Las características de cada criatura muestran la majestad del DIOS Todopoderoso; lo delicado, los detalles y lo fuerte muestran su poderío y su grandeza dando bendición, Eclesiastés 3:11. Aunque el alma humana es eterna, no obstante, mientras vive sobre la tierra, no alcanza a entender ni dimensionar toda la grandeza y complejidad de la creación y su Creador, Job 38.
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29 nov 2016
CREADOR Y CREACIÓN
Las características de cada criatura muestran la majestad del DIOS Todopoderoso; lo delicado, los detalles y lo fuerte muestran su poderío y su grandeza dando bendición, Eclesiastés 3:11. Aunque el alma humana es eterna, no obstante, mientras vive sobre la tierra, no alcanza a entender ni dimensionar toda la grandeza y complejidad de la creación y su Creador, Job 38.
25 nov 2016
LECCIÓN # 2 -VOLVER A NACER-DISCIPULANDO-A LAS NACIONES-
Toda persona
está sujeta a dos nacimientos: el nacimiento físico y el nacimiento espiritual.
Jesús hablando con Nicodemo lo aclara perfectamente. “De cierto, de cierto te digo,
que el que no naciere de arriba, no puede ver el reino de Dios.” Juan 3:3.
La
palabra hebrea es Yivvaled ish milma mahalá, signfica nacer de arriba
para volver a Dios, obedecer sus mandamientos y seguir sus caminos; renacer,
convertirse en seguidor de Cristo abandonando el pasado pagano para acercarse a
Dios, lo cual hicieron los judíos en tiempos de Jesús; en el griego gennao, es análogo al crecimiento
del feto en el vientre de la madre antes de llegar al mundo, es decir engendramiento
por el padre en una madre, y nacido
a través de ella, algo muy distinto a nacer de nuevo o nacer de arriba, fue lo
que creyó Nicodemo que Jesús decía, un nacimiento físico, por eso le preguntó,
“¿Cómo
puede un hombre nacer siendo viejo?” Juan 3:4. Cristo le aclaró, “De cierto, de cierto te digo,
que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar
en el reino de Dios”, versículo 5.
La mención de agua es Mikve, es decir pasar de lo carnal a lo espiritual, bautizado por las aguas vivas del Espíritu en el bautismo por inmersión después de recibir a Cristo, directamente relacionado con el bautismo en el Espíritu, adquiriendo una nueva naturaleza desde arriba sellados por el Espíritu de Dios que nos hace su morada, así se efectúa nuestro nuevo nacimiento en Cristo para empezar nuestra vida nueva por el Espíritu.
De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino
de Dios; de
cierto, de cierto te digo, que el que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios Juan 3:3-5.
La diferencia entre nacimiento físico y espiritual, es confirmado por la declaración de Jesús, “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: ‘Les es necesario nacer de arriba’. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; pero, ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” Juan 3:6-8. Nacer de nuevo es revivir espiritualmente resucitando para Dios, algo que debe hacerse mientras estemos vivos sobre esta tierra, después de muertos no hay esperanza.
Por
estas afirmaciones de Jesús Nicodemo exclamó, “¿Cómo puede hacerse esto?” Jesús le replicó, “¿Eres tú maestro de Israel, y
no sabes esto? De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo
que hemos visto testificamos; pero no reciben nuestro testimonio. Si les he dicho
cosas terrenales, y no creen, ¿Cómo creerán si les dijera las celestiales?”
Juan 3:10-12. Aunque Cristo nació de una virgen como ser humano, El tuvo
que renacer espiritualmente para ser revestido de lo Alto, con el poder del Espíritu
Santo que descendió sobre Él en forma de paloma, así es nuestra conversión
completa al ser bautizados por las aguas vivas del Espíritu y revivir nuestro
espíritu que estaba muerto esclavo del pecado desde el Edén.
Cuando
Jesús dijo, “no
reciben nuestro testimonio”, se refería a los fariseos, a los
incrédulos en general. Nicodemo y los fariseos eran “maestros de Israel”, pero
no entendían el proceso de renacer espiritualmente mientras tenemos vida.
Cristo estaba afirmando que el reino de Dios venía a la tierra con Él y las
personas tenemos la oportunidad de ser salvos mientras tenemos vida terrenal
porque si morimos sin Cristo y sin su Espíritu, no hay otra oportunidad.
