12 jul 2015

QUE TU MIRADA REVELE EL AMOR DE DIOS EN CRISTO.


QUE NUESTRA MIRADA REVELE 
EL AMOR DE DIOS EN CRISTO

El ojo misericordioso será bendito, porque da de su pan al menesteroso, Proverbios 22:9.                                                                              
La gente que me oía, me llamaba bienaventurado, y los ojos de los que me veían, hablaban bien de mí, Job 29:10.

Porque la ley de YHWH es perfecta y convierte el alma; el testimonio de Dios es fiel, porque hace sabio al sencillo. Los mandamientos del SEÑOR son rectos, y alegran el corazón; las ordenanzas de Dios son verdad, sus instrucciones alumbran los ojos...Salmos 19:7-11.

Pero El corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; no aprenden ni piensan, sino que cierran los ojos para no ver, y se tapan los oídos para no oír. Si hicieran lo contrario, entenderían mi mensaje, cambiarían su manera de vivir, ¡y YO los salvaría! Mateo 13:15.

Muchas veces yendo por la vida hemos visto miradas que nos atraen y nos provocan ternura y confianza, pero otras veces nos hemos topado con miradas que nos provocan miedo, tristeza, y deseos de alejarnos de allí, y es porque cada mirada refleja y revela la riqueza o la tragedía que hay en un corazón; nuestro SEÑOR Jesús habló de la luz en el candelero, creo que se refería a los ojos como la lámpara de nuestro cuerpo, esa luz de Dios que debe alumbrar e irradiar vida cuando a través de un alma y un espíritu lleno de Dios, pero que se oscurece cuando Cristo no está en una persona; si todo nuestro cuerpo está lleno de luz, no tenemos parte con las tinieblas, entonces nuestra mirada y nuestras acciones serán claras, se verá el amor de Dios resplandecer como lámparas claras que no guardan mala intención ni cosa alguna que sea pecaminosa. Nadie pone en oculto la luz encendida, ni debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que alumbre a los demás, Lucas 11:34.

Nuestro SEÑOR enseña en su palabra que para que nuestros ojos reflejen confianza, deben estar cargados con el amor, bondad de la ternura de Cristo, Dios amando al otro desde nuestro interior, así mostramos que realmente tenemos a Dios reinando en nuestro corazón, pues en los ojos de los hijos de Dios se debe revelar la mirada de Jesucristo: una mirada plena de misericordia y aceptación en vez de desprecio ni rechazo; una mirada de verdad y no mentira, de confianza y no miedo, tal mirada no se puede fingir; inevitablemente saldrá en nuestros ojos, la mirada de a quién pertenecemos y servimos, sea a Dios o al adversario. La biblia es clara al distinguir el ojo del malo y el ojo del justo. Los falsos tienen los ojos llenos de adulterio y nunca dejan de pecar seduciendo a las almas inestables, porque tienen un corazón ejercitado en la avaricia, pues son hijos de maldición, 2 Pedro 2:14.

Jesús compara la lámpara que alumbra con el ojo, humano dando a entender que nuestro estilo de vida y nuestra actitud deben ser como un foco lumimoso que alumbra e ilumina el camino de otros, con la luz eterna que brota del cielo donde reina la persona que es el amor, Dios, con su ternura, su pureza y su comprensión, y si Cristo reina en nuestro ser, es para fijar nuestra mirada de amor en el necesitado y dar de las riquezas que salen del corazón de Dios, que es con lo que Él ha llenado nuestra vida. El sabio usa bien los ojos, pero el necio anda a oscuras. Eclesiastés 2:14.

Con la analogía del candelero y la vida del creyente, Jesús se refiere a la clase de espíritu que debe haber en sus seguidores, pues si somos discípulos de Cristo y mantenemos la mirada en Eļ, entonces, Él, la Luz del mundo en nosotros, nos hará verdaderos luminares para el mundo, podremos mirar al prójimo con los ojos del Espíritu para transmitir el amor divino y la realidad de la santidad de Dios arraigada en nuestro ser. YO te haré saber y te enseñaré el camino que debes andar; te aconsejaré con mis ojos puestos en ti. Salmos 32:8.

Los hijos de Dios nos distinguimos de los demás en el mundo porque la Luz del Espíritu brilla en nosotros, y desde nuestro interior ardemos con el fuego del amor de Dios pleno de compasión por los necesitados, penetrando y rompiendo las tinieblas del desamor, la frialdad y la indiferencia del mundo, para extender una mano amiga que alimenta, ayuda y levanta al caído con limpias y sanas intenciones. Procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo, Mateo 5:16.

