20 dic 2016

DOLOR Y SUFRIMIENTO TIENEN UNA RAZÓN



EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO TIENEN RAZÓN DE SER

Cristo estando en la condición de Hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte der cruz, Filipenses 2:8.

Bendito sea el Señor y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Padre de misericordias y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros también podamos consolar a los que están en cualquier tribulación, con el consuelo que somos consolados por Dios, 2 Corintios 1:3-4.

El Dios de toda gracia que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayamos padecido un poco de tiempo, Él mismo nos perfeccione, afirme, fortalezca y establezca, 1 Pedro 5:10.

Sufrimos y experimentamos dolor en muchos momentos y circunstancias de la vida, y no entendemos en la mayoría de los casos y el dolor que vemos en el mundo hace a muchos que se cuestionen y algunas digan: ¿Cómo podemos creer en un Dios que permite tanto sufrimiento en la tierra? Esto sucede porque el razonamiento les dice que si Dios es amor y es Todopoderoso, ¿por qué tanto dolor?

La respuesta al dolor la podemos hallar cuando vemos la forma en que el Hijo de Dios vino al mundo: Cristo siendo Dios se hizo humano: fue niño, pasó por la juventud y la adultez normal de todo ser humano. Pero creció y se hizo hombre para cumplir la misión específica de morir y salvar a la humanidad. Siendo Dios, sufrió, experimentó el dolor más terrible, fue despreciado, rechazado, avergonzado, herido, quebrantado y traspasado, aunque vivió sin pecado en su sufrimiento y sus heridas en su cuerpo llevó todo nuestro dolor y nos comprende Los que temen a YHWH, confíen en Él; Él es nuestra ayuda y nuestro escudo.Dios se acuerda de nosotros y nos bendice...Salmos 115:11-12.

Las falsas acusaciones y su crucifixión lo llevaron a morir y ser sepultado como cualquier ser humano; pero el poder del Espíritu Santo lo resucitó, sigue vivo y victorioso por la eternidad, aunque las cicatrices de su cuerpo siguen ahíJuan 20:24-29. El texto bíblico narra la experiencia de Tomás, diciendo a muchos que no creen en el Cristo vivo: Bienaventurados, dichosos y felices los que no vieron y creen. Tomás no creyó hasta que vio las cicatrices en las manos de Jesús, para reconocerlo como Señor y Dios, hoy también hay muchos incrédulos Tomases, no haga usted lo mismo, podría ser tarde si no cambia de pensamiento.

El dolor y el sufrimiento de Jesús no es algo que deba dudarse ni tomarse a la ligera, la fe en Él hace que entebdamos nuestro sufrimiento y por qué muchas veces lloramos; Jesús llevó todo dolor y sufrimiento al cielo, para consolarnos en la tierra, Él llevó a la eternidad los recuerdos de su dolor como memorial perpetuo de lo que fue su humanidad santa y salvadora, ¿cómo no se ocuparía de lo nuestro?. Y le preguntarán: ¿qué heridas son estas en tus manos? Y Él responderá: con ellas fui herido en casa de mis amigos, Zacarías 13:6.

Ahora bien, si el mismo Dios santo sufrió dolor y heridas hasta la muerte, ¿no hemos de padecer nosotros siendo pecadores? ¿Acaso nuestro pecado no nos alcanza? En muchos casos el pecado y el abandono a las instrucciones divinas en nuestra ignorancia de Dios nos traen tanto dolor y sufrimiento, otras veces sufrimos para ser cambiados, transformados y perfeccionados en nuestra manera de vivir y desear las cosas. La humanidad sigue viendo a Cristo como a un personaje histórico milagrero y no como al Dios que nos amó y quiere lo mejor para nuestra vida, el único Dios que salva a esta raza imperfecta, vulnerable, débil, limitada y finita.

