11 sept 2016

ES TIEMPO DE ALABAR Y ADORAR AL DIOS DE LAS VICTORIAS




ES TIEMPO DE ADORAR A DIOS

Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que  adoren.” Juan 4:23-24.

Entren por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alábenle, bendigan su nombre, Salmos 100:4. Porque Dios es el Rey de toda la tierra, canten alabanzas con inteligencia, Salmos 47:7. Que todo lo que respire, alabe a Dios, Salmos 150:6.

Señor, Tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas¸ tus consejos antiguos son verdad y firmes, Isaías 25:1.


El primer ministerio del cristiano es ministrar al corazón de Dios a través de la adoración y la alabanza, para exaltarlo y engrandecer su nombre llegando hasta su trono como olor fragante. La humildad es la que mueve el alma agradecida llena de gratitud y amor ante la grandeza de su Creador, adorar es expresar la necesidad que tenemos de Él y que sólo en Dios tenemos salvación y plenitud de vida.

Cuando adoramos lo hacemos con entendimiento de quien es el Dios que nos amó y perdonó en el sacrificio de su amado Hijo nuestro Señor Jesucristo. Entonces podremos alabarlo por lo que Él es y por lo que hizo, por lo que hace y por lo que sigue haciendo por nosotros.

Alabar y adorar al dueño de nuestra vida debe ser un estilo de vida en una continua expresión de respeto y de reverencia teniendo presente al Seño por su colosal creación, su magnífica omnipotencia y todo lo hermoso y bueno con lo que Él nos rodea aunque muchas cosas no entendamos por simple inteligencia humana.

Cuando alabas a Dios tú te gozas en su presencia, con demostraciones externas de alegría en tu cuerpo, alabamos con danzas, aplausos, saltos, giros, instrumentos y voces de júbilo. Pero cuando tú adoras alegras el corazón del Rey de gloria y lo haces desde lo profundo de tu corazón, te quebrantas ante su grandeza y poderío, ante su amor y su majestad Cuando tú adoras puedes hacerlo con voz audible o en el silencio de tu alma; lo puedes hacer postrado, arrodillado y rendido desde adentro totalmente a Él. La adoración es la comunión más profunda, íntima y estrecha entre tu espíritu humano y el Espíritu de Dios. Allí solo estás tú y Él.

La adoración y la alabanza a Dios no se limita a un momento del día, es un estilo de vida, de comportamiento y actitud de un alma arrepentida que ha sido perdonada y lavada con la sangre del Cordero de Dios, como respuesta a su Salvador por haber sido transformada, y ahora es agradecida, comprometida, santificada y consagrada a su Señor, sin importar las circunstancias que lo rodean.

El corazón de un adorador se goza con su Señor aún en medio del dolor y la prueba, esa es la razón por la que el Señor dice en su palabra que no desprecia al corazón contrito y humillado, Salmos 51:17. Adoramos a Dios porque reconocemos su naturaleza santa, sus atributos supernaturales, sus caminos y demandas perfectas.

Daniel estaba entre los exiliados y llevados cautivos a Babilonia, él tenía un espíritu superior, el de Dios, por lo cual fue nombrado entre 120 sátrapas que gobernarían en todo el reino y protegerían al rey, como era el único que conocía al Verdadero Dios, los demás sátrapas buscaban ocasión de hacerle daño y hacerlo caer, pero no hallaron falta en Daniel.

Entonces los gobernantes perversos atacaron a Daniel por el lado de su fe, fueron ante el rey y lo convencieron de hacer una ley de muerte contra cualquier hombre que invocara o hiciera petición a otro dios fuera del rey Dario, esa persona sería echada al foso de los leones. El rey se dejó manipular y convencido por las artimañas de los malvados sátrapas firmó la ley de muerte. Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su recámara que daba hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, oraba y daba gracias delante de su Dios, como solía hacerlo antes, Daniel 6:10.

