17 ago 2015

EL AMOR, EL MAYOR BÁLSAMO



Que el amor de Dios mostrado en Cristo Jesús, y dado a nosotros por el Espíritu Santo, sea la raíz y fundamento de nuestras vidas; para que así podamos comprender, con todo el pueblo santo de Dios, cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo. Pidamos en oración, que miles conozcan ese amor que es mucho más grande que todo cuanto podamos conocer, para que lleguemos a colmarnos de la plenitud total de Dios, por el sacrificio de la cruz, su sangre derramada  y la tumba vacía. 
Efesios 3:17-19.

















Dios no es solamente juez, nuestro Padre Eterno es Amor, porque de tal manera amó a la humanidad que entregó a su Hijo único para que todo el que crea en Él sea salvo y no se condene, Juan 3:16. 

Esta es la muestra más maravillosa de amor; su bondad amoroso nos acerca a Él llamándonos hijos, ningún ser humano podría suplir tan vehemente amor que continua haciendo invitaciones a los trasgresores; lo prometió, lo escribió, y lo cumplió, el amor puro y sincero que empeña su palabra y cumple su promesa con misericordia eterna para tener compasión de una raza caída. Isaías 54:8.

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.


AMOR BÍBLICO- PUENTE DE UNIÓN Y ESENCIA DE VIDA


EL AMOR ES PUENTE DE UNIÓN 
Y ESENCIA DE LA VIDA

Tres cosas duran para siempre: la fe, la esperanza y el amor; y la mayor de las tres es el amor. 1 Corintios 13:13.

Hace tiempo el Señor le dijo a su pueblo: pueblo mío, YO te he amado con amor eterno; y con el amor que produce misericordia inagotable te acerqué a Mí, Jeremías 31:3.

Podemos definir el amor tal como el orignal hebreo lo define, no como un simple sentimiento, sino como una decisión inquebrantable de alguien que sustenta y cuida en virtud de un pacto moral inquebrantable consigo mismo, para permanecer siempre dispusto a dar lo mejor a pesar de todo, de ahi es que se desprende el amor redentor, absoluto y eterno del Padre para dar a su Hijo en nuestro lugar y rescate, un amor lleno de inagotables riquezas y favores inmerecidos para el que lo recibe, Deuteronomio 7:9;  el amor es lo primero que Dios nos otorga cuando nos acercamos a Él. Es el amor Ahabah incondicional y fiel, elige dar hasta la vida con afecto, cariño, ternura, tiempo, compañía y protección incondicional, no esperando nada a cambio; quien decide amar así, ha escogido a alguien para dar todo lo mejor de sí mismo, aún su propia vida, no por lo que esa persona represente, sino porque es amor voluntario, y comprometido pase lo que pase, y a pesar de todo lo que suceda, ese es el amor de Dios, representado en el amor sacrificial de Cristo en la cruz. Con amor eterno te he amado, por eso te te tratado con misericordia. Jeremías 31:3.

El amor como un sentimiento es jibá, se refiere al sentir bondadoso y la emoción del alma expresada en acciones morales de bien; Jesús se refiere a este amor misericordioso cuando manda amar al prójimo como a sí mismos y amar a los enemigos, es ese cálido afecto amable que emana de un corazón sincero y limpio, libre de toda mezquindad; es ese amor que busca el bien de otro como lo deseamos para nosotros mismos, un afecto que agrada y acepta a la gente, reconociendo la imperfección humana pero divinamente diseñados a la imagen y semejanza del Creador. Por su parte, el amor de hombre a mujer ohev otaj y de mujer a hombre es ohevet otja, amor de dos semejantes diferentes en esencia pero que se necesitan, se completan y se complementan para formar un todo único. Efesios 5:25-33. En el verso 28 ordena a los esposos amar a su esposa como a su mismo cuerpo que alimenta y cuida porque nadie se aborrece así mismo, y los esposos son uno solo.

Dios es la máxima fuente de amor y Jesucristo el ejemplo cumbre del amor; Dios es un océano de amor y una llama ardiente de amor que no se apaga porque cada instante nos prolonga su bondad; el amor no tiene que ser perfecto entre los humanos, sino sincero y responsable, aborrezcan el mal y aférrense al bien, Romanos 2:9.

