30 nov 2015

PUENTE ETERNO DE UNIÓN AMOROSA


PUNTE ETERNO DE UNIÓN Y AMOROSA COMPAÑÍA

¿A dónde me iré de tu Espíritu, y a dónde huiré de tu presencia? Si subo a los cielos, he aquí, allí estás Tú; si en el seol preparo mi lecho, allí estás Tú. Si tomo las alas del alba, y habito en lo más remoto del mar, aún allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra…Salmos 139:7-12.

Por eso tenemos libertad para entrar en el lugar santísimo por la sangre de Jesucristo, por el Camino Nuevo y Vivo que Él mismo nos abrió a través del velo, esto es, su cuerpo traspasado por nosotros, Hebreos 10:19-20.

Porque nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo, 1 Juan 1:3.

Nadie se puede escapar de los sentimientos de soledad causados por la ruptura en una relación, sea amorosa, de amistad o familiar. Sentirnos solos nos hace experimentar pena, pérdida, dolor y hasta creer que no somos queridos ni amados, en muchos casos nos aislamos, esa experiencia la padeció Jesús sabiendo que su mejor amigo rompería su amistad con la traición, Aún mi íntimo amigo en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí se ha levantado, Salmos 41:9.

La soledad a veces agobia y hasta nos puede robar el arte de sonreír y el deseo de reír a carcajadas; nos vuelve silenciosos y hasta aparentamos estar bien. Pero la buena noticia, es que nunca estamos solos, que hay Alguien que siempre está cerca y comprende nuestras luchas. Dios NO nos creó para ser introvertidos ni ermitaños, esas situaciones nos tornan inseguros y temerosos y llegamos a hablar como el salmista, Miro a mi lado y me doy cuenta que a nadie le intereso y que nadie me quiere conocer, no tengo refugio ni hay quien cuide de mi vida, Salmos 142:4.

Cuando Dios nos pensó y nos creó sabía que necesitamos estar siempre acompañados y unidos en su amor, por eso una vez que hemos creído en Jesús, lo aceptamos y recibimos como Señor y Salvador de nuestras vidas, lo primero que empezamos a experimentar muy fuerte en nuestro corazón es el deseo de mantenernos unidos a Él, por lo tanto comenzamos a fortalecernos y alimentarnos buscándolo a través de la palabra, la oración y yendo al templo.

¿Cuál es la razón por la cual algunos cristianos se sienten solos? La respuesta es simple, unos mantienen una amistad continua con Dios y otros no. El deseo de Dios siempre ha sido relacionarse estrecha e íntimamente con aquellos que creó a su imagen y semejanza, pero el pecado ha interrumpido esa bella relación, por lo tanto, el Padre ideó hacer un puente entre nosotros y Él para estar comunicados, unidos y atentos, dentro de un vínculo, y un nexo que nos mantuviera ligados a Él y entre nosotros mismos, ese puente se menciona por primera vez en Génesis 3:15. Jesucristo y su cruz, vinieron a ser ese puente que nos ha unido al Padre en una relación eterna y hermosa de amor y compañía..

Un puente es algo extraordinario, es una calzada, una obra de arte de gran alcance, está hecho de material fuerte, firme y sólido, está destinado para unir, salvar corrientes de agua, depresiones de relieve, allanar cruces de desnivel, romper y cortar distancias, acaba la separación entre un lugar y otro, aproximar y abrir un acceso de comunicación que permita vida y desarrollo.

Un puente tiene apoyos de ilación en los extremos a manera de arco con numerosos cables de acero que ayudan a soportar el peso de la carga que transita por él, permite el paso y tiene barandas de soporte para hacer los cruces y sortear el camino, Y habrá allí calzada y camino, y se llamará, Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que Él mismo estará con ellos; el que anduviere por ese Camino, por torpe que sea, no se extraviará, Isaías 35:8. Vale la pena echarnos en los abrazos del Eterno y quedarnos ahi unidos a Él en sus lazos de amor y  sus cuerdas de misericordia para nunca separarnos de Él. Oseas 11:4.

Jesucristo y su cruz es el puente extraordinario que abrió camino en el desierto de la soledad, su calzada es la máxima obra de arte que jamás nadie ha hecho, ni ha alcanzado en magnitud, nos ha unido y nos ha dado compañía. Jesucristo fue, es y será el Fuerte firme, sólido y vigoroso puente, destinado a salvar vidas en medio de las corrientes del mundo, ayudar en las depresiones del desamor, allanar relieves y desniveles de malos momentos, rompiendo y cortando la distancia, que nos separaba de su reino y del Padre. Él nos ha acercado a su amor, nos ha dado acceso a la vida eterna y la vida abundante mientras estamos en este planeta azul, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel, Isaías 1:24a.