Es un hermoso ejemplo que la palabra de Dios nos da en un momento cuando hubo odios, cuando hubo maquinaciones, cuando hubo leyes perversas, cuando hubo envidias y persecución por la fe, el hombre de Dios no cambió su estilo de vida, no se atemorizó, no dudó, siguió haciendo sus peticiones a su Señor, se mantuvo firme y fiel a su Dios. Cuando se presenta todo esto en nuestra vida, nuestra respuesta debe ser confianza total en Dios, adorarlo y alabarlo esperando en sus sabiduría, en su poderío y en su voluntad, buena, agradable y perfecta. Todas las crisis, todas las pruebas todo el dolor, todo conflicto en nuestra vida, debe ser un ocasión de confianza total a Dios a través de la alabanza y la adoración.

Porque cuando alabamos y adoramos al Señor, todo cambia alrededor. Daniel no escapó de ser echado al foso de los leones, pero Jesús estuvo allí con Él, ene medio de una jauría de fieras salvajes, Daniel no sufrió ningún daño, Dios lo guardo y no fue herido porque era un adorador que dependía de su Señor. Él adoró al borde de la muerte, oraba, alabada y adorara permanentemente, su estilo de vida frente a Dios hizo que el Espíritu Santo, además de su vida, le diera gracia e inteligencia ante brujos y hechiceros, colocándolo en un lugar prominente en el gobierno.

La alabanza y la adoración son armas de guerra perfectas, mientras oramos, cantamos, ayunamos y danzamos exaltando a Dios, Él rompe las cadenas, derriba los muros de oposición y la mano de Dios dispersa, confunde y abate principados, potestades, gobernantes de las tinieblas y huestes espirituales de maldad en las regiones celestes, que son hombres fuertes de las tinieblas, en las regiones celestialles que se mueven contra Dios, contra su reino, sus planes y su pueblo, pero Dios tiene la última palabra: YO iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos, quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos, Isaías 45:2.

Nosotros necesitamos la alabanza para alegrarnos delante de Dios, Él demanda y merece toda adoración;nacimos para alabanza y gloria de su nombre, sus alabanzas publicaremos, Isaías 43:7 y 21. Él lo hizo así porque sabe los cambios que se suscitan en nuestra vida mientras alabamos y adoramos en medio de la oración, las acciones de gracias y el reconocimiento de Él.

Hay una maravillosa secuencia de oración, alabanza y adoración entre los salmos 28, 29 y 30. En Salmos 28 David ora, clama y pide ayuda a Dios, suplica al Señor que NO lo castigue con juntamente con los malhechores; sabe que en Dios está su protección contra los enemigos, David bendice a Dios, reconoce que sólo en Él está su victoria, porque como pastor conoce, que Dios cuida muy bien a su rebaño, por eso pudo decir: Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón, aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado...Porque Tú Señor, me esconderás en tu tabernáculo en el día del mal, me ocultarás en lo resevado de tu morada, sobre la Roca me pondrás en alto, Salmos 28:3 y 5.

Después de esa poderosa oración, Dios le respondió a David, llenando su alma de gozo, y seguridad, fortaleció su fe para empezar a adorar. David tocó el corazón del Padre, sus sentidos espirituales empezaron a ver todo con los ojos de Dios, así tuvo la autoridad de exhortar a los pueblos para llamarlos a la adoración: Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, den a Jehová la gloria y el poder, den a Jehová la gloria debida a su nombre; adoren al Señor en la hermosura de su santidad, Salmos 29:1-2. La oración y la alabanza efectuaron un cambio supremo en David, su temor y su angustia fueron transformados en gozo; y de la oración y la alabanza pasó a la adoración.

Si continuamos leyendo y estudiando este Salmo 29, vemos cómo la grandeza de Dios se hace evidente, podemos empezar a ver las circunstancias muy pequeñas ante la grandeza del Creador, por eso finaliza diciendo: El Señor dará poder a su pueblo, Jehová bendecirá a su pueblo con PAZ, Salmos 29:11. Porque cuando alabamos exaltamos, pero cuando adoramos, no solo llegamos al tronoDios, sino que profetizamos lo que hay en el corazón de Dios para sus hijos que claman a Él día y noche.