No debiéramos preguntarnos por qué sufre la humanidad, sino ¿por qué tiene que seguir sufriendo Dios viendo tanta maldad en el ser humano? Él fue despreciado y desechado entre los hombres, Cristo fue varón de dolores, experimentado en quebranto; nosotros le escondimos el rostro, fue menospreciado y no lo estimamos, Isaías 53:3. Él fue angustiado por nuestra causa, y sigue sufriendo viendo la deshumanización de la gente, la insensibilidad de los corazones, la dureza de las actitudes y la violencia de acciones, No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, porque con Él fuimos sellados para el día de la redención, Efesios 4:30.

La tristeza es una expresión del dolor y el sufrimiento motivo de algo, si alguien sufre por cosas que se salen de sus manos, y no son causa de pecado, hay un propósito de Dios en ello si le hemos entregado nuestra vida, pero debemos saber que Dios tiene el control en ello, y dirá la última palabra cuando su propósito se haya cumplido en nosotros, YO te voy a enamorar; te llevaré al desierto y allí te hablaré al corazón, Oseas 2:14. Él siempre quiere perfeccionar su amor en nosotros.

El corazón endurecido del ser humano y el pecado que hace cosas horribles, hieren profundamente el corazón de Dios y se entristece, así como un padre sufre con un hijo descarriado como la historia del hijo pródigo en la biblia. Porque solo una persona con sentimientos, con corazón y que razona, experimentará tristeza y dolor. La humanidad entera anda desorientada, han perdido el rumbo, en lugar de alegría tienen dolor, en vez de salud, enfermedad y muchos inocentes sufren en medio de las lágrimas y la angustia, Hechos 28:27.

Cada ser humano es importante para Dios, en especial cada cristiano es hijo amado del Padre y miembros del Cuerpo de Cristo que es la Cabeza, por eso si alguno sufre, todo el cuerpo se duele, la Cabeza sufre y se pone triste; cuando sufrimos, Cristo sufre porque nuestras dolencias lo tocan. Es por eso que cuando Saulo de Tarso perseguía a la Iglesia primitiva, Jesús le dijo: ¿Saulo, Saulo, por qué me persigues? Hechos 9:4. Perseguir la Iglesia y hacerle daño a alguno de sus miembros, hace doler el corazón de Dios, Él nos ha dado libertad para decidir hacer el bien, pero el hombre ha decidido lo contrario.

Cristo como Hombre se identificó con la humanidad, Él entiende todo nuestro dolor, ningún otro ser humano puede entender ni conocer la profundidad del sufrimiento en cada quien, como Jesús, esa es la razón por la cual las escrituras están llenas de textos y promesas consoladoras que nos animan y fortalecen en momentos de dolor, tristeza y aflicción, Mateo 11:28. Pero al mismo tiempo Él nos promete estar con nosotros en esos momentos, Isaías 43:2.

Nosotros somos seres de carne y hueso. Por eso Jesús se hizo igual a nosotros. Sólo así podía morir para vencer al diablo, que tenía poder sobre la muerte; con su muerte, Jesús dio libertad a los que temían morir. Porque Jesús no vino a ayudar a los ángeles, sino a todos los descendientes de Abraham. Para poder ayudarnos Jesús tenía que hacerse Hombre. Por eso Él es el Gran Sumo Sacerdote, que intercede por nosotros y en quien podemos confiar, pues está lleno de amor para honrar al Padre. En Cristo el Padre perdona nuestros pecados. Y así como el mismo Jesús sufrió, y fue tentado, Él puede ayudarnos a todos, Hebreos 2:14-18.

El ser humano también sufre a causa del enemigo de las almas y archienemigo del Dios vivo, el merodea continuamente para insensibilizar a las personas con el pecado, que al igual que la lepra elimina del cuerpo la sensibilidad al amor y la misericordia y experimentar dolor. Cuando alguien padece una enfermedad, los doctores no intentan eliminar el dolor, sino identificar ¿por qué hay dolor? No sea que le estés dando tu vigor a otros y tus años al cruel, Proverbios 5:9.