Cuando Jesús fijaba sus ojos en alguien, lo hacía con una mirada cargada de amor, misericordia y bondad; la pureza y ternura que el SEÑOR reflejaba en sus ojos tiernos y dulces, conmovía el alma de quienes experimentaban sus milagros; esa extraordinaria mirada fue la que fijó sobre la viuda de Naim cuando llevaban a enterrar su único hijo y al verla el SEÑOR, sintió profunda compasión por ella, la consoló animándola a no llorar, luego se acercó al féretro lo tocó y resucitó al joven para devolverlo vivo a la madre, Lucas 7:11-15. Jesús la miró y dió alivio a su dolor; nuestros ojos también deben llevar alivio y consuelo con la mirada de Cristo y la presencia de Dios cuando miramos a la gente; eso sacará sonrisas de confianza y esperanza para mitigar las penas. Porque los ojos del SEÑOR están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones...1 Pedro 3:12; Sus ojos observan los caminos del hombre, y Él ve todos sus pasos. Job 34:21. 

Si hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios, nuestros ojos deben irradiar la misma luz, pureza y amor de Jesús, transmitiendo vida, confianza y libertad, puesto que en nosotros habita el Espíritu Santo, por lo tanto, nuestra mirada debe ser clara, radiante, alegre, y de luz, será una forma del mensaje del Evangelio que anuncia que Dios es luz y en Él no hay tinieblas, y el pueblo debe ser igual a su SEÑOR. En todo lugar están los ojos de Dios, observando a los buenos y a los malos. Proverbios 15:3; Y el pueblo que estaba en tinieblas, gran Luz le resplandeció. Isaías 9:2 y Mateo 4:16.

La mirada de YHWH es limpia y pura, Misericordia y verdad van delante de su rostro, Salmos 89: 14-15, pero la vista del hombre es corta y contaminada, vemos poco cuando llevamos dentro la oscuridad y las tinieblas del pecado, así son quienes no han conocido a Cristo, Aquel que es la luz de mundo, Juan 8:12; pero nosotros hemos conocido al SEÑOR Jesús, estamos puestos para alumbrar el camino de los perdidos, no rechazando, ni discriminando a nadie y mucho menos odiando, sino atrayendo corazones hacia Cristo. Pues nos ocupamos por lo que es honroso, no solo ante los ojos del SEÑOR, sino también ante los ojos de los hombres.  2 Corintios 8:21.

Tener la mirada de Cristo es mirar dónde está a quien Dios quiere salvar, liberar y sanar, así como lo hicieron los discípulos cuando fijaron la mirada sobre el cojo en la puerta del templo llamado la Hermosa, Pedro con Juan fijando en él los ojos, le dijeron: Míranos. Entonces el cojo les estuvo atento, esperando recibir algo de ellos. Pero Pedro le dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Pedro lo tomó de la mano y el hombre se levantó, enseguida sus pies y sus piernas se afirmaron, caminó y se fue saltando al templo alabando a Dios. Hechos 3:4-7.

Nuestra mirada cargada del amor divino debe quitarse del mundo para fijarnos en Cristo y que su Espiritu nos ilumine el camino para saber dónde ir y qué hacer, porque nuestra luz depende de Él si servimos a Cristo, amando y bendiciendo a la gente bajo la luz de su rostro que nos alumbra todo el tiempo hacia el bien; el Espíritu Santo nos recuerda la palabra de Dios que alumbra nuestro entendimiento y nos aclara el camino, dando firmeza a nuestros pies y gozo a nuestro corazón con la sabiduría y justicia de Dios. Dame hijo mio tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos. Proverbios 23:26

Un ojo sano, es decir, un ojo bueno, siempre tiene la mirada puesta en lo bueno, en lo que proviene de Dios y glorifica el nombre santo de Cristo, el Gran YO SOY que ilumina todo nuestro ser para que no andemos a tientas, sino seguros, siempre como de día para que su presencia en nuestro espíritu se reflejan en nuestra manera de ver la vida y tratar a la gente. 
¡Alza, oh SEÑOR, sobre nosotros la luz de tu rostro! Salmos 4:6.

Conocer y tener a Cristo, nos permite caminar en la luz de la vida inteligente, de la verdad y justicia del bien y del orden para que nuestros pies no tropiecen, pues no miramos solo con ojos naturales y físicos sino también con los ojos del Espíritu que habita en nosotros para ver a todos con los ojos de Jesús, llenos del amor samaritano, llorando con los que lloran y riendo con los que ríen, a favor de los que están sufriendo para no detenernos en las diferencias; Si Jesús es nuestra luz, nosotros tenemos visión de futuro y proyección de reino para nuevos horizontes del plan redentor para que muchos otros sean sean salvos de la ceguera espiritual. ¿Quién es como el sabio? ¿ Quién más sabe la explicación de un asunto? Pero la sabiduría del hombre ilumina su faz y hace que la dureza del rostro cambie. Eclesiastés 8:1.

