No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás nada de la casa de tu prójimo…ni cosa alguna de tu prójimo, Éxodo 20:17, Levítico 18:20, Deuteronomio 5:21, Romanos 13:9.
Cada uno es tentado de sus propios malos deseos que lo atraen y los seducen. De esos deseos malos y excesivos nace el pecado; y cuando ese pecado se desarrolla por completo, llega la muerte, Santiago 1:14-15.
Los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores, 1 Timoteo 6:9-10.
Codiciar es algo más que un simple deseo de tener cosas que nos gustan y queremos poseer con nosotros. La codicia es un deseo desmedido y malsano de querer adueñarse de algo que le pertenece a otro, y que un extraño quiere poseer para manipularlo, y desarrollar poder de control como si fuera suyo; la codicia vá acompañada de ansiedad inmanejable por usufructuar algo que el codicioso no merece por derecho propio, la codicia es un sentimiento pecaminoso y lujurioso que brota desde el corazón del que desea acaparar algo para sí; codiciar lleva al desborde extralimitado de pasiones y emociones que dañan y pervierten lo que es recto y justo, Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto, 1 Timoteo 6:7-8.
Por su parte el contentamiento, palabra gramatical poco usada en el lenguaje común, y en su defecto conocido con palabras más frecuentes como satisfacción, complacencia, gozo, agradecimiento, alegría y regocijo, de estar contentos y sentirse complacidos por algo que se tiene, por algo que se logra o por lo que se recibe. Mejor es lo poco del justo que la abundancia de muchos impíos. Salmos 37:16.
El contentamiento está implícito en el Décimo Mandamiento al Decir: No codiciarás, en el sentido interno y espiritual de ser agradecidos con lo que somos y tenemos según la provisión, gracia y dádivas de Dios al bendecirnos cada día, y que con corazón alegre y humilde, alabamos al SEÑOR por su fidelidad y bendición, cerrando así la puerta a la codicia y la avaricia que produce el descontento y la ingratitud; contentamiento es el principio de gratitud que brota de un corazón que ama a su Creador y lo reconoce en todo tiempo sin importar lo material porque se valora más lo espiritual. Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento, 1 Timoteo 6:6.
Un corazón agradecido que por todo da gracias a Dios, es una vida llena del Espíritu Santo, y eso agrada a Dios, pues aceptamos alegre y confiadamente, tanto las bendiciones como las circunstancias adversas, porque amamos a Dios con sinceridad; pero al avaro y codicioso nada lo satisface porque carece de amor y gratitud hacia su Creador. El contentamiento forma parte de la madurez espiritual, como muestra de humildad, sencillez y dependencia a Dios, cualesquiera sean los momentos, bonitos o difíciles, aunque no entendamos en el momento, porque por la fe sabemos que todo lo que le sucede a un hijo de Dios es voluntad divina y soberana para hacernos cada vez mejores personas y con calidad humana. Contentamiento no surge de vez en cuando, se debe a la permanencia y atención en Dios en el aquí y el ahora; nuestra vida en Dios es aprendizaje a cada paso. Sean sus costumbres sin avaricia, contentos con lo que tienen ahora; porque Dios dijo: No te desampararé, ni te dejaré. Hebreos 13:5.
El Décimo Mandamiento, No Codiciarás, se complementa con el séptimo que dice no adulterarás, 2 Samuel 11:2-27; cuando se codicia algo, primero se mira y se contempla con avidez, luego se desea, se usurpa, se apodera y finalmente se posee: No tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella. Levítico 18:20; eso es codicia carnal, iniquidad y concupiscencia de profundos deseos desmedidos al querer poseer a alguien que ya tiene un dueño. También se complementa con el Octavo Mandamiento: No robarás y no Hurtarás; echando el ojo sobre algo que le pertenece a otro, pero se codicia para luego robar maquinando como se adueña de lo ajeno con fraude, trampa y engaño, terminando por apropiarse de algo que le pertenece a su prójimo, Mejor es lo poco con justicia, que la muchedumbre de frutos sin derecho. Proverbios 16:8.