Si hay dolor se podrá identificar lo que lo produce y por qué se produce. Cuando sentimos tristeza, cuando experimentamos dolor y pasamos por sufrimiento, algo está pasando, o estamos fallando, estamos siendo corregidos y disciplinados o estamos siendo perfeccionados; de alguna manera Dios nos está mostrando su amor, aunque algunos no crean, se rían y sean sarcásticos, así es. Dios nos rodea de amor aún en medio del dolor, Ciertamente, ningún castigo es agradable en el momento de recibirlo, sino que duele, pero si uno aprende la lección, el resultado es una vida de paz y rectitud, Hebreos 12:11.

Al instante que los primeros humanos pecaron en el Edén desobedeciendo al Creador, la tierra fue maldita produciendo cardos y espinos; se llenó de animales venenosos y ponzoñosos, la mujer empezó a tener dolores para dar a luz los hijos y el hombre tuvo que trabajar con sacrificio para ganar su sustento.

Siempre lo he dicho: Lo bueno del dolor es que nos saca del error, porque hay un propósito protector con el dolor. Una persona sana puede caminar apoyada en sus dos piernas y cualquier afección la siente, pero una persona con lepra no, un leproso puede aún llevar sus piernas heridas, destrozadas y sangrantes pero no siente dolor, se mueve sobre sus heridas y no descansa. Cuando nos torcemos un tobillo, los nervios se encogen, el dolor es muy fuerte por un momento, pero el cerebro ayuda a que se quite el peso sobre el tobillo y lo protege de una lesión más grave o de una fractura que se pueda lamentar. El dolor nos protege, gracias a Dios por haber hecho nuestro cuerpo tan perfecto.

Por otra parte, el dolor tiene un propósito para restaurar y unir, el dolor hace que prestemos atención y acudamos al médico, al mismo tiempo agrupa y nos une en apoyo, nos aproxima para soportarlo mejor juntos. Es por eso que cuando una infección ataca el cuerpo y se experimenta dolor, los glóbulos blancos, o leucocitos se multiplican y todo el funcionamiento de nuestro cuerpo viene en ayuda del miembro que sufre, De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros se gozan con él,1 Corintios 12:26.

Cuando nos machacamos con el martillo mientras clavamos una puntilla, el golpe amorata e hincha el dedo, de inmediato agarramos el dedo afectado con la otra mano, lo colocamos en la boca y los succionamos mientras hacemos una pequeña danza de lamento y dolor. Ese es el efecto automático, vemos que todo el cuerpo se une a favor del miembro afectado, unidos por el cerebro, pporque ahora en Cristo Jesús, nosotros que en otro tiempo estábamos lejos, hemos venido a ser cercanos por la sangre de Cristo, Efesios 2:13.

Cuando el dolor individual surge muchas veces el colectivo lo pasa desapercibido, pero cuando ese dolor afecta a una familia, una comunidad, una ciudad y un país, ése dolor y sufrimiento hace que todas las personas se unan, se refugien unas con otras; lo enseña la palabra de Dios, 1 Corintios 12:26.

Muchas cosas buenas sacamos del dolor y el sufrimiento, aún los dardos del maligno nos hacen aferrarnos y amar más a Dios. Pero nunca podemos decir que es Dios quien nos produce, por el contrario, Él nos otorga refrigerio en su infinito amor y misericordia, en la disciplina, somos nosotros mismos los que propiciamos dolor, Job fue corregido debido a su auto suficiencia porque no conocía íntimamente a Dios, pero Él amaba y temía a Dios, después de todo su dolor pudo decir: De oídas te había oído, pero ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco y me arrepiento en polvo y ceniza; Job 42:5-6. En su dolor pudo ver y oír a Dios que le hacía ver su error.

Los seres humanos somos los que ocasionamos el dolor y el sufrimiento que hoy padece la sociedad; el pecado, la incredulidad y el estilo de vida, los lleva a cometer actos demenciales contra otros, Dios es todopoderoso y gobierna el universo, pero dio libertad al ser humano para escoger lo bueno o lo malo, si no pecamos Dios nos protege y defiende, Porque todo aquel que ha nacido de nuevo en Cristo, no practica el pecado, porque ha sido engendrado por Dios, Él lo guarda, por lo tanto el maligno no lo toca, 1 Juan 5:18.