Jesucristo es el puente vivo a la eternidad, en Él transitamos y nos apoyamos de extremo a extremo en los cables de acero de su amor inagotable que nos acompaña y nos sustenta, Él soportó y soporta el peso de la carga que llevamos día a día para que crucemos el desierto y nos ahoguemos en los ríos de la prueba para sortear en su victoria y compañía el camino de la vida hasta que lleguemos a nuestro destino final, Cuando pases por las aguas YO estaré contigo; y si por los ríos no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemará, ni la llama ardera en ti, Isaías 43:2.

Dios es compañía fiel, permanente y activa para aquellos que deciden con fe obediente y firme permanecer en Cristo a la manera de Dios. Jesucristo hizo el puente de salvación que nos alejó de la soledad y el abismo para mantenernos unidos al Padre, a su reino y a su cuerpo; Él es quien nos comunica con Abba Padre en la persona del Espíritu Santo; en Cristo hemos sido diseñados para ser también puentes de amor, de perdón, de reconciliación y de unión fraterna para atraer más caminantes al Camino, YO SOY el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí, Juan 14:6.

En su pecado, el hombre natural no tiene nada en común con el Dios santo, pero el Padre por su gracia, envío a su Hijo Unigénito para tener en común, una relación y una compañía eterna con la humanidad; haciéndose el Hijo del Hombre, aquel hermoso ser humano que llevó nuestros pecados en el madero de la cruz  para romper el abismo de separación y volver a su gloria para prepararnos lugar para siempre junto a Él, 1 Pedro 2:24-25.

El madero vertical de la cruz simboliza la divinidad de Cristo que descendió del cielo a restaurar la relación y la presencia de Dios en medio de los hombres para que ya no estemos solos; el madero horizontal de la cruz representa la humanidad de Cristo que vino a unirnos unos a otros para no estar ya en disensiones, divisiones ni distanciamientos con las artimañas del diablo, Por lo tanto, ya no se mientan unos a otros, sino diga cada uno la verdad a su prójimo, porque todos somos miembros del mismo cuerpo. Si se enojan, no pequen: que su enojo no les dure hasta el otro día, no le den oportunidad al diablo. Efesios 4.25-27.

Jesús no solo abrió el camino para ser perdonados, lavados, salvados, sino para mantener una hermosa relación personal con Dios, para que su presencia nos rodee cada día con poder y gloria y ser uno con Él, Juan 17:21-26. Cristo en nosotros nos ha provisto su naturaleza divina para ser partícipes de su reino, de sus bendiciones, de sus promesas y de una eternidad bienaventurada junto a Dios; ya no estamos solos nunca más, ya no estamos perdidos en el mundo, ya no luchamos ni soportamos los problemas solos, Dios permanece a nuestro lado, Fiel, Gigante, Poderoso y Amoroso, No los dejaré huérfanos; vendré a ustedes…Juan 14;18...Y he aquí YO estoy con ustedes todos los días hasta el fin… Mateo 28:20.

La obra redentora de Jesús hizo posible que pudiéramos tomar de su naturaleza para estar ligados por la fe, el ser humano finito, limitados, vulnerable y débil ahora puede estar en íntima relación con su Creador infinito, ilimitado, sobrenatural, santo y poderoso, el Dios todopoderosos que ha existido por siempre, ahora entabla una relación eterna con la raza humana que le crea, que lo ame, que lo siga de cerca, que le obedezca, que se santifique y ande por el Camino vivo, 1 Juan 2:6.

Aquel maravilloso Puente y Camino vivo que trasciende el espacio y el tiempo, ha decidido, ser UNO con los redimidos en su sangre, una común unión que nos establece en su familia, nos da un lugar en su cuerpo y nos tiene un sitio especial en la Nueva Jerusalén celestial, algo extraordinario y maravilloso que el Dueño del universo quiera estar eternamente contigo y conmigo, Génesis 18:19.

La relación con Dios se hace posible al reconocer y recibir a Jesucristo y nos hace partícipes en su familia, miembros en su cuerpo, 1 Juan 5:12, pero la comunión con Dios nos hace UNO con Cristo a través del precioso Espíritu, la amistad íntima de la comunión nos hace La comunión íntima con Él no se podrá experimentar su presencia y conocer a Cristo, Juan 14:15-17.

Hasta tanto no hayas empezado tu relación con Cristo no podrás tener amistad y comunión con Dios, es decir, tu puede tener relación, sin tener comunión, la común unión, la amistad estrecha con el Espíritu Santo nos permite tener la vida de Cristo y que Él se revele a través de nosotros; pero al mismo tiempo la relación y la comunión van de la mano para hacerte un cristiano firme, fuerte, y vigoroso en la fe, Romanos 1:17.