Con el Décimo Mandamiento Dios nos quiere proteger contra la iniquidad y pecado de la codicia y la avaricia que son deseos malignos y oscuros de poseer los bienes, riquezas, poder y posesiones que otros tienen, por lo cual, el codicioso llevado por la baja pasión de su envidia quiere tener algo ajeno, cueste lo que cueste, llegando al punto de atentar contra la integridad de las personas, alterando el orden de las cosas, provocando injusticia y dañando a otros de múltiples formas. Porque los que quieren enriquecerse caen en lazo del diablo y quedan atrapados en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición, porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores, 1 Timoteo 6:9-10.
Vemos claramente que la codicia es un lazo dañino que destruye, de cual todos debemos cuidarnos al cultivar el contentamiento y siendo agradecidos con lo que tenemos y logramos en Dios con el trabajo honrado, siendo esforzados y valientes. Den gracias por todo, porque esta es la voluntad de Dios para con nosotros en Cristo. 1 Tesalonicenses 5:18.
Dios es poderosamente sabio con sus instrucciones y mandatos, porque los mandamientos sexto, séptimo, octavo y noveno, prohíben y alertan contra el asesinato, adulterio, robo y falso testimonio y cierra con broche de oro el Decálogo al decir: NO codiciarás, porque es la raíz de todos los males tratados en los cuatro mandamientos que lo anteceden; así que No codiciemos nada de lo que le pertenece al prójimo o le compete a otro, y nada es nada: ni el cónyuge ajeno, los bienes de una casa, ni la vida de otro. El Décimo mandamiento nos ordena destruir las ansias impuras de tener algo o hacer algo contra alguien que no es nuestro, venciendo toda debilidad carnal en un momento de antojo pecaminoso con impulsos malsanos que llevan a la gente al desorden y la maldad. Y el SEÑOR vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención y pensamiento del corazón, era solo hacer siempre el mal. Génesis 6:5.
El contentamiento bíblico es un principio que Dios anhela que tenga y viva su pueblo para que seamos felices y estemos en paz, con una permanente sensación de bienestar, aunque por momentos padezcamos necesidad o sufrimiento, porque estar contentos a pesar de las circunstancias, nos mantiene unidos a Cristo con corazón sincero y agradecido. El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo; mi corazón confía en Él, porque de Él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría y con cánticos le daré gracias. Salmos 28:7
Si miramos algunas historias bíblicas podemos darnos cuenta que la avaricia produce ingratitud, infelicidad y descontento al ser humano insaciable que se queja y murmura imaginando estar en el lugar de otro o en otra situación mejor, pero la realidad es que la ingratitud y el descontento, son puro espejismo, como la oveja casi ciega que levanta la cabeza y ve mejores pastos al otro lado de la cerca, pero es pura ilusión óptica del panorama físico, donde no hay espiritualidad en Dios, Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, y decían: Ojalá hubiéramos muerto por manos YHWH en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos han sacado a este desierto para matar de hambre a toda la multitud. Éxodo 16:2-3.
El Décimo Mandamiento es el único que penetra el alma humana, tocando las fibras más íntimas del corazón, confrontando los instintos del pensamiento y las pecaminosas intenciones que se anidan con mezquindad y avaricia debido a la ingratitud y la insatisfacción de la queja y el reclamo por falta de amor. Dios asocia la codicia con la infidelidad del adulterio y se falla al cónyuge por codiciar a un extraño, traicionando no solo a las personas, sino a Dios y echando tras las espaldas su palabra de verdad. Éxodo 20:17 y Deuteronomio 5:21.
Este es un mandamiento aplicable a todas las esferas del alma y la vida humana; mientras que los cuatro mandamientos anteriores se dirigen externamente a la conducta y comportamiento, este Décimo Mandamiento nos revela la condición del alma con sus peores excesos, pues con la codicia se transgreden los cuatro mandamientos que preceden al Décimo: por codicia se asesina, se adultera, se roba y se comete perjurio y toda clase de males, Quien ama el dinero, nunca se sacia. El que ama el mucho tener nunca tiene contentamiento porque cree que no tiene lo suficiente. ¡Esta es la gran verdad de la vanidad! Eclesiastés 5:10.