Nacer de nuevo es el
mayor milagro de la vida, porque es la obra directa de Dios en nuestro ser integral,
es imposible por esfuerzo propio, por obras o por medios humanos, tampoco
depende del intelectualismo ni la práctica de una religión es por el poder
sobrenatural de Cristo en nosotros dándonos su Espíritu para recuperarnos como
propiedad del Padre, que mora en los creyentes seguidores fieles de Cristo. 1
Pedro 1:3.
El nacimiento natural o físico es a través de una madre para formar parte de una familia, de una sociedad, de una nación y de una cultura, pero tras la caída del hombre en el Edén el ser humano murió espiritualmente al desobedecer a Dios y pecar, es decir, quedo alejado de su Creador, por eso toda persona requiere del nuevo nacimiento, que implica renacer de arriba y desde adentro, para reflejar a Cristo afuera y evidenciar su regeneración en su conducta y comportamiento, resucitados por el Espíritu y reconciliados con el Padre en Cristo, formando parte de la familia de Dios, así avanzamos en un proceso de crecimiento y madurez integral mientras peregrinamos en este mundo. Mateo 24:13.
La razón del advenimiento del Salvador al mundo, pues es imposible humanamente vencer las tinieblas, abandonar el pecado, vivir con pureza y vencer las pasiones que batallan en el cuerpo, por la simple fuerza de voluntad personal; es única y exclusivamente factible entronando a Cristo en el corazón, haciéndolo SEÑOR y Dios de nuestra vida. Tito 3:5. Toda la Biblia habla del reino de Dios, porque el mensaje del reino es la salvación en Jesucristo, cuando nacemos de nuevo en Él. Jesús inauguró el único orden y estilo de vida donde el hombre es rescatado mediante salvación eterna, un ser humano con identidad de hijo de Dios aceptado, amado y protegido por el Padre celestial; redimido por el Hijo de Dios y perteneciente al cielo por la obra de la cruz. Este hecho nos convierte en herederos del reino celestial, cuando Cristo vuelva por segunda vez, como Rey y SEÑOR, Fiel y Verdadero Cordero de Dios glorificado para gobernar las naciones junto con su pueblo.
El nuevo nacimiento requiere tanto creer en Dios como creerle a Dios. La persona que nace de nuevo experimenta la obra directa de Dios, mediante la fe salvadora en Cristo, y con el poder sobrenatural del Espíritu Santo obrando en nuestro corazón desde el momento que le entregamos todo nuestro ser y la vida al SEÑOR Jesucristo, permitiendo que Él reine en nosotros, nos dirija y nos transforme de Espíritu a espíritu para hacerse visible ese cambio en lo natural. Bendito el Dios y Padre de nuestro SEÑOR Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. 1 Pedro 1:3.
Nacer de nuevo es renovación de carácter y regeneración espiritual, en un proceso vitalicio que endereza el rumbo de nuestra vida, tomando a Cristo en primer lugar, experimentando una transformación sobrenatural de adentro hacia afuera, moviéndonos en un mundo ordinario y natural, pero haciendo la diferencia mientras nos vamos perfeccionando hasta parecernos a Jesucristo, el Hijo del Hombre. Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Efesios 4:13. Lo que indica que debemos convertirnos en gente madura, sobria, sabia y con el carácter de nuestro SEÑOR, y en ese proceso nos vamos santificando al:
Adquirir vida nueva, Romanos 6:1-4, gozamos de salvación, volviendo a nuestro Creador, Job 22:23 y Juan 3:1-16; empezamos a ser nuevas personas, 2 Corintios 5:17 y Colosenses 3:3-17; somos adoptados en la familia de Dios,, Efesios 2:15-19; caminamos por el Camino nuevo, Hebreos 10:19-25; entramos al nuevo pacto de la gracia, Hebreos 8:13; obtenemos nueva esperanza, 1 Pedro 1:3; vivimos el nuevo mandamiento, Juan 13:34 y 1 Juan 2:8; obtenemos nueva ciudad, tierra y cielo, 2 Pedro 3:13 y Apocalipsis 21:1-18; tenemos un nuevo canto para Dios, Salmos 33:1-12; y adquirimos un nombre nuevo, Apocalipsis 2:17; todo esto para vivir cada dia un nuevo amanecer, Lamentaciones 3:22-24, con la ayuda, el consejo y la dirección del Espiritu Santo en nuestro nuevo presente, Isaías 43:18-19.
