26 may 2017

SANA DOCTRINA Y ARREPENTIMIENTO NECESITA LA SOCIEDAD


EXHORTACIÓN AL CUERPO DE CRISTO

El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si la enseñanza proviene de Dios o si el predicador habla por su propia cuenta. El que habla de su propia cuenta, busca su propia vanagloria; en cambio, el que busca la gloria del que lo envío es una persona íntegra y sin doblez de corazón, Juan 7:17-18.

Te encarezco delante de Dios Padre y del Señor Jesucristo, quien juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra: que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias conpiscencias,  y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú se sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. 2 Timoteo 2:1-5.

Que el Señor tenga misericordia y tome el control de esta nación y de toda América, todos tenemos que pedir perdón por lo que está viviendo el país y las naciones a causa del pecado, de tanta maldad, anarquía, rebeldía, desvío, ideales torcidos y corrupción; quizá  a muchos no les agrade este mensaje, pero no podemos callar, debemos levantar la voz, y señalar el pecado por si algunos se arrepienten y deciden agradar y obedecer primero a Dios antes que a los hombres, Hechos 4:19-20.

La biblia dice que la Iglesia es embajadora de Cristo y portadora del reino de Dios en la tierra por Jesucristo y el poder de la palabra, por lo tanto, nuestro trabajo es predicar con vidas santas y llevando las Buenas Nuevas. La cruda realidad es que gran parte del rebaño ha perdido el enfoque y desviado la misión. Muchos miembros del cuerpo de Cristo con sus cinco ministerios se ha centrado en planes y proyectos humanos planeados por ellos, fuera de la voluntad y la dirección de Dios, lo humano lo han espiritualizado con mensajes disfrazados de falsa piedad, y por no vivir en el Espíritu engañan y arrastran a sinceros hijos de Dios a cosas que no convienen; por no vivir en el Espíritu tampoco hay discernimiento, así es que, los dones, sanidades, milagros y las demostraciones del poder de Dios escasean, pues el Eterno no puede revelar su gloria en medio del error, la tibieza y la liviandad, Isaías 42:8 y 2 Corintios 7:1.

Tambien la falta de oración, de adoración, y el no profundizar en la palabra impide a muchos conocer a Dios y tampoco hay comunión disciplinada con Dios; la iglesia se ha quedado cómoda, por lo tanto no trabaja como debiera por el reino de Dios y su justicia. Los mensajes en gran número de casos no tienen profundidad y son insulsos o distorsionados, no tocan corazones, no despiertan la pasión de la personas hacia Dios, sino que cada uno busca satisfacerse a si mismo y no al Padre y terminan entreteniendo a la gente con activismo religioso de acuerdo a las ambiciones y gustos humanos y no según Dios. Apocalipsis 3:14-22

Estoy convencida de la urgencia para rescatar la pureza del Evangelio, volver a las sendas eternas enseñadas desde la antigüedad para vivir y contender por la fe con el testimonio, los principios espirituales, fundamentos y mandamientos morales que Dios estableció en Las Sagradas Escrituras, hace ya mucho tiempo que la Iglesia se está moviendo en la visión equivocada de mensajes humanistas y palabras copiadas del mundo y no según las Escrituras. Efesios 2:8-10.

En la Gran Comisión nuestro Señor Jesucristo nos ordenó hacer discípulos a las naciones y la primera nación en ser evangelizada y discípulada debe ser la nuestra, Dios no nos mandó a hacer políticos, sino a predicar a los políticos; tampoco mandó a hacer política sino a orar por los gobernantes para que sea Dios quien levante los Ciros, los Darios y los Jerjes, pues es función de Dios poner y quitar reyes; podemos acompañarlos en oración y apoyarlos con el voto ciudadano. Los servidores del reino hemos sido puestos para mostrar el amor de Cristo de manera altruista y desprendida con ayuda y la misericordia y que las almas no sigan perdidas, Proverbios 11:30.

El cuerpo de Cristo, la Iglesia, debe centrarse en predicar el evangelio, rescatar los pérdidos, sanar enfermos, liberar endemoniados, velar por la formación y conservación de familias sanas y saludables. Hacer jornadas de oración en privado y públicamente; unirnos para tener ayunos nacionales por las necesidades de las personas, las congregaciones, las familias, los entes sociales, el gobierno, las autoridades y el bienestar de la  nación en general.

Basta ya de tantos congresos, seminarios y eventos con nombres rebuscados, sin enfoque bíblico y sin dirección de Dios solo por buscar dinero y fama. La iglesia debe volver al ejemplo de la Iglesia primitiva de Hechos para multiplicar obreros, formar seguidores y discípulos de Cristo, así como ensanchar las estacas y abrir más congregaciones hijas donde se puedan pastorear todas los creyentes,  levantar y honrar el nombre de Cristo.

