26 jul 2015

FORMAR HIJOS TRIUNFADORES


FORMAR HIJOS TRIUNFADORES

Y todos tus hijos serán enseñados por YHWH, y grande será la paz de tus hijos. Isaías 54:13.

Los nietos son la corona de gloria de los ancianos; los padres son el orgullo de sus hijos. Proverbios 17:6.

Tan compasivo es el SEÑOR con los que le temen, como lo es un buen padre con sus hijos. Salmos 103:13.

Con ceereza creo que si las familias que dicen ser hijos de Dios, viven conforme a la palabra de Dios, se multiplicarán los padres que se ocupan en aprender a ser de excelencia para criar los mejores hijos, porque son muchas las palabras pero escasos los hechos, pues la vida en familia se reflejan en la sociedad que tenemos; para formar y levantar hijos triunfadores y de éxito en la vida, el trabajo empieza por ser padres sabios, y temerosos de Dios, parejas trabajadoras esforzadas, honradas, amadoras de la rectitud, responsables y apartados del mal; los padres sabios tienen muy en cuenta a Dios en su espiritualidad para vivir conforme al corazón del SEÑOR, es por eso que ellos saben exactamente lo que necesitan los hijos, se sacrifican y son cuidadosos de no dar solo lo que los hijos quieren, y piden, sino que intentan que todos sean felices teniendo lo necesario, y que en familia todos puedan llegar a ser personas de éxito; los padres inteligentes planean y trabajan juntos y en común acuerdo poniendo todo en oración en las manos de Dios, empezando por entregar sus vidas y sus hijos a Jesucristo para consagrarse a sí mismos y que Dios los respalde en todo proyecto. Por todo en las manos del SEÑOR, y tus planes y todo lo que hagas, tendrán éxito. Proverbios 16:3.

Todo padre tiene las mejores intenciones, sueños y anhelos para sus hijos, pero muchas veces no se pone interés ni voluntad, por falta de conocimiento en Dios y la carencia de las herramientas adecuadas para enfrentar situaciones que se presentan en el diario vivir, por eso todos los padres, necesitamos estar orando y dependiendo de Dios, para sabiduría y dirección del su Espíritu Santo; el principio de la sabiduría es el temor reverente a Dios, porque El quien revela, nos enseña e instruye para saber tratar y conducir a cada hijo. Oye hijo mío la instrucción de tu padre y no desprecies la dirección de tu madre; lo que aprendas de ellos adornará tu cabeza como una corona, y tu cuello como un collar. Proverbios 1:8-9.

Así como el éxito económico viene por el arduo y duro trabajo, de igual manera criar y levantar hijos triunfadores y de éxito, es entrenarlos desde pequeños en el reino de los cielos, que crean a Dios para que sean valientes vencedores en el mundo, eso nos exige a los padres trabajar 24/7 con los hijos, con la pedagogía de la presencia, con la atención de un médico o de una enfermera, conocer para razonar y analizar como si fuéramos psicólogos; mantener la atención, la mirada y el corazón sobre los hijos que el cielo nos ha concedido y ha puesto en nuestras manos; educarlos con la responsabilidad y forjarlos como joyas y tesoros en las manos de Dios, pero respondiendo nosotros con con afecto y ayuda oportuna . Pongan la mirada en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Colosenses 3:2.

La crianza, educación, formación y edificación de los hijos que han de ser triunfadores es una labor integral de trabajo físico, emocional y espiritual, grabando como con cincel en sus corazones lo que es santo, puro, verdadero, honesto, todo lo que es amable, lo que es virtud, y todo lo que es digno de alabanza y reconocimiento, tanto el padre como la madre, graban en los hijos el ejemplo y el testimonio de su vida diaria, Enseñen a sus hijos, hablen de mi palabra con ellos cuando estén en la casa y cuando vayan por el camino; cuando se acuesten y cuando se levanten. Deuteronomio 11:19.

La responsabilidad de ser padres no se limita a dar y alimentar, es aprender juntos y con la institución educativa, sabiendo que ven, que oyen, que se les enseña, qué practican y se vive en su entorno; en el hogar de hombres y mujeres de fe hay un compromiso con el Salvador Jesucristo, por eso, padres e hijos se consagran a Dios como ciudadanos del Reino eterno, reflejando a Cristo, mostrando en sí mismos la verdad, los principios, fundamentos y cimientos de la sabiduría contenida en la Palabra de Dios, la Biblia. Es con estas bases que forjamos hábitos saludables de identidad, sentido de pertenencia, seguridad, crecimiento integral y costumbres poderosas del bien sobre el mal; siempre padres determinados y movidos para dar lo mejor, con el fin de llegar a ser los padres que Dios espera que seamos, lo que Él soñó cuando nos dio vida en el vientre de mamá, y ratificando lo que Cristo ya hizo en la cruz para salvarnos. Dejen que los niños vengan a Mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos. Mateo 19:14.