Sin el nuevo nacimiento no existe esperanza alguna de ir al cielo; debemos buscar sabiduría y entendimiento a las cosas sobrenaturales de Dios. “Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo, por gracia sois salvos.” Efesios 2:5. Sin el nuevo nacimiento no hay pertenencia ni identidad con el reino de Dios, Jesús le dijo a Nicodemo que era necesario nacer de nuevo para entrar al reino de Dios, y es el Espíritu de Dios quien nos ayuda a ver, entender y discernir lo santo de lo profano. Tener a Cristo como SEÑOR nos abre los sentidos espirituales para comprender y vivir las Escrituras. 1 Pedro 1:23, por eso los que andan sin Cristo, no entienden la Biblia, sino que la tergiversan, la atacan, la polemizan y la evitan.
Con el nuevo nacimiento el corazón humano deja de estar endurecido e indiferente a Dios, dejando de ser un muerto viviente bajo la manipulación de los sentimientos engañosos del corazón que caracterizan a la raza caída. Efesios 4:17-19; ya no vivamos como los que no conocen a Dios, que son ignorantes y tercos, por eso no pueden disfrutar la vida que Dios ofrece; han perdido la vergüenza, se han entregado a los vicios, y hacen toda clase de indecencias que el cielo condena por ser guiados por sus sentidos y no por Dios.
Recuerdo un detalle muy particular en mí, cuando no había nacido de nuevo: En muchas ocasiones sentía que odiaba a la gente, me caían mal las personas sin ni siquiera conocerlas, no me importaba si alguien sufría o le faltaba algo, pensaba solo en mí, en mis propias carencias; pero cuando Cristo vino a mi encuentro y le abrí de par en par la puerta de mi corazón, todo fue transformado dentro y alrededor de mí; empecé a ver hermosas a todas las personas, eran valiosas y dignas de todo amor y consideración. Es algo que día a día crece dentro de mi corazón, por la obra del Divino Alfarero que nos forma en su perfecta voluntad, buena y agradable con la obra del Espíritu Santo, nuestro Amigo fiel.
El no nacido de nuevo, es natural, emotivo, religioso e incapaz de tener una verdadera amistad con Dios. 1 Corintios 2:14, Juan 15: 4-7. Aunque muchos sean personas morales y éticas en su comportamiento social y crean en un dios, sin Cristo están condenados irremediablemente. Santiago 2:19. Dios envío a Jesús para recuperar las ovejas perdidas y hacernos volver a su redil. Juan 1: 11-13. Jesús dijo en el Sermón del Monte: el reino de Dios es para los pobres en espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpio de corazón, los pacificadores y los que son perseguidos por causa del evangelio, eso son los nacidos de nuevo. Efesios 4: 17-32.
No soy lo que debo ser, tampoco lo que quiero ser, pero por la gracia de Dios, no soy lo que solía ser. --John Newton.
REFUERZO 2 - VOLVER A NACER.
20 nov 2016
SATISFACCIÓN Y VIDA DE FE?
Porque Dios ha saciado al alma sedienta, y ha llenado de bienes al alma hambrienta. Isaías 44:3.
El que cree en Mi, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Juan 7:38.
El que beba del agua que YO le daré, no tendrá sed jamás; porque el agua que YO le doy será una fuente que salte para vida vida eterna. Juan 4:13-14.
Como primera medida aclaremos el concepto de satisfacción que es esa sensación de bienestar, y sentirnos contentos, regocijados, plenos y complacidos con la vida, quizá porque tenemos cubiertas nuestras necesidades y deseos; pero hablar de satisfacción en este mundo de insatisfacciones suena extraño hoy, puesto que la generalidad de la gente es quejarse por todo: por el empleo que tiene, por el sueldo que gana, por los padres y la familia que les tocó, por sus circunstancias y aún por la condición de ellos mismos, la realidad es que la gran mayoría de las personas se sienten insatisfechas con su vida, pero debemos aprender a estar contentos y satisfechos en Dios a causa de la fe que profesamos en Cristo. Los pobres comen y quedan satisfechos; los que buscan al SEÑOR lo hallarán, y de gozo constante tendrán lleno el corazón. Salmos 22:26.