Ya en Salmos 30, David explota en acciones de gracias, la tristeza fue transformada en voces de júbilo y la angustia se cambió en danza, porque la alabanza y la adoración nos provee seguridad y certeza de victoria, permitiéndonos ver la salvación de Dios.Nuestra alma se convence de su protección, por eso cambia nuestra manera de pensar, la forma de ver las circunstancias y la forma de hablar. Se cambian la queja y el temor en fiesta y acciones de gracias, por eso David termina diciendo: Porque Tú Jehová, con tu favor me afirmaste como monte fuerte...Has cambiado mi lamento en baile; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de alegría. Por tanto a Tí cantaré, gloria mía, y no estaré callado, Jehová Dios mío, te alabaré para siempre, Salmos 30:7 y 11-12.

Es por eso que Dios siempre está buscando adoradores en espíritu y en verdad, Juan 4:23-24. Cuando oramos Dios oye, cuando alabamos Él nos liberta, y cuando adoramos Él manifiesta su poder y nos da la victoria, tenemos muchas razones por las cuales debemos adorar todo el tiempo.

La alabanza y la adoración abren los cielos para que la gloria de Dios llegue a la tierra y se muevan las circunstancias a nuestro favor, Salmos 103:2. Cuando nos rendimos a adorar y alabar al Creador, estamos cumpliendo el Gran mandamiento, el primero y el segundo, así le demostramos nuestro amor y reverenciamos su nombre como único Dios, Dios torna a los poderosos en nada, y a los que gobiernan la tierra hace que sean cosa vana. Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; así Dios sopla sobre ellos y se secan, y el torbellino los lleva como si fueran hojarasca, Isaías 40:17 y 22-24.

Cuando Dios toca nuestro corazón, nuestra vida cambia, pero cuando nosotros tocamos el corazón de Dios, los milagros suceden y se cambian las circunstancias, Así que, arrepiéntase y conviértanse a Dios, para que sean borrados sus pecados; y para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, Hechos 3:19.
Cuando hacemos fiesta delante del Señor, el destruye la violencia, desintegra la maldad y consume la opresión y el dolor, Salmos 87:7 e Isaías 60:18.

Dios nos ama demasiado para abandonarnos. Quizá no comprendamos en ocasiones lo que sucede, pero Dios quiere que aceptemos con nuestro entendimiento que Él hace todo bien, que Él sigue al mando, porque Dios es precioso, perfecto, tierno y justo y nunca se equivoca. Porque sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, Romanos 8:28.

Todo lo que Dios hace tiene un propósito, en su amor infinito el siempre obra todas las cosas a favor de sus hijos, Ustedes pensaron mal contra mí, pero Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a muchos de su pueblo, Génesis 50:20.

Es por tanto amor derramado desde el corazón del Padre, es fundamental que lo alabamos, lo adoremos, hablemos con Él y le expresemos todo nuestro amor y admiración. El merece toda nuestra gratitud, confianza y exaltación. Así como Él nunca deja de mirarnos, así Dios quiere que fijemos en Él nuestros ojos y los quitemos de las circunstancias que da le mundo. Si mantenemos un corazón de adorador, haremos que la presencia de Dios baje a la tierra y su gloria se manifieste entre su pueblo con grandes prodigios y maravillas, 2 Crónicas 5:11-14.

Padre Eterno, ayúdanos a ser verdaderos adoradores en espíritu y en verdad, que las circunstancias no nos muevan de nuestra posición de hijos tuyos, sino que nuestra fe se fortalezca en ti, para que podamos perseverar en tu presencia con oración, ayuno, ruego, alabanza y adoración en todo momento de nuestra vida, para que podamos ver tus grandes hechos y prodigios sobre esta tierra que es tuya, en el nombre de Jesús, Amén.