Propender por el bien y el bienestar de nuestros hijos es poder de Dios para juntos avanzar y derribar los antagonismos del mundo, dando buen fruto para sí mismos, la familia, la sociedad y el reino de Dios; hijos criados así, no irán a la deriva, sino que tendrán un proyecto de vida concebido desde el corazón de Dios, plasmado en el corazón de los padres, sembrado en el alma de niños y llevado a cabo por todos; pero si alguno de los padres se estaciona y se estanca a la mitad del camino, no llegarán a ningún lugar; por lo tanto, como padres, debemos dejar los individualismos, los celos y la mezquindad de pensar solo en sí mismos, tenemos que trabajar como pareja pensando en el bienestar de los hijos, pues solo dejaremos de ser padres cuando nos vayamos de este mundo. ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella olvido, YO no te olvidaré. Te llevo grabado en las palmas de mis manos…Isaías 49:15-16.

El éxito que alcancemos con los hijos se hace en amor y con amor, con ayuda de la disciplina, con acompañamiento y consejo, con un caminar y diálogo continuo juntos; ser constantes en el buen trato y la corrección con respeto y paciencia, todo lo que nos sea posible, con oración y dirección del Espíritu Santo, sin desmayar ni cansarnos, mucho menos, renegar o quejarse de las situaciones difíciles o momentos coyunturales que muchas veces afrontamos en el hogar, seamos agradecidos con lo poco o lo mucho, tengamos contentamiento y alabemos a Dios. Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados en ella. Hebreos 12:11.

Para desempeñar el rol de padres y funcionar como esposos, nadie nos enseñó ni vamos a una universidad para formarnos, necesitamos aprender en el camino, esto nos obliga a ser productivos con los hijos, ver el fruto de nuestro esfuerzo en ellos, renovando nuestro carácter y afianzando la fe con las tareas diarias, con una vida natural pero centrada en Dios cuidando los hijos, para ser sobrenaturales en Dios; crear practicas de trabajo en el hogar, costumbres y hábitos de orden y aseo, que deben hacerse rutina y forma de vida alineados al parecer de Dios según su palabra. Por lo tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados. Efesios 5:1.

Criar hijos triunfadores no se trata de estar corriendo detrás del éxito ni sufrir por alcanzarlo, se trata de responsabilizarnos con madurez y disciplina constante, ejemplificada por los padres en el hogar, padres que son puntuales, que cumplen su palabra, que ordenan sus cosas, que se colaboran mutuamente; éxito con loa hijos es todo un estilo de vida de padres estables, seguros y con visión, que saben qué quieren y a dónde van, usando sabiduría de lo alto y la inteligencia del Espíritu; el reto de los padres es cultivar buenos hábitos y costumbres integrales aplicadas a la realidad de la vida, manejando bien las finanzas, cuidando la salud, pero siempre acorde a las instrucciones del SEÑOR. Apártense de los ídolos, 1 Juan 5:21; trabajen por la paz, porque serán llamados hijos de Dios, Mateo 5:9.

Criar hijos triunfadores es propio de padres que saben salir del escollo de manera correcta para no volver a caer en la trampa, es decir, no cometen los mismos errores siempre, porque han sacado provecho de sus decisiones y errores; por eso saben dirigir, corregir, dialogar y aconsejar a sus hijos; saben como alimentarlos física, emocional y espiritualmente, con todo lo bueno que Dios nos provee en la naturaleza; la vida familiar requiere, normas de hogar y establecimiento de prioridades a través de una buena administración que promueve actividades, establece tareas y revisa el cumplimiento de los deberes. Esposos de se turnan en las labores de la casa, que ponen a sus hijos a colaborar de acuerdo a la edad, dentro dr una vida natural e inspiradora frente a los hijos, porque el éxito de toda la familia y el triunfo de los hijos se construye con unión, fuerza y perseverancia. Nada me produce más alegría que oír que mis hijos practican la verdad. 3 Juan 1:4

Si todos estos parámetros no se practican en casa, en el futuro próximo se podría pagar un alto precio de dolor y angustia; recordemos que todo lo que empecemos debemos terminarlo, no dejemos trabajos a medias, seamos constantes, disciplinados y creativos para formar campeones de logros y buenos resultados con el esfuerzo, añadiendo fidelidad y fe, pues podemos descansar en Dios y no lo hacemos todo en nuestras fuerzas, ni con nuestra sola habilidad sino con el auxilio y asesoramiento del cielo; que nada nos impida alcanzar el éxito como padres y como familia. Cree en el SEÑOR Jesucristo; así tú y tu familia serán salvos. Hechos 16:31.

