19 ago 2017

BIENAVENTURANZA No.4 LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA



BIENAVENTURADOS LOS QUE

TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA

Porque ellos serán saciados, Mateo 5:6 

El que va tras la justicia y la rectitud halla vida, prosperidad y honra, Proverbios 21:21.

Pero tú, hijo de Dios, huye de las cosas del mundo, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre, 1 Timoteo 6:11. Por lo cual no resbalará jamás; en memoria eterna será el justo, Salmos 112:6.

Porque el Señor todopoderoso ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles, para siempre serán guardados…Salmos 37:28. 

El cristiano genuino es quien más debe tener hambre y sed de justicia, esto significa que asi como nos desesperamos por comer o por beber, asi tenemos que ansíar estar en la presencia de Dios porque solo Él sacia nuestra alma de justicia, con la mirada puesta en Cristo para no pecar, y tener una vida de testimonio cumpliendo la voluntad del Padre, porque obedecer los mandatos, principios, ordenanzas, instrucciones y advertencias divinas, deben ser nuestro continuo deseo, lo cual provee vida, verdad y libertad a la humanidad, y esto es justo delante del SEÑOR y Dios. Tú hombre de Dios, huye de todo lo del mundo, esmérate en seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia, y la humildad. 1 Timoteo 6:11.

Si nos preocupamos por hacer lo que es bueno y recto delante de Dios, Él hará que todas nuestras necesidades sean suplidas y quedemos saciados en su justicia y abundante amor protector; Él en su infinita generosidad y bondad nos sacia gratuitamente más allá de lo que le pedimos y merecemos. Porque el SEÑOR ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. Elohim nos protegerá para siempre, pero acabará con la descendencia de los malvados. Salmos 37:28. 

La palabra justicia está escrita más de 400 veces en la biblia, según Dios, justicia es salvación que incluye bienestar para el cuerpo, plenitud para el alma y vida en el espíritu; el Padre trajo justicia a la humanidad enviando a su Hijo a morir en nuestro lugar para ser rescatados de las garras del diablo, de la maldad del mundo y de las debilidades pecaminosas de la carne, fue así que Cristo nos justificó, nos declaró justos y se hizo nuestra justicia; su justicia está basada en la misericordia, revelada y mostrada en la cruz del Calvario, esto es justicia a la medida de Dios. Busquen primeramente el reino der Dios y su justicia, y todas las demás cosas les serán añadidas. Mateo 6:33. 

La justicia de Dios es una continua preocupación por las almas perdidas, de igual manera, nosotros como hijos de Dios, también debemos tener sed y hambre por las almas perdidas, eso es justo delante del SEÑOR; el problema del género humano es el pecado, pero cuando reconocemos nuestra condición, nos arrepentimos y lloramos ante la realidad de la tragedia humana, oramos con gran dolor porque entendemos que si la mayoría del mundo está en esa condición, habrán desastres y juicios que atacarán a la humanidad como consecuencia del pecado y el alejamiento de Dios; esto nos causa nos mueve y nos causa dolor, entonces clamamos, pedimos perdón y misericordia para que miles de seres humanos, empezando por los de nuestra cas, dejen la dureza de corazón y les sea quitada la ceguera espiritual y que tengan un encuentro personal cara a cara con su Salvador, esto es justicia para Dios. Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el SEÑOR a los sacrificios. Proverbios 21:3.

Si vivimos en justicia, hacemos todo de manera correcta y evitamos el pecado todas las veces que sea necesario. Ser justos es pensar, actuar y hablar como Dios lo dice y enseña en el Manual y como Cristo nos dio ejemplo: Jesucristo entronado en el corazón de los creyentes imparte justicia divina, somos justos porque su Espíritu Santo imparte la justicia del Padre en nuestro ser, dándonos el querer como el hacer; así que si tenemos la naturaleza de Jesucristo, tenemos de su carácter en nuestra manera de vivir y podemos ser justos…Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por medio de ellas lleguemos a ser participantes de la naturaleza divina, 2 Pedro 1:4.

El mundo actual clama a gritos por justicia, la sociedad necesita un mayor número de cristianos con carácter semejante al Salvador; si las naciones se rodean de verdaderos hijos de Dios, gente sabia, prudente, tierna, amable, pobre de espíritu, gente mansa y humilde, seres humanos de calidad, entonces no tendremos temor de ninguna amenaza mortal; tener hambre y sed de justicia es mantener una actitud moral al 100%, lo cual nos permite vivir en seguridad trayendo paz y alegría a la humanidad, con una sociedad pacífica en las comunidades, por lo tanto, las bienaventuranzas deben marcar los pasos y el comportamiento del cristiano, así seremos dichosos en la medida que cumplamos los requisitos del Dueño, Dios. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos, Gálatas 6:9.

Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados nos habla del corazón que debe cultivar un creyene genuino que piensa, siente y practica equidad y balance bajo la dirección del Espíritu Santo en la manera de vivir, dándo a cada uno lo que le corresponde, reconociendo el esfuerzo y el valor de las personas que trabajan por el bien, la verdad y la libertad, cumpliendo con sus deberes y responsabilidades de acuerdo al derecho y la justicia. Así como el hambre se sacia con el pan y la sed con beber agua, la justicia se sacia haciendo el bien a la humanidad. De la justicia brotan la paz, la vida, la seguridad y estabilidad de los pueblos, pues lo que quieres para ti, lo quieres para los demás, todo basado en el respeto y el bien mutuo. Lo que engrandece a una nación es la justicia, pero el pecado es afrenta de los países, Proverbios 14:34.

El carácter y forma de vida para el cristiano,  según el pensamiento de Dios, está en todas las afirmaciones que el SEÑOR hizo en torno al Sermón del Monte y en lo que enfoca sus enseñanzas en cada bienaventuranza; Jesús nos proporciona bellas promesas como un derecho celestial, pero también nos indica unos deberes a cumplir, y hay que llevar a cabo los deberes, para que haya justicia. Está bien pedir justicia en un juicio legal y reclamar lo que es justo y nos corresponde legalmente, porque las leyes correctas forman parte de la voluntad divina, pero la justicia de Dios va más allá de lo legal y lo humano, es espiritual y glorioso porque las obras temporales que hacemos en la tierra, marcan un futuro eterno. Defiendan al débil y al huérfano, hagan justicia al afligido y al menesteroso. Salmos 82:3. 

El Padre nos incorpora en su reino para que seamos justos en su medida dentro del continuo proceso santificador mientras vivimos. El SEÑOR en las bienaventuranzas nos presenta lo que es un crecimiento espiritual ordenado del carácter cristiano, nos promete ser dichosos si somos pobres de espíritu, si lloramos por otros y si somos mansos, ahora nos dice que seremos felices si hay hambre y sed de justicia en nuestro ser; esto nos lleva a examinarnos y mirarnos introspectivamente, para buscar el correcto enfoque de nuestra vida sobre la base de la justicia y la equidad, es asi como encontraremos en alguna medida, una solución a la injusta maldad que hay en el mundo: debemos ser como el Maestro. Hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente y merezca elogio, Filipenses 4:8.

La injusticia se centra en el yo hedonista, mezquino y sin el temor de Dios, algo que ha estado trayendo miseria a la humanidad debido al egoísmo, la ambición y la codicia, que son promotores de división, conflictos y odios a todo nivel, sea personal, familiar, nacional o mundial. El egoísmo y el odio nacen por amor desmedido al dinero y el deseo poder, lo cual encierra muchos sentimientos malvados y oscuros que son raíz de tanta injusticia y crueldad. El hedonismo gira alrededor de una sola persona, mientras que el amor gira alrededor de muchos, con empatía, alteridad y altruismo, lo cual es fuente de justicia y buenas relaciones sociales que redundan en beneficio mutuo, sobre la base de lo justo y todos trabajan por una misma causa: la vida humana digna y de calidad. Tenemos que enfocarnos en acabar con la injusticia y darle muerte al malvado ego hedonista para que encontremos la tan anhelada justicia que conduce a la paz y la libertad. En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones del mundo. Así podemos vivir en esta tierra con justicia, piedad y dominio propio. Tito 2:11-12.

Esta bienaventuranza es la carta magna de Dios para el alma sedienta y hambrienta de salvación, perdón, amor, vida y libertad, lo cual es justicia para aquellos que desean orden y paz, para los que reconocen que la salvación es por gracia y totalmente un don gratuito; son bienaventurados y dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, ellos son realmente felices porque tienen su corazón en Dios y piensan en el bien colectivo; aunque el mundo busca la felicidad, nadie la halla, porque buscan en lugares equivocados, pero cuando entendemos que hacer justicia es ocuparnos de la salvación de las almas, el servicio humanitario y el bien ajeno, somos felices y el  SEÑOR se ocupará de lo nuestro. El malvado obtiene ganancias ilusorias; pero el que siembra justicia asegura su ganancia. Proverbios 11:18.

El hombre justo es una persona virtuosa, que trata bien a sus semejantes poniendo en práctica la ley natural de Dios: no hagas mal a tu prójimo y no hagas a otros lo que no quieres para ti, Mateo 7:12. No es cierto que la felicidad propia es lo único que hay que buscar y desear, con ese concepto fracasan muchos queriendo obtener la felicidad, pero se les escapa y es esquiva continuamente, Isaías 48:17-18; Bíblicamente ser dichosos es el resultado de buscar primeramente el reino de Dios y su justicia y todo lo demás es añadido, si ponemos la felicidad propia por encima de Dios y el bien ajeno, somos injustos. Porque libertados del pecado, vinimos a ser siervos de la justicia, Romanos 6:18.