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Como lo dice el versículo anterior, la Biblia nos enseña cómo tener una vida satisfecha, lo cual depende de ser personas de fe y cultivar una relación personal con el SEÑOR Jesucristo viviendo con Él el hoy, el dia a día; es en Cristo que experimentamos la satisfacción de una vida plena y segura porque amamos a Dios y confíamos plenamente en su amor y fidelidad, sin importar las circunstancias que estemos atravesando; Dios nos ha dejado muchas enseñanzas bíblicas para que aprendamos a vivir en contentamiento y con agradecimiento que son parte de la satisfacción, lo cual es vida en el Espíritu que redunda en lo natural de este mundo donde viven los hijos de Dios. El Padre eternos como una madre nos alimenta y nos consuela hasta que quedamos satisfechos. Isaías 66:11.
La vida de fe es vida de piedad, de agradecimiento y de esperanza para estar satisfechos en Cristo, porque la verdadera fe en Dios, nos da la satisfacción de convertir nuestros fracasos en triunfos, esto significa que con lo que tenemos nos sentimos felices y agradecidos con Dios, pues Él sabe saciar nuestra hambre y nuestra sed y así como cuando comemos o bebemos, ya no queremos más porque hemos sido saciados, así la fe en Dios es la virtud que nos nos satisface el alma al tener una relación correcta con Dios, entonces nuestro ser se siente contento y saciado, porque la satisfacción verdadera y real, es espiritual, no una mera sensación física o emocional, a eso se refirió el SEÑOR Jesús cuando dijo: YO SOY el pan que da la vida. El que viene a Mí, no volverá a tener hambre, y el que cree en Mí, no volverá a tener sed. Juan 6:35.
La satisfacción es contentamiento y complacencia con Dios por lo que somos, tenemos y disfrutamos en Él, para eso se requiere de un corazón agradecido, de una persona que llega a ser como un niño que se goza con los detalles más pequeños y sencillos y no se queja por lo que no tiene, solo se ríe y es feliz con lo que posee; pero el ser humano suele ser ingrato, pide y exige más a cada instante, pide lo mejor y llama la atención, porque muchos se mueven por lo que ofrecen los medios, haciéndonos creer que requerimos de muchas cosas más de las que realmente necesitamos, pero si estamos llenos del Espíritu de Dios, las exigencias de nuestro corazón se reducen y quedan en último plano. Porque gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda, nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo estemos contentos con eso.1 Timoteo 6:6-8.
Dios nos enseña que el primer paso para estar satisfechos, es aprender a estar contentos con lo que Él nos da y con lo que logramos alcanzar, reconociendo que nuestro Padre Dios nos provee los que requerimos según nuestra necesidad presente, por lo tanto, nos sentimos satisfechos, y agradecidos, pero esto no debe confundirse con auto satisfacción, porque la satisfacción con Dios es sentirse complacido y pleno de contentamiento, por el amor providencial de Dios y su obra en nuestra vida. ¿A quién tengo yo en el cielo? ¡Solo a Ti SEÑOR! Y estando contigo nada quiero en la tierra. La salud me puede fallar, mi espíritu puede debilitarse, pero Dios permanece fiel. ¡Él es la fuerza de mi corazón, y mi herencia eterna! Salmos 73:25-26
Nuestra satisfacción resulta de estar en la presencia de Dios porque sabemos que conversar con Él es un deleite, esa es la manera más hermosa de llenarnos de confianza y gratitud, porque así fortalecemos nuestra fe y nos gozamos en su palabra; allí hallamos la fuente y el manantial de una vida plena de gozo y paz; el amor y la paciencia de Dios para con nosotros debe ser un motivo de agradecimiento y satisfacción para todo aquel que vive por fe, pues su presencia aunque no lo vemos, produce es nuestro interior un gozo inefable y poderoso de dulzura y refrigerio; posiblemente esa fue la razón por la que el salmista escribió los salmos 23 y 27 como alabanzas al Eterno Padre de bondad. Den gracias a Dios por todo, porque esta es la voluntad del SEÑOR para con nosotros, en Cristo Jesús. 1 Tesalonicenses 5:18.
En la parábola del hombre rico en Lucas 12:16-21, nuestro SEÑOR Jesús nos enseña que ninguno debe estar satisfecho solo con los bienes materiales de este mundo que perecen, pues no podemos dejar de lado la satisfacción salvadora de la vida eterna, por lo tanto, nos sentiremos satisfechos y contentos cuando entendamos cuál es nuestro verdadero propósito de estar en esta tierra, porque la realidad de la verdadera satisfacción es permanecer en la presencia de Dios, hablando continuamente con Él. Es una pena dejar de hablar con Dios para pensar en cosas sin importancia y trivialidades, esas falacias y tonterías que en nada aprovechan a nuestro crecimiento espiritual pero sí debilitan nuestra fe en Dios. Den siempre gracias a Dios el Padre, por todas las cosas, en el nombre de nuestro SEÑOR Jesucristo. Efesios 5:20.