Hemos sido creados para una relación y una comunión eterna con el Amado, lo cual nos convoca a tener una relación y una amistad fraterna unos con otros. Les anunciamos, pues, lo que hemos visto y oído, para que ustedes estén unidos con nosotros, como nosotros estamos unidos con Dios el Padre y con su Hijos Jesucristo, 1 Juan 1:3. Gloria a Dios por su amor, su presencia y su compañía inefables.

Andaré entre ustedes y seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo, Éxodo 26:12. Excelso sobre todas las naciones es el Señor; su gloria está sobre los cielos. ¿Quién es como el Señor nuestro Dios, que está sentado en las alturas, que se humilla para mirar lo que hay en el cielo y en la tierra, Salmos 113:4-6.


PUENTES VIVOS EN CRISTO JESÚS


PUENTES VIVOS QUE CONSTRUYEN MÁS PUENTES

En momento que Jesús expiró, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba hacia abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron, Mateo 27:51.

Porque solo hay un Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo, Dios hecho hombre, 1 Timoteo 2:5.

Todo esto es la obra de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo, y nos dio el ministerio de la reconciliación, 2 Corintios 5:18.

Esta es la historia de un par de hermanos que vivieron juntos en una bella provincia en granjas contiguas, compartían todo unidos por el amor, la armonía y la paz; hasta que un día vino el conflicto, era su primer problema serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua.

Todo comenzó con un pequeño mal entendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas y ofensivas, seguido de semanas de silencio y distanciamiento.

Un día alguien llamó a la puerta del hermano mayor. Al abrir encontró a un hombre con herramientas de carpintero, estoy buscando trabajo por algunos días, dijo el recién llegado, quizá usted requiera algunas reparaciones aquí en su granja y yo puedo ser de ayuda.

Sí, dijo el hombre, tengo un trabajo para usted. Mire al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, de hecho, es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros que nos mantenía cerca, pero él desvió el cauce del arroyo para separarnos, él pudo haber hecho para enfurecerme, pero le voy a hacer algo mejor.

¿Ve usted aquella pila de madera junto al granero? Quiero que usted construya una cerca de dos metros de alto, no quiero volver a verlo nunca más. El carpintero le dijo: creo que comprendo la situación. El hermano mayor ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y se ausentó de la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.

Al ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero ya había terminado su trabajo. El granjero quedó mudo y con los ojos completamente abiertos y su quijada cayó. No había ninguna cerca, ni ninguna pared de dos metros, como él lo había ordenado; en su lugar había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos.

En ese momento, su vecino, el hermano menor, vino desde su granja, atravesando el puente y corrió para abrazar a su hermano mayor diciendo: Eres un gran hombre, mira que construir este puente hermoso, después de lo que yo te hice. Estaban en su reconciliación los hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas. No, espere, quédese con nosotros unos cuantos días, pues hay muchos buenos proyectos para usted, le dijo el hermano mayor al carpintero. Me gustaría quedarme, dijo el carpintero, pero tengo muchos puentes por construir, así termina la historia.

Esta interesante historia es una bella analogía primeramente, a lo que hizo Jesús por nosotros en el puente de su cruz para reconciliarnos con el Padre, rompiendo el velo que nos separaba para unirnos y poder comunicarnos en Él, y que como sus discípulos redimidos, debemos ser también puentes de vida y unión entre Dios y nuestros semejantes, pues nos dio el ministerio de la reconciliación a través de la gran comisión y la suministración del fruto del Espíritu, Si alguno dice: yo amo a Dios, y al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues si uno no ama a su hermano, a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve, 1 Juan 4:20.

Las características de un puente son extraordinarias, un puente comunica, acorta las distancias, el puente rompe la división, salva obstáculos, une dos puntos que estaban distantes, rompe y reconcilia abismos de separación, acerca las vidas y da acceso a nuevos rumbos, un puente soporta las cargas y finalmente, es un punto estratégico de visión desde el cual se puede manejar excelentemente todo un complejo de acciones conjuntas que marquen la diferencia entre la derrota y la victoria, entre el amor y el desamor y entre la vida y la muerte, Si tu hermano peca contra ti, repréndele, pero si se arrepiente, perdónale. Y si siete veces al día peca contra ti, y siete veces al día vuelve a ti, diciendo: Me arrepiento, perdónale. Lucas 17:3-4. El perdón es como un puente que une y reconcilia. 