Según la mente de Dios, solo son bienaventurados los que viven y se mueven en justicia, a la manera del Diseñador, aunque sea locura para el mundo. Es como el doctor que se centra en quitar el dolor sin tratar la enfermedad, es algo muy peligroso para la vida del paciente. El punto es descubrir ¿cuál es la causa del dolor, de la infelicidad o de la desgracia? El Señor ya te ha dicho, oh hombre, en qué consiste lo bueno y qué es lo que Él espera de ti: que hagas justicia, que seas fiel y leal y que obedezcas humildemente al SEÑOR tu Dios, Miqueas 6:8 y Deuteronomio 10:12-13.

Hay mucha gente que reclama justicia y felicidad, pero no tienen hambre y sed de justicia, es como los que viven reclamando los derechos sin haber cumplido los deberes, siempre hambrientos y sedientos, infelices y sin satisfacción. Gran parte de la desdicha humana es porque no siguen las instrucciones sencillas de la palabra de Dios, por estar buscando experiencias propias cuando debiéramos depender de la gracia divina en la medida que nos despojamos del ego para tomar lo de Dios, Si sabes que Dios es justo, también debes saber que todo el que hace justicia es nacido de Dios. 1 Juan 2:29. 

Justicia no es esa especie de moralidad oportunista que practican los gobiernos de las naciones, tampoco es el cumplimiento de contratos internacionales, ni tampoco es esa clase de justica ética de la que hablaron los filósofos griegos, a eso no se refiere ésta bienaventuranza, eso vale, pero no es evangelio. Jesús va mucho más allá de la simple justicia personal o humanista, es una justicia divina. Tus gobernantes son rebeldes y amigos de ladrones; todos se dejan comprar con dinero, aman el soborno y corren tras las dádivas. No hacen justicia al huérfano, ni defienden los derechos de la viuda. Isaías 1:23.

Los gobernantes y muchos personajes del mundo se hacen elocuentes y populares vociferando de la justicia, pero en su realidad traicionan sus principios, son infieles a su cónyuge, a su familia y a su nación, se venden al mejor postor por un puñado de dinero que pronto perece, esa clase de justicia es una falacia de equidad parcializada y relativa que se acomoda a los intereses y las circunstancias coyunturales, no es el principio fundamental e innegociable de una verdad objetiva que nació en el corazón de Dios para ser grabado en la conciencia humana, y que fue expuesto y vivenciado por Dios hecho Hombre. No presten los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino preséntense ustedes mismos a Dios como instrumentos de justicia. Romanos 6:13.

Habiendo entendido lo que es ser pobres de espíritu, llorar y ser mansos, nos conduce a tener hambre y sed de justicia, ser libres de pecado y maldad para agradar a Dios y bendecir al prójimo. El hambre y la sed de justicia llega cuando hemos comprendido que el mundo vive bajo el dominio de satanás y que necesita ser salvo, para salir de la influencia maligna que esclaviza, aprisiona, destruye y mata, Efesios 2:2nos duele que el príncipe de este mundo enceguezca, engañe, encadene y arrastre a muchos al infierno. ¡Cuánta necesidad de Dios tiene el mundo! El pecado y sus consecuencias duele profundamente al que vive las bienaventuranzas, Romanos 7:19-20.

Aquel que tiene hambre y sed de justicia, no pretende ser conocido por su santidad, sino que florezca la justicia, porque las bienaventuranzas ofrecen premios del cielo, pues justicia es vivir en rectitud e integridad, deseando agradar al SEÑOR para vernos totalmente libres de la tiranía del pecado; tener hambre y sed de justicia nos hace amar intensamente al único y verdadero Justo, y un santo es la persona que ama tanto a su Señor, que se esfuerza por ser como Él. No podemos decir que seguimos a Cristo viviendo en el pecado de injusticia y aparentados de la santidad. YO enviaré de lo alto mi victoria, como rocío del cielo y lluvia de las nubes, y la tierra la recibirá; como fruto producirá la salvación y a su lado florecerá la justicia.  Isaías 45:8.

Tener hambre y sed de justicia es ser sal y luz de la tierra mostrando a Cristo en nuestro diario vivir emancipándonos de nosotros mismos. El que tiene hambre y sed de justicia evidencia el fruto del Espíritu Santo en todas sus acciones, en su carácter y en su comportamiento. Porque la sed y el hambre de justicia, ansía conocer más al Padre, vivir en intimidad con el Hijo y cultivar una profunda amistad con el Espíritu, porque si Dios es luz y en Él no hay tinieblas yo debo ser igual, 1 de Juan 1:5, por lo tanto, debo andar en la luz y la pureza que emanan de Cristo.

Aleluya, gracias Señor por darnos de tu esencia divina y santa que nos hace dejar de pecar con injusticia, no para escapar del castigo, sino para agradarte y tener una vida plena junto a Ti. Apocalipsis 19:7-8. Amén.

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.



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