El contentamiento es todo lo opuesto a la avaricia, la codicia y la envidia, pues contentamiento no consiste en tener todo lo que se nos antoja, ni conseguir todo lo que otros tienen, es estar felices y sentirnos satisfechos con la vida y la salud teniendo las cosas básicas necesarias que todo ser humano requiere para vivir dignamente; si reconocemos que estamos vivos por la gracia de Dios, que somos salvos sin merecerlo, que hemos sido hechos libres en el sacrificio de Jesucristo, que comemos, bebemos y tenemos techo por la bondad de Dios y agradecemos sin quejarnos ni preocuparnos por lo que no tenemos, eso es gratitud y contentamiento, No se afanen por su vida, que comerán; ni por el cuerpo, que vestirán. La vida es más que la comida, y el cuerpo más que el vestido, Lucas 12:22-23.
El contentamiento es espiritual y procede de Dios, la codicia es carnal y diabólica. No necesitamos ser ricos ni poseer muchos lujos para ser felices, necesitamos un corazón agradecido y un alma limpia para adorar en todo tiempo a pesar de. Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró diciendo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudó volveré a la tierra. YHWH dio, y YHWH quitó; sea bendito el nombre del SEÑOR, Job 1:20-21. Y aunque Él me matare, en El esperaré…Job 13:5.
Contentamiento es amor y confianza en Dios por la fidelidad de sus cuidados y la seguridad que nos brinda con su misericordia, bondad y grandeza; del contentamiento brota la alabanza sin quejas ni reclamos, de quien recuerda de dónde Dios nos sacó y que de Él viene nuestro sustento. Por lo tanto, la intención de este mandamiento es evitarnos la iniquidad de la codicia y la avaricia y el pecado de la envidia que carcome las almas débiles y acarrean muchos males; el Padre quiere evitar a sus hijos que caigan en la queja y la murmuración contra Dios, que aprendamos a ser humildes y con gratitud, contentos con lo que somos y tenemos en Cristo.
Sin intimidad con Dios, ser agradecidos y tener contentamiento no es nada fácil, necesitamos continuamente escuchar al SEÑOR para aprender de su palabra y renovarnos a cada paso con su instrucción y su enseñanza, reconociendo su gracia y su favor, en una verdadera práctica de vida de fe, adorando a los pies de Jesucristo, pues Él es nuestro máximo ejemplo y razón de ser de nuestra existencia. Jesús les dijo a los soldados que lo interrogaban: A nadie extorsionen, ni a nadie acusen falsamente, conténtese con su salario. Lucas 3:14.
El contentamiento no depende de los altibajos en el mundo, pues solo en
Cristo todo lo podemos, Pablo nos testifica cómo él pudo experimentar el
verdadero contentamiento: En gran manera me gocé en el SEÑOR, de que ya
al fin han revivido su cuidado de mí. No lo digo porque tenga escases, pues he
aprendido a contentarme, cualquiera sea mi situación. Se vivir humildemente, y
sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado
como para tener hambre, así como para tener abundancia como para padecer
necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, Filipenses 4:10-13.
La codicia arrastra a los avaros, envidiosos y ambiciosos llevando muchas víctimas con su pecado, la gran mayoría de los crímenes tienen su raíz en la codicia, por el apetito y deseo desmedido de arrebatar y obtener riquezas y cosas a expensas de los demás, la codicia enceguece a sus poseedores y son esclavos de satanás, la biblia dice: ¡Ay de los que en su cama piensan iniquidad y maquinan el mal, y cuando llega la mañana lo ejecutan, porque abusan teniendo en su mano el poder! Codician los terrenos y los invaden, roban las casas, y las toman; maltratan al dueño y a su familia, y con engaño los echan fuera. Por eso, YO el Dios de mi pueblo, también tengo planes contra ustedes; voy a enviarles desgracia de la que no podrán librarse. Les vienen tiempos tan difíciles que se les acabará el orgullo y quedarán en vergüenza. Cuando llegue ese día, la gente se burlará de ustedes…Miqueas 2:1-4.