1. El amor como principio y valor, Sean humildes y amables; tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor, Efesios 4:2; este amor proviene del fruto del Espíritu Santo; tiene carácter, determinación y elección libre, enfrenta una actitud responsable y seria frente al ser amado y las circunstancias que los rodean. Es incondicional, sincero y verdadero, cubre todas las faltas, pasa por alto todo error y extiende su perdón las veces que sea necesario. Está lleno de humildad, amabilidad, paciencia y tolerancia frente a los demás.

El amor como principio es fruto de Espíritu, es genuino, no fingido, siempre es limpio y no engaña, ni hiere con mentiras ni ofensas; la grandeza del amor es que se vive en función del otro y para el otro con generosidad y bondad; no es egoísta, ni jactancioso ni arrogante, no se porta groseramente, no se enoja por cualquier cosa, no recuerda lo malo que le han hecho, no hace injusticia, sino se goza con la verdad, todo lo perdona, todo lo sufre y lo cree, 1 Corintios 13:4-7.

Es amor eterno, imperecedero, único, ilimitado, perseverante y compasivo. Es la máxima fuerza que mueve el universo hacia el bien y la justicia, porque Dios es amor, y el que no ama, no ha conocido a Dios, 1 Juan 4:8. Es un amor que ama a todos y sirve a todos sin discriminación ni preconceptos porque es universal y eterno. El amor habla, instruye y direcciona como lo hace Dios hablándonos todo el tiempo.

2. El amor como virtud y sentimiento Ámense unos a otros con amor fraterno, respetándose y honrándose mutuamente, Romanos 12:10; es el resultado del fruto en la demostración de afecto natural del alma; es un amor noble, maduro y manifiesto, que respalda y apoya, no lastima, tampoco se aleja ni da la espalda; es honesto; sustenta y alimenta las relaciones con dignidad, seriedad, fidelidad y profundidad, sobre la base de la justicia, la unidad, la libertad y la paz.

Aquel que sabe amar busca soluciones, la estabilidad y la conservación de los vínculos afectivos, quien no sabe dar amor, tampoco sabe recibirlo; cuando entablamos una relación no es para buscar que el otro me haga feliz, es para forjar una relación que dure, donde ambos trabajan y defienden esa unión mientras Dios nos de vida.

Amar y ser amados es un trabajo en equipo donde luchan juntos para vencer obstáculos, destruir las particularidades que separan, tales como el orgullo, la soberbia, los celos, la falta de perdón, evitando el agoísmo y la dureza de acciones y actitudes que crea víctimas y tiranos, todo lo cual lleva a la destrucción, lo que podría haber resultado fructífero y con un final feliz, Para que sean alentados sus corazones, y unidos en amor, alcancen todas las riquezas que proceden de una plena seguridad de comprensión, resultando en un perfecto entendimiento, del misterio de Dios, que es Cristo mismo, Colosenses 2:2. ¡Ama como desees que te amen a ti!

El amor es la VIRTUD EXCELENTE, que comunica como un puente que acorta las distancias, rompe la división, salva los obstáculos, une a dos personas que estaban distantes, rompe y reconcilia abismos que separan, acerca las vidas y da acceso a nuevos cambios, el amor como un puente soporta las cargas y finalmente, es el punto estratégico de visión conjunta, donde dos o más personas pueden manejar excelentemente todo un complejo de acciones conjuntas que marquen la diferencia entre la división y la separación, la derrota y la victoria, y entre la vida y la muerte. Si alguno dice: yo amo a Dios, y al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues si uno no ama a su hermano, a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve, 1 Juan 4:20.

CARACTERÍSTICAS DEL AMOR BÍBLICO 
1 Corintios 13:4.


a. El Amor es sufrido y sacrificado. Así se entregue el cuerpo a las llamas, nada se gana sin amor, sería como Ricaurte en San Mateo, en átomos volando. El amor de Dios debe ser sacrificial en los creyentes, eso creará iglesias radicales pero no fanáticas, se dará la vida por los amigos y los demás si es preciso.

bEl amor es benigno y bondadoso. Porque debe nacer de un corazón inclinado a lo bueno, sin malicia ni malas intenciones. El que no es bondadoso, hace el oso.