Muchos están sufriendo a causa de su pecado, otros a causa de la maldad de otros, de una u otra forma el pecado, nos alcanza; para eso hay que orar y confiésalo para que Dios aparte su irá y nuestro el dolor. Dios nos ha dado libertad, no el libertinaje que está trayendo muerte a la humanidad, unos sufren porque toman malas decisiones y actúan mal, otros sufren debido a las malas acciones de otros, pero en medio de todo los actos humanos errados, pecaminosos y torcidos de gente, Dios acude para consolar, sanar, ayudar, purificar, construir carácter y nuevas oportunidades de vida; especialmente cuando sufrimos por causa del evangelio hay regocijo porque hay esperanza, Romanos 5:3-5.

El especialista en dolores de columna y espalda, Dr. Brown, dice que si no hay una reacción al dolor, algo malo está ocurriendo; así como la salud corporal, la salud mental, emocional y espiritual de una persona o una comunidad se determina por la reacción ante el dolor. De igual manera si la iglesia reacciona ante los pobres, los niños abandonados, los enfermos del alma, quebrantados del corazón y los hogares destruidos, entonces hay sensibilidad, y todos se unen frente al dolor para mitigar el sufrimiento del hermano y el prójimo,  pero si no es así, algo está mal no solo en el mundo, sino en el cuerpo de Cristo.

El común denominador de la sociedad es la insensibilidad y la indiferencia, se muestran ausentes; por eso miles están sufrientes y enfermos. ¿Por qué? Porque han abandonado a Dios y han echado tras las espaldas sus instrucciones; los gobernantes y la sociedad parece que no sienten dolor, están caminando sobre las heridas abiertas y sangrantes de los más débiles, esa es la razón de tantos niños violados, del secuestro y trata de personas, extremistas violentos, cónyuges abandonados y naciones llenas de codicia, afán de poder, fama y riqueza, etc, etc.

Hoy la sociedad está peor que los esclavos del cigarrillo que se queman los dedos y no sienten dolor al fumarse hasta la última colilla; pero si aún hay algo sano, rápidamente quitará los dedos del calor para no quemarse, Pero te provocaron a ira, y se rebelaron contra Ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, mataron…e hicieron grandes abominaciones, Nehemías 9:26.

Cuando el pecado sube hasta Dios, Él primero envía muchos mensajes para que la gente se arrepienta, se transforme y se vuelva a Él, pero si esto no pasa, vienen sus juicios de muchas formas sobre las gentes, sobre la tierra y sobre el universo produciéndose dolor, no solo en el corazón de Dios, sino en el nuestro. Porque Dios no dará por inocente al culpable de tanto dolor, sufrimiento y angustia contra sus criaturas, Números 14:18.

No podemos seguir tratando de eliminar el dolor y el sufrimiento actual con sedantes, analgésicos, drogas, alcohol ni a cualquier precio, es necesario hacer un alto en el camino y rendirse al salvador para mitigar el dolor. A pesar de todo, muchas cosas buenas se pueden sacar del sufrimiento, estaríamos muy equivocados si pensamos y creemos que Dios causa tanto dolor y sufrimiento.

¡Basta ya de adormecimiento, insensibilidad y corazones duros! El pecado y la rebeldía contra Dios es una especia de narcótico espiritual que está acabando con la raza humana, YA ES tiempo de volverse a Cristo, valorar lo que Él hizo al venir al mundo y morir en la cruz, empezar a amarlo y dejar de pecar para evitar el dolor sobre la tierra.


Por favor se lo suplico, deje de seguir formando parte de la sociedad enferma, sea libre y feliz caminando con Dios, sea parte de la solución no de la locura que vive el mundo. Dios te llene de su presencia. Así sea, amén.