Las consecuencias de la codicia son terribles y nocivas, en el original hebreo, codicia es ansiar sin control hasta el punto de asesinar y arrebatar algo a la fuerza como si fuera propio, fue lo que hizo el malvado rey Acab al apoderarse de la viña de Nabot, 1 Reyes 21; esto es más que envidia y lujuria, es iniquidad de codicia letal maligna y abrumadora que lleva a la destrucción y la muerte porque traspasa todo límite moral, privando la vida de su prójimo por un deseo diábolico y extremo de conseguir no solo cosas materiales, sino poder, riquezas, bienes, objetos y personas con avidez exagerada lo cual es maldad extrema, El codicioso alborota su casa y hace mucho daño a su familia, Proverbios 15:27.
Vivir en contentamiento conforme lo enseña la palabra nos produce vida placentera con la paz de Dios que da satisfacción por ser agradecidos, lo cual nos ayuda a expresar amor a Dios y al prójimo con libertad, y Él nos bendecirá más de lo que podemos imaginar o merecer, porque el contentamiento es fortaleza en la necesidad y poder en la prueba en medio de las circunstancias. También les dijo: Vayan, coman de la grosura, beban de lo dulce, y manden raciones a los que no tienen nada preparado, porque la alegría del SEÑOR es nuestra fortaleza, Nehemías 8:10. Y Dios, pues, suplirá todo lo que nos falte conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús, Filipenses 4:19.
El Padre celestial también experimenta contentamiento si sus hijos son enseñables y obedientes haciendo su voluntad como lo hizo Jesús, He aquí mi siervo, YO lo sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene complacencia; he puesto sobre Él mi Espíritu; Él traerá justicia a las naciones, Isaías 42:1. El Hijo dio contentamiento al corazón del Padre al cumplir su misión y propósito de vida conforme a la voluntad del Padre.
Jesucristo, nuestro máximo ejemplo de contentamiento para grandes bendiciones, en El somos escogidos de Dios, nos sostiene y nos da su Espíritu para ser sabios llevando bendición a las naciones, Porque El corazón contento, tiene un banquete continuo, Proverbios 15:15. Una persona satisfecha con Dios siempre está feliz, pero el desagradecido vive triste, deprimido y sin fe y peor aún, sin agradar a Dios. Tener contentamiento no es ser conformistas, ni limitarnos con la mediocridad, es trabajar y aprender a disfrutar lo mucho o lo poco que Dios nos permita tener y vivir, esa es la razón por la cual Dios promete que, si en lo poco hemos sido fieles, sobre mucho nos pondrá y estaremos en su gozo, Mateo 25:23.
El contentamiento es un principio que nos ayuda a desarrollar madurez en la fe para aprender a esperar los mejores tiempos en Dios que nos ejercita en la paciencia para aguardar tiempos de abundancia y bendición, porque el contentamiento forma parte del trabajo y el esfuerzo que produce esperanza y perseverancia, puesto que todo tiene su tiempo y su proceso; pero el descontento paraliza, mientras el contentamiento nos lleva a dar pasos de fe con el deseo de ver milagros. El descontento conlleva frustración, pero el contentamiento nos impulsa a ser creativos y buenos mayordomos con los recursos que poseemos; no es afanarse por obtener dinero, es aprender a ser fieles en lo poco y administrar bien confiados en Dios, porque Él sabe recompensar con abundancia. Dios conoce nuestras necesidades y nunca nos abandona; aprender a vivir en contentamiento nos permite ver la mano de Dios apoyándonos y proveyendo milagrosamente, Por el poder de Dios que obra en nosotros, Él puede hacer mucho más de lo que jamás podríamos pedir o imaginar, Efesios 3:20.
No caigamos en las artimañas del enemigo que pone descontento, envidia y queja, permitamos al Espíritu Santo que nos alegre con su gozo, aprendamos que la palabra se cumple y Dios permanece fiel lo cual debemos mantener vivo en nuestro corazón, meditándolo en nuestra mente para llevarlo a cabo como una buena costumbre y un hábito que produzca bendición, De sus caminos será hastiado el necio de corazón; pero el hombre de bien está contento con lo suyo, Proverbios 14:14. El codicioso es un hombre necio y malvado, pero el hombre de contentamiento es gente de bien y de fe que ama su Creador. ¡Gloria a Dios!
Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino eterno.