Sí o sí debemos transformar la negligencia en eficiencia y excelencia de vida mediante la formación de hábitos de compromiso, esfuerzo, trabajo y cumplimiento, para que todos seremos exitosos, llevando propósito en la vida paso a paso, sin carreras alocadas, ni afanes del mundo; hogar, vida y avance para nuevos horizontes, son una construcción constante de incentivos por la vida en familia de la mano de Dios y el trabajo arduo cada día, para una vida plena y a la manera de Dios. Pues todos los que somos hijos de Dios, somos guiados por el Espíritu Santo de Dios. Romanos 8:14.

El éxito de los hijos de Dios no es como el mundo lo plantea: trabajar y trabajar hasta 18 horas para alcanzar riquezas, títulos y posición, eso acaba todo, solo se acumula riqueza y se agranda el ego; es mejor establecer prioridades: Primero Dios, luego la familia y después el resto, si alteramos el orden de Dios, nuestra casa se hará un caos y todos terminarán alejados del SEÑOR; mejor construyamos costumbres y hábitos juntos, papá, mamá y los niños; la espiritualidad en el seno del hogar repercutirá hacia la realización de todos y el éxito colectivo; hábitos como leer juntos la Biblia y hacer preguntas respecto a los temas, orar con la palabra, cultivar un altar familiar, destinando un tiempo a la semana para entregarse a la intercesión y adoración, también al deporte, el aseo y el orden, pero regocijándose todos delante del SEÑOR. Ojalá su corazón esté siempre dispuesto a temerme y a cumplir todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos siempre les vaya bien. Deuteronomio 5:29.

Los padres deben ayudar a los hijos para que coman bien y abandonen manías de comida chatarra y esclavitud al celular, los juegos y la tele, para ello requerirán del poder en Dios y actuar correctamente, superarando la velocidad que lleva el mundo; debemos terminar procesos, cerrar puertas, e iniciar nuevas pautas de vida, pues el éxito siempre toca a nuestra puerta, pero se pierde por falta de atención y buenos hábitos saludables dejando atrás los vicios que hasta ahora nos han causado dolor, pérdida, enfermedad y momentos tristes. Porque antes éramos oscuridad, pero ahora somos luz en el SEÑOR. Vivamos como hijos de la Luz. Efesios 5:8.

No te sabotees a ti mismo papá y mamá, decídete y cambiar tú, para que veas la repercución en tus hijos, por ti padre, por ti madre, por tus hijos; cambia tus narrativas, desecha las quejas y los reclamos, quita los gritos y el enojo, cambia tus esquemas mentales; sumerjámonos en Dios, alimentemos de la palabra, naveguemos en el río del Espíritu, hagamos ejercicio juntos; vive más en el espíritu, menos en el cuerpo, mata el ego; que tu estilo de vida sea humilde, no visceral, aterrizados, realistas y razonables, como maduros en Cristo. No hemos recibido un espíritu de esclavitud, sino el Espíritu que nos adoptó como hijos, y nos permite aclamar: Abba Padre. Romanos 8:15.

Soy una mujer de 59 años en 2015, espero con la ayuda de Dios ver a mis hijos más exitosos de lo que son hoy; en casa siempre apartabamos el día sábado para estar los cuatro; salir a almorzar fuera, ir a nadar, ver el cine y muchas cosas más. Como padre, mi esposo siempre fue el mejor, con errores como todo ser humano, pero buen padre, yo, como madre siempre estuve al lado de mis hijos, soliamos ir todos al templo a oir la palabra y cantar felices a Dios; nada fue fácil, hubo dolor y lágrimas, pero con éxito hoy nuestros hijos aman y temen a Dios, mi hijo médico con dos especializaciones vive fuera del país con su esposa y sus hijos, en 2023 tendrá 40 años. Mi hija tendrá 32, está casada, es abogada y con su esposo, sirven al SEÑOR. Estoy feliz delante de Dios, porque como padres le cumplimos al SEÑOR y formamos hijos triunfadores temerosos de Dios y apartados del mal. ¡Aleluya, A  Dios sea la gloria!

¡Para criar y levantar hijos triunfadores, se require de padres determinados y valientes que sepan dar y recibir amor!.

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero, y servidora de su reino.









































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