Si perseguimos nuestras propias ideas, sobre lo que nos puede complacer, nunca encontraremos la verdadera satisfacción; seríamos como pequeños infantes que corren tras las burbujas de jabón, imaginando que pueden alcanzar los sueños, imaginando que van a estar contentos para siempre; porque si buscamos la satisfacción propia por nuestros recursos y habilidades, no nos daremos cuenta que viene otra y otra burbuja inalcanzable la cual perseguimos inútilmente, desperdiciando así nuestra vida, mientras el Creador nos espera con el Manual de instrucciones en la mano. Para el deprimido todos los días son malos; pero el de corazón contento, tiene un banquete continuo. Proverbios 15:15.
Deberíamos seguir el ejemplo de Pablo que a pesar por pruebas de persecución y rechazo, lo que describió fue satisfacción en Cristo, y reconociendo que con El estaba juntamente crucificado y ya no vivía él, sino Cristo en él, porque vivía por la fe en el Hijo de Dios, que se entregó así mismo por nosotros para darnos todo su amor salvador, Gálatas 2:20; esa satisfacción de fe la logramos cuando estamos dispuestos a crucificar la carne y morir al viejo hombre, es algo que debemos hacer diariamente con pasión y determinación, permitiendo que el Espíritu Santo revele a Cristo a través de nosotros…No hablo porque tenga escases o necesidad, pues he aprendido a estar contento cualquiera sea mi situación. Filipenses 4:11.
Vivir en la presencia de Dios nos produce satisfacción porque así se acrecienta nuestra espiritualidad, se fortalece nuestra fe, aprendemos a amar con desprendimiento, se agudizan nuestras destrezas en todas las áreas y adquirimos familiaridad al sonido de la voz de Cristo; esa satisfacción espiritual se reflejará al ver cambios radicales y notorios en nuestra vida, la familia y la sociedad, entonces veremos milagros con mayor frecuencia. Hallamos satisfacción cuando tenemos la certeza que es el SEÑOR quien gobierna nuestra conducta, para que no perdamos el horizonte de la vida en cosas triviales y sin profundidad en Dios, cosas que tampoco producen fruto visible; satisfacción es saber vivir en Cristo con fe y confianza en Él para llegar a ser vencedores. Porque el SEÑOR se complace en su pueblo; Él da a los humildes el honor de la victoria. Salmos 149:4.
La vida que Dios nos ofrece en Cristo, es mucho más sencilla de lo que imaginamos, y tendremos mucha satisfacción en la vida si reconocemos que nuestro propósito es reflejar la gloria del SEÑOR Jesucristo, viviendo de la manera que el Padre celestial lo diseñó, porque proponernos a vivir para Cristo, amándolo intensamente y viendo su mover en nuestra vida y nuestras circunstancias, es la mayor satisfacción que cualquier ser humano pueda tener. Es el deleite más grande que llega hasta la eternidad. El temor al SEÑOR conduce a la vida, y podemos dormir satisfechos sin ser tocados por el mal. Proverbios 19:23.
La rendición y entrega a Dios nos produce satisfacción porque gozamos de paz interior, pues nuestra satisfacción está basada en la gloria y la presencia de Dios disfrutando hacer su voluntad y viviendo su palabra por fe; y aunque algunas veces Él nos permita el sufrimiento, sabemos que tendremos su consolación, porque servimos al Dios vivo, real, perdonador, clemente y piadoso, tardo para la ira pero grande en misericordia y que nunca abandona a sus hijos, Sea nuestro carácter sin avaricia, contentos con lo que tenemos, porque el mismo Dios ha dicho: nunca te dejaré y nunca te desampararé. Hebreos 13:5.
