le impedía a los hombres reconocer a su Mesías prometido, por lo tanto, tampoco sabían la trascendencia de sus acciones, Y mirarán a Mí, a quien traspasaron,, y llorarán como se llora por Hijo Unigénito, afligiéndose por Él como quien se aflige por el Primogénitoy pesaron por el pago a mi sacrificio, treinta piezas de plata, Zacarías 11:12 y 12:10.

 

2. De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso, Lucas 23:43. Cuando el malhechor crucificado con Jesús a la derecha se arrepintió y pidió a Jesús que se acordara de él, lo estaba reconociendo como su Salvador; en su agonía el SEÑOR le aseguró la vida eterna con palabras cargadas de ternura, mirándolo con compasión a los ojos, lo perdonó, lo salvó y le abrió las puertas a la vida eterna.

 

3. Mujer, he ahí a tu hijo-hijo he ahí a tu madre, Juan 19:26-27. Con la carga de su dolor enfrentando la muerte y el suplicio de los demonios que lo oprimían violentamente, Jesús, Hijo de María, se ocupó de su cuidado, se la encargó y confío a su amado discípulo Juan; a pesar de la insoportable prueba que padecía el Cordero santo, se dirigió a su prójimo con suavidad y dulzura para recordar que el amor protege y cuida hasta el final.

 

4. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Marcos 15:34. Esta es una palabra profetizada en Salmos 22:1-2. Jesús literalmente sintió la quietud, el distanciamiento y el silencio del Padre mientras Él cargaba con todo el pecado y los vejámenes de la humanidad. Jesucristo seguía confirmando que YHWH era su Padre, y en medio de su padecimiento mantenía firme su confianza obediente al Dios Justo.

 

5. Tengo sed, Juan 19:28-30. Con estas palabras se cumplió lo profetizado en Salmos 69:21: Me pusieron hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre; esto revela el climax del dolor y la copa de angustia del SEÑOR Jesucristo en el padecimiento para  redimirnos, porque era necesario que soportara tal sacrificio el bendito Hijo de Dios, para completar su misión salvadora para recuperar con justicia divina lo que era suyo desde el principio, sus criaturas que vayeron en el engaño pecador de la desobediencia y la rebeldía. Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servifo, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos. Marcos 10:45.

 

6. Consumado es, Juan 19:30. En las tempranas horas de la tarde nuestro SEÑOR pronunció estas palabras, en momentos en que se estaba dando cumplimiento a la más sublime promesa de redención por la humanidad de Génesis 3:15. Su excelso y magno sacrificio estaba anulando el acta de decretos que había contra nosotros y que nos era contraria, y que hasta ese momento el adversario había manejado contra nuestras almas. El que cree en Mi, y muera a este mundo, vivirá. Porque todo aquel que vive creeyendo en Mí, tendrá vida eterna. Juan 11:25-26.


En Cristo Jesús, el Padre ya ha hecho todo lo que necesitamos en este mundo para sostenernos hasta partir de aqui; nuestro Amado Salvador marcó el nuevo comienzo de vida para  en su gloriosa resurrección salvadora, su resurreccíón es el sello de gracia del  nuevo pacto con su vida ofrendada y su sangre derramada, Y los salvados reciben la herencia de la vida eterna, Colosenses 2:14-17 y Hebreos 9:16.

 

7. Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu, palabra profetizada en Salmos 31:5, y cumplida en Lucas 23:46. Confirmando así la palabra, El Hijo de Dios confió plenamente en su Padre hasta el último momento, y en ese instante concretó el nuevo pacto para todo aquel que cree en Él, mientras las tinieblas y el infierno celebraban con densa oscuridad, creyendo que lo habían derrotado hasta que fue sepultado y resucitó al tercer día, Y se dispuso con los impíos su sepultura, pero con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad ni hubo engaño en su boca, Isaías 53:9.

 

Jesús había anunciado el derramamiento de su sangre para llevar a cabo el mejor Pacto; Él se hizo Hombre: nació, vivió, sufrió, murió y resucitó porque la muerte no lo pudo retener, Hechos 2:24todo lo hizo en función del juramento decretado por el Padre, a favor de la raza caída que no podía salvarse por sí misma; y en el sacrificio de Jesucristo no hubo nada absurdo ni inesperado, fue el cumplimiento de lo anunciado por los profetas desde la antigüedad, era la consumación de algo planeado y preparado por el Padre en Génesis 3:15, solo derramando su sangre pura, limpia e inocente podíamos ser justificados, Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados, Mateo 26:28.

 

La puerta al Padre quedó abierta, Jesús dio su vida por nosotros, Él sabía el destino del hombre y por eso vino como hombre a sufrir, morir y resucitar para salvarnos y rescatarnos del infierno. Él es la puerta que abre camino a la humanidad para devolvernos al Dueño original; Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres, Efesios 4:8. El Aliento de vida lo resucitó y cumplió la voluntad del Eterno. Le dijo Jesús: YO SOY la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto vivirá, Juan 11:25.

 

Amén, gloria al Eterno Dios por los siglos de los siglos. Aleluya! A Él sea todo honor, reconocimiento y acciones de gracias por los siglos de los siglos. Amén.

 

Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.


Observe el video y lo que sucedió en la cruz.





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