¿Cuál es la función de los ojos? Obviamente que ver y observar todo lo que tenemos alrededor, porque con los ojos distinguimos personas, animales y cosas, pero con los ojos espirituales Dios nos ubica en el lugar correcto para tomar el rumbo correcto, saltar los obstáculos, sortear el peligros y disfrutar todo lo bello que Dios nos ofrece, y que nada nos robe la paz ni nos haga perder el tiempo; si la gente sin Dios y sin ley, los inicuos e incrédulos duros de coraźon nos miran con odio y con saña, no nos debe inquietar, pues cada uno será conducido a su camino final. La expresión de su rostro testifica contra ellos, y como Sodoma y Gomorra publican su pecado; no lo encubren. ¡Ay de ellos!, porque han traído mal sobre sí mismos. Isaías 3:9.

Nuestros ojos deben ver lo que Jesús ve y como Él lo ve; la clase de ojos que tenemos y la manera en que miramos será nuestro defensa o nuestro juicio; si somos nuevos, ya NO miramos el pasado de pecado y maldad de donde el SEÑOR nos sacó, y si somos nuevas personas en Cristo todo nuestro ser tambien debe ser nuevo, de lo contrario debemos quitar aquellos miembros del cuerpo que nos sean ocasión de caer, porque miramos a nuestro Redentor, no lo oscuro y confuso del mundo. Los que miraron al SEÑOR, fueron iluminados; sus rostros jamás serán avergonzados. Salmos 34:5. 

Mirar en el original hebreo es Nabat, es ver, considerar y percibir la verdad para advertir el peligro de lo falso y de la imitación traicionera, es mirar fija y detalladamente como cuando el SEÑOR le mandó a Samuel no mirar la apariencia física en los hijos de Isaí para ungir a David como rey, lo cual se refiere a tener percepción espiritual en amplitud de la visión más allá de lo físico. 1 Samuel 16:7. En Cristo nuestra alma está abierta a la luz divina, por lo tanto, nuestra mirada ilumina porque todo nuestro cuerpo está en luz para tener voluntad, inteligencia y hacer buenas acciones; todo lo que hacemos, decimos y pensamos, estará dirigido a agradar a Dios y bendecir a otros, empezando por nosotros mismos con una sencilla mirada que advierte el peligro y observa a las personas para no chocar con nadie. Escuchen ustedes, los que siguen la justicia, los que buscan al SEÑOR. Miren la roca de dónde fueron cortados, y la fosa de la caverna de donde fueron arrancados. Isaías 51:1.

Con los ojos del Espíritu discernimos, contemplamos, observamos y analizamos para guardarnos de lo que el ojo natural no ve, pero el espíritu sí puede ver; esta enseñanza es una poderosa exhortación a prestar atención a lo que vemos sin cerrar los ojos a la realidad que nos rodea, pues los dormidos y ausentes de Dios no ven bien, y hay mucha gente sin la luz de Cristo por eso son mal mirados y perversos, y muchos han perdido el rumbo viviendo en tinieblas de pecado, alejados de Dios, como lo expresa la palabra: son personas de Ojos altivos, lengua mentirosa y manos derramadoras de sangre inocente, Proverbios 6:17. Las tinieblas les impide ver la luz de Dios, por lo tanto, no pueden apreciar ni valorar la vida y las personas de sus semejante, a quienes debieran amar para hacerles bien y no mal.

Esa clase de gente sin visión ni mirada limpia, son seres frívolos, miserables y cobardes, totalmente desenfocados del Camino de lo bueno y lo recto; son minusválidos espirituales incapaces de hacer el bien. Son seres con ojos cegados por la maldad, codiciosos, envidiosos, egoístas, avaros e incapaces de amar a su prójimo, porque están privados de la fuente de luz que es Cristo, podrán tener inteligencia y riquezas por hacer lo malo, pero no tienen la luz de la verdad para ver el buen camino que lleva a la vida, lo cual es un peligro para la humanidad, Aunque digan que son ricos, que les ha ido bien y que no les hace falta nada; no se dan cuenta que son unos desdichados, miserables, pobres, ciegos y desnudos, Apocalipsis 3:17. A ellos les espera la condenación eterna en tenebrosa oscuridad.

Nuestros ojos deben mirar continuamente a la eternidad, donde está Cristo sentado en su trono reinando para siempre, y nuestro propósito es ser como el SEÑOR Jesús, no permitiendo que ninguna circunstancia nos aparte del Padre celestial; nuestra responsabilidad es poner la mirada en las cosas de arriba como dice Colosenses 3:3 porque las pertenencias materiales son secundarías, no te apegues a nada, enfoquémonos en el Reino de Dios y su justicia y sigamos adelante para cruzar la meta a que hemos sido llamados, Filipenses 3:14 y Hebreos 12:1.