Un alma rendida a Dios siempre está satisfecha y agradecida proyectando su vida en Cristo, y en todas las circunstancia, sean buenas o sen malas, se goza y es feliz porque sabe que no lucha sola, es Dios quien pelea nuestras batallas, así tengamos que llorar a los pies del SEÑOR; porque la mayor satisfacción de un alma en este mundo, es saber que es salva y cuando muera, se encontrará con su Dueño; por eso los creyentes somos agradecidos y damos gracias al SEÑOR en oración continua, sean tiempos de desierto, oasis, alegría o soledad, es un privilegio y un deleite experimentar el contentamiento y la satisfacción de estar rodeados por la presencia de Dios, y sabemos que el Buen Padre prueba nuestros corazones para afirmarnos en Él y que nuestro corazón no se desvie ni busque en lugares equivocados sabiendo que es el pecado la causa del mayor descontento; Porque así como la muerte y el sepulcro, la codicia del hombre jamás lo dejará satisfecho. Proverbios 27:20.
En la vida de fe hay continua satisfaccion y paz interior si andanos en santidad, humildad y mansedumbre como lo ordena el SEÑOR Jesús y le agrada al Padre, así que si conocemos a Dios tenemos que vivir para glorificarlo y darle gracias por su favor y misericordia cada dia, pues Él es es nuestro Gran Ángel guardian que nos cuida y evita que nos extraviemos en cualquier recodo del camino; por lo tanto, no debe haber descontento ni vanos razonamientos humanos en nuestra mente, pues el descontento y la queja son ingratitud y rebeldía hacia Dios, lo cual oscurece nuestro entendimiento y endurece el corazón. Regocijémonos en el SEÑOR siempre. Otra vez digo: regocijémonos. Para que nuestra gentileza sea conocida por todos los hombres. El SEÑOR está cerca. Filipenses 4:4-5.
El descontento solo produce tragedias; recordemos que la insatisfacción del pueblo de Israel después de haber sido liberados de la esclavitud de Egipto produjo quejas y reclamos contra Dios y Moisés, por lo cual los mayores de veinte años no entraron a la tierra prometida, sino que murieron en el desierto, cuando debieron haber estado satisfechos de que Dios mismo los hiciera libres y ordenara su camino dándoles sentido y libertad para adorarlo y caminar felices con Dios. Con queja y descontento el pueblo ingrato le paga al SEÑOR; se hacen necios y faltos de sabiduría sabiendo que Él es nuestro Padre Creador, y es Él quien nos da la vida. Deuteronomio 32:6.
El mundo puede estar insatisfecho, pero un verdadero hijo de Dios debe experimentar la satisfacción continua del contentamiento porque Jesucristo ha pagado el precio de nuestro pecado muriendo en la cruz del Calvario y ahora gozamos de las buenas noticias del Evangelio, que es la palabra viva y eterna de Dios, y más que el perdón, Dios nos ha otorgado vida en su sacrificio redentor, con la satisfacción profunda y duradera de ser salvos y ser llamados hijos de Dios por ser redimidos en Cristo. Y Esdras les dijo: vayan y coman de lo mejor, beban vino e inviten a quien no tenga nada preparado, porque hoy es un dia dedicado al SEÑOR. No estén tristes, porque el gozo del SEÑOR es nuestra fortaleza. Nehemias 8:10.
En la salvacion de Cristo hay satisfacción para el pueblo santo de Dios, y mientras estemos en esta tierra Dios como Gigante de amor y Ángel protector, va con nosotros, y con Él lo tenemos todo, nada nos falta, somos sostenidos por la Cabeza del ángulo que es Cristo nuestra Roca y Torre fuerte, y lo que nos rodea en el mundo, no nos puede robar su gozo inefable, estamos alegres y vivimos felices a pesar de todo, porque le pertenecemos al Padre que nos compró con la sangre bendita del Hijo, por eso vivimos y nos sentimos satisfechos de heredar bendición en el SEÑOR Jesús, pues tenemos el privilegio de ser coherederos juntamente con El, sentados en lugares celestiales y guíados por su Santo Espíritu. Yo tengo todo lo que necesito; estoy siempre a tu lado, y me llevas de la mano derecha…Y fuera de Ti SEÑOR, nada deseo en la tierra. Salmos 73:23-24.
Así que, si queremos gozar de satisfacción en este mundo, vivamos por fe y seamos agradecidos, para ser librados de toda insatisfacción; propongámonos a vivir para Cristo, incluso si los afanes y deseos terrenales llaman nuestra atención, pues nuestra alma que es agradecida, sabe que todo lo de este mundo es temporal, pero nuestra plenitud y completa satisfacción son eternas y para siempre. Tú, SEÑOR, me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleite para siempre. Salmos 16:11.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.