c. El amor es paciente. El verdadero amor lleva implícita la paciencia, el ingrediente perfecto para desarrollar carácter maduro y estable en Dios, debe ser usado en el trato con la gente, para soportar con serenidad amorosa las diferencias y estar dispuestos a esperar en Dios.

d. El amor no tiene envidia. El verdadero amor es como una llama que inspira confianza y seguridad alegrándose con el que está feliz y entristeciéndose con el que sufre. La envidia es como una maligna bacteria que contamina el corazón humano, éste se disgusta y se entristece por el bienestar ajeno, es uno de los males que tiene en decadencia la calidad humana de hoy.

e. El amor no es orgulloso. Un orgulloso está lleno de envanecimiento, jactancia y vaciedad interior. El amor verdadero renuncia al ego, es humilde, al servicio del otro. La jactancia mira despectivamente y dice: usted no sabe quién soy yo, no sabe con quién se metió. Una persona humilde no tiene mayor ni menor concepto de sí misma, sino que considera que todos valemos mucho en esencia, dones y características de unicidad. El humilde ama Dios, y por lo tanto está al servicio de todos. El orgulloso no es amoroso, sino odioso.

f. El amor no es rudo. Ser rudo es ser tosco, áspero, ordinario, basto, descortés, grosero y obtuso. Es que el amor verdadero no hace ninguna cosa  indebida, nada peor que pensar como muchos: porque te quiero te golpeo, eso es tosquedad violenta. El hombre que ama verdaderamente a una mujer, la cuida, la protege, la complace y la ama, y la rudeza es contrario a lo que Dios quiere, suavidad y delicadeza en afecto respetuoso.

g. El amor no es egoísta. Algunos creerán que egoísmo es lo mismo que envidia, pero no es así, el egoísmo es centrarse en uno mismo, lo cual nos hace ingratos hasta el punto de llegar a ser maltratadores. Así que busquemos el bien de otros, antes que lo de nosotros. Porque aquel que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio. El amor verdadero es altruista y se refleja en el otro.

h. El amor verdadero no se enoja fácilmente. La irritación es característica de las relaciones interpersonales disfuncionales. Se enojan por cosas insignificantes, no tienen el don de enfrentar un diálogo amable. La irritación no es amor, es cuestionamiento, siempre vamos a enfrentar disparidad y diferencia, por eso debemos buscar el acuerdo mutuo. Dice un siervo de Dios: cuando en una pareja, ambos están de acuerdo de inmediato, es una muestra clara e inequívoca, que alguno de los dos ya es un retrasado mental; porque siempre tendremos cosas para arreglar, pues nadie es exacto a otro. Así que amor irritable, es amor cuestionable.

i. El amor no guarda rencor. Así como Dios nos dice: Jamás me acordaré de tus pecados. YO, YO SOY el que borro tus trasgresiones por amor a Mi mismo, y no me acordaré de tus pecados. Isaías, 43:25 y Hebreos 10:7. Pero muchas veces no somos capaces de imitar a Dios, Él no guardar rencor, no se trata de perdonar con amnesia total, sino que si recuerda, no hay atormenta ni hace daño porque la herida ha sanado completamente. El rencor es la corrupción del amor, así que amor sin olvido es amor corrompido.

j. El amor no se deleita en la maldad de la injusticia. Alguien que amó o ama verdaderamente jamás amenaza, ni siente deseos de venganza, eso es algo desquiciado, por eso el amor sin justicia, se desquicia.

k. El amor verdadero se regocija en la verdad. El amor sincero no puede mentir ni engañar, porque Dios es amor y verdad, así que el amor va de la mano con la verdad, y quien miente en el amor, miente en todo lo demás, no será una persona confiable ni sincera.

l. El amor todo lo disculpa. El no está parcializado, sino que todo lo pasa por alto, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta, por lo tanto sabe disculpar, perdonar y servir incondicionalmente y con compromiso.

m. El amor jamás se extingue. El amor es semejante al gran sol que jamás pierde su brillo, no se apaga y da calor. El amor no es mirarse uno al otro, es mirar ambos en la misma dirección.

No me mueve, mi Dios para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. TÚ me mueves Señor, muéveme el verte clavado en esa cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muéveme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no espera, lo mismo que te quiero te quisiera. Teresa de Ávila.

Lic. MEHC, hija del Dios vivo real y verdadero y servidora de su reino.