Pongamos la mirada en Jesús para no tener una mente dividida, alejar nuestra atención de las distracciones del mundo y mantener nuestro corazón en el fuego del amor del Espíritu, practicando la palabra y tomar sabias decisiones, no divagando entre dos aguas, es decir, no dudar entre dos pensamientos opuestos, ni siendo de doble ánimo, sino determinados y enfocados en el SEÑOR para mantener sus perspectivas y propósitos, porque entendemos que el evangelio es una carrera de fe firme y obediente, un compromiso de guerreros de Dios, listos a mirar y vencer todos los obstáculos, y si fallamos, reconocer para volver a lo justo como lo hizo Nabuco en su momento: Al final de los días, yo, Nabucodonor, alcé mis ojos al cielo, y recobré mi razón, y bendije al Altisimo, alabé y glorifiqué al que vive para siempre; porque su dominio, es dominio eterno, y el gobierno de su reino permanece de generación en generación. Daniel 4:34.
  1. La mirada puesta en Cristo alumbra porque posee el conocimiento de Dios y nos ayuda a ser obedientes facilitando el camino. Miqueas 7:7 y Efesios 5:15-16..
  2. La mirada puesta en Dios es clara, evitando que tengamos el corazón y la mente divididas para proyectar nuestro bienestar y un horizonte seguro. Lucas 12:15 y Santiago 1:25.
  3. Con la mirada puesta en el reino eterno no nos desenfocamos ni perdemos de vista el propósito de Dios para nuestra vida. 2 Corintios 4:18.
  4. Si nuestra mirada permanece fija en el SEÑOR, mantendremos nuestras prioridades y principios inalterables. 2 Juan 1:18.
  5. Nuestra mirada en la verdad de Dios hará que Cristo sea el centro de nuestra vida, su Espiritu sea nuestra luz y tendremos seguro el camino a la eternidad, pero una mirada sin rumbo es ceguera espiritual. Hebreos 3:12.
Si Dios siempre nos mira porque es omnisciente, nosotros miremos con ojos de amor, porque Él todo lo escudriña y lo ve, incluso nuestros pensamientos y la intención más profunda de nuestro corazón. Salmos 139:16 y Proverbios15:3, Recordemos la constante mirada de Dios, y guardemos muestra perfecta santidad y pureza, Habacuc 1:13. Si Dios siempre nos mira con ojos de amor y ternura, entonces nosotros debemos ser dulces y transparentes al mirar. Zacarías 2:8, si la mirada de Cristo recorre el universo para dirigir el curso de la historia, nosotros vivamos rectamente porque somos parte de la historia.  Apocalipsis 5:6. Porque los ojos del Eterno Creador, contemplan toda la tierra, para mostrar su poder, a favor de los que tienen corazón perfecto para con Él, 2 Crónicas 16:9.

Si alguno me oye y guarda mis palabras, no verá la muerte. Juan 8:51. Y de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del SEÑOR en esta tierra de los vivientes. Salmos 27:13.

¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como de águila, y volarán…Proverbios 23:5No podemos servir a Dios teniendo la mirada en las riquezas de este mundo. Así que levanta tus ojos y dirige tu mirada al Altísimo, porque de lo alto vendrá tu socorro. Salmos 121. No tengas nada que ver con las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien, denúncienlas...Efesios 5:11-12.

Dios dice: YO sé todo lo que haces. He visto tu fatiga y tu arduo trabajo y tu paciencia con perseverancia. Apocalipsis 2:2Si quieres que tus ojos iluminen con la luz de Jescristo, entrégale tu alma y tu vida, y muchos se alegrarán con la pureza de la luz que hay en tiOH SEÑOR, feliz es el pueblo que sabe alabarte, porque andará a la luz de tu rostro. Salmos 89:15, Y dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios. Mateo 5:8. 
                                                               
OREMOS: Padre amoroso te imploramos que cambies nuestra manera de conceptuar y ver a las personas, enseñamos a amar como Tú amas, a verlos como Tú los ves, a tratarlos como Tú nos tratas y a ser misericordiosos como Tú lo eres con nosotros; por favor, enséñanos a amar con tu corazón, a servir y ayudar con el carácter de Jesús, llénanos con tu Espíritu Santo para transmitir el fuego de tu presencia en el poder de su fruto, para que podamos ser la clase de discípulos que Tú has soñado y la calidad de personas que el mundo necesita, que no nos vean a nosotros, dino a Ti, a través de nosotros; para que busquen a Jesucristo, que venga tu reino y se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. En el poderoso y dulce nombre de Jesús. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en los cielos. Mateo 5:15-16. Amén.

Lic. MEHC hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.


                                                                                          


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