Necesitamos vivir en el Espíritu, vivenciar su fruto, permitir la manifestación extraordinaria del Dios Eterno Creador, en Cristo Jesús. Olvídense de las posiciones teológicas y teóricas enviciadas de retórica y palabrería humana que causan tanta división. Debemos evidenciar y vivir el Gran Mandamiento,  comenzando a movilizarnos con evangelismo en las calles, los buses, los parques y todo lugar donde nos muestre y envíe el Espíritu Santo.

¡Reaccionemos ya! Marchemos en el poder de Dios, llenémonos de la presencia y unción del Santo Ayudador, volvamos a la visión de ser pescadores de hombres y cumplamos la Gran Comisión a todas las naciones. Esto es urgente e imperativo para impedir el avance de satanás y sus secuaces, recordemos que la casa dividida no permanecerá, sino será arrasada por las aguas oscuras del mundo y las olas tempestuosas del infierno y la maldad.

Por favor acaben ya con tanto apostolitis y falsos profetas que Dios no ha nombrado, dejen de vivir en la mentira, salgan de la carnalidad; dejemos fluir el poder de Dios, permitamos la manifestación de la gloria divina, arrepiéntanse de hacer quedar mal a Dios, no sigan avergonzado el evangelio ni desprestigiando a la iglesia que Cristo fundo con su sacrificio y su sangre preciosa; acaben con la presunción, el orgullo y la altivez; mueran a la avaricia, la codicia y el afán de riquezas, poder y fama que batallan en los cinco sentidos.

Prediquemos los fundamentos, confrontemos el pecado, activemos el espíritu de arrepentimiento, que las personas anhelen ser salvas por nuestro testimonio de santidad; enseñemos quién es Cristo, mostremos el amor del Padre; enfaticemos el fruto del Espíritu, hablemos de la eternidad, de la condenación, del cielo y del infierno que son una realidad latente; recordemos y estudiemos los diez mandamientos ricos en principios morales,  virtud personal y valores sociales.
 

Unamos nuestro corazón al corazón de Dios. Y si predicamos la verdad y la santidad y la gente se va, gloria a Dios, ahí quedará el remanente santo por el cual el siervo fiel debe velar, cuidar y alimentar y que Cristo salvará al final. Los demás serán tratados por el Eterno omnisciente y quizá muchos regresen pidiendo perdón y deseando alimento no adulterado para recibirlo con humildad y obediencia al Santo.

Empecemos a clamar en lo secreto para que sea Dios quien nos reconozca y promocione en público; la humillación, la santidad y el amor por Dios y la palabra deben ser nuestra forma de vida. Será allí en el lugar secreto donde Dios nos hablará, nos revelará sus proyectos y pondrá en cada uno el querer como el hacer para que todo el Cuerpo de Cristo se complemente en un trabajo de equipo celestial.

El Señor no se puede estar quieto ni ante la santidad ni ante la maldad, en ambos casos obrará poderosamente porque Él es Soberano, sea para darnos misericordia, sea para enviar sus juicios. Es crucial llevar al país al arrepentimiento, a confesar sus pecados a Dios y a abandonar ese estilo de vida oculta y contaminada que en nada agrada al Eterno Creador. La Iglesia es la primera que debe hacerlo; hemos permitido tanto daño por muchas razones que cada uno conoce, pero sabemos bien que unos son pecados de obra y otros de omisión.

Hemos fallados, pidamos perdón, volvámonos a Dios de manera total, humillémonos ante su majestad y seamos santos y humildes de corazón como lo dice Jesús, Mateo 11:29, y sobre todas estas cosas, vistámonos de amor y misericordia que es el vínculo perfecto, como lo enseña el Espíritu Santo a través de Pablo. Colosenses 3:14-16.

Usted está en libertad de aceptar o no esto que Dios ha puesto no solo en mi corazón  sino en el de otros siervos, y yo lo plasmo aquí como atalaya, pero estoy convencida y segura que esto le agrada a Dios y yo soy la primera que debo aplicarlo a mi vida como hija de Dios, lavada con la sangre de Cristo y sellada con el Espíritu Santo como propiedad de Adonai.

El Padre Eterno nos llene de su presencia, el Señor Jesucristo nos corone de favores y misericordias y el Espíritu Santo nos llene de su torrente de agua viva, aceite fresco, y vino nuevo para hacer la voluntad del Eterno Rey. Amén.