No podemos dejarnos dominar por los impulsos de la carne que nos llevan a los celos, la envidia, los mal entendidos y los enojos que nos alejan, no solamente como hermanos en Cristo, sino también con nuestra familia, con la gente que nos ama y que amamos, cuando debiéramos estar unidos por el amor y cercanos el uno al otro en Jesús porque allí está Dios, Y Yo les digo, que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga necio a su hermano; será culpable ante el concilio, Mateo 5:22.  Aírense pero no pequen, que no se ponga el sol sobre su enojo, para que no den lugar al diablo, Efesios 4:26-27.

Dios nos llama a ser puentes que unen a la gente a su Creador, que acortan la distancia del desamor y la indiferencia comunicando la bondad de Cristo, que con brazos de afecto rompamos divisiones de clases, ideologías, mentalidades erradas; puentes de perdón y reconciliación para unirnos como familia en la sangre y familia espiritual en humildad y sencillez de corazón porque somos portadores de la presencia de Dios, para dar acceso a miles de vidas que conozcan a Cristo y comiencen un nuevo rumbo en su amor y salvación porque, Si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presentas tu ofrenda, Mateo 5:23-24.

Soportar las cargas unos de otros es ser puentes del amor de Dios que une, perdona y salva en justicia y bondad como la forma de construir un futuro mejor en que todos seamos hermanos, vecinos, amigos, conciudadanos y habitantes de un planeta que reclama la manifestación de los hijos de Dios, seamos hacedores de la palabra, y no seamos solamente oidores, porque nos engañamos a nosotros mismos, Santiago, 1:22, y la fe sin obras está muerta, Santiago 2:14-17.

¿Cómo podemos construir puentes?

1. Al ponernos en el lugar del otro, esto es alteridad, identificándonos con la necesidad y condición del otro, porque todos somos humanos que podemos reconocer con humildad que somos vulnerables y nos necesitamos unos a otros, De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras?

2. Al dar sin esperar nada a cambio, esto es altruismo que es generosidad y desprendimiento de lo material, Y si un hermano está desnudo y con necesidad de ser alimentado, pero no le damos nada, ¿podrá esto llamarse fe?

3. Aceptando al otro tal y como es, dándole el valor y la dignidad que todos merecemos como personas que sienten, esto es empatía, que es misericordia, compasión y cercanía para comprender y ayudar al su prójimo.

4. Perdonando y olvidando toda ofensa, sea grande o pequeña, esto es ministrar sanidad al alma herida para que todos seamos libres y podamos amarnos con sinceridad y confianza, mostremos nuestra fe por los hechos y las actitudes correctas.

5. Extendiendo la mano para levantar al caído y darle otra oportunidad, esto es bondad y fe en acción de buenos samaritanos que socorren al débil y al menesteroso.

6. Mostrando a Cristo con nuestra manera de vivir, testigos de su amor con un estilo de vida limpia, porque somos embajadores de su reino, por lo tanto debemos dar testimonio viviendo en el Espíritu,

7. Muriendo a nosotros mismos para servir sin límites, si queremos ser los mayores en el cielo; trabajando juntos con visión de reino, marcando la diferencia entre el bien y el mal y entre la vida y la muerte.

Tú y yo hemos sido renovados en Cristo para construir puentes y derribar murallas, como Él lo hizo, sin importar la situación que vivamos, si estamos llenos del amor de Dios podremos cultivar alegría, fomentar fe y sembrar esperanza en el alma de muchos; podremos construir una nueva era, haciendo que el infierno tiemble, porque somos poderosos en Dios para la destrucción de fortalezas de maldad; Así como Jesús rompió el abismo que nos separaba del Padre, de igual manera, rompamos las barreras que impone el mundo, donde miles deben conocer a Dios como Padre y amar a Cristo como Señor y Salvador; nuestro lema diario debe ser el servicio y el afecto sincero como Jesús nos dio ejemplo, Él nos amó con entrega incondicional y total, Así que somos embajadores de Cristo, lo cual es como si Dios mismo rogara por medio de nosotros. Así, pues, en el nombre de Cristo les rogamos que acepten reconciliarse con Dios, 2 Corintios 5:20.

Que el mundo vea que estamos unidos y nos amamos de corazón, para que construyamos puentes de paz y de justicia derribando las paredes de maldad con que el mundo separa las familias y divide la sociedad; desde nuestro hogar, nuestro vecindario, nuestra ciudad, nuestra nación y hasta lo último de la tierra seamos puentes vivos que unen a la gente, porque a paz nos llamó el Señor; Por el camino nuevo y vivo que Jesús nos abrió a través del velo, esto es su carne traspasada, y teniéndolo como el Gran Sumo Sacerdote sobre la casa del Padre. Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificando nuestros corazones de mala conciencia, y lavados nuestros cuerpos con agua pura. Mantengámonos firmes y sin fluctuar en nuestra esperanza, porque fiel, es el que prometió, Hebreos 10:19-20.  Amén.

Lic. MEHC hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino